La parroquia de Nuestra Señora de Fátima clausura el 50 aniversario de su creación

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Con la celebración de una solemne eucaristía presidida por su párroco, Lucinio Ramos, y concelebrada por el vicario, Julián Gumiel, y el reparto de bombones y un caldo popular, la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, la primera que se creó en el Gamonal del Polo de Desarrollo Industrial, ha clausurado los actos conmemorativos de su 50 aniversario. Entre ellos, ha habido celebraciones litúrgicas importantes, conferencias, conciertos, exposiciones…, quedando pendiente la publicación de un libro conmemorativo del cincuentenario, y el concierto de Diego Galaz, músico del barrio, conocido por su faceta de compositor y, sobre todo, como intérprete de violín y de instrumentos poco convencionales como el serrucho o el violín-trompeta, y que ha tenido que ser aplazado por compromisos ineludibles del artista.

 

Tal día como hoy, 19 de noviembre de 1967, el entonces arzobispo, don Segundo García de Sierra y Méndez, firmó el decreto por el que se erigía una nueva parroquia en la ciudad de Burgos, que tomaría su territorio de la parroquia madre de Gamonal, Santa María la Real y Antigua. En el mismo decreto se indicaba la razón por la que la nueva parroquia se dedicaba a la Virgen María en su advocación de «Nuestra Señora de Fátima»: porque en la Iglesia universal se estaba celebrando en esos momentos el 50 aniversario de esas apariciones de la Virgen María en Fátima (Portugal).

 

Iniciativas para celebrar el aniversario

 

A lo largo de este año, han sido numerosas las iniciativas que se han desarrollado para festejar este significativo cumpleaños. Entre las celebraciones destacan las que presidió el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas: la eucaristía conmemorativa y de acción de gracias a Dios (domingo, 5 de febrero, en la que administró también el sacramento de la confirmación), y la ofrenda de flores el 12 de mayo, víspera de la fiesta patronal, en la que participaron asociaciones y peñas del barrio. También fue muy solemne la que presidió el vicario general, Fernando García Cadiñanos el 13 de mayo, fiesta patronal. Sin olvidar las celebraciones organizadas los 13 de los seis meses de las apariciones con el fin de alcanzar la gracia jubilar de la Indulgencia plenaria, y la clausura del Año Jubilar de Fátima, en colaboración con la delegación diocesana de Religiosidad Popular y Cofradías, que también fue presidida por el prelado diocesano.

 

A lo largo del año, se tuvieron tres conciertos musicales: el de la Coral Pintor Luis Sáez; el Orfeón Burgalés y el grupo de Faustino Diez – Paradigma. Y tres conferencias: «50 años de una parroquia en un barrio obrero», a cargo de Lucinio Ramos, Mariano López Melero, Jesús Ibeas y Victoria Reoyo; la que pronunció Eloy Bueno sobre las apariciones de Fátima, y la del abad de San Pedro de Cardeña, Roberto de la Iglesia, sobre el «Testimonio vocacional de un monje».

 

No faltaron las exposiciones, una fotográfica que recogía los 50 años de la vida parroquial, y «La sabiduría de nuestros padres», cuyo autor fue el artista charro Florentín Calzada Peña “YERRY C.B.”, compuesta por varios cuadros pintados por él y otras manualidades de aperos del campo. Y la proyección de películas y otros encuentros significativos, como por ejemplo, los llevados a cabo con los necesitados de la parroquia.

 

Todo un año que hoy ha concluido y que ha servido para mirar hacia el futuro y para impulsar la vida de esta comunidad parroquial de Nuestra Señora de Fátima.

Las calles de la memoria

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Curtidores, Alfareros, Carnicerías, Sombrerería… Son muchas las ciudades que, en sus planos, cuentan con estos y otros parecidos nombres. La costumbre de designar calles y plazas con el nombre de objetos, circunstancias y oficios del lugar era bastante común hasta bien entrado el siglo XIX. Fue entonces cuando se optó por otorgarles los nombres de personajes ilustres y significativos, como un gesto de memoria colectiva y recuerdo por su beneficio y entrega para el bien de toda la urbe.

