Convocatoria de prensa: presentación de memoria de actividades y economía de la Diócesis de Burgos

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Ante el Día de la Iglesia Diocesana, celebrado el pasado domingo 8 de noviembre, la oficina de información del Arzobispado de Burgos convoca a los medios de comunicación a participar en una rueda de prensa en la que se dará a conocer la memoria de actividades y ejercicio económico de la diócesis de Burgos en 2019. En el acto, que tendrá lugar mañana miércoles 11 de noviembre a las 10:30 horas, participarán:

 

  • Mons. Fidel Herráez Vegas, administrador apostólico de la diócesis de Burgos
  • D. Vicente Rebollo Mozos, vicario para los asuntos económicos

 

Duración aproximada: 25 minutos.

El Círculo de Silencio sentencia que Europa suspende con las migraciones

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El Paseo Sierra de Atapuerca congregó ayer a más de un centenar de personas en un nuevo Círculo de Silencio para reivindicar pacíficamente el respeto de los derechos de las personas migrantes y refugiadas. En esta edición, que llevaba por lema «Europa suspende con las migraciones», se puso el foco en la dramática situación de Canarias, a cuyas costas están llegando estos días miles de personas desesperadas y otras muchas perecen en el intento.

 

«Crece el caos migratorio en Canarias: hay 570 personas durmiendo en el suelo; 200 al raso. No se puede seguir así». Con esta noticia, la Cruz Roja y los alcaldes de los municipios canarios que acogen a los inmigrantes alertaban hace tres semanas de la afluencia masiva y descontrolada de migrantes a las costas de las Islas Canarias, además de incidir en otras consecuencias negativas, como los brotes de racismo. Más de 11.000 inmigrantes han llegado a las costas canarias en los diez primeros meses del año 2020.

 

«Esta situación, que se extiende a otros lugares de la geografía española, requiere de una respuesta clara y responsable, no sólo del gobierno de España, sino de la Unión Europea. Pero parece que no hay una voluntad seria de generar políticas migratorias que articulen modelos de acogida y hospitalidad, que ofrezcan espacios de encuentro y cauces de integración para quienes no encuentran alternativa en sus propios países», se denunció en el manifiesto de la Delegación diocesana de Migraciones, convocante del acto.

 

Tras advertir que se están preparando ya algunos vuelos de deportación masiva para devolver inmigrantes irregulares a países que no son los suyos, como Mauritania, y recordar el Pacto sobre Migración y Asilo que la Unión Europea presentó el pasado 23 de septiembre, apuntaron que responsables de Cáritas Europa temen que con esta reforma del asilo los países «opten por la solidaridad a la carta: podrán elegir la forma de mostrar su solidaridad a través de la reubicación o el retorno, y esto es problemático, ya que algunos pueden centrarse más en los retornos». «Europa suspende una vez más con las migraciones», sentenciaron.

 

Luego está la realidad de los que no llegan porque mueren en el mar. El 24 de octubre un cayuco con 200 personas partía de Senegal hacia Canarias y a las pocas horas se incendió y se hundió: solo 59 pudieron ser rescatadas con vida. En lo que va de año, hay constancia de más de 400 muertos en esta ruta por el Atlántico hacia España. «Y todas las muertes son igualmente lamentables: las que produce la pandemia y las que producen la injusticia y la desesperación al huir de algunos países, ante la mirada indiferente de otros», subrayaron.

 

El manifiesto concluyó con una alusión a la Jornada Mundial de los Pobres, que la Iglesia celebrará el próximo 15 de noviembre. Para este año el papa Francisco dice en su mensaje: «No podemos sentirnos “bien” cuando un miembro de la familia humana es dejado al margen y se convierte en una sombra».

 

En esta ocasión, el Círculo de Silencio contó con la participación de miembros de la pastoral de Migraciones de la parroquia de La Antigua de Gamonal, que colaboraron en la redacción del manifiesto y se hicieron cargo de su lectura.

Un «Reservado» especial, más sencillo pero con la misma densidad de siempre

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El de hoy ha sido un «Reservado» especial. Si el Seminario de San José lleva 122 años viviendo esta celebración en recuerdo de la primera «reserva» eucarística en el sagrario de su capilla, la de esta edición ha tenido «connotaciones externas más sencillas», sin procesión con el Santísimo por los pasillos del centro académico y sin el tradicional monumento o las cuidadas alfombras de serrín de otras ocasiones. Aún así, seminaristas, formadores, antiguos alumnos y amigos del Seminario –en mucho menor número que otros años a causa de las restricciones sanitarias– han celebrado esta fiesta «con la misma densidad de siempre», tal como ha indicado el administrador apostólico, don Fidel Herráez Vegas, que ha presidido el rezo de Vísperas. Dos centenares de personas, además, han seguido el acto a través de YouTube.

