«Ars Burgensis», la fundación con la que conservar, promover y difundir el patrimonio religioso

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«Ars Burgensis» es el nombre de la nueva fundación presidida por el arzobispo de Burgos, mons. Mario Iceta, creada con el fin de «modernizar los protocolos de la conservación, promoción y difusión del patrimonio religioso, cultural, histórico y artístico que atesora la Iglesia que peregrina en Burgos». Resueltos los requisitos legales y administrativos para su puesta en marcha, esta mañana ha tenido lugar la sesión constitutiva de esta entidad, conformada por seis miembros de la archidiócesis, a los que se podrán sumar hasta siete miembros más, entre los que se optará por responsables de cultura de la Diputación Provincial y la Junta de Castilla y León, expertos en Historia del Arte de la Universidad de Burgos, un representante de la fundación Círculo y otros tres miembros de libre designación propuestos por el arzobispo para un período de cuatro años prorrogables. Rodrigo Sáiz ha sido designado director general de esta nueva entidad.

 

De esta manera, la fundación pretende promover la conservación, restauración, protección, investigación, interpretación y difusión del patrimonio, propiciando la apertura de los templos y organizando adecuadamente las visitas a los monumentos. Para ello, se propone concurrir a todo tipo de subvenciones y ayudas convocadas a tal fin, promoviendo el desarrollo cultural, social y económico del lugar y el entorno donde está presente el patrimonio. Entre los fines de la entidad, también figura la implantación de tecnologías en el estudio, conservación y difusión del patrimonio, lograr la eficiencia energética de los edificios y participar en proyectos culturales con otras entidades canónicas o civiles tanto nacionales como extranjeras.

 

Tampoco se olvidará esta fundación de poner en valor el rico patrimonio histórico, artístico y cultural, a través de la formación y asesoramiento en materia de patrimonio cultural, mediante jornadas, seminarios o conferencias que resulten de interés. Asimismo, concederá becas y promocionará estudios, proyectos o investigaciones para el conocimiento, la protección, la puesta en valor o la difusión del patrimonio cultural de la archidiócesis de Burgos.

 

Ars Burgensis está inscrita en el registro de Fundaciones de Castilla y León y se rige por sus propios estatutos, firmados recientemente ante notario por los patronos diocesanos.

 

Transparencia y buen gobierno

 

Con esta entidad jurídica, la archidiócesis se dota de un nuevo organismo para atender la conservación, difusión y protección del patrimonio eclesiástico, posibilitando así nuevas vías de financiación, además de las habituales hasta la fecha.

 

Deberá destinar al menos el 70% de sus recursos a la consecución de estos fines, siendo la transparencia y la rendición de cuentas unos de los objetivos primordiales de la nueva fundación, en la que ninguno de los miembros recibirá retribución económica alguna. De hecho, será el patronato reunido quien deberá aprobar las cuentas de cada ejercicio y hacerlas públicas en una memoria, de acuerdo con lo previsto en las disposiciones legales que integran el régimen jurídico de las fundaciones de competencia de la Comunidad de Castilla y León. Además, dichos modelos se ajustarán a los modelos establecidos en el Plan General de Contabilidad para las entidades sin fin de lucro que resulte aplicable en función de las características de la entidad.

 

Con Ars Burgensis, la archidiócesis quiere cuidar un patrimonio al que define como «legado de la fe y de la forma de ser del pueblo cristiano» en esta tierra y que debe ser «mantenido, acrecentado y entregado a las generaciones venideras».

El acompañamiento y la sinodalidad, prioridades pastorales para el nuevo curso

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acompañamiento sinodalidad

 

El plan de pastoral ‘Peregrinos de Esperanza’ aborda el modo en que la Iglesia en Burgos quiere poner en práctica las conclusiones de la última Asamblea Diocesana. Las numerosas propuestas de su documento final decidieron abordarse en el transcurso de los sucesivos cursos pastorales, poniendo énfasis en algunos de sus puntos clave. Si el año pasado se hizo especial hincapié en la promoción del primer anuncio, este año, la archidiócesis se plantea como meta impulsar el acompañamiento y seguir desarrollando la sinodalidad.

 

Según explican desde la vicaría de Pastoral, se desea prestar atención a estos aspectos «porque los tenemos menos desarrollados, son más difíciles o hacen más falta». De esta manera, la idea del acompañamiento y la sinodalidad deberán «recogerse y concretarse también en las programaciones y proyectos de cada organismo diocesano y de las diversas comunidades cristianas, parroquias, arciprestazgos, vida consagrada y movimientos laicales».

