La vida en la prisión: cuando el confinamiento es una constante todo el año
Cáritas diocesana de Burgos y la delegación de Pastoral Penitenciaria no han dejado de acompañar durante las semanas de estado de alarma a las personas privadas de libertad en la provincia en un programa –«Volver a empezar»– que se sostiene gracias al dinero obtenido por la casilla de «fines sociales» del IRPF y que permitió el año pasado acompañar a más de 200 personas. La cárcel es uno de esos lugares donde todo el año se vive el confinamiento y donde las personas que allí residen y sus familias deben afrontar duros y complicados problemas que no han desaparecido con la irrupción de la pandemia.
Fermín González, el capellán del centro penitenciario, no ha dejado de estar en contacto con los internos de la prisión. A través de una ventanilla, este sacerdote ha seguido realizando su trabajo de acompañamiento y escucha, «buscando complicidad con ellos, que se sientan capaces de participar en la realidad social, donde nunca han tenido su espacio».
Por otro lado, Cáritas ha mantenido llamadas semanales tanto con el capellán como con los trabajadores sociales, educadores de módulos y el equipo directivo para continuar con los seguimientos habituales y las coordinaciones pertinentes en cada caso. También se ha llevado a cabo un proceso de acompañamiento a las familias de las personas privadas de libertad tanto para orientación e información como con ayuda de alimentos o ayudas económicas.
Durante estas semanas, se ha mantenido el pago de peculios como ayudas económicas con las personas de prisión que no tienen ningún tipo de ingresos y están en una situación de mayor vulnerabilidad dentro del centro penitenciario y se han logrado algunas mejoras en los derechos de las personas privadas de libertad, como el desarrollo de video conferencias con sus familiares. También han estado en contacto directo y casi diario con los internos que están en sección abierta, y que en estos meses su situación de semi-libertad que tanto ansiaban se ha visto abocada, de nuevo, a la frustración de volver a perder esos pocos alientos de libertad. Desde Cáritas sostienen que se ha mantenido igualmente el contacto con las personas que han salido de prisión este año y que esta situación de paralización de prestaciones ha dejado «semi-desnudos», en una libertad diferente a la que esperaban.
Asimismo, se ha acogido en el Seminario de San José y realizado un acompañamiento directo a cinco personas que, en este periodo, han salido de prisión y se les ha dado cobertura ante esta situación delicada en la que se encuentran.