Solemnidad de Pentecostés

por administrador,

Catedral, 8 junio 2014

1. Acabamos de escuchar la primera página de la historia de la Iglesia. El libro de los Hechos nos han presentado el descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y los efectos prodigiosos que realizó en ellos. ¡Qué contraste entre esta página y la que leíamos el día de Pascua, en el momento en que el Resucitado se hacía presente en medio de ellos! Allí estaban llenos de miedo, con las puertas cerradas y sin valor para salir a la calle “por miedo a los judíos”. Hoy aquel miedo, aquel temor y aquellas puertas cerradas se han cambiado en valentía, ardor y fuerza para anunciar que Jesucristo, muerto y resucitado, es el Salvador del mundo, aunque ellos le hayan dado muerte. Han perdido la vergüenza para hablar de Jesucristo y se han revestido de valentía y libertad de espíritu para ser sus testigos ante todos los hombres y mujeres que había entonces en Jerusalén, sin distinción de lenguas y razas. ¡Y todos les entienden!

Hermanos: también nosotros necesitamos salir de nuestros miedos, de nuestras vergüenzas, de nuestros temores. Necesitamos salir de los muros de las iglesias y de nuestras conciencias, y lanzarnos a la calle, a las plazas, a los ambientes reales donde vive la gente: la universidad, la cultura, el sindicato, la política, el arte, el deporte, etc. etc. Gracias al Vaticano II, todos sabemos que los seglares pueden y deben participar en la liturgia y en las actividades eclesiales; por ejemplo, ser lectores y cantores en las celebraciones, dar catequesis a los niños de Primera comunión y a los adolescentes de Confirmación. Pero los seglares tenéis un ámbito propio y específico, del que no podéis desertar, so pena de traicionar vuestra vocación cristiana.

Se lo recordaba el papa Francisco a los obispos de México en su reciente visita ad Limina. Les decía, refiriéndose a los seglares: “Su apreciada labor intraeclesial no debería implicar merma alguna en el cumplimiento de su vocación específica: trasformar el mundo según Cristo. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos que vivan su fe en el corazón de la familia, de las escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun de gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio”.

Hay que ir a los jóvenes que no tienen trabajo y han perdido la ilusión, hay que defender la vida del no nacido y del anciano y enfermo terminal, hay que clamar contra las enormes desigualdades a injusticias, hay que reclamar el respeto a la libertad religiosa para que los médicos y enfermeras puedan objetar en conciencia, hay que ir al colegio para exigir que se respete la inocencia de los hijos y no se les corrompa con enseñanzas inmorales, hay que ir a los emigrantes para hablarles de Jesucristo, hay que ir a los matrimonios rotos o en trance de hacerlo, hay que tratar de llevar el espíritu cristiano a todas las actividades humanas.

De todos esos campos, hay uno que os compete de modo muy particular y que os necesita especialmente: el matrimonio y la familia. Pensad en los que conviven sin estar casados, en los divorciados, en las uniones del mismo género, en la escasísima disponibilidad para tener hijos y en el poco tiempo y preocupación que se dedica a su educación en la fe cristiana. Sin ser alarmistas, hay que ser conscientes de que necesitamos reaccionar, y reaccionar con valentía y sin miedos.

¡¡Qué necesidad y qué urgencia tenemos del Espíritu Santo!!

2. Si hermosa es esta primera página de la historia de la Iglesia naciente de Jerusalén, no lo es menos la que nos presentaba san Pablo sobre la comunidad de Corinto que él fundó en su segundo viaje apostólico. Corinto era una ciudad portuaria, muy comercial, especialmente corrompida desde el punto de vista moral, llena de supersticiones y con la lacra de la esclavitud muy acentuada, ya que tenía unos cuatrocientos mil esclavos. El Espíritu Santo concedió a Pablo la inmensa dicha de crear allí una comunidad cristiana muy floreciente, llena de vitalidad y también de problemas. El Espíritu Santo repartió sus dones entre los fieles de modo admirable y muy variado: apóstoles, profetas, doctores, predicadores, obradores de prodigios, políglotas, sabios con ciencia infusa, etc.