 

Para ello, desde el equipo que configura la vicaría de Pastoral ofrecerán formación sobre el modo de desarrollar el acompañamiento. También plantean ofrecer propuestas concretas para la inserción en la comunidad cristiana y la continuidad más allá del primer anuncio, promoviendo así un proceso continuado a través de grupos de vida. También se impulsará la ejecución del plan diocesano de pastoral Familiar, con la creación de una red de agentes parroquiales y la educación afectivo-sexual de adolescentes y jóvenes, con nuevos métodos y personas preparadas para ejecutarlo.

 

Sinodalidad

 

Para seguir caminando en sinodalidad, las propuestas para el próximo curso se centran en participar en el Jubileo Universal del año 2025, que coincide con el 950 aniversario de la erección de la diócesis de Burgos. De esta manera, se pide que las diversas actividades que se programen «ayuden a crecer en conciencia diocesana y en misión evangelizadora».

 

También se proseguirá en la constitución de unidades pastorales, la promoción de ministerios laicales y la formación práctica acerca del discernimiento y la conversación espiritual como medio y modo de funcionar habitual en ámbitos de decisión.

Disfrutemos de la naturaleza y cuidemos la Creación

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Creación

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Espera y actúa con la Creación es la invitación que nos dirige el Papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que celebramos el próximo 1 de septiembre.

 

Con la única intención de que nuestra vida sea «canto de amor por Dios y cuidado de nuestra casa común», el Santo Padre pone su mirada en la carta que san Pablo escribe a los romanos (cf. Rm 8, 19-25), donde el apóstol de los gentiles se concentra en la esperanza cierta de la salvación por medio de la fe, «que es la vida nueva en Cristo».

 

Esta invitación clara a vivir según el Espíritu para esperar y actuar en consonancia con la Creación, y a hacerlo más adentro aún del corazón de Cristo, implica «vivir una fe encarnada» que, en palabras del Papa, «sabe entrar en la carne sufriente y esperanzada de la gente». En Jesús, el Hijo eterno hecho hombre, «somos verdaderamente hijos del Padre». Un gesto que nos invita a ser todos uno en el Amor, amándonos como Él nos ama (cf. Jn 13, 34-35) para hacer del Evangelio el único camino de verdadera salvación.

 

Hemos de renacer cada día, y no solo del agua y del espíritu, sino «de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4, 4). A veces con gemidos, otras en silencio, pero siempre con un profundo anhelo de amor.

 

La Creación entera gime (cf. Rm 8,19-22), los cristianos gimen (cf. vv. 23-25) y gime el propio Espíritu (cf. vv. 26-27), revela el Santo Padre en su mensaje para esta Jornada. Por ello, toda la Creación «está implicada» en este proceso de un nuevo nacimiento. Un gemido que espera la tan ansiada liberación: «Se trata de un crecimiento escondido que madura, como “un grano de mostaza que se convierte en un gran árbol” o “levadura en la masa” (cf. Mt 13, 31-33)». Los comienzos son insignificantes, manifiesta, «pero los resultados esperados pueden ser de una belleza infinita».

 

Porque el amor a Dios y a los hermanos nos mueve a promover la naturaleza que Él mismo nos ha legado para que la cuidemos, la protejamos y la hagamos fecunda.

 

A menudo me estremezco al contemplar los hermosos paisajes de Castilla, o las puestas de sol en la calma serena del atardecer. Es el reflejo de la belleza de Dios, plasmada en la obra de sus manos que genera en nosotros el agradecimiento profundo y la admiración que estremece, capaz de calmar cualquier corazón desolado o en ruinas.

 

Cuántas veces nos arrepentimos de no apartar por un instante nuestras ocupaciones para contemplar la belleza que el Creador ha hecho surgir a nuestro alrededor.

 

El cuidado de la creación, insiste el Papa en su carta, «no es sólo una cuestión ética», sino también «eminentemente teológica», pues «concierne al entrelazamiento del misterio del hombre con del misterio de Dios». Este detalle, que «se remonta al acto de amor con el que Dios crea al ser humano en Cristo».

 

Ponemos la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que celebraremos el próximo domingo, en las manos de María. Y así como todos somos llamados por el Padre para labrar y cuidar su admirable jardín (cf. Gn 2, 15), no podemos olvidar que la salvación del ser humano en Cristo es, también y como afirma el Santo Padre en su mensaje para esta Jornada, «esperanza segura para la Creación».

