«Dar la vida por la Iglesia me aporta plenitud»
Stefano Malerba, en el centro, junto con sus compañeros que también participarán en el rito de admisión, Isac Godinho de Asís (Izquierda) y Aaron de Jesús Marchelli (derecha).
Stefano Malerba, natural de Roma, se prepara para dar uno de los pasos más importantes de su vida. A sus 33 años, estudia 4º curso en el seminario diocesano Redemptoris Mater, y mañana, 8 de diciembre, participará en el rito de admisión que tendrá lugar en la capilla del Seminario de San José, y al que se presentan otros tres seminaristas. Se trata del paso previo antes de recibir el presibiterado, y vive estos momentos con «serenidad e ilusión». «Estoy contento porque he visto que en este tiempo la Iglesia me ha acompañado y el Señor me ha ayudado muchísimo».
Stefano es el segundo en una familia de cuatro hermanos, y perdió a su madre a los 18 años. Sus familiares estarán presentes y acompañándole en esta fecha tan importante para él, compartiendo su felicidad. Sin embargo, Stefano recuerda el «shock» que les produjo el día que les comunicó que deseaba ser sacerdote y entrar en el seminario. «Al principio pensaban que era un pronto que me había dado en un momento de emoción fuerte, y que no iba muy en serio. Sufrimos ambas partes al inicio, porque también entran en juego los afectos; pero ahora que ya ven el cambio que he vivido y la madurez que me ha aportado el seminario; donde he crecido como persona y como cristiano, la opinión ha cambiado y es muy positiva. Aceptan la voluntad de Dios como la he aceptado yo».
Stefano siempre ha estado conectado a la Iglesia y su recorrido vital no ha sido muy diferente al de muchos jóvenes: «He ido a la Universidad, he buscado novia para casarme, trabajaba y tenía dinero, salía con mis amigos… pero lo que me daba el mundo no de daba la felicidad. Hacía lo mismo que todos los demás, y cuando llegaba por la tarde a casa me encontraba con la impresión de que mi vida no tenía sentido». «Sin embargo, cuando la Iglesia me dio la oportunidad de servirla a través del movimiento en el que estoy, el Camino Neocatecumenal, empecé a ver que eso sí me hacía feliz realmente, que me daba una vida plena. Ahí comencé a ver que el Señor me estaba llamando a seguirlo, y que dar la vida por la Iglesia me aporta plenitud».
De la teoría a la práctica
Sobre la formación que ha recibido, Stefano comenta que aunque pueda parecer sencillo estudiar en un seminario, «con una vida muy tranquila de oración y actividades de ocio», lo cierto es que es «duro y exigente», sobre todo para quienes proceden de otros países. «Nos encontramos con una vida y una situación nueva, y no siempre es fácil. Pero Dios me ha dado el don de querer esta ciudad».
Además, según cuenta Stefano, el Seminario Redemptoris Mater tiene una particularidad. «Tras los ciclos de estudios institucionales de cinco años, se nos envía fuera para realizar una experiencia de misión durante dos años. Dejamos la teoría y pasamos a la práctica», viajando a otro país a atender las necesidades que puedan tener las comunidades católicas de allí. «Hay que vivir las dificultades para comprender de verdad si esto es para nosotros». Stefano todavía no sabe a qué país estará destinado, pero esta incógnita quedará despejada el año que viene cuando termine el quinto curso.