Imagen del mes de diciembre: El nacimiento de Jesús de Diego de Siloé
Esta obra fue realizada para el altar mayor de la capilla del Condestable de la Catedral de Burgos entre los años 1522 y 1526 por Diego de Siloé (1495-1563), escultor y arquitecto renacentista de insuperable valía y prestigio, hijo de Gil de Siloé. Tras una estancia en Italia, en el año 1519 se encontraba definitivamente instalado en Burgos. En el altar mayor de la capilla y debajo de la representación de la presentación de Jesús en el Templo, aparece en la parte central esta escena del nacimiento entre la anunciación y la visitación, alterando el orden de los textos neotestamentarios.
La composición se desarrolla ante un fondo de ruinas, de arquitectura clasicista, con un arco a la derecha por el que sube una hiedra y a la izquierda aparecen los restos de un entablamento, que evoca algo arqueológico. Estas ruinas, en la época en que Diego de Siloé crea este conjunto escultórico, evocaban el fin del mundo antiguo para inaugurar uno nuevo que surge con el nacimiento de Jesús.
En primer término aparecen las figuras de san José y la Virgen María adorando al Niño, recostado sobre unas pajas y contemplado por los dos animales con cabeza de tamaño desmesurado en relación con las tres figuras humanas, por lo que se piensa que se trata de un añadido posterior. En segundo término, a la izquierda y en lo alto junto al muro vemos un ángel que tiene cruzados sus brazos y manos sobre el pecho; es de menor escala de acuerdo con las exigencias de la perspectiva.
La Virgen arrodillada con un bellísimo perfil recoge sus cabellos rubios y ondulados en una trenza que se enrolla alrededor de su cabeza como una toca anudada. Con un hermoso óvalo redondeado, con los ojos bajos y expresión dulce, contempla al Niño, disponiendo sus brazos sobre el pecho con manos de largos y expresivos dedos y las muñecas en ángulo y sujetando el manto colocado sobre sus hombros, de orillos dorados y fondo verde adornado con follajes en labores de oro y el envés con motivos pequeños. Sus vuelos ordenados en pliegues rectilíneos llegan a cubrir los pies, dejando ver por delante la falda de la túnica con pliegues de poca profundidad que marcan levemente la posición doblada de las piernas.
Las imágenes de María en la Visitación y el Nacimiento llevan una túnica blanca, cuyo dibujo realizado en dorados es la estrella mariana de ocho puntas. Es un detalle interesante que suele pasar desapercibido.
El Niño, desnudo, aparece recostado sobre un pesebre cubierto de paja entre dos cabezas de querubines.
El ángel, que se halla tras la Virgen con la cabeza ladeada, aparece contemplando la escena en actitud de adoración, con los brazos desnudos y cruzados sobre el pecho. Se cubre con una túnica de pliegues rectilíneos, flojos en la cintura. Es un modelo típico de Diego de Siloé, que repite las figuras secundarias en muchas de sus obras.