2015 04 21 martes: resumen de prensa

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Actualidad

Puentedura se dispone a celebrar sus fiestas patronales en honor de San Jorge:

 

El próximo año se cumplirá el centenario de la apertura de la urna que contiene los restos de San Vitores y con motivo de esta conmemoración, el Ayuntamiento de Fresno de Río Tirón y la Asociación Pueblos de San Vitores están trabajando en varios frentes para honrar al santo:

 

La empresa burgalesa Vidrieras Barrio ha sido designada Amigo Mayor de la Catedral 2015 por la catedral de Astorga, en reconocimiento de su excelente trabajo:

 

 

Manuel Guerra: «La Iglesia católica vencerá todos los peligros porque tiene a Jesucristo»

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Manuel Guerra Gómez, nació en la localidad burgalesa de Villamartín de Sotoscueva en 1931. Estudió en el Seminario de Burgos y se ordenó sacerdote en Salamanca, donde se doctoró en Filología Clásica. Posteriormente estudió en Roma Teología Patrística. También estuvo un año en Alemania. Ejerció como profesor en el Seminario Menor. Presidente de la Facultad de Teología del Norte de España. Fundador del Movimiento Familiar Cristiano en Burgos en los años 60. Ha publicado 29 libros, entre ellos, Diccionario Enciclopédico de las Sectas, que alcanza las 5 ediciones. Esta tarde presenta en la Facultad de Teología la última de sus publicaciones: «¿Por qué hay tantas religiones? El cristianismo y la verdad de las otras creencias».

 

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El sacerdote Manuel Guerra.

 

P.: Sacerdote e investigador…

R.: Así es, la búsqueda de la verdad es muy importante e incluso imprescindible también en el ámbito pastoral. Hubo un hecho que marcó mi vida a los 30 años, cuando hice unos ejercicios espirituales en Burgos, con un sacerdote de Ávila, don Baldomero Jiménez Duque, que tenía un gran prestigio como sacerdote pastoral e investigador. Él fue quien me orientó hacia la investigación, aunque siempre me decía que con una sola pata no se anda, el aspecto pastoral también es muy importante. Mi tiempo libre siempre lo he dedicado a investigar.

 

P.: ¿Cuáles fueron sus primeras investigaciones?

R.: Desde el principio me interesaron los primeros siglos de la Iglesia, desde el siglo VIII antes de Jesucristo. Un periodo muy interesante porque ahí, en el primer milenio, tenemos el modelo de diálogo ecuménico entre ortodoxos y católicos, como ejemplo de unidad de los cristianos que ahora se busca.

 

P.: ¿Fue muy duro el comienzo de la Iglesia?

R.: Sí, por la intransigencia del Imperio Romano, que hace oficiales a la gran mayoría de las religiones, pero persigue al cristianismo.

 

P.: ¿Y cual ha sido la clave de la supervivencia?

R.: Sin duda alguna la clave es Jesucristo, porque cualquier institución humana en el siglo II hubiera sucumbido, con persecuciones brutales, hasta el punto de que todos los súbditos debían adoración a la estatua del emperador o de Jupiter; si no eran reos de muerte. Los cristianos no tenían salida. Algunos apostataron y hubo muchos mártires.

 

P.: ¿Dónde está el peligro para la Iglesia?

R.: Yo diría que no es exterior, el peligro siempre está dentro. Los cristianos no somos santos, si lo fuéramos no habría peligro, pero no lo somos. Tenemos una Iglesia con mucha gente, pero pocos practicantes… De una parroquia de 10.000 feligreses, ¿cuántos van a misa los domingos?, ¿qué hacemos? Por eso el papa Francisco nos llama a salir a las periferias; tenemos que impregnar el ambiente que nos rodea o estamos perdidos si nos dejamos contagiar por el actual, con el laicismo y el relativismo, que nos lleva a que no existen verdades universales. Los cristianos y nuestra falta de santidad contribuimos a ese ambiente. Ese es el peligro.

 

P.: ¿El modelo de sociedad actual no ayuda?

R.: Nada, porque se vive a espaldas de Dios, no se menciona a Jesucristo en nuestra vida social, lo hemos apartado. Estamos en una corriente totalmente laicista, que reduce el contenido religioso al fondo de la conciencia y a los templos, pero nada en la calle, nada en la vida social, nada en la educación, ningún signo externo. En España estamos viviendo esta situación, nos hablan de un tiempo nuevo, que es un tiempo laicista.