 

Para el prelado, la fiesta de esta tarde «nos habla de centralidad». Una centralidad expresada en cuatro aspectos: «la presencia real del Señor en medio de nosotros»; la llamada a la conversión a la que invita el Año Jubilar ayer inaugurado; la urgencia de vivir en una «comunión eclesial no de deseo, sino de realidad», y la necesidad de «sufrir y padecer» con quienes sufren las consecuencias de la «desgarradora pandemia y la situación actual que estamos viviendo».

 

Nuevas instalaciones

 

El rector del Seminario, Francisco Javier Valdivieso, ha sido el encargado de agradecer al hasta ahora arzobispo de Burgos «el amor y el cariño» manifestado hacia el Seminario: «Si, como dice, el Seminario es el corazón de la diócesis, usted ha ganado ese corazón», ha revelado. Lo ha dicho momentos antes de proceder a la bendición e inauguración del nuevo «espacio de encuentro compañeros de Valentín Palencia», con el que el Seminario pretende ofrecer a toda la diócesis un lugar donde poder realizar reuniones de todo tipo en un espacio diáfano que posibilita la creación de diversas salas.

 

Junto al nuevo espacio, se han dado a conocer también dos exposiciones, una centrada en la Catedral y en la que han participado profesores y alumnos del Seminario, y otra sobre vocación, con una selección de cuadros del pintor José Ramón Sánchez. Esta última muestra exhibe varias ilustraciones que el artista pintó en 1997 para una Biblia y que pretende hablar de la vocación cristiana a parroquias, colegios y cuantos se acerquen al edificio del paseo del Empecinado.

 

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Un Año Jubilar en tiempo de pandemia

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puerta santa año jubilar

 

Escucha aquí el mensaje

 

Ayer inaugurábamos de modo solemne el Año Jubilar en nuestra Iglesia diocesana, en el marco del VIII Centenario de nuestra Catedral. Es un año santo, un auténtico Año de Gracia al que nos convoca el Señor. Por ello me ha parecido oportuno insistir hoy y el domingo próximo, en este acontecimiento tan importante para el presente y el futuro de nuestra diócesis, recogiendo algunas ideas de la Carta Pastoral que con este motivo he dirigido a toda la comunidad diocesana.

 

Tanto la celebración de ayer, como el recorrido inmediato del Año Jubilar, vienen marcados por la situación de pandemia que, con todas sus secuelas, nos envuelve y nos angustia desde hace varios meses. La alegría jubilar parece que queda empañada por los miedos y el sufrimiento que tan profundamente atraviesan nuestra sociedad y, en especial, los más vulnerables de entre nosotros.

 

Pero precisamente por ello, pienso que el Año Jubilar puede convertirse en una luz providencial que nos ilumine para descubrir dónde se encuentra la verdadera raíz de la alegría y de la esperanza que dan aliento a la fe cristiana. Cuando experimentamos tan de cerca la propia fragilidad y debilidad, nuestra mirada de creyentes se dirige al Dios creador y redentor, fuente de la vida y origen de todo bien. Y «si el afligido invoca al Señor, dice el salmo, Él lo escucha» (Sal 33).

 

Una mirada a la historia, a los orígenes de la práctica jubilar, nos muestra que los años jubilares surgían frecuentemente en situaciones de desgracia y de desventura. Ya en el antiguo Israel la celebración del Año Jubilar surgió de la experiencia de las heridas humanas, a nivel personal y social, porque se había roto el proyecto original de la creación, generando a los pobres, marginados y descartados. Desde la mirada a la cruel realidad, se volvía la mirada al Dios creador y liberador para recrear todas las cosas y recuperar la armonía original que El había regalado a la familia humana. La pasión por Dios se unía a la pasión por los más necesitados y se manifestaba como exigencia de conversión y como experiencia de alegría al descubrir a todos los seres humanos como hermanos en el hogar del Padre común.

 

La proclamación por Jesús del Evangelio del Reino de Dios en la sinagoga de Nazaret (cf. Lc 4,18-19) es presentada por san Juan Pablo II como un auténtico Jubileo, prototipo de todos los Jubileos que se celebrarían a lo largo de la historia (Tertio Millennio Adveniente 11-12). En la época de Jesús, llena también de incertidumbres y de injusticias en el campo político, social, y religioso, sus palabras resonaron como invitación a acoger la gracia de Dios y la vida plena que se ofrecía a los enfermos, a los prisioneros, a los pobres, a los pecadores… «en el año de gracia del Señor».