 

Con afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa
Arzobispo de Burgos

«Venid a un sitio tranquilo a descansar»

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verano descansar

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

«A menudo, luchamos por tener nuestro tiempo libre, pero hoy Jesús nos invita a encontrar el tiempo que nos libera», reveló el Papa Francisco durante una de sus audiencias en 2023, mientras comentaba la parábola de Jesús sobre los invitados a la boda. El Santo Padre, de esta manera, exhortaba a disfrutar del tiempo de descanso en Dios: periodo que, en definitiva, libera al ser humano de aquello que le lastima en lo más profundo.

 

Dios, en su infinito amor, sigue convocándonos cada día a su Banquete de misericordia: «No se da por vencido», sino que «sigue invitando»; es más, «amplía la invitación hasta que encuentra quien la acepte entre los pobres», destacaba el Santo Padre.

 

El tiempo dedicado a Dios jamás carece de sentido; máxime en esta estación veraniega en la que gozamos de más tiempo de descanso. La familia, la parroquia, la escuela y el tiempo libre son los pilares fundamentales de la educación que van construyéndonos como personas y, paso a paso, gesto a gesto, van moldeando lo que somos y hacemos por y para los demás.

 

Este tiempo estival de descanso y contemplación es un momento especial para renovar y profundizar en la relación con Dios. La Creación nos invita a cultivar el sosiego, a contemplar esos detalles que permanecen callados durante el resto del año, a dejarnos prender por su consuelo y su paz para estar más cerca todavía del corazón del Padre.

 

«Sólo el corazón que no se deja secuestrar por la prisa es capaz de conmoverse», dijo en otra ocasión el Papa. Una llamada importante a no dejarse llevar por uno mismo y por las incontables tareas que nos agobian y
nos alejan de los demás.

 

El cansancio interior puede llegar a nublar nuestra vida y, por añadidura, nuestra fe. Por ello, dejar a un lado la agenda repetitiva y dedicarle nuestro tiempo al prójimo supone mirar a los ojos al Señor, recordar que
permanecemos en su presencia y volver a su mirada compasiva que nunca abandona a quien cuida de sus hijos: «Yo estoy contigo», dice el Señor, «y te guardaré dondequiera que vayas» (Gn 28, 15).

 

«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco» (Mc 6, 30-34), les dice Jesús a sus apóstoles, después de que estos le contasen todo lo que habían hecho y enseñado en la misión que les había encomendado. «Eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer», recuerda el evangelista Marcos. Y se fueron en barca a un sitio tranquilo, apartado de todo, donde poder reposar el peso de su cansancio. Más tarde, al desembarcar, el Señor se encontró con una gran multitud que le esperaba y que andaba como oveja sin pastor. Y entonces Jesús, renunciando a su descanso por amor, se compadece y «se puso a enseñarles con calma».

 

Buscad la mirada del Señor, descansad en su presencia y dejaos seducir por su mano delicada y dócil.

 

Y reposad, también, en María, mujer fuerte del sosiego, quien aplacó el llanto de su Niño en su regazo de paz. Que Ella nos calme con ese mismo abrazo y podamos decir, como Jacob al despertar de su sueño, «ciertamente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía» (Gn 28, 16).

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa
Arzobispo de Burgos

Faustino Díez: «La música sirve para transmitir la fe a los jóvenes»

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Faustino Díez Iglesia nació en 1967 en Burgos capital, donde siempre ha vivido. A los 12 años, ingresó en el Seminario donde cursó sus estudios, incluidos los de Teología. Casado y con un hijo, ha ejercido la docencia en diversos colegios como Jesús Reparador, San Juan de la Cruz, San Pedro y San Felices y actualmente es director del colegio Niño Jesús. La creatividad, la música y los valores cristianos han sido referentes en su trayectoria vital. Es autor de siete trabajos discográficos, con títulos como ‘Fiesta del Amor’, (Madrid 1995), ‘Tu luz en la noche’ (1996), ‘Serpiente y Luna’ (Barcelona en 1991), ‘Confía en él’ (realizado en 2003, presentado en el Aula Pablo VI del Vaticano), ‘Amor desvelado’ (disco-libro de 2012) y ‘Entrenosotros’, presentado en el Teatro Principal de Burgos en 2013. Además es el fundador de S.U.M., un grupo de alumnos del colegio Niño Jesús que forman una asociación juvenil cuya actividad principal es la música solidaria y orientada hacia la sensibilización y defensa de los derechos de niñas y mujeres.

