El arzobispo consagra su ministerio a la Virgen de las Viñas

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La patrona de Aranda de Duero, la Virgen de las Viñas, recibió ayer domingo la visita del arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa. Después de una semana conociendo diversas realidades de la diócesis, el nuevo pastor de la Iglesia en Burgos quiere recalar en algunas de las poblaciones más importantes de la provincia. De hecho, el próximo domingo se acercará hasta Miranda de Ebro.

 

En el santuario mariano y a puerta cerrada, don Mario pudo saludar a algunos representantes locales, entre ellos, la alcaldesa arandina, Raquel González, miembros de la cofradía de la Virgen de las Viñas, el comisario de la Policía Nacional en Aranda, el representante de Cáritas arciprestal, el arcipreste y el propio párroco de Santa María, custodio del santuario. Allí, el arzobispo consagró su ministerio episcopal a la Virgen, a quien se solicitó ayuda para «no desmerecer esta vocación sublime» ni ceder «ante el egoísmo, las lisonjas del mundo o las tentaciones del Maligno».

 

«Testigos de la luz»

 

Después, y ya en la parroquia de Santa María, presidió la eucaristía del III Domingo de Adviento. En su homilía destacó que «San Juan Bautista –protagonista de la liturgia de ayer– está preparando los caminos del Señor y él nos ayuda a acogerlo». En este sentido, destacó que «en nuestra vida hay muchos ‘Juanes Bautistas’», como «nuestros padres, los catequistas, los sacerdotes…». «Ellos nos han enseñado a conocer a Jesús, a rezar, nos han dado su testimonio», indicó mientras recordaba a los presentes que «también nosotros debemos anunciar la venida del Señor» y, como Juan Bautista, «ser testigos de la luz».

Los Pueri Cantores eligen a su nuevo obispillo

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Rodrigo Rojo ha sido elegido obispillo 2020.

Rodrigo Rojo ha sido elegido obispillo 2020.

 

Se llama Rodrigo Rojo Palacín, tienen nueve años y estudia 4º de primaria en el colegio Blanca de Castilla de la capital. Es uno de los integrantes de la escolanía de los Pueri Cantores de la Catedral y, por ser uno de los tres escolanos que este año ha hecho su primera comunión (comulgó por primera vez el pasado 19 de septiembre), sus compañeros lo han elegido obispillo 2020.

 

Esta entrañable figura de la Navidad burgalesa estará acompañada, además, por otros dos escolanos, Sergio Sáiz Córdoba, que actuará como vicario, e Íñigo Cerdá Esteban, quien será su secretario. Los tres participarán el próximo 28 de diciembre en el monasterio de las Madres Salesas en el acto de bienvenida a los nuevos integrantes de la escolanía, donde ellos, a su vez, serán investidos en su cargo. A pesar de que la pandemia no ha conseguido suspender la cita, sí se verá modificada respecto a ocasiones anteriores, ya que el obispillo este año no visitará la residencia Barrantes ni recorrerá a caballo el paseo del Espolón. Con todo, la agenda procurará mantener las visitas de cortesía con el alcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa, y el nuevo arzobispo, mons. Mario Iceta.

 

Un año especial

 

La pandemia ha hecho que este año la elección del obispillo cambiara de formato, sin su habitual proclamación en la sala Polisón del Teatro Principal. La votación se llevó a cabo en la sede de la escolanía el pasado 5 de diciembre, después de que los Pueri cantaran en la toma de posesión del nuevo arzobispo, aunque se ha dado a conocer hoy, coincidiendo con el tercer domingo de Adviento, domingo «Gaudete» o de «la alegría».

 

La del obispillo es una tradición que se remonta al siglo XV, aunque se vio interrumpida durante un largo periodo de tiempo al desaparecer la Escolanía de la Catedral. Gracias a la voluntad del Cabildo se retomó en 1996. El requisito que han de cumplir los niños que optan al cargo es haber recibido la primera comunión ese mismo año y durante el día que ejerce como tal se dedica a pedir favores para los niños.

Conociendo el nuevo directorio para la catequesis

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Ayer sábado, 12 de diciembre, los catequistas del arciprestazgo de Gamonal retomaron su formación de forma presencial, eso sí, cumpliendo con todas las medidas sanitarias exigidas.

 

Medio centenar de catequistas se dieron cita en la parroquia de San Fernando para compartir una mañana de formación. Según la programación desarrollada para el presente curso pastoral, dedicaron la reunión de ayer a presentar y conocer el nuevo Directorio para la Catequesis como marco de su quehacer como catequistas, así como las nuevas intuiciones para fortalecer su propia vocación catequética.

 

El encuentro estuvo animado por Juan Manuel Madrigal, párroco de San Fernando Rey. Según detallan los organizadores del encuentro, el de ayer fue «una ocasión para seguir en comunión en esta tarea común evangelizadora».

Avivar el deseo de Dios en el servicio a los hermanos

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Os saludo cordialmente en mi primera colaboración en estas páginas. Agradezco esta herramienta que se me ofrece para estar más cerca de vosotros y poder ofreceros humildemente algunas reflexiones semanales que nos ayuden a vivir apasionadamente nuestra vocación haciendo fructificar tantos dones con los que Dios nos bendice.