 

P.: ¿Qué podemos hacer los cristianos?

R.: Está muy claro: ser santos e irradiar a Jesucristo allá donde estemos. Los tiempos han cambiado, antes para ser ateo hacía falta personalidad, ahora es al revés. Los blandos no sirven para ser cristianos, hay que nadar contracorriente, con la confianza de que si nos fiamos de Jesucristo el triunfo es seguro.

 

P.: Pero ser santos es imposible, el cristiano también es pecador, ¿no?

R.: Cierto, el cristiano debe tratar de serlo sabiéndose pecador, aunque un pecador que ama a Jesucristo y que se siente amado por Él, porque el verdadero amor nace de Dios; para poder amar, primero tenemos que sentirnos amados. Y algo importante, el cristiano debe acoger al pecador, pero nunca al pecado.

 

P.: Tal como están las cosas, ¿queda poco margen al optimismo?

R.: Los cristianos no debemos tener miedo, no dejarnos llevar por el pesimismo. De algo estoy seguro: la Iglesia va a seguir en la fe y en la historia, pero no por nosotros, ni por nuestros méritos, sino porque está Jesucristo, el único modelo a seguir. Los cristianos de ahora debemos dejar atrás el miedo y llenarnos de fe y valentía, que nos hace mucha falta, respaldándonos unos a otros.

 

P.: En definitiva, mirar hacia adelante…

R.: Ya lo decía Cherteston en El Hombre Eterno: “El cristianismo ha muerto muchas veces y otras tantas se ha alzado de nuevo, pues contaba con un Dios que sabía como salir del sepulcro”. Debemos confiar en que la Iglesia Católica, como su fundador, Jesucristo, por difíciles que sean los tiempos, y estos lo son, aunque sea crucificada, siempre resucita.

 

Lampedusa: una herida que sangra cada vez más

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Las aguas del Mediterráneo han vivido de nuevo la tragedia de un naufragio que se ha cobrado la vida de cientos de inmigrantes. El barco, que partió de Egipto, se hundió a 120 millas de Lampedusa, y se calcula que más de 900 personas podrían haber perdido la vida, mientras que 28 han podido ser rescatadas. El portavoz del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), Sami Carlotta, ha advertido que podría tratarse de «una de las mayores tragedias humanitarias en el Mediterráneo». El papa Francisco abordó el sábado este tema durante  una recepción con el presidente italiano en el Vaticano, y recordó que «no debemos cansarnos de solicitar un compromiso más amplio a nivel europeo e internacional».

 

lampedusa

Uno de los barcos que llegan a Lampedusa

 

José Luis Lastra, responsable de la mesa diocesana de pastoral con inmigrantes, se ha pronunciado ante este suceso como una tragedia humanitaria, no puntual, sino cotidiana. «Como ha dicho el primer ministro italiano, son hombres, mujeres y niños, no números». Por otro lado, recuerda el fracaso de un mundo globalizado donde es posible conocer todo al instante, «pero no es posible actuar más eficazmente por salvar vidas humanas». Y desde la fe, como «una llamada apremiante de Dios a nuestra conciencia: ¿Dónde está tu hermano?».

Un problema que va a peor

Ante la actitud de la comunidad internacional, Lastra ve la situación «como una hemorragia donde intentamos poner vendas, y además pequeñas, pero la herida sigue sangrando y cada vez va a peor». Considera que la comunidad internacional ha dejado a Siria a su suerte, al igual que ha sucedido hace tiempo con África, y que ahora está sucediendo lo mismo con Libia, «y a Europa nos llegan las consecuencias, que malamente podemos atajar. Faltaría esa ‘autoridad internacional’ que los últimos papas han reclamado para que se intentara poner fin a los actuales y crecientes conflictos y catástrofes humanitarias».

