La Iglesia católica forma parte ineludible de la sociedad. Su presencia también se refleja en su capacidad para producir no solo un beneficio asistencial de forma directa, sino que también es generadora de empleo y economía en muchos sectores de la ciudad. El turismo religioso, con la Catedral a la cabeza, es el gran motor económico de la provincia. Pero no podemos olvidar que las primeras comuniones, las bodas y las celebraciones familiares, las fiestas y romerías, las peregrinaciones a santuarios y lugares de interés religioso son oportunidades de trabajo para floristas, fotógrafos, hosteleros y restauradores, cuyos negocios irían a pique si la sociedad careciera de la Iglesia católica. De hecho, un año de pandemia ha bastado para que numerosas empresas se hayan resentido en su actividad y facturación.
En la iglesia, siempre flores

A David Ruiz, propietario de ‘Cultura de Flor’, es fácil encontrarle rodeado de tulipanes, rosas o eucalipto. Sus flores están presentes en múltiples ceremonias religiosas, lo que provoca que su empleo dependa en muchas ocasiones de la actividad de la Iglesia. «En 2020 no hubo ni bodas ni comuniones. El estado de alarma nos pilló en medio de la campaña más fuerte y fue un auténtico desastre. Las floristerías que nos ocupamos de los eventos religiosos tuvimos una caída en la facturación del 70%».
«El año pasado, sin bodas ni comuniones, fue un auténtico desastre. La facturación de las floristerías cayó un 70%»
En 2018 y 2019, la hermandad de las Tres Caídas de Triana y la del Silencio de Sevilla apostaron por su trabajo para su exorno floral. «Esta ha sido una Semana Santa de nuevo sin procesiones, y también lo hemos notado. Sin embargo, sí que hemos puesto flores junto a las imágenes en el interior de las iglesias». «Vamos retomando el pulso, con motivo del Año Jubilar también decoramos la Puerta Santa de la Catedral».
Antes de la pandemia, ‘Cultura de flor’ realizaba decenas de comuniones y unas cincuenta bodas al año. «Las comuniones se han convertido en celebraciones más familiares e individuales. Este año tenemos programadas desde mayo hasta agosto, ya no se concentran solo en 15 días y eso aporta más trabajo».
La imagen como recuerdo

‘Villafranca fotografía’ lleva fotografiando Burgos desde 1947. Las bodas, comuniones y confirmaciones celebradas en la ciudad suponen un 30% de su facturación total. «Hoy en día, todos los acontecimientos derivados de la Iglesia suponen un 30% de nuestros ingresos. Si este año tampoco hubiese bodas ni comuniones, paralizar ese porcentaje de la facturación supondría el cierre de muchos negocios de fotografía».
«Para un comercio de fotografía, el trabajo derivado de actos eclesiásticos puede suponer un 30% de nuestra facturación»
La mayoría de las parejas han decidido aplazar las bodas, que han caído incluso un 80% comparado con años anteriores. En 2020, Villafranca ha visto reducido su trabajo un 60%. «La gente prefiere celebrar las comuniones en los pueblos, y eso a nosotros nos perjudica porque hay menos participación en las parroquias», lamenta. De cara a este año han ofertado presupuestos a las parroquias y tienen alguna fecha de boda marcada en el calendario. «La gente está haciendo encaje de bolillos para decidirse. Nosotros vamos a ofertar la opción de retransmitir las comuniones por Youtube».
Turismo y patrimonio

«Hay que conservar el patrimonio, porque de la Iglesia nos beneficiamos todos»
En 2016 se puso en marcha un proyecto turístico para visitar varios templos de la ciudad. Con una pulsera, se incluía la visita a la Catedral, las iglesias de San Nicolás, San Gil y San Esteban con el Museo del Retablo. Sandra Puigdomenech conoce bien esta iniciativa para la que trabaja a diario en su parroquia, San Gil Abad. «La idea es atraer turismo para que la gente pernocte en Burgos una noche y pueda ser un beneficio económico para la ciudad. Al principio costó que este programa tuviese auge y eso que el coste de la pulsera es de solo 9 euros».
Esta joven manifiesta que el estado de alarma ha afectado mucho a la iglesia. «El parón se ha notado a nivel social y económico. La gente por miedo cada vez acude menos a la parroquia y esto se refleja en la disminución de ingresos» cuenta, mientras confía en que aumente el turismo en un futuro. «Es fundamental para muchos sectores, por ello hay que cuidar bien el patrimonio para mostrarlo. Me encuentro mucha gente que piensa que no hay que pagar para ver una iglesia, pero cuesta dinero conservarlo y al final de la Iglesia nos beneficiamos todos».
Buen sabor de boca

«Si tuviéramos que vivir otra primavera con las iglesias cerradas, nuestra facturación sería cero»
La restauración está siendo uno de los sectores más afectados por la pandemia. Aquellos establecimientos que se encargan de la organización de banquetes de bodas o comuniones han visto disminuidos sus ingresos. Es el caso de ‘Coco Restaurante’, cuyo nivel de facturación ha caído: «Hemos perdido un 60% si lo comparamos con otros años» manifiesta Daniel Mata, empresario del grupo.
Las comuniones suponen un tercio de sus eventos: «Nos mantenemos en gran parte de bodas y comuniones. La Iglesia, indirectamente, nos aporta mucho trabajo. Es cierto que más de la mitad de las bodas son civiles, pero en el caso de las comuniones eso no es posible y estos actos eclesiásticos suponen un tercio de nuestros ingresos». «Si tuviésemos que vivir otro año con las iglesias cerradas, nuestra facturación sería cero».