El último círculo de silencio agradece a las mujeres migrantes
Aunque la nieve ya había desaparecido, anoche aún arreciaba el frío. Sin embargo, numerosas personas se reunieron en el paseo Sierra de Atapuerca secundando una vez más la llamada de la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones. Coincidiendo con el día internacional de la mujer, el último círculo de silencio puso la mirada sobre las mujeres migrantes, a las que agradecieron por «poner el dedo en la llaga de las injusticias y desigualdades» que con frecuencia «ignora, permite o fomenta» la sociedad actual.
Ante este panorama, el último círculo de silencio reivindicó «derechos y dignidad», siendo conscientes de que no se trata de «de defender mujeres contra hombres, jóvenes contra mayores o inmigrantes contra autóctonos, sino unos con otros, unas junto a otras, trabajando por hacer real la igualdad de todos y todas». «Somos complementarios, nos necesitamos, hemos de avanzar en unidad», se insistió en la alocución. Además, se agradeció a las mujeres migrantes por «su lucha y esperanza, por su trabajo a veces tan callado que debemos valorar más». «Contad con nuestro apoyo y con el de todas las organizaciones que aquí estamos representadas», concluyó el manifiesto.