Duelo en la ciudad por la muerte de Cristo

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Eran las ocho de la tarde cuando los redobles de los tambores hacían temblar la Catedral. En ese preciso instante, los treinta y tres miembros de la Hermandad del Santo Sepulcro –número restringido en recuerdo de la edad de Cristo–, acompañados por representantes de las cofradías penitenciales de la ciudad, han escoltado la imagen del Santo Cristo Yacente por el interior de la Seo, desde la capilla del Corpus Christi, hasta la plaza de Santa María. Allí, todo era silencio en señal de duelo y el toque de oración ante la muerte de Cristo ha enmudecido a las cientos de personas allí congregadas. Era Viernes Santo y comenzaba la procesión general del Santo Entierro.

 

La imagen, obra del escultor Francisco Font, ha sido colocada en un sepulcro de cristal ante el respetuoso silencio de los presentes. Después, el paso del Cristo Yacente ha tomado la calle de Santa Águeda hasta la iglesia del mismo nombre. Desde allí, la imagen de Nuestra Señora de la Soledad y su cofradía se han incorporado al resto de hermandades y sus pasos, que aguardaban su turno de salida en las calles Asunción de Nuestra Señora y Eduardo Martínez del Campo.

 

Después de que el año pasado la lluvia impidiera la procesión general, este año, las calles de Burgos han presenciado el discurrir de los dieciocho pasos que componen el desfile del Santo Entierro y que suponen una auténtica catequesis de los últimos momentos de la vida de Jesús: La oración del huerto (Ildefonso Serra, 1901), El prendimiento (Pío Mollá Franch, 1927), La flagelación del Señor (Luis Echevarría, 1902-1903), Jesús atado a la columna (réplica de la imagen de Diego de Siloé, siglo XVI, ubicada en el Museo catedralicio –CPA, 2004–), Santo Sudario (Fortunato Sotillo, 1969), La coronación de espinas (Francisco Borja, 1904), Nuestra Señora del Amor Hermoso (Salvador Páramo, mediados del siglo XIX), Jesús con la cruz a Cuestas (Ildefonso Serra, 1901), Nuestra Señora de los Dolores (autor anónimo, mediados del siglo XVIII), La crucifixión del Señor (Ildefonso Serra, 1904), Cristo negro (autor anónimo), Cruces-Faroles de las Siete Palabras (Casa Quintana, 1902), Santísimo Cristo de Burgos (réplica de la imagen de la Santa Iglesia Catedral, Talleres Granda, 2014), El descendimiento del Señor (Juan González Moreno, 1954), Nuestra Señora de la Misericordia y de la Esperanza (Francisco Conesa, 2004), Nuestra Señora de la Piedad (Francisco Font, 1913), Santo Sepulcro (Casa Meneses, 901) y Nuestra Señora de la Soledad (Ildefonso Serra, 1903-1905).

 

Más: galería fotográfica de la procesión

Y la lluvia impidió el encuentro

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La lluvia ha impedido que los burgaleses vivan en este Jueves Santo la tradicional procesión del Encuentro. Al menos, como la conocíamos hasta hoy. Porque sí ha habido procesión, aunque no encuentro. Dadas las previsiones metereológicas, la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores anunciaba en torno las 19:00 horas que su Virgen, una talla del siglo XVIII, no saldría a la calle y sería venerada por sus devotos en su sede de la parroquia de San Gil Abad. Sin embargo, al otro lado del río, en la parroquia de San Cosme y San Damián, los hermanos de la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y Jesús con la Cruz a Cuestas tomaban la arriesgada decisión de sacar a la calle a su Cristo Chamarilero.

 

La determinación no ha sido fácil de tomar. Muchos cofrades miraban temerosos al cielo y otros, teléfono en ristre, controlaban minuto a minuto la previsión meteorológica en las más variadas aplicaciones móviles. Con todo, estaba claro que querían sacar a su Cristo a la calle. Al comienzo, para hacer un breve recorrido en torno a su parroquia, donde se congregaban cientos de personas, aunque finalmente se han decantado por acudir hasta la Catedral para realizar la estación al Santísimo Sacramento, tal como tenían previsto.

