El Museo Sacro, punto de encuentro entre música y literatura en Sonorama Ribera

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sonorama ribera aranda de duero

 

Al igual que ocurriera el año pasado, el Museo de Arte Sacro de San Juan, en Aranda de Duero, se convertirá este verano en «Escenario Sonorama». Será el recinto en el que se celebre la programación paralela en la que dialogan música y literatura bajo el título «Sonorama también se escribe». Las tertulias e intervenciones musicalizadas se celebrarán los días 8, 9 y 10 de agosto.

 

Ana Medina y «Escucha esta canción» serán las encargadas de inaugurar el ciclo. Es la primera novela de “@asidesastre”. Esta autora burgalesa multifacética, experta en comunicación y apasionada de la música, compartirá el proceso creativo de su obra que, en palabras de Dani Martín, es «una historia de amor, de amistad, de trabajo y  sobre todo y como la vida de su autora, es una carta de amor a la música».

 

El viernes, la organización anuncia «una de las jornadas más emotivas, apasionantes y emocionantes de la historia de Sonorama también se escribe». Fernando Navarro y Jaime Gandía compartirán la historia de una novela que ha conmovido a todo el país: «Algo que sirva como luz», el viaje de supervivencia, resiliencia y superación de los miembros de Supersubmarina.

 

La programación se completa el sábado con uno de los autores contemporáneos más reconocidos en la escena literaria española. Miqui Otero, ganador del Premio Ojo Crítico, presentará en el Museo de Arte Sacro su nueva novela «Orquesta», además de hacer un recorrido por toda su trayectoria.

 

Tras «Sonorama también se escribe», está la colaboración de la Escuela de Escritores. Se ha convertido en los últimos años en una de las actividades más queridas por el público del festival y del testimonio del compromiso de Sonorama Ribera con la cultura y las artes.

Patrimonio: Así se rescata un retablo

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Quintanilla del Monte en Rioja es un pequeño pueblo cerca del límite de la provincia de Burgos con La Rioja, en la comarca de Montes de Oca. Tan pequeño que solo viven en él dos personas. Su iglesia, imponente en medio del pueblo, no pasa por su mejor momento. Solo se celebra una misa al año, con motivo de la fiesta de la Virgen Blanca, que se conmemora a primeros de septiembre. Y ni siquiera se hace en el templo parroquial, sino en la cercana ermita. La razón es el deplorable estado de conservación, que hace incluso peligrar la estabilidad del inmueble. La falta de mantenimiento durante años, en especial del tejado, ha hecho que el agua haya ido filtrándose por los muros, horadando poco a poco su interior hasta volverlos inestables. Una cubierta de chapa, instalada hace pocos años, sólo ha ralentizado un deterioro que ya es irreversible.

 

Ángel Santamaría, su párroco, lleva seis años en el pueblo y nunca ha podido presidir una misa en el templo. Asegura que no sabe cuándo fue la última que se celebró. Al entrar en la iglesia salimos de dudas. Un cirio pascual a medio consumir nos da la pista. «2009», puede leerse entre la cruz y las letras alfa y omega. 15 desde la última vigilia pascual, 15 años sin culto.

 

Todas estas razones hacen que sea perentorio rescatar del interior de la iglesia todo lo que se pueda antes de que se venga abajo. Y eso incluye, también, los retablos. El Taller Diocesano de Restauración ha acudido para desmontar uno de los retablos y, tras restaurarlo, ofrecerle una nueva vida en otro lugar con más vida: el Museo del Retablo, situado en la iglesia de San Esteban de la capital burgalesa.

 

El retablo que vienen a buscar se encuentra frente a la puerta de entrada. Es del siglo XVI y, a pesar de la situación general del templo, se encuentra en buen estado. En apenas unos minutos, los operarios de Batea Restauraciones, la empresa con la que trabaja el taller, han empezado a montar el andamio que permita acceder a los cuerpos más altos del monumento. Comienzan desarmando el remate, para seguir por el segundo piso, después el primero, y terminar retirando el banco. En menos de 20 minutos, el retablo está troceado y listo para ser trasladado al taller.

 

Pero, ante el estado general del inmueble, los «rescatadores» deciden tratar de salvar todo lo posible. Y eso incluye el retablo neoclásico de una de las capillas laterales (en la imagen central) y las imágenes y adornos del retablo mayor. Este último, barroco y de gran belleza, es insalvable, ya que soporta en su ático parte de las cargas de la bóveda, que los nervios ya no son capaces de sostener por sí mismos. Retirarlo pondría en peligro inmediato la integridad del templo, explica el director del Servicio Técnico de Obras del Arzobispado, Miguel Ángel Ortega, también desplazado a Quintanilla del Monte en Rioja para evaluar el estado estructural de la iglesia.

