
Alejandro García es natural de Villanueva de Argaño.
La familia de Germán García García, que será beatificado junto con Valentín Palencia y sus compañeros el próximo 23 de abril, vive de manera muy especial estos días previos al acontecimiento. Sus familiares más directos harán un esfuerzo por estar presentes en la ceremonia en la catedral, pero no será fácil porque, en su mayoría, están fuera de Burgos. Quien no faltará a la cita es su sobrino Alejandro García Moreno, también nacido –al igual que Germán– en el municipio burgalés de Villanueva de Argaño. Alejandro tenía solo dos años cuando aconteció la tragedia ya que nació en 1935, pero le han contado muchas cosas y en numerosas ocasiones la historia de su tío: «Quien más me ha hablado de Germán fue mi madre porque lo trató mucho en los momentos en los que estuvo en el pueblo y tenía un recuerdo imborrable de él y siempre me decía que era una buena persona, que no hizo mal a nadie aunque lo mataron». Eso le comentaba Gabina, su madre, quien tuvo una larga vida, casi hasta los 100 años y siempre le tuvo presente en su más entrañable recuerdo.
Alejandro está jubilado desde hace 25 años y vive con su esposa en la capital burgalesa; su vida laboral la pasó como administrador en una importante empresa de carburantes.
«Aquel avión de papel…»
Entre los recuerdos de Alejandro sobre su tío, tiene en su memoria un avión de papel que le hizo: «Aunque yo era pequeño lo tengo en mi cabeza, era un avión de papel, de color de rosa, muy grande y tenía un alambre, estuvo varios años conmigo pero ya no lo he encontrado».
Alejandro es una persona agradable y comunicativa, muy sencillo y sincero en cada palabra que trasmite: «He estado buscando fotografías y recuerdos de Germán por toda mi casa y la de mis padres pero no he encontrado nada, ni una sola fotografía, así que me ha hecho mucha ilusión cuando he visto el cuadro pintado por un artista con motivo de esta beatificación, en cuanto lo vi, lo observé atentamente y por deducción supe quien era mi tío, el que está al lado de don Valentín, lo tuve que intuir, ya que no están puestos los nombres y me ha hecho mucha ilusión ver su retrato».
«Una agradable sorpresa»
La beatificación de Germán García ha sido una agradable sorpresa para su sobrino Alejandro: «Sinceramente no me lo esperaba, sabíamos que hubo una causa para su beatificación hace casi 20 años, pero pensábamos que no prosperó y ya no esperábamos nada; cuando me comunicaron la beatificación de mi tío fue una maravillosa sorpresa».
Alejandro es creyente y practicante en la Iglesia de hoy, al igual que su mujer: «Sí, porque desde pequeño mis padres me inculcaron la fe y no he dejado nunca de serlo, por eso la beatificación de mi tío Germán es para mí muy especial, pero la vivo como un cristiano más; entiendo que ahora Germán es ya de toda la Iglesia y habrá muchas personas rezando para obtener sus favores desde el Cielo, me alegra compartirlo con todos los cristianos. Yo antes rezaba por su alma, pero ahora le digo en mis oraciones que me tenga presente, porque lo necesito más que él», y sonríe al contárnoslo.
En la familia de Germán se ha aceptado con total sencillez la beatificación de uno de sus miembros: «Murió por su amistad con don Valentín Palencia, hubiera dado todo porque le quería mucho y nunca lo iba a abandonar, mi tío era un buenazo en el sentido amplio de la palabra, una persona leal en su amistad y muy creyente, desde pequeño tuvo vocación religiosa y por ello se hizo Marista».
Alejandro también destaca la formación de su tío: «Era una persona muy formada, estuvo dando clases en Holanda y Brasil, en Burgos trabajó en un hotel ya que sabía varios idiomas y le gustaba la música, tocaba el clarinete».
Pero más allá de la amistad con don Valentín, sus profundas creencias religiosas, su fe, estuvo presente en la decisión final de ofrecer su vida.
«La misa era para ellos el gran momento del día y alguien les denunció por ofrecerla todos los días. Hubiera sido fácil salvar la vida solo con renunciar a decir misa diaria o no acudir a ella, pero entendieron que su fe en Jesucristo estaba por encima de todo, y les costó la vida»
Reunir a la familia
Alejandro tiene tres hijos: «Sería bonito reunir a toda la familia con motivo de la beatificación, me gustaría porque es un momento especial, lo vamos a intentar, pero tienen sus obligaciones y viven fuera, por lo que no será fácil».
Otro asunto es la ceremonia de beatificación en la catedral: «Nunca he asistido a un acto similar y será todo nuevo, supongo que aflorarán sentimientos muy especiales, no sé ni la ropa que voy a ponerme para ese día, pero seguro será inolvidable»…
Así es la familia más directa de Germán García, sencillez y naturalidad ante unos momentos únicos en la vida por la beatificación de uno de sus miembros. Siempre tuvieron en el recuerdo más entrañable a Germán, pero a partir de ahora van a levantar la mirada al cielo cada vez que piensen en él, esperando recibir una gracia, pidiendo por una causa o simplemente agradeciendo la suerte de llevar su sangre.