Este sacerdote nacido en Kerala, uno de los estados situado al extremo suroeste de la India, es el mediano de tres hermanos. Su vocación le viene desde muy pequeño, cuando asistía a misa junto con su abuela casi todos los días de la semana. La familia de Thomas Thekkekarote pertenece a la Iglesia oriental católica siro-malabar, fundada, según la tradición, por el mismo apóstol santo Tomás. Allí las vestiduras de los sacerdotes son llamativas y elegantes. «Admiraba a los curas. Le decía a mi abuela que quería vestir como ellos», recuerda entre risas. Así nació su vocación.
Con catorce años ingresó en un seminario de Kerala. «En la India, los procesos de formación para ordenarnos sacerdotes son largos. Estuve doce años en el seminario», relata. Gracias a su amistad con el sacerdote indio José Kumblolickal, actual responsable de misión de la congregación de San Francisco de Sales en Filipinas, hace ocho años aterrizó en Burgos para licenciarse en Teología. «Lo que más me costó fue acostumbrarme al frío y al idioma, pero poco a poco lo he ido superando».
La archidiócesis de Burgos le propuso trasladarse al monasterio de San Salvador, en Palacios de Benaver, y compartir su tarea sacerdotal con las doce monjas que actualmente habitan allí. También ha atendido varios pueblos. «La formación teológica es muy importante para la vida del sacerdote. Los profesores de la Facultad de Teología de Burgos están muy preparados y esto me ayudará en mi tarea en la India en el futuro» cuenta. Y es que Thomas, quiere volver a su país de origen en cuanto finalice el doctorado, del que únicamente le falta defender la tesis.
Aunque los cristianos son minoría en la India y en ocasiones perseguidos, no teme su vuelta. «Todavía hay vocaciones y creo que la Iglesia en Burgos me ha ayudado mucho a mejorar en todos los ámbitos. Estoy muy contento de la decisión que tome hace ocho años, porque venir a Burgos ha potenciado mi vocación».
El verano pasado, con motivo de la pandemia, los monjes benedictinos de Santo Domingo de Silos, se vieron obligados a suspender esta iniciativa que venían desarrollando desde el año 2017. De nuevo, este año, abren las puertas de la abadía a todos aquellos hombres con edades comprendidas entre los 18 y los 45 años que quieran conocer y formar parte de la vida monástica. Serán orientados vocacionalmente para ver si están llamados o no a este tipo de vida entregada a Jesús.
Los participantes de esta «experiencia monástica», vivirán una semana en el seno de la comunidad y serán acompañados en la reflexión sobre la vocación. Los visitantes deberán cumplir el horario de la comunidad benedictina y participar de sus actividades. La jornada, colmada de tareas en el monasterio, de recogimiento y diálogo con el Señor, comienza a las 6 de la mañana y termina a las 22:15 de la noche.
Sumarse a esta iniciativa implica una progresiva introducción de los participantes en el ora et labora de la vida monástica. Acompañarán en el trabajo a los monjes y charlarán con ellos. Vivirán «como un monje más» los principales aspectos de la vida monástica: oración litúrgica mediante el canto gregoriano, lectio divina, silencio, vida fraterna, etc. Un itinerario de conferencias desde lo que significa ser monje –pasando por la vida y obra de san Benito– hasta adentrarse en las implicaciones de una comunidad benedictina.
Para poder tener una experiencia plena que ayude al discernimiento, desde la comunidad se ofrecerá acompañamiento espiritual, posibilitando a su vez el encuentro y diálogo con los monjes para conocer cómo es el día a día en la abadía de Silos.
Si tienes inquietud por vivir esta experiencia, descubre en la web del monasterio todos los detalles.
La embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, ha visitado la Catedral de Burgos. Ha podido conocer por primera vez el templo y familiarizarse con los actos de conmemoración de su VIII Centenario. En su visita ha contado con guías de excepción, como Juan Álvarez Quevedo, vicepresidente del Cabildo Metropolitano, y René Payo, presidente del Consejo Asesor de la Fundación VIII Centenario de la Catedral Burgos 2021. De esta manera, Radian-Gordon ha descubierto algunas de las maravillas de la basílica, como el cimborrio, el coro y el altar mayor, las capillas de los Condestables y de Santa Ana, o el claustro.
En su visita a la Seo ha sido recibida por el vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral Burgos 2021, Antonio Miguel Méndez Pozo, que ha anunciado que se está trabajando «para que haya una representación internacional» en algunas de las actividades en torno a la efeméride.
En su visita, la embajadora de Israel ha anunciado «que la historia de la Catedral también está ligada con la historia de los judíos en España y es un motivo más para visitar este lugar». La jornada por tierras burgalesas ha finalizado en el templo gótico, pero antes, Rodica Radian-Gordon ha visitado la localidad de Castrillo Mota de Judíos y ha mantenido una reunión con distintos empresarios en la sede de FAE.
La delegación de Pastoral Obrera de la diócesis ha llevado a cabo este lunes 19 de abril, una mesa de diálogo con representantes del mundo sindical y de otros movimientos sociales. En este encuentro, bajo el lema “llamadas de la sociedad a la Iglesia de hoy”, los creyentes han escuchado las demandas de los trabajadores de distintos sectores.
Dicho acto se enmarca en el contexto del proceso de Asamblea que vive la Iglesia de Burgos, para saber dar respuestas adecuadas en el aquí y ahora. También, se engloba dentro de la Pascua del Trabajo, convocada por el arzobispo don Mario Iceta y celebrada el domingo 18 de abril, destacando la importancia del trabajo para la vida de las personas, el cuidado del prójimo y la construcción de una sociedad fraterna.
