Culminan las bodas de oro de la parroquia de Santa Catalina de Aranda

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santa catalina aranda

 

La parroquia de Santa Catalina de Alejandría, en Aranda de Duero, celebra su 50 aniversario desde que se colocó la primera piedra en la nave, y con motivo de ello, se han estado celebrando varios eventos como homenaje a lo largo del año pasado. Sin embargo, esta última semana de noviembre ha sido la «semana fuerte» en cuanto a los actos de homenaje y clausura.

 

Durante esos días, se han organizado eventos como conferencias acerca de la historia del barrio, la construcción de la parroquia, la cofradía y la ermita de San Pedro (perteneciente a la parroquia) o concursos de cocina. Además, se contó con la presencia del javeriano arandino Carlos Collantes para hablar de su labor como misionero en África. Otra experiencia misionera fue la que aportó monseñor Isidro Barrio, obispo en Perú procedente de Burgos y que estuvo al frente de la parroquia durante cinco años. Los feligreses también cumplieron con un papel determinante en las celebraciones, ya que los diferentes grupos que han pasado por la parroquia se reunieron para contar sus inquietudes y lo que ha significado para ellos implicarse en esta comunidad. La música estuvo presente gracias al Orfeón Arandino, que ofreció un concierto ayer.

 

La culminación de estas bodas de oro tendrá lugar hoy a las 18:00 horas, con una misa solemne que presidirá en el templo el arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez, y que estará concelebrada por todos los sacerdotes que han pasado por la parroquia o que ejercen su ministerio por la zona.

Primera Semana del Cofrade

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semana santa

 

Del 27 al 30 del mes que termina, se va a celebrar en nuestra Iglesia diocesana la 1ª semana del Cofrade, organizada por la Delegación de Religiosidad Popular y Cofradías. Por eso, en esta reflexión dominical, hoy quiero referirme, con toda valoración y afecto, a las Cofradías y a sus cofrades.

 

Ser cofrade, en su sentido literal es ser «co-hermano»; «hermano con otros» que forman, en su conjunto, las Cofradías que son congregaciones o hermandades de cristianos. En el ámbito cristiano surgen ya en el siglo IX, alcanzando su forma definitiva en el XIII y su mayor expansión a partir del XVI. Resulta agradable comprobar cómo en la mayoría de parroquias de nuestra diócesis existieron diversas, según se nos atestigua por el rico legado histórico y cultural que conservamos en el archivo diocesano y por las muestras artísticas (escultóricas, pictóricas, de imaginería u orfebrería) que costearon y que aún embellecen los templos. La mayoría de Cofradías se agrupan en torno a éstas: las dedicadas a la Virgen, que fueron patrocinadas por los dominicos; las de Semana Santa, por los franciscanos; las de ánimas, por los carmelitas; las del Santísimo, para resaltar la importancia de la Eucaristía y otras en torno a santos o devociones más populares y particulares.

 

Todas ellas han contribuido al florecimiento de la vida cristiana entre nosotros. Han aportado un importante caudal de vida espiritual, cultural y caritativa en la vida de nuestros pueblos. De tal manera que la historia de muchos de ellos no se puede hacer sin la referencia obligada a la labor que durante siglos han venido realizando nuestras Cofradías. Pero estas asociaciones realizan ahora sus tareas en una Iglesia que camina por un mundo que tiene poco que ver con la Edad Media o la Contrarreforma. La Iglesia ha celebrado y ha vivido el Concilio Vaticano II y ello ha contribuido a la renovación de estas asociaciones, que hoy constituyen un movimiento muy numeroso de seglares, con una misión evangelizadora importante en una sociedad cada vez más descristianizada.

 

Las Cofradías ofrecen, por supuesto, una dimensión cultural, social, festiva, floklórica, incluso, en algunas manifestaciones; pero sobre todo ello ha de prevalecer su genuino ser cristiano, que es el alma de estas asociaciones a las que sustentó siempre y sustenta la Iglesia Católica. Identidad religiosa que tiene una finalidad muy clara: el culto, la vida cristiana de sus miembros, la evangelización y el ejercicio de la caridad. Para Benedicto XVI «las Cofradías eran escuelas de vida cristiana y talleres de santidad». Para el Papa Francisco «en las Hermandades y Cofradías, que forman parte importante de la piedad popular, tiene la Iglesia un tesoro, porque son un espacio de encuentro con Jesucristo». Y es que las Cofradías tienen una misión específica e importante que es mantener viva la relación entre la fe y la cultura de los pueblos a través de la piedad popular.

