El último círculo de silencio agradece a las mujeres migrantes

Coincidiendo con el día internacional de la mujer, decenas de personas reivindicaron anoche «derechos y dignidad» para ese colectivo, «trabajando unos con otros para hacer real la igualdad».
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Aunque la nieve ya había desaparecido, anoche aún arreciaba el frío. Sin embargo, numerosas personas se reunieron en el paseo Sierra de Atapuerca secundando una vez más la llamada de la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones. Coincidiendo con el día internacional de la mujer, el último círculo de silencio puso la mirada sobre las mujeres migrantes, a las que agradecieron por «poner el dedo en la llaga de las injusticias y desigualdades» que con frecuencia «ignora, permite o fomenta» la sociedad actual.

 

Más de la mitad de los migrantes que habitan en Burgos son mujeres, y la inmensa mayoría de ellas son jóvenes, haciendo que en la provincia el riesgo de sufrir las consecuencias de la crisis social y económica se multipliquen en este colectivo. En efecto, y tal como se leyó a través de un comunicado, la brecha salarial entre hombres y mujeres no ha dejado de crecer, el trabajo a tiempo parcial lo lideran mujeres y la presencia del teletrabajo no ayuda a un reparto equitativo en las tareas del hogar. Además, también se denunció que la economía sumergida es aún notable en trabajos del hogar que desarrollan en su mayoría mujeres migrantes y cómo este colectivo sigue siendo hoy objeto de trata con fines de explotación sexual y laboral. Además, en el último año, el 40% de las mujeres asesinadas por violencia de género eran extranjeras.

 

Por contra, se señaló cómo la pandemia ha sacado a la luz la importancia del rostro femenino en numerosos trabajos esenciales («no apetecibles ni bien remunerados»), donde el número de migrantes es creciente.

 

Ante este panorama, el último círculo de silencio reivindicó «derechos y dignidad», siendo conscientes de que no se trata de «de defender mujeres contra hombres, jóvenes contra mayores o inmigrantes contra autóctonos, sino unos con otros, unas junto a otras, trabajando por hacer real la igualdad de todos y todas». «Somos complementarios, nos necesitamos, hemos de avanzar en unidad», se insistió en la alocución. Además, se agradeció a las mujeres migrantes por «su lucha y esperanza, por su trabajo a veces tan callado que debemos valorar más». «Contad con nuestro apoyo y con el de todas las organizaciones que aquí estamos representadas», concluyó el manifiesto.

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