Sin embargo, aunque había tal riqueza y tal variedad, reinaba una profunda comunión. Había diversidad de dones, pero un solo Espíritu. Había diversidad de funciones pero un mimo Señor que obra todo en todo; había diversidad de miembros pero un solo Cuerpo, había diversidad de lenguas y etnias, pero un solo bautismo.

El Espíritu se derramó con gran abundancia, para dejar patente que ningún miembro o institución del Cuerpo místico es capaz de expresar toda la riqueza del misterio de Cristo ni llegar a todos y a todas partes. Para llegar a todos y a todas partes, todos tenemos que poner en juego nuestro carisma. La diversidad no sólo es legítima sino necesaria; más aún, imprescindible. Sobre todo, en el mundo de hoy, marcado por la globalidad y el trasiego de la emigración y de la comunicación.

Por eso el Espíritu –que suscitó carismas sobre todo clericales en la Iglesia medieval y moderna, porque así la requerían las circunstancias-, en la Iglesia actual suscita, sobre todo, carismas laicales. Eso son los nuevos movimientos, las nuevas realidades eclesiales, los nuevos apostolados seglares. Para que sepamos orientarnos en tanta variedad, el mismo Espíritu nos da un criterio: que sean aprobados o no por la Iglesia. Cuandola Iglesia pone sus manos y da su aprobación a un carisma, todos los demás hemos de aceptarlo como tal, apoyarlo y propagarlo. Oponerse a él, difamarlo o perseguirlo es ir contra el Espíritu Santo.¡¡Qué pena sería, estando, como estamos, tan necesitados de unión y comunión!!

En este marco, queridos hermanos, podéis comprender mi gozo al ver aquí una representación de algunos movimientos y realidades apostólicas laicales. Amad vuestra vocación laical, no os hagáis clericales, tampoco perdáis vuestro tinte netamente cristiano ni permitáis que la secularización os destruya. Sed distintos, pero unidos; sed variados, pero todos al servicio del mismo Señor. Sed miembros con identidad propia pero al servicio del bien común.

Que Santa María, presente en la primera evangelización, nos acompañe en estos momentos de la nueva evangelización. E interceda ante su Hijo para que derrame abundantemente los dones de su Espíritu sobre nosotros y sobre toda la Iglesia.

Día del apostolado seglar

por administrador,

Catedral, 8 junio 2014

Todos los bautizados somos Iglesia. Todos estamos llamados a vivir en plenitud la vida cristiana. Todos somos apóstoles. Este es el principal mensaje que el concilio Vaticano II ha vuelto a recordar y proponer. Se acabó la idea de que la Iglesia son el Papa, los obispos, los sacerdotes y religiosos. Evidentemente, también ellos son Iglesia, pero no más que los seglares. Éstos participan realmente en la consagración y misión de Jesucristo gracias a su Bautismo, por lo que están capacitados, habilitados y urgidos a encarnar el Evangelio y anunciarlo con su palabra y su vida.

 

Más aún, tienen un campo propio y específico. Así se lo recordaba el Papa Francisco a los obispos de México, el pasado 19 de mayo: “Su apreciada labor intraeclesial no debería implicar merma alguna en el cumplimiento de su vocación específica: transformar el mundo según Cristo. La misión de la Iglesia no puede prescindir de laicos que vivan la fe en el corazón de la familia, de la escuela, de la empresa, del movimiento popular, del sindicato, del partido y aun de gobierno, dando testimonio de la alegría del Evangelio”.

 

Los seglares tienen, pues, su campo específico de acción no tanto en el ejercicio de funciones litúrgicas o catequéticas –en las que, ciertamente, pueden y deben participar-  cuanto en la calle. Entendiendo por “calle” su familia, el lugar donde trabajan, el sindicato en el que militan, el parlamento en el que ejercen como políticos, la cátedra donde enseñan, el microscopio con el que investigan, la sanidad donde atienden a los pacientes, la cultura, el deporte, el arte, etc. Que cada uno de los bautizados sea consciente de ello y se ponga a actuar en serio, es la gran revolución pendiente. Mientras esto no ocurra, la Iglesia no dará un vuelco a su situación ni influirá a fondo en el cambio del mundo actual.