 

En la propia Iglesia, a veces hemos podido cometer el error de pensar que estas expresiones de piedad popular eran menos adecuadas con la vivencia de una fe cristiana más culta y actualizada. Sin embargo, «la piedad popular, dice también el Papa, si se vive en la Iglesia y se deja guiar por ella, es una senda que lleva a lo esencial, es un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana», porque llega a los más sencillos, porque cada cofrade, cada Cofradía transmite la fe en formas que perciben los sentidos, los sentimientos, la fiesta, los símbolos de las distintas culturas… Ciertamente en la piedad popular se percibe el modo en que la fe recibida se encarna en una cultura y se sigue transmitiendo. Hoy las Cofradías se han convertido, incluso, en puerta de entrada a la Iglesia para algunos jóvenes. Por tanto, ¡aprovechemos bien esa fuerza misionera!

 

Por ello, os invito, queridos cofrades, a renovar más y mejor el potencial religioso y evangelizador de vuestras Cofradías, a poner vino nuevo en odres nuevos, y a que aprovechéis vuestra pertenencia a la Cofradía para renovar y actualizar el sentido bautismal, eclesial, misionero y solidario. Termino ofreciéndoos las palabras del Papa a los cofrades en el encuentro del Año de la Fe: «Acudid siempre a Cristo, fuente inagotable, reforzad vuestra fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia… A lo largo de los siglos, las Hermandades y Cofradías han sido fragua de santidad de muchos que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor». Así os lo deseo de corazón.

«Hoy acoger a los jóvenes en la Iglesia no es hacer cosas para ellos, sino con ellos, aceptarlos como son»

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Laura Terradillos Bilbao es burgalesa aunque cursó estudios de psicología en Salamanca y realizó un master en Madrid. Casada y con un hijo, es profesora de Formación Profesional Básica en el Centro Educativo Salesianos de la capital burgalesa. Pertenece a la parroquia de la Inmaculada, donde da catequesis de Confirmación desde hace 10 años y actualmente atiende un grupo de posconfirmación con 8 miembros. A nivel diocesano pertenece al grupo de Pastoral Juvenil, en el que se programan actividades para los jóvenes. Además, es cooperadora salesiana, un grupo seglar que busca dar respuesta a las inquietudes de los jóvenes y ofrecerles alternativas de ocio y formación.

 

Laura considera que conectar con los jóvenes no es tan difícil, porque aunque los tiempos hayan cambiado todos tenemos aficiones de música o de ocio que pueden ser iguales a las de los jóvenes, o  que es posible llegar a ellos través de la vocación o los valores compartidos con ellos. No obstante, cree que es un reto que la Iglesia debe asumir y una obligación como creyentes. En su opinión, los jóvenes de hoy no son muy diferentes a los de otras generaciones: «Ni mucho menos, lo que pasa es que el joven nos confronta, nos sitúa delante del espejo, nos hace ver nuestras flaquezas y eso no nos gusta a nadie, por eso hay cierto temor a dedicarnos por entero a ellos desde la Iglesia. El joven busca su camino y quiere sinceridad y compromiso, no valen solo las palabras, ellos demandan coherencia en las actitudes, no les podemos pedir un estilo de vida cristiano, sin antes asumirlo y vivirlo nosotros, porque nos lo echarán en cara o se alejarán».

 

Los jóvenes de hoy, asegura, buscan «lo que hemos buscado todos siempre, una mano amiga, que te entienda y te anime en las dificultades, porque los jóvenes demandan ayuda en muchos momentos de su vida ante las dificultades que les surgen, en numerosos casos afectivas, y necesitan sobre todo que se les escuche y que no se les juzgue, que es lo que habitualmente hacemos. Todos hemos sentido lo mismo que ellos y no son raros ni complicados por ello».

 

Para ella, la explicación a que la Iglesia se esté vaciando de jóvenes es que «quizá está fallando el lenguaje, los símbolos y los gestos que no se entienden, porque nos falta coherencia entre lo que decimos y pedimos a los demás y lo que hacemos nosotros. Debemos acercarnos a los jóvenes desde su propia realidad y vida. El papa Francisco tiene un corazón joven y un lenguaje cercano, con gestos muy humanos, y eso los jóvenes lo entienden, aunque la forma de vida actual nos lleva por otro camino, con alternativas que a todos nos resultan más fáciles, porque a ver quién no se deja llevar por ver la televisión sentado en el sofá, en vez de conversar con la familia y llenarnos de los problemas de otros, por ejemplo….y eso nos pasa a todos».