 

Con paso firme y decidido, el Cristo –una talla de Ildefonso Serra de comienzos de siglo pasado– ha recorrido las calles de San Cosme y plaza de Vega hasta el arco de Santa María, justo cuando las gotas hacían acto de presencia con cada vez más intensidad. Resguardados bajo el arco que antaño daba paso a la ciudad y ante lo peligroso de acceder a la Seo debido a la resbaladiza rampa habilitada para ello, los cofrades han decidido sacar al Cristo hasta la plaza del Rey San Fernando para que los numerosos burgaleses allí congregados pudieran dar su aplauso al Cristo Chamarilero. Después, la talla ha regresado por el mismo itinerario a su parroquia de origen.

Con motivo del 75 aniversario de su refundación, el presidente de las Cortes de Castilla y León, Ángel Ibáñez, ha hecho entrega a la cofradía de un reconocimiento por parte del ejecutivo regional.

 

Más: galería fotográfica del acto

«La mayoría de los costaleros lo son más por devoción a una imagen que por fe»

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Jesús Puente costalero 2

 

A Luis María Puente siempre le atrajo todo lo que rodea a la Semana Santa (es un enamorado de las procesiones sevillanas) a pesar de que en su familia no había tradición cofrade. Así que, cuando un compañero de trabajo le comentó que la Cofradía de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos buscaba voluntarios para procesionar la réplica del Santo Cristo de Burgos, no dudó un momento ofrecerse como costalero. Era el año 2014, la Cofradía había cambiado su sede de la parroquia de San Fernando Rey a la Catedral y estrenaban la imagen. Hasta entonces, el paso que procesionaba la cofradía era el del Cristo de los Olmos, que se custodia en el convento de Franciscanas de Villímar, mucho más liviano, y podía llevarse solo entre ocho personas. Dada la edad de la mayoría de los cofrades, se aventuraron a pedir voluntarios.

 

Este es el quinto año que Luis porta sobre su hombro el Cristo de Burgos, de forma bastante más llevadera que cuando debutó. «El primer año empezamos siendo 36 costaleros para llevar más de 1.000 kilos, exactamente 1.080 kilos, pesado con báscula de la Guardia Civil. –la Benemérita y el Ejército siempre han estado muy vinculados a la Cofradía–. Hasta el mismo abad de la Hermandad, Alejandro Millán, creía que no íbamos a llegar al recorrido de tres horas que dura la procesión del Santo Entierro (es el único paso que desfila sobre andas la tarde-noche del Viernes Santo). Acabamos reventados. Eran tres varales, tres delante y tres detrás. En 2015 pusieron un varal más (en total cuatro) y llegamos a ser 48 costaleros. Aun así, como había mucha lista de espera (no sé que tendrá el Cristo de Burgos, pero a la gente le llama muchísimo), ahora se ha hecho un varal corrido del estilo del de San Cosme y ya vamos 60 personas (desde 2016)».

 

Luis mide casi 1,90, pero entre los costaleros hay personas de todas las estaturas, edades y de ambos sexos, si bien las mujeres solo representan un 10% del grupo. «Los puestos son siempre los mismos y aunque procuran poner a la gente alta delante del todo y detrás del paso, la estatura no tiene nada que ver, porque llevamos unas alzas que van enroscadas al varal. Yo, por ejemplo, que soy alto, llevo la almohadilla pegada al varal, pero otro igual tiene 15 cm de alza para que le pegue la almohadilla en el hombro», explica. Lo que sí es cierto es que el peso no se reparte por igual. «No somos 60 personas arrimando el hombro, claro. Piensa que una niña de 16 años no puede soportar ni bien ni mal 20 kilos durante tres horas…». La edad sí es un factor que influye, asegura, Luis, que a sus 55 años forma parte del grupo de los mayores.

 

«El esfuerzo del Viernes Santo es demoledor», confiesa. De ahí que, para la procesión de las Siete Palabras, que salió por segundo año este Martes Santo, se optara por una carroza más ligera, de alrededor de 400 kilos, portada por 32 costaleros que se relevan a mitad de recorrido. Este año, en el Vía Crucis Penitencial de Juan XXIII, en el que también participa su Cofradía, han procesionado al Cristo de Burgos y no el de los Olmos, como era tradicional, pero solo la imagen, sin carroza.

