2014 06 25 RP: Presentación de las instalaciones del nuevo archivo diocesano

por administrador,

Burgos, 23 junio 2014 · El próximo lunes, 7 de julio, el nuncio de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini, inaugurará el nuevo archivo diocesano. Con tal motivo, y ante la agenda informativa prevista para la próxima semana, el miércoles 25 de junio, se presentará a los medios de comunicación locales las instalaciones del nuevo archivo.

El acto tendrá lugar en la sede del archivo, en la calle Eduardo Martínez del Campo (en frente de la Casa de la Iglesia) a las 10:30 horas. Intervendrán en el mismo:

  • Matías Vicario Santamaría, archivero diocesano
  • José Luis Esteban Vallejo, archivero diocesano
  • Arturo González de la Fuente, arquitecto de la obra

Para facilitar el trabajo a los gráficos, se procederá, en primer lugar a una breve visita por las instalaciones y acceso a los documentos más relevantes del archivo. A continuación, tendrá lugar una rueda de prensa sobre el trabajo del archivo diocesano.

 

Miércoles 25 de junio de 2014 a las 10:30 horas

Sede del nuevo archivo diocesano (C./ Eduardo
Martínez del Campo, en frente de la Casa de la Iglesia)

Duración aproximada, entre visita y rueda de prensa:
30 minutos

2014 06 23 lunes: resumen de prensa

por administrador,

Corpus Christi

Burgos vivió una festividad del Corpus Christi diferente y renovada, una ceremonia que fue recibida con un profundo respeto por parte de los miles de burgaleses y que tuvo momentos de gran devoción y comunión entre todos los participantes. Por otra parte, también se celebró la fiesta de El Curpillos:

 

Además, la localidad de Castrillo de Murcia revivió la fiesta del Colacho este domingo del Corpus:

 

Sociedad

El sábado, el Arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, ordenó como diáconos a los jóvenes burgaleses Félix Díez Díez y Eduardo Dorado Pardo. La ceremonia tuvo lugar en la catedral de Burgos:

 

Ante la falta de sacerdotes en algunas regiones, las religiosas celebran la la Liturgia de la Palabra y de la Comunión:

 

Cultura

Los vecinos de Aguilar de Bureba reclaman a la Consejería de Cultura que preste un poco de atención a la iglesia del pueblo, declarada Bien de Interés Cultural:

 

 

Miles de burgaleses salen a la calle en la fiesta del Corpus Christi

por administrador,

<
>

El agotador calor no ha impedido que miles de fieles salieran esta mañana a las calles de Burgos para adorar, oculto en la eucaristía, a Jesús sacramentado. Los niños de primera comunión, los miembros de asociaciones laicales y parroquiales, autoridades civiles, tetines y danzantes, Gigantillos y gigantones y miles de fieles… Ninguno ha querido perderse la tradicional cita y alfombrar el paso de la custodia con bailes y pétalos de rosas. El día del Corpus Christi se ha vuelto a vivir en la capital con la misma intensidad de siempre y con un sol radiante de invitado.

 

Los actos de piedad han dado comienzo a las 11:30 de la mañana. El calor ha hecho que sea una abarrotada catedral la que en esta ocasión acogiera la solemne misa presidida por el arzobispo. En su homilía, Francisco Gil Hellín ha invitado a los fieles a llevar a cabo el compromiso social y asistencial para con los pobres que brota de la eucaristía: «No podemos acercarnos a comulgar y después dar la espalda a los pobres», ha dicho, al mismo tiempo que comparaba la procesión eucarística con la evangelización que deben hacer los laicos: «También vosotros deberéis llevar a Jesús por las calles y plazas de vuestras familias, colegio, trabajo, sindicatos… para conformar el mundo según lo quiere Dios», ha concluido.

Incienso y golpe de campana

Tras la eucaristía, la procesión. El repique de las campanas y el olor a incienso lo anunciaban. El Santísimo Sacramento ha sido llevado en la custodia -traída de Aranda de Duero, donde se expone para la exposición de Las Edades del Hombre– por las calles del centro de la ciudad portado en la carroza de plata del maestro Suárez. Al llegar a la plaza Mayor, el Santísimo ha abandonado la carroza y ha ocupado el puesto de honor en el salón de plenos de la Casa Consistorial. Tras un breve rato de oración y desde el balcón del Ayuntamiento, el arzobispo impartió la bendición con el Santísimo a los congregados en la plaza.

 

Los actos han concluido con la bendición con el Santísimo a los pies de la catedral, tras la cual, el Santísimo ha pasado todo el día expuesto en la capilla del Santo Cristo de Burgos. El arzobispo ha despedido a los presentes deseándoles unas felices fiestas de san Pedro y san Pablo.

 

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

por administrador,

Catedral, 22 junio 2014

Al celebrar este año la solemnidad del Corpus Christi hay dos mensajes sobre los que me gustaría decir una palabra: el mensaje de la fiesta y el mensaje de la caridad. El mensaje de la fiesta es el más importante, porque es la raíz y la fuente. Pues si no reconocemos y vivimos  la presencia de Jesús en la Eucaristía, la unidad se queda en mero deseo y la caridad se rebaja a filantropía.