 

Los primeros Jubileos convocados por los Papas a partir del siglo XIV se celebraron también en contextos tormentosos y adversos incluso en medio de las secuelas de la famosa Peste Negra. Fue una práctica solicitada y esperada por el pueblo cristiano, expresión de la piedad popular, como ocasión de purificación y de perdón, para dar origen a una vida nueva. Reflejaban el anhelo de una experiencia espiritual en la que encontraban aliento para la transformación personal y para el fortalecimiento de la esperanza.

 

También a nosotros, hoy y en tiempo de pandemia, Dios nos regala un Año Santo, un año de bendición. Os animo a vivir con intensidad las actitudes fundamentales de todo Jubileo:

 

  • Profundizar en la alabanza y en la acción de gracias al Dios Padre, fuente de todo bien: ello nos ayuda a reconocer como don todo lo que hemos recibido y, en consecuencia, a compartir, a dar.
  • Hacer memoria ante Dios de nuestra historia personal y comunitaria: así podremos profundizar en el verdadero júbilo. Sentir el gozo de de los dones recibidos, con todas sus posibilidades, ayudará a vencer los intereses particulares y las tendencias egoístas.
  • Pedir el don de la conversión para restaurar la armonía y la paz, con el reconocimiento de la propia culpa y la sincera disponibilidad para iniciar, con la ayuda de la gracia, un camino nuevo.
  • Cultivar la dimensión social de la fe, que va más allá de la solidaridad, con los más vulnerables y los excluidos del banquete de la creación, para trabajar y posibilitar que todos vivan como hermanos nuestros y como hijos predilectos del Padre.

 

Que de Nuestra Señora aprendamos a vivir estas actitudes y a decir de corazón durante este año: «Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador».

Año Jubilar: «De la memoria del pasado al compromiso del presente»

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Las campanas de todos los templos de la diócesis han comenzado a sonar a las 11 de esta mañana para dar la bienvenida al Año Jubilar de la Catedral de Burgos, que lleva por lema «Sois templo de Dios» y que se ha iniciado oficialmente con la solemne apertura de la Puerta Santa del Perdón por el administrador apostólico, don Fidel Herráez Vegas.

 

A a celebración se han sumado los obispos de Osma-Soria, Abilio Martínez Varea; Pamplona, Francisco Pérez González, Palencia, Manuel Herrero Fernández, Vitoria, Juan Carlos Elizalde, el palentino Javier del Río, obispo de Tarija (Bolivia) y el obispo emérito de Jaén, Ramón del Hoyo López, así como los abades de Santo Domingo de Silos, Lorenzo Maté, y San Pedro de Cardeña, Roberto de la Iglesia. También han estado representados cada uno de los once arciprestazgos de la diócesis con las cruces de sus respectivos arciprestazgos, así como las distintas delegaciones de pastoral sectorial, además de los miembros del Cabildo Metropolitano.

 

Las restricciones de aforo debidas a la situación de emergencia sanitaria solo ha permitido la asistencia de 400 personas, incluidos celebrantes y músicos. Para garantizar que se cumpliesen las medidas de seguridad pertinentes, se han abierto todas las capillas del templo y se han habilitado pantallas gigantes en tres de ellas.

 

La apertura de la Puerta Santa del Perdón ha estado precedida por la lectura del Decreto del Año Jubilar concedido por el papa Francisco con motivo de la celebración del VIII Centenario de la colocación de la primera piedra de la Seo burgalesa. Seguidamente ha salido la procesión desde la Capilla del Santo Cristo hasta la puerta principal, un gesto que en estos tiempos de pandemia cobra un especial significado, dada la histórica devoción a esta imagen para la protección en tiempo de pandemias. Durante la procesión, el pueblo ha cantado las letanías de los santos para pedir su intercesión.

 

Llegados a la puerta principal, engalanada por la Asociación de Floristas y Jardineros de Burgos, el obispo ha cumplido con el rito de golpear tres veces la puerta con el asta del báculo para solicitar su apertura y atravesar el umbral portando el libro de los Evangelios. Ya en el altar mayor, y antes de comenzar la solemne eucaristía, se ha hecho memoria del bautismo, con la aspersión del agua bendita por el obispo a los concelebrantes, ministros y fieles.

