Cursos de monitor de tiempo libre y especialista en jóvenes con necesidades educativas especiales

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Voluntared Escuela Diocesana ha organizado dos cursos intensivos para las próximas fechas navideñas. El primero de ellos, para la obtención del título oficial de Monitor de Ocio y Tiempo Libre, se desarrollará los días 22, 23, 26, 27, 28, 29 y 30 de diciembre, y el segundo, de Especialidad en Jóvenes con Necesidades Educativas Especiales (JNEE), del 27 al 29 de diciembre. Las clases se impartirán, en ambos casos, en horario de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 20:00 horas.

 

El título de Monitor/a de Tiempo Libre Infantil y Juvenil está reconocido oficialmente por la Junta de Castilla y León. A través de una metodología dinámica, se obtienen los conocimientos necesarios para intervenir en el tiempo libre de otras personas y ser capaz de gestionar actividades favoreciendo el desarrollo integral de la persona y la sociedad, dinamizar grupos de niños y jóvenes atendiendo a la diversidad desde el conocimiento de los procesos grupales y educativos y aplicar técnicas propias de la pedagogía del ocio y el tiempo libre estableciendo las condiciones de seguridad básicas. El curso consta de 300 horas divididas, de la siguiente manera: una fase teórica de 150 horas y una práctica de 150 horas, a realizar en un plazo de dos años inmediatamente posteriores a la superación de la fase teórica. Los requisitos para acceder a este curso son tener cumplidos los 18 años y estar en posesión del Graduado Escolar o el Graduado en Educación Secundaria Obligatoria.

 

El de Monitor/a especialista en Jóvenes con Necesidades Educativas Especiales es un título oficial reconocido por la Junta de Castilla y León según la Ley de Juventud 11/2002 de 10 de Julio. Según esta ley, en las actividades en las que participen jóvenes con discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales o con necesidades educativas especiales, será necesario un monitor en posesión de esta especialidad por cada tres participantes o fracción. El curso capacita para dinamizar grupos de infancia y juventud en los que participen jóvenes con necesidades especiales atendiendo a la diversidad, favoreciendo la igualdad de oportunidades en el ocio y el tiempo libre y la integración social de estos jóvenes. El curso consta de 100 horas, 50 teóricas y 50 prácticas, y para inscribirse es necesario estar en posesión del título de Monitor de Tiempo Libre o de Coordinador de Tiempo Libre.

«Mediadores del amor de Dios»

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Tres seminaristas del Seminario diocesano misionero Redemptoris Mater, Stefano Malerba, Isac Godinho de Asís y Aaron de Jesús Marchelli, y otro del Seminario de San José, Pablo Dorado Pardo, han dado esta tarde un paso más en su camino hacia el sacerdocio. Con el rito de admisión al diaconado y presbiterado, estos cuatro jóvenes han confirmado delante del arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, que han sentido en sus vidas la vocación a la vida sacerdotal y se han comprometido a formarse diligentemente para recibir en el futuro la ordenación. Por su parte, la Iglesia burgalesa se responsabiliza de su acompañamiento, ofreciéndoles los medios adecuados para lograr su objetivo.

 

La ceremonia se ha desarrollado en la capilla del Seminario de San José en el marco de una celebración eucarística a la que han acudido amigos y familiares de estos cuatro jóvenes. En su homilía, el pastor de la diócesis les ha recordado que «vosotros fuisteis creados por amor de Dios para ser imágenes vivas de su Hijo. Dios os quiere y os ha llamado para que hagáis visible a los demás el amor que nos tiene».

 

Según el arzobispo, estos tres jóvenes «no renuncian al amor», sino que «se abren a uno más grande, al amor que da sentido al amor humano». Con el paso que han dado esta tarde, «responden a Dios, y su respuesta es para su gloria y para las miles de personas que no conocéis y para las que vais a ser mediadores del amor de Dios».

 

«Un bien escaso»

 

«Ninguno de nosotros es fruto de la casualidad», les ha recordado el arzobispo. Al igual que María, cuya solemnidad de la Inmaculada celebra hoy la Iglesia, estos jóvenes han sido creados «por el amor de Dios». «Y Dios os llama desde el amor y para el amor», es decir, «para que seáis mediadores de ese amor para los demás».

 

En este sentido, el arzobispo se ha felicitado por la entrega generosa de estos cuatro jóvenes seminaristas, a los que ha calificado como «un bien escaso» que hay que cuidar. «Y no es que Dios quiera esa escasez, sino que nosotros no le ponemos las cosas fáciles con nuestra falta de respuesta» y una decreciente natalidad. Con el rito de admisión, estos cuatro jóvenes están cada vez más cerca de recibir la ordenación sacerdotal.

 

Más: Galería fotográfica del acto

«En María resplandece el amor de Dios»

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Sencillez y servicio han sido dos de las cualidades que el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, ha destacado de la Virgen María. La Vigilia de la Inmaculada ha servido al pastor de la diócesis para señalar que en ella «resplandece el amor de Dios». Un amor que se trasluce en su respuesta al plan salvador de Señor, su «bellísima e inigualable sencillez» y su «entrega generosa a los demás». «María podría haberse quedado saboreando el don especial que Dios hizo en ella y, sin embargo, se puso a prisa en camino para servir a su prima Isabel».

