2015 01 25 mensaje arzobispo de Burgos pdf
“El viaje ha sido, sobre todo, un encuentro gozoso con las comunidades cristianas de aquellas Naciones y conservaré siempre en mi corazón el recuerdo de la calurosa y cariñosa acogida del pueblo”. Con estas palabras ha resumido el Papa los sentimientos que hay en su corazón a la vuelta de su segundo viaje a Asia, continente que, como buen jesuita, lleva muy dentro de su corazón.
Tres han sido los momentos estelares de este viaje: la canonización de san José Vaz, en Sri Lanka, el encuentro con las familias en Manila y el encuentro con los jóvenes en la universidad de santo Tomás de esta ciudad.
San José Vaz fue un gran sacerdote misionero y un modelo de diálogo interreligioso. Con mucha frecuencia tuvo que administrar los sacramentos a los fieles disfrazado de mendigo, por motivos de la persecución. Pero no sólo se preocupaba de los fieles católicos sino que ayudaba indistintamente a todos los necesitados, fuesen de la religión que fuesen. Por eso, este santo es modelo para todos los cristianos actuales de Sri Lanka, que están “llamados a proponer la verdad salvífica del Evangelio en un contexto multirreligioso, con respeto hacia los demás, con pobreza y con perseverancia”.
La misa con las familias ha sido el momento cumbre de la visita a Filipinas. No sólo porque ha batido todos los records de asistencia –entre seis y siete millones- sino porque lo que dijo en su homilía será un punto de obligada referencia cuando haya que hablar de la familia numerosa. “Llena de consuelo y esperanza ver tantas familias numerosas que acogen los hijos como un don de Dios. Ellos saben que cada hijo es un don de Dios”, ha dicho el Papa ya en Roma.
Y ha añadido que no es verdad lo que, algunas veces, todos hemos escuchado o leído, que “la causa principal de la pobreza son las familias con tantos hijos y los muchos nacimientos”. La verdadera causa de la pobreza no son los hijos ni las familias numerosas sino que “la causa principal es un sistema económico que ha desplazado a la persona del centro y ha colocado en él al dinero”. Este sistema económico “excluye siempre” y “excluye a todos”: excluye “a los niños, a los ancianos, a los jóvenes sin trabajo y crea la cultura del descarte que estamos viviendo”. Todo esto “es el motivo principal de la pobreza, no las familias numerosas”.
Sin embargo, los poderes fácticos están empeñados en decir lo contrario, porque saben que están en juego incontables millones y el dominio de las masas. Son estos poderes los que crean y difunden el error y la mentira. Por eso, es preciso “defender las familias, para que puedan testimoniar la belleza del proyecto de Dios sobre la familia. Hay que protegerla contra las colonizaciones ideológicas, que atentan contra su identidad y misión”, ha enfatizado el papa Francisco.
Finalmente, los jóvenes. El Papa se reunió con más de treinta mil y les impulsó a implicarse en la renovación de la sociedad, especialmente a través del servicio a los pobres y de la tutela del medio ambiente. “La preocupación por los pobres es un elemento esencial de nuestra vida y de nuestro testimonio cristiano”. Por eso, hay que rechazar “cualquier forma de corrupción, porque la corrupción roba a los pobres”.
El Papa ha venido físicamente cansado de este intenso viaje. Pero lleno de alegría y consuelo, al ver la fe de estos dos países y las posibilidades que tiene el catolicismo de Filipinas como avanzadilla de Asia. Pidamos todos al Señor impulse el espíritu misionero de los cristianos de ambas naciones.