En esta mesa de diálogo han tomado la palabra María Ángeles González en representación del movimiento feminista, Pablo Dionisio Fraile en nombre del sindicalismo, Juan Antonio Ayllón miembro de la Plataforma por la Sanidad Pública y Manolo Alonso representante de la Coordinadora de Pensionistas de Burgos. En el encuentro han participado alrededor de ochenta personas repartidas de manera presencial y telemática.
Tras las intervenciones de los ponentes y el posterior diálogo, se ha llegado a la conclusión de la necesidad de prestar más atención a la cultura y la precaria situación de los jóvenes. Es importante reconocer el papel jugado por los movimientos cristianos de pastoral obrera en la formación de la conciencia de muchos trabajadores y trabajadoras burgaleses. También es vital defender los derechos sociales y laborales de las personas que realizan trabajos esenciales, como la denuncia de la situación de precariedad que sufren las mujeres. Tomar claramente distancias del poder político y económico y dar visibilidad, participación real y poder a las mujeres en la Iglesia ha sido otra de las conclusiones a la que se ha llegado en esta mesa de diálogo. Finalmente, se ha considerado importante para la Iglesia, saber encontrarse con los no creyentes en la lucha y defensa de los derechos sociales, de lo público, de la vivienda, del empleo decente y de la inclusión frente a la desigualdad.
La Delegación de Pastoral Obrera ha querido hacer una llamada cercana a la gente que sufre, en actitud verdadera de servicio y sin miedo al cambio.
La Iglesia celebra el domingo 25 de abril la Jornada Mundial de oración por las vocaciones nativas. Lo hace bajo el lema «¿Para quién soy yo?». La Iglesia de Burgos ha tendido la mano y ha sido un impulso en la vocación de muchos jóvenes llegados de otros países.
En camino hacia la santidad
Nació en el país africano de Burundi, pero Eric Hatungimana lleva más de dos años estudiando Teología en el Seminario de Burgos. Se crio junto a sus diez hermanos en un ambiente familiar y parroquial. «El amor generoso y servicial experimentado en mi familia y fomentado en la parroquia han sido los pilares de mi camino vocacional».
Desde pequeño deseó ser sacerdote. «A los diez años jugaba a celebrar misa con otros niños». Gracias a la catequesis, los movimientos de la Acción Católica o los grupos de monaguillos, su vocación se acrecentó y a los 18 años pidió el acceso al Seminario menor. «Durante toda esta travesía todo no ha sido fácil. Ha habido momentos de dudas y crisis que he superado gracias a Dios».
Después de tres años de formación en el Seminario Interdiocesano Santo Cura de Ars, de Burundi, la admisión en los estudios de Teología le obligó a renunciar a su entorno natural y aterrizó en Burgos. «Recuerdo la frase de ánimo que me dijo un padre espiritual africano. Que lo importante en el camino hacia la santidad no es saber dónde se va, sino saber que se va bajo la mano guiadora de Dios».
Este joven seminarista cree que la formación humana, intelectual, espiritual y pastoral que está recibiendo en Burgos le ayudará mucho en su vida sacerdotal. «Todo lo que me está aportando esta formación me favorecerá a ser más humano, santo y a ayudar a los demás a serlo. Cada día crece más mi vocación, ha merecido la pena venir a Burgos para estar con Jesús, conocerlo y ser su testigo fiel siempre».
«Doy gracias a los primeros misioneros que llevaron el evangelio de Cristo a mi país y entregaron su vida»
Si todo va bien, en otoño, cuando finalice la formación teológica, volverá a su país de origen, donde la iglesia aún está desarrollándose. «Burundi tiene una de las Iglesias más jóvenes de África. Más del 90% de la población es cristiana. Se están fundando nuevas parroquias y son necesarios los apoyos de todo tipo para crecer más y cooperar en la misión universal de la Iglesia», cuenta. La misión en Burundi está orientada con más fuerza en «la reconciliación de las almas» debido a las heridas causadas por las guerras en el país.
La mayor parte de la sociedad burundesa tiene mucha descendencia familiar y eso impulsa a muchos jóvenes a ingresar en los seminarios. En ocasiones, debido al límite de recursos económicos en las familias, se establecen unas condiciones de selección a la hora de acceder. «En mi país de origen faltan medios para aprovechar las vocaciones en el momento, sin embargo, aquí sobran sitios y faltan vocaciones», lamenta. «Creo que mi presencia en Burgos es un intento cooperativo y generoso para resolver esta paradoja. Cada Iglesia particular está llamada a abrirse a las necesidades de la Iglesia universal».
Desde su llegada a Burgos, lo que más ha sorprendido a este joven seminarista ha sido la falta de jóvenes en las parroquias. «Pocos se acercan a los sacramentos. Muchas parejas prefieren casarse civilmente», afirma. A diferencia de su país, cree que en España la visión que tiene la sociedad del seminario es la de «un lugar sin libertad, sin risas». Considera que la Iglesia en Burgos posee un rico patrimonio, «la catedral es una maravilla de Dios», y que la liturgia aquí es mucho más meditativa.
Adaptarse al clima de nuestra ciudad y alejarse de su familia no ha sido fácil para Eric, pero su vocación nacida en el país de las mil colinas, ha sido lo que le ha impulsado cada día. «Doy gracias a los primeros misioneros que llevaron el evangelio de Cristo a mi país y entregaron su vida», concluye. Porque gracias a ellos, Eric ha respondido a la llamada de fe.