 

¡Bien caro estamos pagando que los seglares hayan ocupado un lugar secundario, cuando no mínimo, dentro de la Iglesia! No se trata de que haya grupos de seglares selectos o que todos los seglares deban estar encuadrados en un apostolado organizado.

 

Está bien. Pero no podemos caer en el reduccionismo de identificar el ”apostolado seglar” con el apostolado seglar “organizado o cualificado”. Una abuela que enseña a rezar a su nietecito, un voluntario de Caritas que gasta su tiempo en atender por Dios a los emigrantes, un profesor que da un buen consejo de vida a un alumno, un médico que trata con delicadeza cristiana y competencia a sus enfermos, un investigador que se quema las pestañas para encontrar remedio al cáncer, un político que es coherente con su fe a la hora de programar sus acciones públicas, un empresario que se esfuerza por crear puestos de trabajo, un sindicalista que defiende con tenacidad las causas justas de los trabajadores… estos son los seglares que pueden cambiar el mundo. Cada uno en su sitio, con sus cualidades y limitaciones, pero comprometido de verdad.

 

Ahora bien, esto requiere formación humana, espiritual y apostólica. Si se quiere iluminar a un mundo relativista que no cree en la verdad, hay que conocer y difundir la verdad; si se quiere ser sal que dé sabor y evite la corrupción a un mundo en bancarrota de ideales y valores humanos y cristianos, es preciso tener un bagaje adecuado de hombría de bien, de espíritu de servicio, de competencia profesional y de amor de Dios. Por desgracia, tantos seglares sólo tienen en su haber religioso la formación que recibieron en la catequesis y en el colegio. Es un bagaje a todas luces insuficiente. Por eso, todas las parroquias y realidades eclesiales promueven cursos, charlas, actividades, etcétera de formación. Hoy, día del Apostolado Seglar, es una ocasión propicia para acercarnos a la parroquia, al movimiento o a la realidad eclesial en que participemos, para incorporarnos activamente a los medios de formación que nos ofrecen. ¡Es la hora de la ilusión, del entusiasmo por el Reino, de convertir los problemas en oportunidades!

Día del Misionero Burgalés

por administrador,

2014 06 08 mensaje arzobispo de Burgos pdf

Es ya una tradición, que al llegar el mes de junio la comunidad misionera de la diócesis se reúna para celebrar un día de encuentro fraternal y gozoso, en el que se hace memoria agradecida por todos los misioneros y misioneras burgaleses esparcidos por los cinco continentes. También se recuerda a sus familias, pues ellas han sido las cunas en las que ha nacido y madurado su vocación.

Este año nos reuniremos en Trespaderne el próximo 15 de junio, domingo. Los actos programados son éstos. En primer lugar, la Acogida por parte de las Autoridades a los misioneros/as, familias y amigos de las misiones. Seguidamente, una eucaristía concelebrada, que tendré el gusto de presidir. Luego una comida compartida y una alegre sobremesa. Por último, una Vigilia de Oración en la que se reflexionará y orará con textos de la Escritura y de la exhortación “La alegría del Evangelio”, del papa Francisco. La Jornada gira en torno al lema “La alegría de evangelizar”.

La orientación de la Jornada y los actos programados quieren ser una respuesta y una confirmación de estas palabras del Papa: “La alegría que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera. La experimentaron los setenta y dos discípulos al regresar de la misión llenos de gozo. La vive Jesús, que se estremece de gozo en el Espíritu Santo y alaba al Padre porque su revelación alcanza a los pobres y pequeñitos. La alegría es un signo de que el Evangelio ha sido anunciado” (EG, 21).

Esta es la alegría que viven nuestros más de 800 misioneros y misioneras en todo el mundo y que les impulsa a seguir evangelizando después de 30, 40 o más años, muchas veces con la salud ya quebrantada. Es también la alegría que comparten sus familias, que se sienten honradas y dichosas de que sus hijos, hermanos y parientes estén dando a conocer a Jesucristo en África, Asia o América. Es la alegría de todos los cristianos que estamos deseosos de comunicar entre nuestros familiares, amigos y conocidos la Buena Noticia de que Jesucristo les ama y desea su felicidad.