Recordemos, por tanto, el mensaje de la fiesta. Cuando el papa Urbano IV la instituyó, en 1264, quiso hacer suyo el clamor del pueblo cristiano, que deseaba honrar de modo especial la verdad de la presencia de Jesús entre nosotros. El pueblo fiel, en efecto, un siglo antes había reaccionado contra la posición del canónigo de Tours, Berengario, que negaba la conversión del pan y del vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo y ponía en serio riesgo la presencia real, quedándose en una presencia simbólica.

El pueblo –junto con sus pastores- creó una corriente muy poderosa para promocionar el culto eucarístico fuera de la misa. La monja Juliana de Cornillón, de Lieja, en Bélgica, fue más lejos y promovió la creación de una fiesta solemne para honrar la presencia de Jesús en la Eucaristía. Y el Papa Urbano IV, que la había conocido en Lieja, donde fue canónigo arcediano, una vez elegido papa la instituyó para toda la Iglesia. Su muerte, dos meses después de firmar la Bula Transiturus –en la que instituía el Corpus para toda la Iglesia-, hizo que fuese el papa Clemente V, en 1342, el que la extendiese de hecho a toda la Iglesia.

La liturgia de este día no se cansa de cantar la presencia real de Jesucristo. “Ave, verum corpus, natum ex María Virgine” (Salve, cuerpo verdadero nacido de la Virgen María). Pange lingua gloriosi corporis mysterium, (Canta, lengua, el Sacramento glorioso del Cuerpo y de la Sangre del Señor), “Adoro te, devote, latens deitas” (Te adoro con devoción, Dios escondido), “Tantum ergo sacramentum” (Veneremos, pues, postrados, tan grande Sacramento). El pueblo cristiano canta hoy en todas las calles y plazas de España: “Cantemos al amor de los amores, cantemos al Señor, Dios está aquí”. Sí, Dios está aquí hecho verdadero hombre por nosotros. En la Eucaristía no está una idea, una fotografía, un símbolo, una fuerza de Jesucristo. No. Está el mismo Jesucristo, como verdadero Dios y como verdadero hombre. Como una Persona viva. La misma que estuvo con los apóstoles y se mezclaba con la gente.

Necesitamos tener fe. Necesitamos mucha más fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Porque el sagrario –donde se reservan las hostias consagradas en la Misa, es decir, el mismo Señor y Redentor, Jesucristo- no es el centro de la vida de tantísimos cristianos y de muchas comunidades y parroquias. ¡Cuántos cristianos no han ido ni una sola vez en su vida a estar un rato con el Señor! ¡Qué pocos son los que lo hacen a diario o con frecuencia! ¿Qué diríamos de un hijo que vive a pocos pasos del piso de su madre y no va nunca a verla?

No tengamos miedo a caer en el espiritualismo y en el pietismo. El verdadero peligro que hoy acecha a los obispos, a los sacerdotes y a los fieles es el secularismo, la increencia, la frialdad, la tibieza y el ser un funcionario.

Como escribió san Juan Pablo II: “Si el cristianismo ha de distinguirse en nuestro tiempo sobre todo por el arte de la oración ¿cómo no sentir una renovada necesidad de estar largos ratos en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento?”

Queridos sacerdotes: promoved el culto eucarístico dentro y fuera de la misa. No tengáis miedo a estimular entre vuestros feligreses la visita diaria, la adoración nocturna, la adoración perpetua, otras adoraciones. Una parroquia que arde en amor eucarístico es una parroquia viva, apostólica, misionera, caritativa.

Esto es lo que han intuido los obispos de España al establecer que el día del Corpus sea también el “Día de Cáritas, el Día de la Caridad”. Porque donde hay verdadera eucaristía hay caridad, y donde hay verdadera caridad, hay vida eucarística. Una y otra son inseparables y se reclaman, porque nadie puede amar a Dios y no amar al prójimo, y nadie puede amar al prójimo de verdad si no es por amor a Dios. Al celebrar la Eucaristía, la Iglesia se hace un solo pan, se hace el Cuerpo de Cristo. Lo decía muy bien san Pablo en la segunda lectura: porque todos comemos el mismo pan, todos somos uno. Porque todos comemos al mismo Cristo en la eucaristía, todos quedamos hechos miembros de un mismo cuerpo. Por eso, no podemos desentendernos unos de otros, ni despreocuparnos unos de otros, ni –menos todavía- ir los unos contra los otros.

Por eso, no se puede celebrar la Eucaristía y dar la espalda a los pobres. Comulgar con Cristo es darse como él a los demás, amar hasta el extremo. No se puede celebrar la Eucaristía olvidándose de las necesidades de los demás. Así lo han entendido los santos. Nadie como ellos ha amado la Eucaristía y nadie como ellos ha hecho tantas cosas por los demás: hospitales, escuelas, colegios, universidades, visitas a enfermos crónicos y contagiosos, etc. etc.