 

Por otra parte, Lastra explica que parte de este fenómeno migratorio con fatales consecuencias para los inmigrantes, se debe a que desde Europa se dio por terminada la operación Mare nostrum, «que era italiana y debía costar una cantidad importante de dinero, y se dedicaba a salvar vidas», y en su lugar la Unión Europea ha puesto en marcha la operación Tritón, «que se dedica con muchos menos medios a controlar las fronteras pero desde este lado. Italia hace lo que puede con sus medios, pero a todas luces insuficientes». El último ingrediente a toda esta situación es el total descontrol de Libia, «que ahora mismo es un avispero donde Europa no se quiere meter, lo cual es un caldo de cultivo para las mafias esclavistas».

Acción internacional

Sobre cómo poner freno a estas tragedias que empiezan a estar cada vez más presentes en el Mediterráneo, Lastra comenta que el papa insiste mucho en una acción urgente internacional para «tapar la hemorragia». «Añadiría a eso otra acción urgente internacional para intentar sanar la herida: implicarse en la solución de los conflictos en origen con intervenciones de una fuerza internacional donde se pueda, o al menos con algo que dicen que sería muy eficaz: bloqueo económico y armamentístico a todas esas zonas en conflicto. Si ha sido posible hacer un bloqueo económico a Cuba, y lo han conseguido durante años, ¿cómo no va a ser posible, si se quiere, cerrar el grifo de armas, dinero y venta de petróleo en Libia, Irak, Siria o Centroáfrica?».

 

La implicación de los cristianos, según Lastra, pasa por rezar; «el papa lo ha pedido en el ángelus». Además, denunciar la situación, aunque esté lejos de las costas españolas -«pero podría empezar a llegar a las nuestras»-. Y por otro lado, «ser solidarios en la medida que podamos. Muchas parroquias de Italia están acogiendo en sus salones a los refugiados y náufragos de las últimas semanas; quizá algún día nos toque a nosotros…» Y como país, «no dar ‘lecciones’ y exigir cosas a los demás, cuando la política de asilo en España es casi nula, irrisoria… Y en la mayoría de estas tragedias no se trata de inmigrantes laborales, sino de refugiados políticos». Además, Lastra recuerda que el 11 de mayo se celebrará un Círculo de Silencio en el Paseo Sierra de Atapuerca, en el que serán recordados los fallecido en este naufragio.

El monasterio de Vivar del Cid, escenario del encuentro diocesano de jóvenes

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El encuentro se desarrolló en Vivar del Cid.

 

Bajo el lema “Bienaventurados los limpios de corazón” se ha desarrollado este fin de semana en el monasterio de Vivar del Cid el encuentro diocesano de jóvenes. La convivencia en el fin de semana ha supuesto una oportunidad para que los jóvenes de la diócesis pudieran compartir con otros con los que habitualmente no están, lo que están haciendo y viviendo.

 

Tomando como referencia la propuesta del papa Francisco para la Jornada Mundial de la Juventud de este año, la formación a lo largo de la mañana del sábado se centró en el mundo de los afectos y cómo vivir la experiencia del enamoramiento y el amor en sus distintas etapas y manifestaciones. Por la tarde, los asistentes al encuentro pudieron conocer el testimonio de vida de un matrimonio y de las monjas que viven en el monasterio junto con lo que están desarrollando cada uno de los jóvenes en sus parroquias y movimientos. Al atardecer, la comunidad de Testigos del Resucitado ayudó a los jóvenes a vivir la experiencia del  Via Lucis con cada una de las catorce estaciones que van desde la Resurrección hasta Pentecostés.

 

El encuentro comenzó el viernes con la oración joven del  mes después de la cena. En esta ocasión la convocatoria mensual se trasladó hasta el lugar donde estaban convocados los jóvenes en Vivar. La oración estuvo acompañada de textos y cantos teresianos. La intención especial de fue unirse a la jornada de oración por las vocaciones.

 

En palabras de Agustín Burgos, delegado de infancia y juventud y organizador del encuentro, esta experiencia ha ayudado a los jóvenes «a seguir tomando conciencia de nuestra pertenencia a la Iglesia, de la necesidad de caminar con procesos de fe y de saber que el mundo de corazón es una dimensión que necesita ser educada para vivir la limpieza de la que habla la bienaventuranza del lema».

La Jornada Mundial de la Juventud del próximo año 2016 tendrá como lema “Bienaventurados los misericordiosos” y los jóvenes de la diócesis participaran junto al papa en la ciudad polaca de Cracovia en los últimos días del mes de julio.