 

Con la expansión industrial que alcanzó Burgos a mediados del siglo pasado, muchas calles surgieron de la nada en el plano de la ciudad, adquiriendo los nombres de notables personalidades que, por una u otra razón, querían ser recordadas y ver aplaudido, en cierta medida, su legado para con la ciudad. El pleno del Ayuntamiento resolvió en 1969 “bautizar” numerosas calles de los nuevos barrios que iban naciendo. Muchas de ellas adquirieron los nombres de santos, eclesiásticos y otras personalidades ilustres, como Apóstol Santiago, Santa Bárbara, San Juan de Ortega, Nuestra Señora de Fátima o Padre Silverio, entre otras muchas.

 

Lo que no sabían los responsables municipales de entonces es que, entre esas calles, figuraban algunas que, tras menos de cuatro décadas, serían eliminadas del callejero de la ciudad. La Ley de Memoria Histórica, publicada en el BOE el 26 de diciembre de 2007, reconoce y amplía derechos y establece distintas medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la posterior dictadura franquista. Entre esas disposiciones, una de las más discutidas es la de suprimir «escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura», según se recoge en su artículo 15.

 

Ahora, los grupos políticos de la ciudad apuntan a la eliminación de las calles de los arzobispos Manuel de Castro y Luciano Pérez Platero, así como la plaza dedicada a Fray Justo Pérez de Urbel. Respecto a los dos primeros, arzobispos de la diócesis, argumentan la abolición de sus calles por haber firmado la Carta Colectiva del Episcopado Español el 1 julio de 1937, con la que los prelados del país se posicionaron a favor del golpe de estado del general Franco. Sobre Fray Justo, se subraya haber sido el primer abad del Valle de los Caídos, «máxima expresión de la exaltación de la guerra y la dictadura», según los expertos.

 

«Es legítimo cambiar el nombre a algunas calles, especialmente si incumplen algunas de las leyes vigentes», destaca el vicario general de la diócesis. No obstante, Fernando García Cadiñanos considera que «es importante, a la hora de tomar esta decisión, contextualizar la época que vivieron para no faltar al anacronismo que nosotros podemos proyectar, especialmente en la firma de la Carta Colectiva del Episcopado Español, que todos los obispos firmaron». Subraya que «la perfección total no existe» para que alguien pueda recibir una calle con todas las garantías morales.

 

Por ello, sin oponerse a que se cumpla la legalidad vigente, la diócesis quiere destacar el legado que estos tres hombres hicieron en beneficio de la ciudad y la provincia, evitando reducir toda su actuación a la firma de una carta colectiva que muchos obispos se vieron obligados a suscribir ante la persecución religiosa que surgió a comienzos del siglo pasado.

 

Manuel de Castro

 

Fue arzobispo de 1928 a 1944. Vivió los difíciles pasos de la Monarquía a la República y de la República a la Guerra Civil Española, si bien se consideró siempre monárquico. Se esforzó en el mantenimiento del patrimonio de la provincia, con el asentamiento de órdenes monásticas en San Pedro Cardeña y Bujedo y la instalación del Museo Catedralicio.

 

Mantuvo un trato cercano y familiar con las autoridades civiles y militares de todos los regímenes. Especialmente reivindicó la legitimidad de las autoridades de la República. Organizó el Seminario Nacional de Misiones Extranjeras, por el que Burgos sería mundialmente conocido, y afrontó el sostenimiento de culto y clero. Organizó y sostuvo obras de caridad como la Casa de Venerables; la Tómbola de San Juan o el patronato de la Visitación de Saldaña que dio cobijo a muchos niños y pobres.

 

Luciano Pérez Platero

 

Fue arzobispo de 1944 a 1963. Se volcó con los pueblos de la diócesis y en la construcción de infinidad de casas parroquiales. Gracias a sus gestiones y al envío de sacerdotes para la formación, la Facultad de Teología tuvo su sede en Burgos y fue la primera Facultad Eclesiástica de España tras el Vaticano II. Propició la permuta del abandonado cementerio de las laderas del castillo por la calle Asunción de Nuestra Señora y posibilitó la construcción de un nuevo Seminario Mayor en el cerro de San Miguel. Amplió el Seminario Menor y mantuvo las precepturías de Arija y Escalada, que permitieron estudios a muchos niños del mundo rural, a coste prácticamente cero para las familias.

 

Edificó las parroquias de la Anunciación, S. Juan Bautista y Las Nieves. Fundó la Orden de las Misioneras Parroquiales, que han estado presentes en algunas parroquias de la ciudad durante años, y que ostentan el Colegio de las Casillas.

