Los mirandeses abarrotan la iglesia de Santa María para honrar a la Virgen de Altamira
Miranda de Ebro vivió en la jornada de ayer, miércoles, su fiesta patronal. La parroquia de Santa María acogió la celebración de la misa en honor de Nuestra Señora de Altamira. Numerosos fieles y devotos de la Virgen se dieron cita en un abarrotado templo, para honrar a su patrona.
Hasta allí se desplazó el arzobispo, don Fidel Herráez, que presidió la Eucaristía, concelebrada por casi una veintena de sacerdotes. También fue numerosa la presencia de autoridades civiles, entre las que destacaban la primera edil de la ciudad del Ebro, Aitana Hernando, junto con el resto de la corporación municipal, la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones y el delegado de la Junta de Castilla y León, Baudilio Fernández-Mardomingo. Tampoco quisieron perderse la fiesta las cofradías de Miranda de Ebro (Nuestra Señora de Altamira, San Juan del Monte, San Antón…), Haro (Nuestra Señora de la Vega y San Felices de Bilibio) y Vitoria (la Virgen Blanca). La parte musical corrió a cargo, como es habitual, del Orfeón Mirandés.
En su homilía, el arzobispo invitó a los presentes a pedir al Señor, por intercesión de la Virgen de Altamira, la verdadera sabiduría, que nos lleve a sopesar adecuadamente las cosas de la tierra. Al mismo tiempo, reflexionó sobre la realidad que supone que nuestro Dios se haya encarnado en el seno de una virgen para hacerse uno de nosotros.
Y el mismo espíritu de fervor popular pudo sentirse en el día previo, durante la ya tradicional ofrenda a la Virgen y la posterior procesión de los faroles. Más de ochenta asociaciones, y muchos otros individuales, hicieron su ofrenda floral e incluso artística: hubo bailes, cantos y poemas para nuestra madre de Altamira. Los faroles, con los misterios del santo rosario, acompañaron a María en su recorrido por las calles de Miranda. Como broche de oro, hubo unos fuegos artificiales que hicieron las delicias de los mirandeses.