 

Luis, aunque él es de misa diaria, reconoce que muchos de los costaleros lo son «más por devoción que por fe», en el caso de su cofradía, por el Cristo de Burgos. Muchos posiblemente no entren en una iglesia en todo el año, admite, y hay gente que prueba un año por curiosidad y lo deja al siguiente (suele haber tres o cuatro bajas anuales). Pero siempre hay relevo, hay lista de espera.

 

«En Burgos nos cansamos enseguida»

 

A pesar del auge que está cobrando la Semana Santa burgalesa, considera que «estamos a años luz de la andaluza, no sé si será por el clima, por nuestro carácter… Aquí no ves a alguien llorar porque no salga una procesión, quizá lo exterioricemos menos. Y aquí nos cansamos enseguida, no los cofrades, sino el público. Mientras las procesiones andaluzas están abarrotadas y aguantan 12 horas, en Burgos, cuando terminamos el recorrido y volvemos a la Plaza del Rey San Fernando, quedamos solo los cofrades. Y además, calculo que el 30% de las personas que acuden a ver las procesiones son turistas. Aquí la gente suele intentar hacerse una escapada estos días, falta arraigo».

 

Este costalero, que sí lo es por fe y no solo por devoción, confía en que mañana la lluvia no impida que la procesión del Santo Entierro vuelva a las calles de Burgos. Y que no desluzca el que considera el acto más emotivo de los que protagoniza la Cofradía de las Siete Palabras y del Santísimo Cristo de Burgos: el Desenclavo de la Cruz, que si el tiempo lo permite se llevará a cabo a las 13 h. en la Plaza de Santa María.

La «Coronación de espinas» desafía a la lluvia y procesiona por primera vez el Miércoles Santo

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Foto: Burgosconecta.es.

El paso, a su salida de la iglesia de San Lorenzo. Foto: Burgosconecta.es.

 

La lluvia que cayó durante la tarde de ayer sobre Burgos dio anoche una tregua a la cofradía de la Coronación de Espinas y Cristo Rey que, desafiando a la meteorología, salió por primera vez en el Miércoles Santo con el paso de la Coronación de Espinas. Lo hizo una hora más tarde de la programada y sobre un gran trono de madera que portaron con paso lento, pero firme, numerosos costaleros por las angostas calles cercanas a la parroquia de San Lorenzo el Real, desde donde salió la talla. Rematando el trono, una pequeña imagen del Cristo de las Santas Gotas, un detalle de solidaridad con su vecina cofradía de la parroquia de San Gil que, el pasado domingo, vio cómo su Cristo se rompía al comenzar su procesión.

 

La gran altura del trono hizo que uno de los momentos más emocionantes de la procesión fuera la salida de su iglesia, cuando ochenta costaleros sacaron la imagen a la calle caminando sobre sus rodillas. Tras el paso, la talla de la Virgen del Amor Hermoso salió del templo portada a hombros de costaleras. Una escena tradicional en el Miércoles Santo, si bien este año la procesión adquiriera un carácter más penitencial. Desde hace meses, la cofradía de la Coronación de Espinas reclutaba costaleros para poder realizar esta procesión.

 

Previsiones

 

No tuvo la misma suerte el Via Crucis de la parroquia de San Lesmes, que obligó a su junta directiva a suspender la procesión y realizar el ejercicio de piedad dentro del templo.

 

Según las previsiones, la lluvia hará acto de presencia en la ciudad durante todo el Jueves Santo, por lo que pueden quedar suspendidos los principales desfiles procesionales previstos para hoy, como una nueva procesión de la Santa Cruz o por el barrio de Vega o la tradicional procesión del Encuentro.

Fallece en Chile el sacerdote burgalés Leandro Serna

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leandro serna serna

 

En el día en que los sacerdotes de la diócesis celebraban su misa crismal en la Catedral, fallecía en Chile el sacerdote burgalés Leandro Serna Serna.

 

Nacido en Montorio en 1930, ingresó en el Seminario Menor a los 11 años, de donde pasó al Seminario Mayor de San Jerónimo para cursar los estudios de latín, Filosofía y Teología.

 

Cuando contaba con 22 años, llegó a Chile para terminar el cuarto año de Teología en el seminario mayor de San Fidel de la Mariquina. El Padre Serna, que cumplía este año 89 años de edad y 67 años de trabajo pastoral en Chile, era párroco de la catedral de Puerto Montt. Sus funerales se celebrarán mañana día 18 de abril en dicha catedral. Descanse en paz.