 

Fray Justo Pérez de Urbel

 

(1895-1979) Tomó el hábito benedictino en Santo Domingo de Silos y fue el primer abad del Valle de los Caídos. Puede ser considerado un referente en la Historia Medieval. Fue el primero en estudiarla en el contexto hispano, abriendo camino en estas materias para generaciones futuras.

Los pobres no son un problema

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2017 11 19 arzobispo pobres

 

Se celebra hoy la Jornada Mundial de los Pobres, con el lema «no amemos de palabra sino con obras». Es una fecha promovida por el Papa Francisco como fruto concreto del Jubileo de la Misericordia, que vivimos a lo largo del año pasado. Al finalizar dicho acontecimiento de gracia, el Papa manifestó su deseo de que todos los años celebráramos, como Iglesia, una jornada dedicada a los pobres, pues ellos han de ser los primeros destinatarios de la Buena Noticia de la Misericordia.

 

Es pues una invitación que el Santo Padre dirige a toda la Iglesia, así como a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, para que en todo el mundo se escuche el grito de los pobres y las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos, los excluidos, los olvidados… La fecha escogida ha sido el domingo anterior a la fiesta de Cristo Rey con la que concluye el Año Litúrgico. De esta manera nos preparamos para celebrar mejor esta fiesta, ya que el Rey del Universo se ha identificado con los más pequeños, ha hecho presente el Reino de Dios entre nosotros y nos juzgará en base a las obras de misericordia.

 

Al instaurar esta nueva Jornada en la Iglesia, el Papa busca ayudarnos a asimilar algunas actitudes fundamentales en la vida de fe. En primer lugar, pretende hacernos descubrir la centralidad que los pobres y la pobreza tienen en la experiencia cristiana. En palabras del Papa Francisco «la pobreza está en el centro del Evangelio, no es una ideología, y si quitáramos la pobreza del Evangelio, no se comprendería nada del mensaje de Jesús». Por eso, es en la vivencia de la pobreza y en el encuentro con los pobres donde podemos experimentar más y mejor la grandeza de la riqueza de Dios. La experiencia del encuentro con Jesús nos lleva inevitablemente a descubrirlo en la carne de nuestros hermanos. Porque «si realmente queremos encontrar a Cristo, es necesario que toquemos su cuerpo en el cuerpo llagado de los pobres, como confirmación de la comunión sacramental recibida en la Eucaristía».

 

Desde esta premisa, nuestra mirada hacia los pobres se transforma. Ellos ya no se perciben como un problema, sino como «una oportunidad para acoger y vivir la esencia del Evangelio». Tampoco tiene sentido la huida o la indiferencia, sino que nuestra mirada se tiene que educar para saber descubrir y percibir los rostros viejos y nuevos con los que se presenta hoy la pobreza. «Esa pobreza que, como dice el Papa en su mensaje para esta Jornada, nos desafía todos los días con sus muchas caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia…, una lista inacabable y cruel que nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada».

 

De esta manera, esta Jornada nos debe ayudar a que la actitud ante los pobres sea en clave de valoración, de afecto, de cercanía. No se trata solo de que nuestras personas y comunidades cristianas se pongan al servicio de los pobres, en términos asistenciales, de ayuda material. Ciertamente que la historia de la Iglesia ha dado sobrados ejemplos de esta acción generosa hacia los pobres. Lo que se busca es que estas experiencias nos ayuden a cultivar actitudes de auténtico y verdadero encuentro fraterno con ellos. «Estamos llamados a tender la mano a los pobres, a encontrarlos, a mirarlos a los ojos, a abrazarlos, para hacerles sentir el calor del amor que rompe el círculo de la soledad». Algo así me decía una persona en la visita que acabo de realizar a nuestra Cáritas Diocesana: «En Cáritas me siento querido, me siento como en mi familia, soy alguien».

 

Estas actitudes nos ayudarán en el camino de la auténtica evangelización en la que estamos embarcados. Nos lo recuerda nuestro Plan Diocesano de Pastoral cuando se propone: «Poner el Evangelio al servicio de los más pobres». Y este estilo es el que posibilitará también la urgente reforma y conversión pastoral que se nos solicita. Porque es nuestro corazón el que ha de convertirse para hacer suya la experiencia del Padre, cuyas entrañas se conmueven y se estremecen ante el dolor del hijo más desfavorecido.

