Voluntared-Escuela Diocesana oferta un nuevo curso de formación para la obtención del título oficial reconocido por la Junta de Castilla y León de monitor especialista en jóvenes con necesidades educativas especiales.
El curso consta de 100 horas, distribuidas en dos bloques: uno teórico-práctico de 50 horas (20 de ellas presenciales y otras 30 de forma telemática, con posibilidad de convalidación) y un bloque práctico, de otras 50 horas de duración. La fase presencial se desarrollará del 1 al 5 de febrero en horario de 16:00 a 20:00 horas y el curso tiene un coste de 85 euros, a los que podrían añadirse algunos de los descuentos que oferta la Escuela Diocesana.
Para poder acceder al título es necesario estar en posesión del título de monitor o monitora de tiempo libre o de coordinador de tiempo libre. La fase presencial se llevará a cabo cumpliendo con todos los protocolos sanitarios establecidos. Para apuntarse existe el teléfono de contacto 947 257 707 o el correo electrónico [email protected].
El consejero de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Javier Ortega, visitó ayer la localidad burgalesa de Sinovas para conocer las actuaciones acometidas en la iglesia de San Nicolás de Bari en los últimos años. En efecto, desde 2009 se vienen acometiendo en el templo una serie de actuaciones que han permitido consolidar la arquitectura, el entorno y la funcionalidad del edificio, permitiendo tanto su conservación como la preservación de los bienes muebles que conserva en su interior.
En la última restauración la Junta ha acometido intervenciones en el retablo, yeserías de la escalera y púlpito y armaduras policromadas de la nave central y bajo coro.
Las actuaciones realizadas en estos bienes muebles, que han supuesto una inversión de 371.028 euros, cofinanciada con Fondo Feder, han consistido en el desmontaje de piezas del artesonado, consolidación y reposición, haciendo que sean discernibles de las originales. También ha habido tratamiento de xilófagos en la armadura, eliminación de barnices en policromías y aplicación de una nueva capa de protección que ha restablecido su valor cromático tras efectuar la reintegración imprescindible. Además, se ha procedido a la eliminación de encalados de las yeserías para devolver la profundidad a la talla y recuperar la definición del relieve subyacente y se han repuesto pérdidas en los volúmenes de mayor entidad bajo criterios de mínima intervención. Junto a ello, se ha restaurado el retablo mayor a través de correcciones en el nivelado, encolado de piezas, fijación de policromías, limpieza y reintegración del color y reformas en la instalación eléctrica, que favorecen la contemplación de los bienes intervenidos y la iluminación general del templo.
Todas estas actuaciones han devuelto su valor al conjunto que conforman el artesonado, considerado uno de los de mejor calidad de Castilla y León, y el retablo romanista, y confieren a este templo de «un atractivo que hace imprescindible su visita para todos aquellos que deciden recorrer este territorio». El consejero de Cultura y Turismo destacó que esta intervención en Sinovas representa «una oportunidad para seguir consolidando la Ribera Duero como un destino turístico de excelencia y sostenible, que contribuya a mejorar la cohesión territorial, suscitar el desarrollo socioeconómico y ayudar a fijar población».
En el acto participaron también el delegado diocesano de Patrimonio, Juan Álvarez Quevedo, y el párroco de Sinovas, Eusebio Ponce Ceza.
La sede de la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 acogió ayer una serie de encuentros entre su presidente, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, y su vicepresidente, Antonio Miguel Méndez Pozo, con distintas realidades sociales y políticas de la ciudad. Por la mañana se reunieron con los secretarios provinciales de UGT y CCOO, Pablo Dionisio Fraile y Ángel Citores Gil, respectivamente. El encuentro fue fructífero y sirvió de contacto para profundizar en los proyectos previstos para celebrar este año los ocho siglos que cumplirá la Catedral de Burgos y cómo la conmemoración de la efeméride supondrá un estímulo a la economía local y provincial. De hecho, la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 confía en que las numerosas actividades que está preparando se conviertan en un aliciente para todo el tejido cultural burgalés, así como una oportunidad para acelerar la recuperación de los sectores más dañados por las restricciones higiénico-sanitarias adoptadas para revertir los efectos de la pandemia de Covid-19.
Fraile y Citores, patronos de Honor de la Fundación, ya pudieron conocer al nuevo arzobispo y presidente de la Fundación durante la última reunión del Patronato, celebrada el pasado 10 de diciembre, pero en esta ocasión tuvieron la oportunidad de intercambiar ideas y pareceres de cara a que la conmemoración de los 800 años del templo sea todo un éxito.
También con ciudadanos
El presidente y vicepresidente de la Fundación se reunieron, además, con los port-voces de Ciudadanos en las instituciones burgalesas, Lorenzo Rodríguez, vicepresidente primero de la Diputación Provincial, y Vicente Marañón, vicealcalde de Burgos. Gracias a este encuentro pudieron conocer de primera mano las actuaciones previstas para conmemorar el VIII Centenario del fallecimiento de santo Domingo de Guzmán, que tendrá especial incidencia en las localidades de Caleruega y Burgos.
La Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 está liderando este proyecto de carácter provincial y regional que pretende destacar la repercusión de la obra humanitaria y evangelizadora realizada por el santo, así como su legado transfronterizo y que llega hasta nuestros días a través de la orden que fundó, la orden de Predicadores o padres dominicos. El santo calerogano es también el patrón de la provincia y uno de los castellano y leoneses más universales.
Por ser arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicavogeascoa es también gran canciller de la Facultad de Teología del Norte de España, en sus dos sedes de Burgos y Vitoria. Por este motivo, su visita ayer al centro académico fue más allá de lo protocolario, presidiendo un claustro de profesores en la sede burgense. La reunión sirvió para conocer la historia y el funcionamiento de departamentos e institutos que integran la vida académica de la facultad.