 

«El Señor quiere ayudarnos, la respuesta está en nosotros»

 

En su homilía, don Fidel Herráez, ha tenido muy presente la «desgarradora realidad del coronavirus» que vive todo el mundo, y ha recordado que muchos jubileos a lo largo de la historia se han celebrado también en condiciones extremadamente difíciles, como epidemias de peste. El año de gracia que supone este Jubileo «puede ser una oportunidad muy propicia para acogernos al Dios Creador y Salvador». «El Dios que nos creó acompaña nuestra vida. Depende de cada uno que nos encontremos más con Dios, con nosotros mismos, con los demás y con la sociedad».

 

Al hilo los pasajes bíblicos proclamados en la liturgia, el administrador apostólico ha recordado el lema de este Año Jubilar: «Sois templos de Dios». «Cada uno de nosotros somos templos vivos de Dios y su espíritu habita en nosotros. Somos piedras vivas a partir de nuestro bautismo. Y Cristo, la puerta que nos abre a la vida eterna». En su comentario sobre el evangelio, don Fidel ha subrayado que la vida de Zaqueo cambia «porque se encuentra tú a tú con Jesucristo». «Dios quiera que este Año Jubilar nos ayude a todos a que estemos abiertos a ser ayudados por Él, que pasemos de la memoria del pasado a un compromiso evangelizador y nos comprometamos a ser buenos hijos suyos, buenos hermanos entre nosotros y buenos ciudadanos, todo lo unidos que sea posible. El Señor quiere ayudarnos, la respuesta esta en nosotros».

 

La música del Jubileo

 

La parte musical de la eucaristía ha corrido a cargo de la Coral de Cámara Vadillos, en representación de la Federación Coral Burgalesa, y un grupo de la Orquesta Sinfónica de Burgos (JOSBU) bajo la batuta de Pedro Bartolomé Arce. El canónigo José Inocencio Fernández, organista de la Catedral, ha compuesto para esta ocasión una antífona, titulada Yo soy la puerta. En la eucaristía también se ha estrenado el himno del Año Jubilar, Mater Dei Santa Maria, en su versión para coro y órgano, compuesto por el burgalés Pedro María de la Iglesia, con letra de Donato Gómez Arce.

 

Gestos y símbolos de unidad

 

La ceremonia ha estado plagada de símbolos de unidad. Así, a los representantes de cada arciprestazgo se les ha entregado un candil que representa la luz que viajará a cada uno de los rincones de la diócesis para iluminar sus celebraciones durante este Año Jubilar y visibilizar así una misma comunidad de fieles. Además, se han distribuido entre los asistentes semillas de encina, con la finalidad de que sean plantadas y un día esos 800 árboles recuerden esta efeméride.

 

Por otra parte, la colecta de hoy se destinará al gesto solidario que la Diócesis ha promovido con motivo del Año Jubilar: crear un fondo económico que permita contribuir al fortalecimiento, formación y crecimiento de las Iglesias más jóvenes donde desarrollan su misión algunos misioneros burgaleses.

 

Despedida de don Fidel

 

La eucaristía ha servido también como despedida del que ha sido arzobispo de la diócesis durante los últimos cinco años, don Fidel Herraéz. De él ha destacado el vicario general «su estilo sencillo que huele a evangelio». Fernando García Cadiñanos, que ha repasado algunos de los hitos del pastor diocesano durante un tiempo no largo pero sí «intenso y fructífero», ha subrayado que don Fidel ha hecho realidad los lemas de su escudo episcopal: «ha sabido ser fuente, generador de vida», y «abrir caminos de evangelización en una sociedad cada vez más secularizada» y «nos hemos sentido queridos y servidos». El vicario ha destacado en el itinerario de don Fidel el gran esfuerzo realizado por conocer cada rincón de la diócesis a través de la visita pastoral, la convocatoria de la Asamblea Diocesana y el impulso al VIII Centenario de la Catedral.

 

En sus palabras de despedida, don Fidel ha dado gracias, en primer lugar, a Dios, por haberle acompañado desde su niñez y por haberle encomendado esta «esposa eclesial». «Llegué a esta Iglesia Diocesana traído por el amor de Dios y el amor de los demás. Os seguiré queriendo desde el silencio y el anonimato, seguiré palpitando en el corazón de esta Iglesia Diocesana».

 

Tras agradecer a toda la comunidad diocesana y a la sociedad burgalesa haber compartido con él esta etapa, ha tenido un especial recuerdo por los más necesitados y las personas que están sufriendo por la pandemia. También ha aludido a su sucesor, don Mario Iceta, a quien nuevamente ha calificado como «un regalo maravilloso para esta Iglesia diocesana que peregrina en Burgos», como «también esta Iglesia diocesana es un inmenso regalo para don Mario Iceta».