 

Os invito hoy a leer, reflexionar y hacer vuestro el mensaje del Papa al que ya he aludido. Veréis que es un documento muy hermoso que nos ayudará a vivir mejor el significado de esta Jornada. Termino con unas de sus palabras: «Benditas las manos que se abren para acoger a los pobres y ayudarlos: son manos que traen esperanza. Benditas las manos que vencen las barreras de la cultura, la religión y la nacionalidad derramando el aceite del consuelo en las llagas de la humanidad. Benditas las manos que se abren sin pedir nada a cambio, sin «peros» ni «condiciones»: son manos que hacen descender sobre los hermanos la bendición de Dios».

La cruz de Lampedusa, signo de una diócesis que «crece en misericordia»

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«No pensemos solo en los pobres como los destinatarios de una buena obra de voluntariado para hacer una vez a la semana. Estas experiencias deberían introducirnos a un verdadero encuentro con los pobres y dar lugar a un compartir que se convierta en un estilo de vida». Son algunas de las palabras pronunciadas esta tarde en un gesto público con el que ha concluido el encuentro diocesano de pastoral. Cientos de personas han acompañado en silencio a la Cruz de Lampedusa por las calles de Gamonal. Una cruz que recuerda el drama de miles de migrantes que han fallecido en el Mediterráneo y es símbolo de otras muchas cruces que existen a nuestro alrededor.

 

Con este gesto público, la diócesis quería «crecer en sensibilidad, en escucha, en misericordia y compasión activa», tal como se ha leído en un comunicado. Junto a la cruz, un gran corazón representaba el amor incondicional de Dios, que amó dando incluso su propia vida. Un amor que impulsa a cualquier persona a «corresponder a pesar de sus limitaciones y pecados». Un amor que «tenemos que compartir con todos y, especialmente, con quienes más sufren, cerca o lejos de nosotros».

 

«De la posibilidad a la realidad»

 

La cruz de Lampedusa recorre todo el mundo por deseo del papa Francisco y desde hace diez días viaja por la diócesis. Representantes de la fundación italiana «Casa del Espíritu y de las Artes», promotora de la iniciativa, han hecho entrega a don Fidel Herráez Vegas de otra pequeña cruz, fabricada también con maderas de barcazas naufragadas en el mar y que será colocada «en un lugar significativo de la diócesis», tal como ha indicado el arzobispo al finalizar la eucaristía de clausura de la jornada de pastoral.

 

«Los talentos que Dios nos ha regalado hay que desplegarlos por amor a Dios y a los demás», ha indicado en su homilía. «Tenemos que hacer realidad lo que es una posibilidad», ha dicho mientras afirmaba que «la esperanza del cristiano es activa» y debe llevarlo a «poner en dinamismo los talentos que el Señor nos ha regalado».

 

Todos estos actos han sido especialmente significativos, pues se han enmarcado en la primera jornada mundial por los pobres, instituida por el Papa para este domingo. La colecta de la misa, que se destinará a Cáritas diocesana, ha ascendido a 731,07€.

 

Más: galería fotográfica completa de la jornada

La Iglesia en Burgos celebra su X Encuentro Pastoral Diocesano

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Cientos de personas llegadas de diversos puntos de la provincia han participado hoy en el X Encuentro Pastoral Diocesano, celebrado en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima, que precisamente mañana cumple 50 años.

 

La jornada, que se ha iniciado con una oración dirigida por el Centro de Iniciativas de Pastoral de Espiritualidad (CIPE) de los PP. Carmelitas y la proyección del vídeo realizado con motivo del Día de la Iglesia Diocesana, ha sido presidida por el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, quien ha mostrado su agradecimiento y su satisfacción por caminar «en una comunidad viva, en una Iglesia viva, Iglesia en salida». «Lo mejor que me ha podido pasar es que Dios me haya traído aquí con vosotros en esta etapa de mi vida». Después de dos años caminando juntos y de haber recorrido 200 parroquias, ha señalado don Fidel, «puedo deciros que valéis mucho más de lo que vosotros mismos consideráis. Hay que ser realistas, lo estáis haciendo francamente bien. Sois una Iglesia con vitalidad». Finalmente ha invitado a continuar en ese camino, siempre como discípulos misioneros: «Sigamos en salida. Prosigamos. Merece la pena para gloria de Dios y para bien de los demás».