 

El director del Taller, Antonio García Ibeas, necesita hablar con el delegado de Patrimonio de la archidiócesis, Juan Álvarez Quevedo, porque la retirada de este segundo retablo no estaba prevista, y en el taller no hay sitio para más. Es posible que, dado su buen estado de conservación, se pueda colocar en alguna de las parroquias de nueva factura que la archidiócesis ha construido en la capital y que no gozan de la magnificencia decorativa de las antiguas.

 

De momento, los operarios han desmontado este retablo, dejando a la vista unas pinturas previas al encalado de los muros. También se atestigua que, para instalarlo, fue necesario recortar los nervios de la capilla lateral, así como hacer un hueco en el grueso muro para que cupiera el monumento. El tiempo –y el delegado de Patrimonio– dirán dónde se podrá colocar este retablo.

 

Mientras tanto, los operarios cargan en las furgonetas el primer retablo que han desmontado y las imágenes del retablo mayor. Su destino: el Taller de Restauración. Allí, este verano, un grupo de jóvenes estudiantes que cursan el Grado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la Universidad del País Vasco (UPV) realizará prácticas sobre ellas, recuperando su esplendor para que tengan una vida nueva.

Convocatoria de prensa: presentación de la campaña ProTemplos

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El domingo 11 de agosto, la archidiócesis de Burgos celebra una nueva edición de su tradicional campaña ‘ProTemplos’, con la que recaudar fondos con los que rehabilitar iglesias y ermitas en la provincia que no pueden acogerse a otras ayudas habituales.

 

Para presentar los objetivos de esta campaña y hacer balance de las inversiones realizadas en el último año, la oficina de información del Arzobispado de Burgos convoca a los medios de comunicación a participar en una rueda de prensa que tendrá lugar el viernes 9 de agosto a las 10:15 horas en el salón de actos de la Casa de la Iglesia (Eduardo Martínez del Campo 7). En el acto intervendrán:

 

  • Mariola Rilova de la Hera, ecónoma diocesana
  • Juan Miguel Gutiérrez Pulgar, sacerdote, párroco de 45 pueblos en Merindades, miembro de la comisión de patrimonio cultural y presidente de la Fundación Monasterio Santa Maria de Rioseco
  • José Luis de Miguel Fuentes, presidente de la asociación Re&Re Paramo de Masa y concejal del ayuntamiento de Merindad Río Ubierna

 

Duración aproximada: 20 minutos

Especial ‘Protemplos’: Un ingente patrimonio al servicio de todos

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1.490. Es el dato con el que Juan Álvarez Quevedo, delegado diocesano de Patrimonio, cifra el número de inmuebles con los que cuenta la archidiócesis de Burgos, sin sumar casas rectorales y monasterios. Millar y medio de tejados que suponen un valor cultural, artístico y patrimonial difícil de mantener y a cuya tarea desgasta su tiempo desde hace tres décadas. Asegura que el futuro de tal legado patrimonial es «negro e incierto», aunque tras echar la vista atrás, reconoce que casi siempre ha sido así: «El Patrimonio seguirá salvándose a pesar de las dificultades, porque siempre seguirá habiendo inquietud por parte de los organismos, la sociedad y las parroquias y continuará conservándose. Cada iglesia que arreglemos es una más restaurada y una menos que estará en la ruina», explica, mientras considera que el volumen de templos es tan elevado que lo califica como «losa pesada». Todo ello sin olvidar el cuidado de los bienes que albergan, entre retablos, pinturas, esculturas y obras de orfebrería.

 

La inmatriculación de los inmuebles a nombre de la Iglesia la hace responsable de su gestión y conservación –«que harta carga es»–, aunque el delegado de Patrimonio sostiene que eso no signifique que tenga que cubrir con todos los gastos de su mantenimiento y rehabilitación. «Una vez restaurado, está al servicio y beneficio de todos. Cuando alguien aporta algo en el arreglo de una iglesia ahí queda, nadie se va a llevar el templo con ruedas, y la Iglesia, como garante y propietaria, lo pone al servicio de toda la sociedad», argumenta.