 

El servicio es una de las virtudes que el arzobispo ha implorado a la Madre de Jesús para todos los presentes y, de modo particular, para los diáconos permanentes. Mientras celebran su encuentro nacional en Burgos, don Fidel Herráez, ha dicho que ellos son «el servicio de Dios hecho sacramento» y les ha pedido imitar en sus vidas el ejemplo de entrega de la Virgen.

 

La vigilia ha contado con el testimonio de uno de ellos, venido de Santander, y una joven burgalesa. La oración ha concluido con la exposición del Santísimo Sacramento y posterior bendición solemne. Mañana, el arzobispo presidirá una eucaristía, en la que también participarán los diáconos del país, a las 12:00 del mediodía en la catedral.

 

Ver más: galería fotográfica de la vigilia

El nacimiento de Jesús, contemplado en 360º

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Foto: Raúl G. Ochoa (El Correo de Burgos).

 

Un año más, la Fundación Cajacírculo da la bienvenida a la Navidad con la inauguración de su tradicional belén, que en esta edición incorpora algunas novedades, como la recreación de la fortaleza romana Antonia de Jerusalén y de la escena de la huida Egipto y, en ella, el templo de Abu Simbel.

 

En total, el belén, obra de Francisco Guerrero, ocupa 80 metros cuadrados de instalación, se distribuye de manera escalonada y puede verse desde una perspectiva de 360º. Sin incluir animales, más de 110 figuras de distintos tamaños en función de la perspectiva protagonizan esta singular obra de arte, que podrá visitarse hasta el 5 de enero, por las mañanas los días laborables y durante todo el día los festivos.

 

En la misma sala se exhiben, además, 200 nacimientos de todo el mundo, pertenecientes a la colección de los hermanos Andrés y Mari Carmen Rodrigo, que cada año incorporan nuevas piezas para que cada exposición sea única.

«Dar la vida por la Iglesia me aporta plenitud»

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Stefano Malerba, en el centro, junto con sus compañeros que también participarán en el rito de admisión, Isac Godinho de Asís (Izquierda) y Aaron de Jesús Marchelli (derecha).

 

Stefano Malerba, natural de Roma, se prepara para dar uno de los pasos más importantes de su vida. A sus 33 años, estudia 4º curso en el seminario diocesano Redemptoris Mater, y mañana, 8 de diciembre, participará en el rito de admisión que tendrá lugar en la capilla del Seminario de San José, y al que se presentan otros tres seminaristas. Se trata del paso previo antes de recibir el presibiterado, y vive estos momentos con «serenidad e ilusión». «Estoy contento porque he visto que en este tiempo la Iglesia me ha acompañado y el Señor me ha ayudado muchísimo».

 

Stefano es el segundo en una familia de cuatro hermanos, y perdió a su madre a los 18 años. Sus familiares estarán presentes y acompañándole en esta fecha tan importante para él, compartiendo su felicidad. Sin embargo, Stefano recuerda el «shock» que les produjo el día que les comunicó que deseaba ser sacerdote y entrar en el seminario. «Al principio pensaban que era un pronto que me había dado en un momento de emoción fuerte, y que no iba muy en serio. Sufrimos ambas partes al inicio, porque también entran en juego los afectos; pero ahora que ya ven el cambio que he vivido y la madurez que me ha aportado el seminario; donde he crecido como persona y como cristiano, la opinión ha cambiado y es muy positiva. Aceptan la voluntad de Dios como la he aceptado yo».

 

Stefano siempre ha estado conectado a la Iglesia y su recorrido vital no ha sido muy diferente al de muchos jóvenes: «He ido a la Universidad, he buscado novia para casarme, trabajaba y tenía dinero, salía con mis amigos… pero lo que me daba el mundo no de daba la felicidad. Hacía lo mismo que todos los demás, y cuando llegaba por la tarde a casa me encontraba con la impresión de que mi vida no tenía sentido». «Sin embargo, cuando la Iglesia me dio la oportunidad de servirla a través del movimiento en el que estoy, el Camino Neocatecumenal, empecé a ver que eso sí me hacía feliz realmente, que me daba una vida plena. Ahí comencé a ver que el Señor me estaba llamando a seguirlo, y que dar la vida por la Iglesia me aporta plenitud».

 

De la teoría a la práctica

 

Sobre la formación que ha recibido, Stefano comenta que aunque pueda parecer sencillo estudiar en un seminario, «con una vida muy tranquila de oración y actividades de ocio», lo cierto es que es «duro y exigente», sobre todo para quienes proceden de otros países. «Nos encontramos con una vida y una situación nueva, y no siempre es fácil. Pero Dios me ha dado el don de querer esta ciudad».

 

Además, según cuenta Stefano, el Seminario Redemptoris Mater tiene una particularidad. «Tras los ciclos de estudios institucionales de cinco años, se nos envía fuera para realizar una experiencia de misión durante dos años. Dejamos la teoría y pasamos a la práctica», viajando a otro país a atender las necesidades que puedan tener las comunidades católicas de allí. «Hay que vivir las dificultades para comprender de verdad si esto es para nosotros». Stefano todavía no sabe a qué país estará destinado, pero esta incógnita quedará despejada el año que viene cuando termine el quinto curso.