Aranda de Duero concluye su XVII Semana Arciprestal

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El templo de los padres claretianos acogió una oración arciprestal por la paz en el mundo.

El templo de los padres claretianos acogió una oración arciprestal por la paz en el mundo.

Con el lema “No nos dejemos robar la esperanza” comenzaba el lunes 31 de marzo la XVII Semana arciprestal de Aranda de Duero. Siete días, siete actividades para manifestar la comunión de las distintas parroquias y grupos de la localidad, y también para salir a la calle y poner en diálogo la fe con la vida y la sociedad.

En la espera de la próxima exposición Eucharistia se inició la semana con una charla-coloquio titulada Ante las Edades del Hombre: un diálogo entre fe y sociedad: el comisario de la muestra, Juan Álvarez Quevedo, fue presentando algunas notas históricas de cómo nació la Fundación Edades del Hombre desde un sentido evangelizador a partir del patrimonio histórico de las once diócesis de Castilla y León, realizó un recorrido por todas las muestras habidas hasta ahora, y presentó los cuatro capítulos de la exposición de este año con su significado humano, bíblico y teológico; después intervino Celia Bombín, Concejala de Cultura del Ayuntamiento, quien trató de expresar cómo recibe la sociedad de Aranda esta oferta de la Iglesia, y señaló que todos podemos hacer algo para ofrecer lo que tenemos con actitud positiva.

El martes 1 de abril continuó la Semana con una mesa redonda titulada Una mirada a nuestro alrededor: diversas realidades de necesidad en Aranda. Guadalupe Cuadrado, de Cáritas arciprestal, hizo ver las carencias económicas y sociales que se perciben en el momento actual en Aranda e insistió en que Cáritas no mira los problemas, sino a las personas, y trata de acompañarlas. Matías Djossou, inmigrante de Togo, contó su experiencia de 12 años en España separado físicamente de su familia (esposa y dos hijas), pero con el sueño y deseo de algún día poder reagruparla. Finalmente Elvira García, de la asociación Asadema, presentó las necesidades de niños, jóvenes y adultos de Aranda con discapacidades intelectuales desde su nacimiento, y la gran labor que los padres iniciaron ya hace años y que ahora continúan con la colaboración de un importante número de trabajadores y voluntarios.

El miércoles 2 José Manuel Madruga, abordó la cuestión de La nueva evangelización: retos en la Iglesia actual y en nuestra diócesis, a partir del nuevo Plan pastoral diocesano 2013-2016 y del magisterio de los últimos papas, incluida la exhortación “La alegría del Evangelio” del papa Francisco.

El jueves 3 la iglesia de los Padres Claretianos albergó un encuentro de Oración por la paz animado por miembros del Movimiento Justicia y Paz de Burgos, resaltando la unidad entre libertad, justicia y fraternidad como ingredientes necesarios para la paz. Unos lazos grises fueron el recuerdo y el compromiso para llevar a casa.

El viernes 4, de nuevo en la Casa de Cultura, los delegados diocesanos de familia y un matrimonio compartieron propuestas y testimonios sobre cómo iniciar y animar en nuestras parroquias la pastoral familiar.

El sábado 5 se planteó como un Día de convivencia arciprestal, visitando por la mañana el monasterio de San Bernardo, sede de la Fundación Edades del Hombre, para ir después a comer a Peñafiel, donde hubo tiempo para la convivencia y una visita turística.

Para finalizar la Semana, el domingo 6 de abril tuvo lugar la tradicional misa en la ermita de la Virgen de las Viñas con los niños y adolescentes que participan en las catequesis parroquiales y sus familias. Acabada la misa hubo en la explanada de la ermita un rato de convivencia y juegos.

Durante todos estos actos ha estado instalada una “hucha-capilla” para el gesto solidario que se presentó el lunes 31 y que se mantendrá abierto hasta el 10 de noviembre: con motivo de la exposición Eucharistia, la Iglesia de Aranda quiere financiar la construcción de una capilla en Puyo (Ecuador), donde está como obispo Rafael Cob, natural de La Horra, para que una comunidad rural pueda tener un lugar donde reunirse, celebrar la Eucaristía e impartir la catequesis. El proyecto asciende a unos 18.000 €, y se abrirá próximamente a la participación de toda la Iglesia de Burgos y de los visitantes de Eucharistia.