 

Tras el saludo de bienvenida por el párroco de Nuestra Señora de Fátima, Lucinio Ramos, y de uno de sus feligreses, se han expuesto diversas experiencias que se están llevando a cabo en línea con las prioridades del Plan diocesano de Pastoral 2016-2020 «Discípulos misioneros». Así, como respuesta al objetivo de impulsar los procesos formativos en la fe continuados tras la iniciación cristiana, se ha presentado la experiencia del arciprestazgo de Amaya, uno de los más despoblados de la diócesis, con 7.700 habitantes y unas 110 parroquias. Leoncio Urban González, párroco de Villadiego y profesor de Religión en los dos institutos de la zona (Villadiego y Melgar), ha expuesto, junto a dos adolescentes, Raquel y Zulema, cómo se está dando respuesta a la pastoral juvenil en zonas rurales. En el arciprestazgo se ha formado un grupo de posconfirmación con 12 chavales, casi todos estudiantes de 3º de ESO y procedentes de nueve pueblos distintos, que se reúnen una vez al mes, rotando por cada una de las nueve localidades. A final de curso viven tres días de convivencia y participan en otras actividades.

 

Diaconado permanente

 

La segunda experiencia que se ha compartido ha sido la de dos únicos diáconos permanentes con que cuenta la diócesis, Enrique Díez y David Jiménez, y de un aspirante, Francisco Javier Caballero. Entre los tres han explicado en qué consiste su ministerio, cuáles son sus funciones, su itinerario formativo, cómo concilian su vida profesional y familiar con el ministerio y han dado algunas cifras sobre el diaconado permanente en España, en Europa y en el mundo. Nuestro país posee una de las ratios más bajas del mundo (1 por cada 45 presbíteros), con un total de 415 diáconos permanentes. Precisamente este año (en torno a la Inmaculada) Burgos acogerá el encuentro nacional, en el que participarán entre 70 y 80 personas entre diáconos, esposas y responsables de diaconado permanente.

 

Nuevo Arciprestazgo de Merindades

 

Para ilustrar el proceso de reestructuración que se ha iniciado en la diócesis para ofrecer un mejor servicio pastoral, se ha presentado el caso del recién creado arciprestazgo de Merindades, en el que se han fusionado los antiguos de Merindad de Castilla la Vieja y Medina, un territorio que abarca 2.400 kilómetros cuadrados, muy despoblado, pero en el que se asientan 325 pueblos. La atención a tantas parroquias se ha articulado en torno a cuatro los cuatro grandes núcleos de población, Medina de Pomar, Villarcayo, Espinosa de los Monteros y Trespaderne, y de ella se hacen cargo 20 sacerdotes, 16 de los cuales viven allí. El arcipreste, Julio Alonso Mediavilla, ha explicado cómo se está llevando esa reorganización de la diócesis en unidades de atención pastoral (unión de vayas parroquias cercanas a cuyo cargo está un equipo de sacerdotes que trabajan conjuntamente) y unidades parroquiales (un solo párroco de ocupa de varias parroquias próximas entre sí).

 

Gamonal, ejemplo de acogida e integración

 

El arcipreste de Gamonal, Javier García Cadiñanos, ha cerrado este capítulo de intervenciones con la presentación de un vídeo sobre la historia de Gamonal como ejemplo de Iglesia en salida, una Iglesia misionera en un barrio obrero que ha desarrollado una gran labor de acogida e integración desde que en los años sesenta la creación del polo de desarrollo atrajera trabajadores no solo de los pueblos de la provincia, sino de toda España.

 

Para concluir la sesión de la mañana, los participantes en el Encuentro han tenido oportunidad de conocer diversas experiencias pastorales que se desarrollan en el arciprestazgo de Gamonal: Colegio Apóstol San Pablo, procesión de la Virgen de El Quinche, Cáritas arciprestal, parroquia de El Salvador (pastoral obrera), San Juan Evangelista (misiones), Centro Comunitario Espíritu Santo, iglesia de La Antigua (Camino de Santiago), Instituto Social del Círculo Católico, Proyecto Hombre y colegio Santa María la Nueva-San José Artesano.

 

El encuentro ha concluido por la tarde, con una eucaristía presidida por el arzobispo y un gesto público en la calle, actos en los que ha estado presente la Cruz de Lampedusa, que recorre estos días la diócesis recordando el drama de los refugiados e inmigrantes.

 

Más: galería fotográfica completa de la jornada