El decano, José Luis Cabria, fue el encargado de conducir cada una de las intervenciones. La segunda parte del claustro fue protagonizada por la Comisión de Calidad de dicha institución. Su presidente, José Luis Barriocanal, vicedecano de la Facultad, mostró los avances en el cumplimiento del Plan Estratégico 2019-2024, que la Facultad aprobó el 20 de diciembre del 2019.
Agotado el orden del día, el arzobispo sorprendió con una intervención, en la que elogió el trabajo de los profesores y la misión de la Facultad en el campo de la formación de nuevos pastores, de la investigación y la divulgación de la cultura, mientras hizo su propio análisis y propuesta. Insistió en la necesidad de flexibilizar horarios docentes para atender la demanda formativa de Burgos y otras diócesis. Recordó que la Facultad tiene mucho que ofrecer en el momento presente. Es el momento de formar líderes para una pastoral muy exigente. Por eso, animó a revisar «si la formación que se pide a un sacerdote de la Iglesia corresponde con la oferta formativa del plan de estudios».
Alabó la importancia de la Cátedra Francisco de Vitoria como instrumento para «ofertar cursos en liderazgo» de equipos parroquiales, en pastoral familiar parroquial desde Amoris Laetitia, en antropología hombre-mujer, en las implicaciones de Laudato Si, en ciencia y biotecnología, etc.
Por último, recomendó una «integración institucional en red», aprovechando la proximidad de los centros de Vitoria y Bilbao y de una Universidad Católica. Quien lideró la transparencia económica de las diócesis españolas en su etapa como obispo de Bilbao, reconoció la austeridad y buena ejecución del presupuesto de la Facultad, así como animó a elaborar un plan de modernización de instalaciones.
Tras el claustro, saludó a los alumnos del curso «Miradas a la catedral», atentos a la conferencia de la profesora de Valladolid, Concepción Porras Gil, que disertaba sobre la moda en la Catedral. Acompañado por el director del Instituto de Ciencias Religiosas San Jerónimo, José Manuel Santos, conversó con los alumnos de la tarde. Finalmente, visitó las instalaciones de la Residencia San Juan de Ávila con su director, Juan María González.
«Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia» (Jn 15, 5-9). Estas palabras del Señor a sus discípulos, que brotan del Evangelio de san Juan, dan vida al lema de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que celebramos del 18 al 25 de enero.
Este es el gran deseo de Jesús: que volvamos la mirada hacia Él y permanezcamos para siempre en su amor. Y quiere que lo hagamos unidos, amándonos los unos a los otros, a su ejemplo, a su manera, a la mesura de su amor. ¿Cómo? Desterrando de nuestros corazones «cuanto signifique división», como alentaba san Pablo en la Primera Carta a los Corintios. Desde la plegaria que Jesús dirigió al Padre en la víspera de su Pasión: «Que todos sean uno, para que el mundo crea». Y hacerlo, hasta recuperar la armonía, pensando y sintiendo en un mismo espíritu y amor.
Hoy, ataviados con el inmenso regalo de nuestra fe, más o menos incomprendida por un mundo complejo y tensionado, debemos volver a hacernos aquella pregunta que le hizo san Pablo a la comunidad de Corinto: «¿Es que Cristo está dividido?».
Cristo es quien se manifiesta, es imagen visible de Dios invisible, y el Espíritu Santo es quien lo revela. Por ello, debemos tener presente que el Paráclito –como lo llama Jesús– es el forjador de la unidad que ahora, y como hijos de un mismo Padre, la Iglesia pide en oración.
Los Papas san Juan XXIII y san Juan Pablo II trabajaron incansablemente –desde la oración y la palabra, desde su vida y su misión– para alcanzar la unidad. Ambos dedicaron una parte esencial de su magisterio a acrecentar las relaciones con las distintas comunidades cristianas.
En este sentido, recuerdo cuando el fallecido cardenal Johannes Willebrands, quien sirvió durante muchos años a la Iglesia como presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la unidad de los cristianos, dijo que Juan XXIII era reverenciado por los ortodoxos rusos, quienes lo consideraban «patrón del movimiento ecuménico». Juan Pablo II, siguiendo su estela, en su encíclica Ut unum sint, dejó escrito que «creer en Cristo significa querer la unidad; querer la unidad significa querer la Iglesia; y querer la Iglesia significa querer la comunión de gracia que corresponde al designio del Padre desde toda la eternidad».
Este es el significado de la oración de Cristo: que todos seamos uno. Y serlo en comunión, sin recelos ni barreras, dejándonos guiar por el Espíritu Santo. Porque la comunión es fruto del amor. Pero no podemos pretender dar frutos por nuestra cuenta, porque no es posible fructificar vida en abundancia separados de la vid. Lo que hace posible los frutos es la savia, la vida del Maestro que fluye en nosotros.
Dios desea ardientemente la unidad. Y el Espíritu Santo, que es amor, capacita y crea la comunión en la diversidad de dones y de carismas, ministerios, ritos y formas de pertenecer a una misma Iglesia de Jesucristo.
Queridos hermanos y hermanas: permanezcamos en el amor de Jesús, con la fe de María, y seamos como los sarmientos unidos a la vid. Porque solo así, la vida del Señor fluirá en nosotros. Y hagámoslo sin abrirle la puerta a la división, entrelazando nuestras manos, sostenidos en la oración comunitaria. Sigamos orando y trabajando, como tierra ecuménica de Dios, con audacia y sin descanso, para que acontezca en nosotros el admirable don de la unidad.
Con gran afecto, recibid mi bendición y mi abrazo.