 

Faustino Díez Iglesia

 

¿De dónde proviene esa fe arraigada y profunda que tienes?

Sin duda es una fe heredada de mi familia, que he mantenido desde que nací y que ha sido el motor de mi vida en todos los aspectos. He vivido siempre la fe con intensidad, no por rutina, y ello me ha llevado a una actividad permanente. A los 12 años ingresé en el Seminario de Burgos, donde terminé los estudios de Teología y, tras un periodo de reflexión, entendí que mi vida no era el sacerdocio sino la familia, la docencia, la música y trabajar para transmitir los valores de la fe a otras personas.

 

Y ya en el Seminario te sientes atraído por el ámbito artístico y comienzas a buscar tu propia creatividad…

Sí, fue en los años del Seminario cuando sentí esa vocación y me pareció que si quería transmitir el evangelio lo tenía que hacer a través de mi vida, con actividad, conectando con la actualidad del momento. Esa es la clave: para transmitir los valores cristianos es imprescindible hacerlo en clave de presente, no de pasado, sino de vida actual. Y de ahí nace precisamente mi primer proyecto para transmitir esos valores, que fue ‘Paradigma’.

 

¿Cómo surgió y qué es ‘Paradigma’?

Era un coro de chavales que formé en la parroquia de Fátima en el que vimos la necesidad de cantar de otra manera en las celebraciones, con una música diferente, más actualizada con el momento, era una música de rock aplicada a los momentos de la misa de los jóvenes. El efecto fue muy positivo. Eran canciones creadas para cada momento concreto de la misa y de ahí surgió el disco ‘La fiesta del amor’, que luego grabamos en Madrid. En ese coro había chicos que luego han seguido adelante con su vocación musical, algunos bastante conocidos.

 

¿Y conseguisteis hacer vivir a los jóvenes la eucaristía?

Es complicado, porque la eucaristía es un misterio en el que Dios se transforma en pan, en alimento, y nosotros lo intentamos a modo de metáfora, en la que destacamos el valor del pan como alimento sin el cual no hay fuerza para poder vivir y superar los avatares de la vida. De aquellas canciones existe una grabación en cassette, que tuvo mucho tirón y contó con el reconocimiento de la Comisión Nacional de Liturgia. Para mí fue muy positivo y me impulsó a llevar a cabo nuevas ideas.

 

¿Qué vino después?

Luego me involucré en ‘Tu luz en la noche’, un teatro musical también destinado a los jóvenes, realizado por el grupo de teatro La Salle. Era un proyecto ambicioso, con música e interpretaciones en directo. Para mí fue la antesala de otro trabajo, ‘Serpiente y Luna’, que se compone de poemas y va más allá de lo puramente cristiano, a mí me sirvió para darme cuenta de que podía dar un salto desde lo religioso a lo estrictamente artístico en general.

 

Y a partir de ahí llega SUM…

Sí, es mi proyecto actual, aunque ya llevamos 8 años y estoy muy satisfecho de todo lo que vamos haciendo. Es un grupo musical compuesto por alumnos y ex-alumnos del colegio Niño Jesús, a los que enseñamos a cantar y tocar instrumentos como la batería, el bajo, la guitarra y tocamos en conciertos, festivales, incluso verbenas, donde nos llaman. Nuestra temática son los derechos de la mujer y de las niñas. Son canciones de amor y desamor, de la vida real, en las que destacamos el valor de la amistad, el trabajo, el esfuerzo, con un estilo musical muy rock. Hemos sacado ya varios discos: ‘Razón de ser’ fue el primero; luego hicimos un disco libro titulado ‘Espacio Vital’, después ha sido la historia del grupo con el trabajo ‘Tus ojos, mi voz’, mezclando fotografías con nuestras canciones, y lo último es un disco con el que estamos muy ilusionados, ‘A tiempo real’, que pone de relieve que los jóvenes de hoy deben tener el protagonismo que merecen en nuestra sociedad. Además, nuestras actuaciones no tienen ánimo de lucro y destinamos los ingresos a causas benéficas.

 

¿La música sirve para transmitir la fe a los jóvenes?

La música y las actividades de ocio son fundamentales para involucrar a los jóvenes en la vida que propone el evangelio, basada en la amistad, el amor, el sacrificio y la entrega, así lo he entendido en mi vida y siempre he intentado hacerlo realidad.