Es indudable que los que participan habitualmente en la Eucaristía han echado una mano importante a tantas personas afectadas por la crisis que padecemos desde hace años. Sigamos en esa línea y no nos cansemos de hacer el bien, de ser cada vez más generosos, de comprometernos cada vez más en hacer un mundo justo y solidario.

Después de la misa seguirá la procesión, en la que llevaremos la Hostia que hemos consagrado en ella. ¡Todo un símbolo de lo que tiene que ser nuestra vida!: llevar la Eucaristía –llevar al Señor- a las plazas y calles de nuestras familias, de nuestras fábricas, de nuestros sindicatos, de nuestros parlamentos, de nuestras universidades y colegios, de nuestros lugares de ocio. Para que así rehagamos este mundo y le conformemos según lo quiere Dios. Y llevar todo ese mundo hasta los espacios y lugares donde se celebra la Eucaristía.

Después de la procesión el Señor seguirá expuesto en la Capilla del Santo Cristo hasta las 7 de la tarde. Os invito a todos –y os animo a que invitéis a vuestros amigos y parientes- a venir a estar un ratito con el Señor para pensar estas cosas y contarle vuestras necesidades, penas y proyectos.

Que el Señor nos lo conceda.

Las cuentas de la Iglesia

por administrador,

2014 06 22 Mensaje arzobispo de Burgos pdf

 

Hace unos días, el vicesecretario para asuntos económicos de la Conferencia Episcopal Española ha dado a conocer, en diversos medios de comunicación, las cuentas de la Iglesia que peregrina en España. Ha sido muy interesante, porque así la opinión pública puede saber lo que la Iglesia aporta actualmente y cuáles son sus fuentes de financiación.

El primer dato que emerge del informe es que el Estado no está financiando a la Iglesia y que el sistema de asignación tampoco es la fuente principal de recursos de la Iglesia. En efecto, en la última declaración de la renta, nueve millones de contribuyentes decidieron destinar 248 millones de euros a favor de la Iglesia católica. Desde aquí quiero agradecérselo de corazón. Pero esta ayuda supone el 25% del total de los empleados por la Iglesia; el resto procede de aportaciones directas de los fieles y de fuentes propias. El sistema de asignación es importante, y absolutamente imprescindible para las diócesis rurales más pequeñas, pero no cubre todos los gastos.

Un dato aún más elocuente es el rostro humano que está detrás de los recursos económicos. Por ejemplo, impresiona que 48,5 millones de horas anuales dedican los sacerdotes, seglares y voluntarios a la atención pastoral, la celebración de los sacramentos, la catequesis con niños, jóvenes, novios y adultos, acompañamiento de personal, atención a los enfermos y otras actividades, como retiros espirituales o campamentos. Aunque soy obispo, me ha impactado la cifra relativa a la catequesis: cien mil catequistas prepararon a unos 245 mil niños y 110 mil jóvenes. Sin contar la labor catequética que realizan, a lo largo y ancho del mundo, nuestros 13 mil misioneros.

En el campo de la educación, los centros de la Iglesia están dando trabajo a 122.500 personas y formando a casi un millón de niños. Además, las plazas de sus 2.456 centros católicos suponen un ahorro al Estado de unos tres mil millones de euros, dado que su coste es sensiblemente inferior al de los centros públicos. Tampoco es despreciable su presencia en el ámbito de la cultura. Baste pensar en el patrimonio artístico que se encierra en nuestras catedrales, colegiatas, iglesias, santuarios, museos, archivos, etc.

Con todo, el capítulo más gratificante es el que se refiere a la presencia y actuación de la Iglesia en el campo de los pobres y necesitados. Ahora mismo estamos celebrando los cincuenta años de la fundación de Cáritas en Burgos y hemos tenido ocasión de ver -en la exposición de la sala “Valentín Palencia”, de la catedral- el cúmulo de acciones llevadas a cabo con los transeúntes, sin techo, emigrantes, pobres de solemnidad, mujeres en dificultad con su maternidad, etcétera. La Cáritas de Burgos no es una excepción sino una más en el conjunto de todas las Cáritas diocesanas, a las que hay que añadir las Cáritas parroquiales.

La atención a los necesitados se extiende a otros muchos campos. Por ejemplo, hay 192 capellanes y dos mil quinientos voluntarios para la atención de las cárceles; 752 centros y sesenta mil asistidos ancianos o discapacitados; 132 centros para atender a emigrantes, con sesenta y dos mil asistidos; 79 centros de reinserción de drogadictos y 17.800 beneficiarios.

Junto a estas cifras, Dios sabe que hay otras muchas cosas que no son cuantificables, pero que son incluso más importantes: las horas dedicadas a escuchar penas, disgustos, dificultades en el matrimonio y la familia, tiempo empleado en dar consejos y orientaciones, visitas que sólo conocen sus beneficiarios: los enfermos del cuerpo y del alma, oraciones y sacrificios ofrecidos por los que más lo necesitan. Y un largo etcétera.

De todos modos, Dios sabe también la tarea que la Iglesia tiene pendiente y la necesidad de su ayuda y la de todos para afrontarla. Nos acogemos a su amor misericordioso.