Continún las sesiones del Aula de Doctrina Social de la Iglesia en Aranda

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 Esta tarde, a las 20:00 horas, tendrá lugar la segunda sesión del Aula de la Doctrina Social de la Iglesia, organizada por la Comisión de Pastoral Obrera del arciprestazgo de Aranda. Y como viene siendo hasta ahora, se compondrá de los dos grupos habituales.

 

laudato si

 

A lo largo de este curso se irá reflexionando sobre la última encíclica del papa Francisco, «Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común» a partir de unas fichas que ha elaborado el Departamento de Formación Sociopolítica de la diócesis de Burgos. En esta reunión se empezará con la primera ficha, «Ecología y Doctrina Social de la Iglesia», correspondiente a la introducción de la encíclica. Los ponentes serán Juan Ochoa Santamaría, superior de los padres claretianos, que intervendrá en el grupo de la Casa de la Iglesia (plaza de los Tercios); y José Luis Lastra Palacios, coordinador del Departamento Diocesano de Formación Sociopolítica, quien presentará su ponencia en el grupo de la parroquia de Santa Catalina. Ambos grupos están abiertos a los asistentes habituales del Aula de la Doctrina Social de la Iglesia y a cuantas personas interesadas quieran participar.

 

Además, este se comenzará a recaudar dinero para el gesto solidario anual, que en esta ocasión irá destinado a A.F.A.R. (Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Aranda y la Ribera).

2015 11 16 lunes: resumen de prensa

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Actualidad

Ecclesia publica el último mensaje del administrador apostólico de la diócesis, Francisco Gil Hellín:

 

La cifra de visitantes que han pasado por la capital ribereña desde el cierre de la muestra de Las Edades del Hombre vuelve a los valores de 2013:

Historia

Se cumplen 500 años del nacimiento de Francisco de San Román, el burgalés que intentó convertir al protestantismo al mismo emperador Carlos V y que terminó ejecutado en un Auto de Fe:

Día de la Iglesia diocesana: «Miles de historias… gracias a ti»

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cartel iglesia diocesana

El lema de este año es «Una Iglesia y miles de historias gracias a ti».

 «La diócesis es una porción del pueblo de Dios cuyo cuidado pastoral se encomienda a un obispo con la cooperación del presbiterio, de manera que, unida a su pastor y congregada por él y en el Espíritu Santo mediante el evangelio y la eucaristía, constituya una Iglesia particular en la cual y verdaderamente está presente la Iglesia de Cristo, una, santa, católica y apostólica». Así define el Código de Derecho Canónico la diócesis o Iglesia local. Pueblo, obispo, presbiterio, Espíritu Santo, evangelio, sacramentos e Iglesia son los elementos que no deben faltar para que a un determinado territorio se le pueda llamar diócesis. La de Burgos cuenta con todos ellos y, a mediados del mes de noviembre, celebra que sigue cumpliendo con su misión evangelizadora. El 15 de noviembre, coincidiendo con el día de la Iglesia diocesana, todos los miembros de la Iglesia burgalesa celebran una jornada en la que toman conciencia de su pertenencia a la misma y, como ocurre con las grandes instituciones, la diócesis da a conocer la labor realizada en el último año, da cuenta del estado de sus finanzas y de cómo ha administrado el dinero y hace balance del trabajo realizado y su repercusión en la sociedad.

 

Una labor que no sería posible sin la colaboración de todos los cristianos burgaleses. De hecho, el día de la Iglesia diocesana lleva como lema este año «Miles de historias gracias a ti», con el que se quiere hacer hincapié en la importancia de la participación –tanto económica como de colaboración directa– de todos los cristianos para llevar adelante la misión evangelizadora de la Iglesia. «Porque son los recursos económicos, pero sobre todo las personas, los que facilitan que la Iglesia pueda cumplir con su misión», tal como asegura Vicente Rebollo, ecónomo diocesano. En estos días, él es el encargado de presentar cuentas y hacer balances sobre el modo en que la diócesis ha llevado a cabo su labor celebrativa, asistencial y pastoral en el último año. 

Las cuentas claras

Una de las razones de tal ejercicio de transparencia es el de mostrar a la opinión pública cómo se ha utilizado el dinero que cientos de personas confían a la Iglesia para desarrollar su importante labor. Y es que, tal como asegura Rebollo, «nosotros no somos propietarios, sino meros administradores de ese dinero. Si alguien nos lo ha confiado debemos en justicia mostrarle cómo lo hemos empleado». Así, del balance económico se desprende que la diócesis cerró el año pasado con un superávit de algo más de 300 mil euros «no porque nos estemos lucrando sino porque no se han llevado a cabo dos obras que estaban presupuestadas por razones que no nos competen, sino que se deben a retrasos de la administración pública». Se trata del centro parroquial de Ibeas de Juarros y de la parroquia de San Juan Pablo II, todavía en espera de ejecutarse a falta de las autorizaciones.

