El arzobispo descubre la vida eclesial de las Merindades

Don Mario Iceta se reunió la última semana con los sacerdotes del arciprestazgo y conoció a las Clarisas de Medina de Pomar. Ayer celebró la eucaristía en la parroquia de Santa Cruz.
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Fotos: Quique Ugarte

 

El arzobispo de Burgos, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, prosigue con su paulatino conocimiento de la archidiócesis. En la última semana, ha mantenido varios contactos con distintas comunidades y realidades en el arciprestazgo de Merindades. Si el miércoles mantuvo una reunión con los sacerdotes que integran este territorio y conoció la comunidad clarisa de Medina de Pomar, ayer se desplazó de nuevo hasta esta localidad para celebrar la eucaristía en su parroquia de Santa Cruz.

 

En su homilía, el pastor de la Iglesia en Burgos aseguró que el mundo busca ser feliz en la vida. «¿Y cómo podemos ser felices de manera plena? Con Jesús, que colma el corazón humano; nuestro corazón ha de reposar en Dios para estar en paz». De ahí la «necesidad de acercarnos a Jesús para que nos cure de la tristeza, de la falta de esperanza, de la desilusión». «Él sana nuestro corazón», insistió.

 

Un corazón sanado como el de San Pablo, que late para comunicar a los demás la salvación obrada por Jesús. «Es una tarea que corresponde a todos los bautizados», dijo, empezando por los más cercanos. «El anuncio de Dios empieza en casa, el testimonio comienza por nuestra casa, nuestra familia, los que nos rodean», indicó.

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