Una plaga especialmente dolorosa

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Por más incomprensible que parezca, sigue siendo una cruel realidad que más de 400 millones de niños del mundo son explotados y forzados a participar en el mercado laboral en sus diversas formas: niños soldados, niñas explotadas sexualmente, niños asesinados para traficar con sus órganos, niños que son explotados trabajando en régimen de esclavitud.
Las causas de este crimen son, entre otras, las relaciones económicas internacionales radicalmente injustas, el sistema político de los países ricos y el sindicalismo de esos mismos países. Las relaciones internacionales están representadas por las grandes multinacionales y el sistema financiero, que no duda en sacrificar a los niños en aras de sus ganancias. Los sistemas políticos están representados por los grandes organismos internacionales y por los partidos con representación parlamentaria, que legitiman esta situación y no hacen nada para acabar con este crimen. Los mismos sindicatos son cómplices, al guardar silencio ante la esclavitud infantil.
Los últimos papas no han dejado de levantar su voz en contra de estos hechos tan sangrantes. “La comunidad cristiana –dijo Benedicto XVI- tiene la obligación particular de cuidar de los niños. No hay que ahorrar ningún esfuerzo para instar a las autoridades civiles y a la comunidad internacional a combatir estos abusos y brindar a los niños la protección legal que merecen justamente”. Varias décadas antes había escrito el Beato Juan Pablo II: “Es necesario denunciar la existencia de unos mecanismos económicos, financieros y sociales, que, aunque manejados por la voluntad de los hombres, funcionan de modo casi automático”.
Por su parte, el Papa Francisco, refiriéndose  a las “diversas formas de trata de personas” en su reciente exhortación “La alegría del evangelio”, ha formulado estas inquietantes preguntas: “¿Dónde está tu hermano esclavo? ¿Dónde está ese que estás matando cada día en el taller clandestino, en la red de prostitución, en los niños que utilizas para la mendicidad?” (La alegría del Evangelio, n. 211).
Pero la Iglesia no se ha quedado en las palabras. De hecho, desde hace más de 25 años, en España e Iberoamérica, el Movimiento Cultural Cristiano viene desarrollando una “Campaña contra las causas del hambre, paro y esclavitud infantil”. Ahora quiere dar un paso más, proponiendo que el 16 de abril sea declarado a nivel internacional como “Día mundial contra la Esclavitud Infantil”. La fecha no es caprichosa sino que está llena de significado.
Ese día, en efecto, moría en 1995 Iqbal Masih, un niño esclavo pakistaní bautizado católico en un país de mayoría musulmana. Su vida fue un testimonio elocuente de lucha por la liberación de otros niños esclavos.
Me complace vivamente asumir la iniciativa y estimular a todos los diocesanos a que la apoyen con entusiasmo. Pues considero que es una causa nobilísima tratar de erradicar esta “auténtica plaga” de la esclavitud en el mundo. Animo, en particular, a difundir el testimonio del niño pakistaní Iqbal Masih entre los niños y jóvenes, para que reflexionen y actúen contra las causas de la miseria y esclavitud que sufren millones de niños en todo el mundo. Más aún, me agradaría que todas las personas de buena voluntad, aunque no compartan mis creencias, se solidaricen con esta causa. Pienso que no es difícil comprender que la lucha contra la esclavitud infantil en todas sus versiones es una noble iniciativa, que puede contribuir a la regeneración de la sociedad y a potenciar la conciencia de los católicos en pro de la solidaridad con los más pobres e indefensos.

Diversos coros participan en la fase diocesana de la canción misionera

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Cinco coros participaron en el encuentro festival de la canción misionera de este año.

Cinco coros participaron en el encuentro festival de la canción misionera de este año.

Bajo el lema «discípulos misioneros», cinco coros de la provincia de Burgos participaron el pasado sábado 29 de marzo, en la fase diocesana del encuentro festival de la canción misionera, una iniciativa que promueven cada año Cristianos Sin Fronteras y la delegación diocesana de misiones y que tiene como objetivo descubrir cómo la música es también un vehículo idóneo para anunciar el evangelio.

Los coros de las parroquias de San Andrés de Zazuar y las de San Julián Obispo y Nuestra Señora del Rosario de Burgos, así como los del centro Loyola del colegio La Merced y el colegio Sagrado Corazón de Villímar, ambos de Burgos, deleitaron a los presentes con sus trabajadas melodías. El delegado diocesano de misiones, Martín Ángel Rodríguez, animó a los presentes a «anunciar el evangelio cada día sin perder la alegría y acercarse con su presencia la labor de los misioneros burgaleses».

Fase nacional

Burgos será también la localidad que acoja este año la fase nacional de este festival. Será los días 3 y 4 de mayo y contará con un nutrido programa de actos que van desde diversos festivales diseminados por toda la ciudad a una vigilia de la luz en la parroquia de San Julián Obispo.

Raúl Berzosa, miembro del Pontificio Consejo para la Cultura

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El arandino Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo, ha sido nombrado miembro del Pontificio Consejo para la Cultura.

El arandino Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo, ha sido nombrado miembro del Pontificio Consejo para la Cultura.

El pasado sábado 29 de marzo, el papa Francisco nombró como miembro del Pontifico Consejo para la Cultura al arandino Raúl Berzosa Martínez, natural de Aranda de Duero y actual obispo de Ciudad Rodrigo.  Junto a él, el Papa nombró también como miembros de esta institución vaticana a otros doce obispos de distintas naciones del mundo.

Este dicasterio, creado en 1982 por el papa Juan Pablo II, tiene como misión colaborar con el Santo Padre en todas aquellas cuestiones que tienen que ver con el ámbito de la cultura. Así, programa congresos, realiza publicaciones con cierta asiduidad sobre diversa temática, organiza jornadas de estudio, debate y reflexión y promueve todas la iniciativas que establezcan vínculos entre la fe y la cultura.

Como miembro de este dicasterio, Raúl Berzosa colaborará en la elaboración de informes, participará en las dos reuniones plenarias que se celebran cada año en Roma y tomará parte en congresos y actividades respaldadas por esta institución que se desarrollen en el ámbito de la cultura en cualquier lugar del planeta.