La familia de los misioneros/as ha ocupado siempre un lugar destacado en la Jornada del Misionero burgalés. No puede ser de otra manera, porque, si bien es verdad que la fe es un don de Dios, no lo es menos que ese don se comunica a través de quienes son sus testigos. Entre los cuales la familia ocupa un lugar primordial. Lo sabemos bien quienes hemos tenido la suerte de recibir y aceptar la fe en nuestras familias, con la misma naturalidad y eficacia con la que respirábamos el aire o movíamos el corazón. En ese ambiente nació, creció y maduró la vocación de los misioneros/as burgaleses diseminados por el mundo. Ahí es donde siguen naciendo todas las vocaciones de entrega a Dios, sean religiosos, sacerdotes y misioneros, sean seglares en medio del mundo.

La crisis de fe y de valores de la sociedad actual ha llegado también a la familia y se deja sentir de modo especial en lo que respecta a las vocaciones de las que coloquialmente llamamos “misioneras” y las de quienes se toman en serio la dimensión misionera de su bautismo. Todo esto es lo que ha llevado al papa Francisco a convocar un sínodo extraordinario de obispos, cuya primera fase se celebrará el próximo octubre y se concluirá en el octubre de 2015, Por todo ello, la Jornada de este año del “Día del Misionero burgalés” quiere incidir de modo especial en sus familias, tanto para agradecerlas su contribución como para sostenerlas en su fe y en su dinamismo misionero.

Pidamos a la Virgen, Estrella de la Nueva Evangelización, que siga bendiciendo a nuestra diócesis con abundantes misioneros y misioneras, y nos alcance a todos la alegría y el gozo de anunciar a Jesucristo en nuestra vida ordinaria: en nuestra familia, en nuestro trabajo, en los ambientes en que nos movemos.

50 aniversario de Cáritas Burgos

por administrador,

Catedral, 7 junio 2014

1. Nos hemos reunido esta mañana en la Catedral –madre de todas las iglesias de la diócesis- con motivo de los 50 años de la Fundación de Cáritas de Burgos. Pienso que hemos venido aquí por tres motivos fundamentales: para dar gracias, para pedir perdón y para pedir ayuda y luces que nos abran al futuro.

Primero, dar gracias a Dios por toda la inmensa labor que él ha llevado a cabo a lo largo de estos años. Cáritas diocesana de Burgos ha sido la comprobación permanente de la parábola de la simiente que cae en tierra buena y produce fruto abundante. Desde su origen en 1951 hasta hoy los pobres de solemnidad, los transeúntes, los drogadictos, los emigrantes, las mujeres solas con cargas familiares, los niños y adolescentes necesitados de enseñanza o de cuidados, las personas necesitadas de un trabajo digno, y un largo etcétera han encontrado en Cáritas una buena madre que ha venido en su ayuda.

Dios nos ha dado a nosotros la inmensa suerte de descubrir a tantos hermanos postrados en el camino de la vida y apaleados por los problemas materiales o humanos. Y, sobre todo, nos ha dado las fuerzas físicas y espirituales necesarias para poder ejercer de buenos samaritanos. Seguramente que todos tenemos la experiencia de que es verdad lo que dice el Señor: es más grato dar que recibir.

Además, nosotros no sólo somos los que han beneficiado a otros con el tiempo, los recursos, la ayuda del más variado tipo. Hemos sido también muy beneficiados y ayudados por quienes recibían nuestra ayuda. ¡Cuántos ejemplos de paciencia, de reciedumbre, de fe en la Providencia… hemos visto y nos han ayudado a crecer en esas y otras virtudes!

Hay que pedir prestadas al salmo sus expresiones de agradecimiento y decir asombrados: ¿Cómo no agradecer a Dios todo el bien que me ha hecho? Sí, Dios ha estado grande con nosotros y estamos contentos. Por eso, hemos venido a esta Eucaristía, pues sólo ella –al ser el único sacrificio perfecto y agradable al Padre- puede alabar y agradecer a Dios todos sus beneficios.