 

Con todo, para Rebollo «estas cifras nos hablan de vida», de una ingente actividad pastoral y asistencial que llevó el año pasado a la atención directa de más de 16 mil personas en el campo de la caridad –entre Cáritas, Atalaya, los Hermanos de San Juan de Dios y otras instituciones caritativas– y otras tantas en la formación en las parroquias y centros de enseñanza de la diócesis. Es mucho el trabajo asistencial que realizan miles de cristianos implicados en diferentes organismos y estructuras presentes en la diócesis. La atención a los empobrecidos, los enfermos, inmigrantes o las personas privadas de libertad, las que carecen de hogar o intentan superar su drogodependencia son acompañadas por una muchedumbre de voluntarios a los que también se quiere rendir homenaje en este día de la Iglesia diocesana. Junto a ellos, la otra cara de la moneda la aporta la labor celebrativa y pastoral. El año pasado, se celebraron en Burgos casi 2.000 bautizos, 1.600 confirmaciones, casi 2.200 primeras comuniones y 423 bodas.

 

Toda una labor evangelizadora que no se podría llevar a cabo sin la aportación económica de tantas personas que, siendo católicas o no, colaboran con el sostenimiento económico de la Iglesia. Para Rebollo «es significativo que la aportación de los fieles en el capítulo de ingresos es cada año mayor, superando a lo que recibimos de la casilla de la declaración», lo que indica que lo que aporta el IRPF a las arcas de la diócesis supone apenas un 16% del total de ingresos.

 

En la cuenta de gastos las mayores partidas son las destinadas al pago del personal seglar que trabajan en organismos de la Iglesia burgalesa (la inmensa mayoría en los colegios diocesanos), a la atención pastoral y asistencial – casi 6 millones de euros– y al cuidado y reparación del basto patriomonio diocesano –algo más de 9 millones–.

Todos suman

Con todo, Rebollo desea focalizar la atención en la generosidad de los burgaleses: «Todos somos y formamos parte de esta gran familia que es la diócesis de Burgos. Gracias a la colaboración de todos podremos contribuir a crear una sociedad mejor y más justa, posibilitando que la Iglesia pueda seguir estando al lado de todos», indica. De hecho, y tal como indica el lema de la jornada de este año, «cada uno de nosotros puede ser el artífice de la creación de miles de historias de crecimiento personal y de un futuro mejor». Una llamada a la colaboración y participación de todos.

Una Iglesia y miles de historias

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2015 11 15 mensaje administrador apostolico pdf

 

Cuando la radio y la televisión hablan de “la Iglesia” es muy frecuente que la identifiquen con el Vaticano, los obispos y los curas. No sólo los medios de comunicación hablan así, sino que es el tenor más común en las conversaciones de mucha gente, incluso practicante.

Esta imagen es parcial y distorsionada, porque no responde a la realidad y es la foto-fija de un tipo de Iglesia que pudo existir en otro tiempo pero que, para nuestra fortuna, ha sido superada por el Vaticano II. En efecto, basta acercarse al que es su principal documento y la espina dorsal de todos los demás: la constitución dogmática sobre la Iglesia (Lumen Gentium), para advertir que Iglesia es sinónimo de Pueblo de Dios, Cuerpo Místico o sacramento universal de salvación; y que el Bautismo es la gran puerta de entrada y de pertenencia a ella.

Todos los bautizados somos, por tanto, Iglesia. Más aún, somos Iglesia en el mismo grado y medida. Yo, por ejemplo, no soy más Iglesia por ser obispo que el sacristán de una parroquia. Ni el Papa es más Iglesia que un sacerdote de la selva africana o de un fiel del pueblo más remoto y perdido de los Andes. Ciertamente, el Papa y el obispo tienen una función específica y especial dentro de la Iglesia, pero no están por encima o al margen de ella.