 

El tiempo de Adviento va avanzando y apenas nos quedan este domingo y el siguiente para presentarnos ante el portal de Belén adentrándonos en el maravilloso acontecimiento de la Navidad. Quisiera recordar la oración que abría este tiempo de espera y esperanza, que decía así: «Oh Dios, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno». Esta oración sintetiza admirablemente los elementos característicos de este tiempo.

 

Avivar el deseo. Es una gran cuestión. Porque los deseos son elementos interiores que mueven y orientan nuestra vida. ¿Qué deseo en mi vida? ¿Qué deseo cada día? ¿Todos los deseos me construyen y me hacen crecer? Qué importante es conocer los deseos profundos de nuestro corazón y aprender a discernir sobre ellos, distinguir los buenos de los malos y saber cómo gestionarlos. La oración nos habla de un deseo concreto y fundamental: el deseo de salir al encuentro de Cristo. Efectivamente, el deseo más profundo de todo corazón humano es el deseo de Dios. San Rafael Arnaiz, insigne santo burgalés, lo expresaba de esta manera: «Como el ciervo desea las fuentes, como el cervatillo sediento olfatea el aire buscando con qué mitigar su sed, así mi alma suspira de sed de vida… Vida que es espacio y luz, vida en la cual esta centellica de amor que llevo dentro se dilatará, se inflamará y a la vista de tu Rostro» (cfr. Deseo de Dios y la ciencia de la cruz).

 

Continuemos con la oración. Avivar el deseo «acompañados por las buenas obras». El deseo de Dios produce de modo inmediato el ensanchamiento del corazón al servicio de los hermanos, de modo particular los más desfavorecidos. Y viceversa, sirviendo a los hermanos encontramos a Dios. La santa de Calcuta, cuando habla de la sed de Jesús en la cruz, identifica el servicio a los más empobrecidos como el modo de saciar esta sed: «Tenemos que aplacar la sed de Jesús -del amor de los demás y de nuestro amor… Por cada acción con los enfermos y los moribundos, aplaco la sed de Jesús del amor de esa persona, por mi entrega del amor de Dios que hay en mí a esa persona en particular… Así es como aplaco la sed de Jesús por los demás, entregando su amor en acción hacia ellos» (Instrucciones, 19 septiembre 1977).

 

Y todo ello para hacer presente su Reino en medio de nosotros. Reino de santidad y justicia, reino de verdad y gracia, reino de amor y misericordia. A este reino aspira nuestro corazón. Es lo que anhelamos de modo profundo, como decía ya san Agustín en el siglo VI: «Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón se encuentra inquieto hasta que descansa en ti». Aprovechemos el tiempo de Adviento que nos queda y reavivemos el deseo profundo de Dios para que la noche santa de Navidad se vea colmado por la humildad y ternura del Niño, que es la Palabra encarnada que sacia nuestra sed. Con gran afecto.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Libros para evitar «devociones a bobas»

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El aula magna de la Facultad de Teología acogió ayer la presentación de tres publicaciones recientes, escritas por varios profesores del centro académico. Los tres libros tocan distintos temas de actualidad y de interés, y tienen como denominador común que los tres «abren caminos de futuro desde nuestra realidad social y cultural actual», tal como señalan desde la propia institución. El acto fue conducido por el director de la Editorial Fonte-Monte Carmelo  Pedro Angel Deza y podrá reproducirse en el canal Youtube de la editorial.

 

En el libro de «La revolución antropológica. ¿Más allá del Humanismo…?», el profesor Eloy Bueno propone que el pensamiento cristiano y la pastoral eclesial precisen y concreten su aportación singular y su testimonio original, es decir, a Jesucristo. Ante el cambio de época que vivimos a causa de la revolución antropológica que desemboca en el trans-humanismo y el post-humanismo, Jesucristo es la realización máxima de lo humano y que da sentido a la realidad, pues el ser humano es el protagonista de esta realidad y sujeto de dignidad.

 

Otro cambio socio-cultural es la presencia de más de dos millones de musulmanes en España, lo que puede provocar el surgimiento de un sentimiento de islamofobia y el cultivo de un radicalismo violento. Fernando Susaeta constata en «Del islam postmigratorio al islam español. ¿Pueden los musulmanes ser españoles?» la necesidad de «inventar» un islam español, con su propia idiosincrasia, en diálogo positivo con el modelo socio-cultural y político. La pregunta de si los musulmanes pueden ser españoles es oportuna, dado que en el imaginario colectivo pervive la idea de que solo el catolicismo pertenece a la esencia española.

 

Inmersos en este cambio de época, los cristianos pueden ser como aquellos dos discípulos de Emaús, atenazados por la incertidumbre y las dudas, sin aliento para seguir adelante, como señala Roberto Calvo en su libro «De la Misa a la misión. Evangelizar con entrañas eucarísticas». En aquella encrucijada vital, se produjo su conversión pascual porque vuelven a encontrar la fuente de donde brota la alegría y también las razones por las que renace la esperanza. En torno a la fracción del pan es donde reconocen a Jesús, lo que hace que recuperen el aliento y se pongan en camino: Misa y misión, celebración y envío. De ahí la importancia de retomar la transformación misionera de la vida y de la pastoral, recuperando, en definitiva, el ser y sentido eclesial celebrados en la eucaristía.

 

En época de cambios es importante una buena formación religiosa, una formación en la fe, para poder dar testimonio de esa fe, evitando aquello que ya decía santa Teresa que «de devociones a bobas nos libre Dios».