 

«Considero que hay que bajar más el altar y descender a los bancos», añade. «Al joven hay que tocarle, estar a su lado y acompañarle. No vale con verle desde fuera, todo lo que no tenga una cercanía de vida no sirve. Si unos padres van a misa todos los domingos, pero luego su actitud no cambia, no sirve de nada, o si le animamos a un joven a confesar, pero no siente nada y no se traduce en nada en su vida, para qué vale. A los jóvenes hay que hablarles en su lenguaje hay que acercarnos a su realidad y hay que seducirlos desde nuestro propio compromiso, si no, no llegamos a nada».

 

No obstante, el hecho de ver tan pocos jóvenes en las parroquias no la desanima: «No hemos entendido nada si medimos las situaciones por el número. Está claro que la Iglesia de hoy no es la de hace unos años, de grandes masas y templos llenos, el catolicismo no es de mayorías, tenemos que cambiar esa mentalidad. No nos podemos venir abajo porque solo tengamos cuatro jóvenes en nuestra parroquia, debemos de trabajar con esos cuatro que el Señor nos ha enviado y procurar que sean la semilla para que vengan más. Dios nos pide simplemente que le demos a conocer con su Palabra y eso es lo que debemos hacer. No nos pide cosas que no podemos dar, ni se plantea que los templos estén llenos, estarán los que deben estar y hemos de asumirlo y hacer lo que debemos».

 

A Laura estar con los jóvenes la enriquece personal y espiritualmente: «Me aporta vitalidad, me llenan de energía positiva, porque tienen están cargados de aspectos muy positivos, aunque a veces no les valoremos, son jóvenes en edad, tienen salud, están llenos de ilusiones, de proyectos, con toda una vida por delante, compartir con ellos mi tiempo es una bendición y le doy a Dios gracias por permitírmelo y le pido cada día que me ayude a que más jóvenes le descubran. Además, la relación con ellos me refuerza mi compromiso diariamente. No es lo mismo hablar a los jóvenes que a los niños o los mayores. Los jóvenes te piden algo de ti mismo cuando les explicas las cosas, te piden pruebas y te exigen que se lo demuestres con tu propia experiencia de vida. De otra manera no les convencemos», confiesa.

 

Para esta catequista, la clave para relacionarse con la juventud está, sobre todo, «en perder el miedo a las propuestas nuevas, el miedo a fracasar, a que venga poca gente o no nos hagan caso. Hay muchas cosas que han funcionado antes y que ahora no sirven y debemos afrontar el tiempo nuevo. Los jóvenes no huyen de la Iglesia, necesitan a Dios en sus vidas para encontrar apoyo. Hoy acoger a los jóvenes en la Iglesia no es hacer cosas para ellos, sino con ellos, aceptarlos como son».

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2017 11 24 viernes: Resumen de prensa

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Burgos

 

Cáritas Diocesana presenta la campaña «Nadie sin hogar»:

 

Reportaje sobre la Asociación Nuevo Futuro:

 

La Asociación Prosalud Mental de Burgos presenta un calendario solidario para recaudar fondos:

Procesión de Jesús de Medinaceli y Nuestra Señora de las Angustias

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Las imágenes de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli y Nuestra Señora de las Angustias procesionarán por primera vez este domingo, 26 de noviembre, festividad de Cristo Rey, a hombros de costaleros de las Cofradías del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago, que irá acompañada por su Banda de Cornetas y Tambores.

 

La procesión saldrá a la calle desde la iglesia del convento de Santa Dorotea a las 18,30 horas, tras el rezo de vísperas y la bendición de la imagen de Nuestra Señora de las Angustias en un solemne acto que comenzará a las 18:00 horas. La procesión discurrirá a lo largo de las calles Santa Dorotea y del Carmen, hasta llegar a la plaza Luis Martín Santos, frente Instituto Cardenal López de Mendoza, donde se realizará un pequeño acto simbólico, para regresar al templo efectuando el mismo trayecto en sentido inverso.

 

En estos actos colaboran la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santiago y la Archicofradía del Santísimo Sacramento y Jesús con la Cruz a Cuestas.

 

Las imágenes de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli y Nuestra Señora de las Angustias son obra del escultor sevillano Juan Manuel Montaño Fernández. La primera de las tallas fue bendecida el 27 de noviembre del pasado año en el convento de Santa Dorotea, donde se custodia.