Gracias a Dios se van dando pasos en la buena dirección y vamos recuperando una concepción de Iglesia más próxima al designio de Dios y de Jesucristo, su Fundador, y, por tanto, más próxima a lo que realmente es. Pero todavía nos falta mucho camino por andar. Lo importante es seguir caminando –aunque sea despacio- por el buen camino y potenciar todo aquello que se inscribe en este marco. Bienvenido sea, por tanto, el “Día de la Iglesia diocesana”, que celebramos este domingo, y que tiene por finalidad profundizar en el conocimiento de la Iglesia, sentirnos cada vez miembros más activos y comprometidos y responsabilizarnos con sus necesidades. También con las materiales y económicas.

Estos años de crisis nos están descubriendo el importantísimo papel que desarrolla la Iglesia en su dimensión caritativa con tanta gente necesitada. Ciertamente, corresponde al Estado hacer frente a las  necesidades de sus ciudadanos. Pero sin la ayuda de la Iglesia, tanto a través de Cáritas como del Banco de Alimentos, Burgos acoge y otras instituciones, mucha gente necesitada lo habría pasado todavía peor.

Esta labor asistencial es la más visible pero no es la única. El anuncio de la fe a los que nunca han oído hablar de Jesucristo o se han olvidado de él, la enseñanza del Catecismo y de la Religión tanto a los niños como a los adultos, la celebración de la Eucaristía y de los demás sacramentos, la custodia y protección del patrimonio artístico que hemos de legar a quienes vengan detrás de nosotros, el acompañamiento a tantas parejas que están en crisis, la atención a los ancianos y enfermos y un largo etcétera son otras tantas acciones que la Iglesia –nuestra Iglesia- realiza a diario y viene realizando desde hace muchos siglos.

Estoy seguro de que la historia de nuestra Iglesia, a pesar de todas sus limitaciones, nos gustará cada día más, si cada día la conocemos mejor. Pensemos hoy, al celebrar  la efeméride “Día de la Iglesia diocesana”, en las más de 54 mil personas beneficiadas oficialmente por su labor caritativa, en los más de mil misioneros esparcidos por los cinco continentes, en tantos sacerdotes entregados a la catequesis y celebración de la misa y de los demás sacramentos en nuestras mil parroquias, y en toda esa labor no contable pero real que se realiza en el día a día. Nos animaremos a colaborar con creciente generosidad para que los “miles de historias” que gracias a todos realiza la Iglesia, puedan multiplicarse por muchas más.

Catequistas con corazón comunitario

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El delegado de catequesis de la diócesis de Osma Soria, Mario Muñoz Barranco, ha sido el encargado de impartir esta mañana la ponencia marco del encuentro anual que los catequistas de la diócesis han mantenido en el Seminario de San José. Bajo el lema «Catequistas con corazón comunitario», Muñoz ha hecho referencia a la comunidad parroquial, al grupo de catequistas y al grupo de catequizandos, subrayando que «es fundamental que se les transmita y sientan su propia pertenencia a la Iglesia». Una pertenencia a la comunidad eclesial que tiene que llevar a cada uno de los integrantes de estos grupos a ser «discípulos misioneros» como una «consecuencia lógica de haberse encontrado con Cristo».

 

Para el ponente, el interés que el catequista tiene que poner en su grupo es doble: «Por una parte, transmitir que cada uno de sus chicos forma parte de la Iglesia y, por otra, llevar un acompañamiento personal para ayudarles en el crecimiento personal en la fe». En este sentido, el respaldo de la comunidad cristiana es fundamental, y la misma Iglesia debería mostrar que los propios catequistas forman parte fundamental de la misma: «La comunidad cristiana nos ayuda a sentir la Iglesia universal pero, a su vez, el catequista es fundamental para que esa comunidad concreta sea realmente comunidad cristiana».

 

De cara a su misión en la Iglesia, Muñoz anima a los catequistas de la diócesis a no perder la ilusión en su tarea: «Cristo está con nosotros y no tenemos nada que temer; aunque la tarea del catequista tiene sus dificultades es una oportunidad que tenemos como cristianos de transmitir lo más grande que tenemos, el tesoro de la fe».

Catequistas burgaleses

La ponencia del sacerdote soriano formaba parte de un programa más amplio de actividades que ha organizado la delegación diocesana de catequesis y al que han asistido algo más de un centenar de catequistas. Los actos han comenzado con una oración y un saludo de bienvenida por parte del administrador apostólico de la diócesis, Francisco Gil Hellín. Tras la ponencia, los catequistas han reflexionado en pequeños grupos sobre el tema abordado para dar paso así a la celebración de la eucaristía presidida por el vicario de pastoral, Máximo Barbero. Tras la comida habrá tiempo para participar en una pequeña velada, la puesta en común del trabajo de los grupos y el compartir varias experiencias pastorales en el ámbito catequético.