 

Por eso, en los 29 años que lleva al frente de la delegación de Patrimonio, Álvarez Quevedo ha sido testigo de los más diversos medios con los que salvaguardar el patrimonio histórico artístico de los pueblos de la provincia. Un ejercicio de ‘política’ a varias bandas en el que participan distintos protagonistas, como el ministerio de Cultura, con la financiación de algún apoyo de gran calado, sobre todo en la catedral, o la Junta de Castilla y León, que colabora, sobre todo, en la rehabilitación de edificios catalogados como Bienes de Interés Cultural, 85 en la provincia. Diputación, ayuntamientos, parroquias y Arzobispado son los otros grandes promotores de la restauración de edificios. Además del conocido como ‘Convenio de las Goteras’, Álvarez Quevedo señala que el ente provincial tiene interés en «diversificar los recursos» y destinarlos no sólo a restauración de iglesias, sino, también, a elementos tradicionales, como retablos, en una «proyección que antes no existía y que demuestra una ampliación de las ayudas». En el acuerdo de las ‘Goteras’, los ayuntamientos también se implican aportando su cuantía correspondiente, al igual que las parroquias. En muchos casos, son incluso los propios feligreses los que promueven campañas de micromecenazgo para la recuperación de algunos de los bienes de sus templos, como los que impulsan Quintanilla de Rio Fresno, Masa, Villamorón, Escalada, Valdezate o Busto de Bureba, entre otros. También hay ayudas específicas y campañas especiales para obtener recursos, como ‘Pro Templos’, que se celebra cada mes de agosto en todas las parroquias.

 

«El Patrimonio seguirá salvándose a pesar de las dificultades, porque siempre seguirá habiendo inquietud por parte de los organismos, la sociedad y las parroquias y continuará conservándose»

 

Como explica Álvarez Quevedo, a la hora de restaurar los bienes eclesiásticos, el papel de los donantes es fundamental, y hay que respetar los donativos que quieren invertir en la rehabilitación de ciertos bienes, aunque no sean los más urgentes ni necesarios. Con todo, los recursos siempre son limitados y por eso están naciendo nuevas propuestas con las que conseguir fondos para la recuperación del Patrimonio, como las fundaciones: «Las parroquias y las entidades con cif religioso reciben cada vez menos fondos públicos, que se invierten, como es lógico, en sanidad, educación o arreglar carreteras. Por eso se proyectan otros sistemas de ayuda que son las fundaciones», donde varios patronos se alían para aportar recursos, conseguir financiación y lograr otro tipo de intervenciones.

 

La demanda es, por tanto, grande. Existen cerca de cincuenta templos en riesgo de ruina inminente y entre cuarenta y cinco y cincuenta necesitan una rehabilitación de forma urgente. La comisión diocesana de Patrimonio es el organismo que se encarga de recibir las peticiones de los párrocos, que han de presentar tres proyectos, que se estudian atendiendo a criterios «meramente técnicos». Arquitectos, el delegado de patrimonio, el vicario general, dos párrocos y la ecónoma diocesana son los encargados de analizar las propuestas y decantarse por la más idónea, después de visitar el lugar y comprobar las deficiencias. A partir de ahí, optan por un proyecto u otro. En el caso de los bienes muebles, se sacan a concurso con la publicación en la web de la archidiócesis de los retablos y esculturas que requieren intervención.

Fallece el sacerdote diocesano Bernardino Puente Martínez

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bernardino puente martinez

 

En la tarde de ayer, fallecía a los 94 años de edad el sacerdote diocesano Bernardino Puente Martínez. El funeral por su eterno descanso se celebrará mañana miércoles 7 de agosto, a las 12:00 del mediodía, en la iglesia parroquial de la Anunciación de Burgos, procediendo a la conducción del finado hasta el cementerio de Santa María Tajadura, la localidad que lo vio nacer el 20 de mayo de 1930.

 

Ordenado sacerdote el 17 de julio de 1955, su primer destino pastoral fue como párroco de Mazuelo de Muñó, Nocedo y Gredilla de Sedano. En 1958 fue enviado como párroco a Miñón de Santibáñez y la Nuez de Arriba. Una década después, en 1968, recibió el nombramiento como párroco de Cayuela y Cavia. En 1994 fue nombrado capellán del santuario de San Amaro de la capital. En 2007 cesó su actividad pastoral.

 

Tras 69 años de ministerio pastoral, la archidiócesis de Burgos llora su muerte y se une al dolor de sus familiares y amigos y pide a Dios por el eterno descanso de su alma. Que en paz descanse.