2. Junto a nuestra acción de gracias, nuestra petición de perdón. Seguramente que hemos hecho cosas que ahora nos gustaría no haberlas hecho o hecho de otro modo; y otras que no hemos hecho, que ahora nos gustaría haberlas realizado. Pienso en las veces que no hemos visto el rostro de Cristo en el pobre que se nos acercaba y, por ello, en lugar de tratarlo con la delicadeza y amabilidad, le hemos tratado con displicencia o desconsideración. Pienso también en las ocasiones en que nuestro trabajo ha sido un trabajo burocrático y meramente administrativo, en lugar de ser un servicio que nace del amor a Jesucristo y deja trasparentar su rostro de Buen Samaritano. La Eucaristía es también el mejor modo de pedir perdón por nuestras deficiencias y pecados, pues es un sacrificio que ofrecemos -unidos a Jesucristo- por nuestros pecados y los de todo el mundo.

3. Finalmente, hoy es un día para mirar con ilusión y esperanza hacia el futuro, porque queremos apoyarnos todavía más en la fuerza y el poder de Dios. En el horizonte de ese futuro están escritas con letras de oro las palabras que el Papa Francisco no se cansa de repetir: “La Iglesia no es una ONG de servicios sociales y asistenciales”. Ciertamente, la Iglesia y Cáritas prestan innumerables servicios sociales y asistenciales a los necesitados. Más aún, cada día tendrá que prestarlos en mayor número y calidad, teniendo en cuenta la realidad por la que están pasando muchos hermanos nuestros.

Pero si la Iglesia y Cáritas se limitaran a prestar dichos servicios, se convertirían en una mini o macroempresa llena –quizás- de eficacia humana, pero habría perdido su identidad.

En efecto, las señas de identidad de Cáritas son las de ser un ministerio eclesial, un servicio que nace de la entraña misma de la Iglesia, la manifiesta y la robustece. Ese servicio es inseparable y está en íntima relación con los otros dos servicios propios de la Iglesia: el servicio de la Palabra y el servicio de los Sacramentos. Palabra-Eucaristia-caridad están indisolublemente unidos en la vida y ministerio de la Iglesia; y han de estarlo en la vida y servicio del personal asalariado y voluntario de Cáritas.

Si una Eucaristía que no está refrendada por la caridad es sospechosa y corre el riesgo de ser una caricatura del culto verdadero y agradable al Padre; así también, la caridad que no se alimenta de la Palabra y no brota y conduce a la Eucaristía corre el riesgo de ser una caricatura de la caridad cristiana.

Esto explica que Caritas no puede renunciar a hablar de Dios y ofertárselo a quienes a ella se acercan. No se trata de instrumentar el servicio a los necesitados y convertirlo en instrumento de proselitismo. Menos todavía de imponer las propias creencias a los demás o de discriminar a quienes no comparten nuestra fe. Cáritas no ha pedido ni pedirá nunca el carné de cristiano para hacer de Buen Samaritano. Pero tampoco puede renunciar a su fe, que es esencialmente misionera.

Mirando al futuro, hoy es una buena oportunidad para preguntarnos si estamos a la altura de lo que Dios espera de nosotros respecto a la propuesta de la fe en él. Siendo conscientes de que la mayor de todas las pobrezas y carencias es no conocer y amar a Dios. Que el Señor no dé luces de fondo y siga derramando su gracia abundante para continuar haciendo el bien y para hacerlo según él quiere y espera.

Encuentro de Misioneros en la pastoral diocesana

por administrador,

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El día 3 de Junio nos hemos encontramos en la Delegación de Misiones alrededor de 20 curas diocesanos que hemos compartido algún tiempo de nuestra vida en los países de Misión. Ha sido una mañanapara reflexionar, dinamizar y compartir esfuerzos sobre el primer anuncio aquí. Hemos constatado que ese espíritu misionero siempre nos acompanha aunque hayan pasado ya años de nuestra pastoral ad gentes. De esta manera hemos querido contribuir en ese profundizar en nuestro Plano de Pastoral Diocesano que en la línea 2ª nos invita a prepararnos y dar pasos para el primer anuncio. … Continuar leyendo