La Catedral retomó ayer martes el ciclo «Diálogos en la Catedral», que organiza la Facultad de Teología dentro del marco del VIII Centenario de la catedral de Burgos. Contó con la presencia de dos referentes del deporte en nuestro país. El salmantino y futbolista Vicente del Bosque tomó la palabra junto con la atleta burgalesa Purificación Santamarta, ganadora de hasta 16 medallas en los Juegos Paralímpicos.
Bajo el título «Mens sana in corpore sano» estos dos referentes del deporte español conversaron de su pasión, de salud y de espiritualidad, en un escenario idílico. En el encuentro, moderado por el sacerdote y decano de la Facultad de Teología, José Luis Cabria, los invitados comenzaron hablando de sus inicios en el deporte y del valor de inculcarlo a los jóvenes. Puri Santamarta, invidente de nacimiento, destacó la importancia de la integración en los niños que sufren alguna discapacidad. «La integración de los niños ciegos es complicada en los colegios. Hoy en día todo está en la pantalla, toda la enseñanza es visual».
Destacaron la salud del deporte, física, mental y espiritual. El futbolista y entrenador Vicente del Bosque recalcó la trascendencia de la humildad en los jugadores. «Si hay buena relación en el vestuario, eso es lo que lleva al éxito. Un entrenador tiene que ser justo y exigente, y sobretodo más que paciente, debe ser humilde. Hay que saber escuchar y comunicarse después de un partido que se ha ganado o que se ha perdido».
Ambos han representado a España y saben lo que es subirse a lo más alto del escalafón. La atleta burgalesa reconoció que «representar a España es emocionante y es una responsabilidad tremenda. Subir al pódium y oír el himno de tu país, es indescriptible. Se te pone la piel de gallina». El que fue entrenador de la Selección Española habló de referentes y esfuerzo, de cómo el triunfo del mundial marcó su vida. «He sido un privilegiado al entrenar a la selección. He ganado y he perdido, pero sobretodo he disfrutado» dijo.
La concordia, la unión, el compañerismo o la humildad, fueron las cualidades que marcaron la primera edición del año de este ciclo de diálogos. El adiós al éxito y la retirada de ambas personalidades del deporte puso punto y final al encuentro, entre aplausos.
Los trabajos de restauración del retablo de Cardeñuela Riopico han finalizado y el resultado ya se puede contemplar en la capilla de la Presentación de la Catedral de Burgos. En este espacio se emplazó originalmente el altar creado por Felipe Bigarny, que enmarcaba el cuadro de Sebastiano del Piombo que preside esta capilla. Ahí se podrá apreciar hasta el 30 de mayo, de lunes a sábado, en horario de 10:30 a 12:00 y de 18:30 a 20:00 horas.
La Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 se comprometió el pasado 22 de julio a financiar la mitad de la restauración, con un importe de 25.000 euros, que se sumaron a lo recaudado por los vecinos de la localidad del alfoz de Burgos, agrupados en torno a la Asociación de vecinos pro retablo Felipe de Bigarny de Cardeñuela Riopico. A la propia inestabilidad del sistema constructivo del conjunto, se sumaba un intenso ataque de carcoma, la pérdida de elementos como molduras, cabezas de los angelitos y tallas, y una capa pictórica oscurecida por la oxidación de diferentes sustancias aplicadas al volver a policromar estructuras y tallas según los gustos barrocos. Así, la intervención realizada por Batea Restauraciones ha recuperado las policromías originales de las tallas, ha estabilizado las estructuras mediante una consolidación química de la madera y ha ordenado y puesto en contexto todas las piezas provenientes del retablo de la capilla de la Presentación, de forma que puedan observarse de manera adecuada.
El retablo fue ejecutado por el escultor Felipe Bigarny a partir de 1528 para la capilla funeraria de don Gonzalo Díaz de Lerma. A mediados del siglo XVIII, el capellán lo vendió a la parroquia de Cardeñuela Riopico, pero las piezas que conforman el retablo en la actualidad no son todas las que había en su ubicación original, de modo que, a falta de elementos estructurales y grupos escultóricos, es imposible recrear cómo era este altar en el siglo XVI.
De vuelta a Cardeñuela Riopico
El retablo repetirá el viaje que vivió hacia 1750 con su traslado desde la Seo hasta la iglesia de Santa Eulalia cuando finalice su exposición, en junio. Con la premisa de su adecuación al contexto litúrgico del que sigue formando parte, se instalará de nuevo en el presbiterio, enmarcando los conjuntos escultóricos y las tallas con elementos de la mazonería del siglo XVI, de forma que se pueda percibir la calidad de las piezas.
Vicente Rebollo Mozos ha sido elegido esta tarde como nuevo presidente del Cabildo catedralicio. Sucede en el cargo a Pablo González Cámara, quien presentó su renuncia el pasado sábado por motivos de salud. La elección ha sido ya aceptada por el arzobispo, don Mario Iceta, quien ha trasladado al nuevo deán su felicitación.
Con la renuncia del hasta ahora presidente, los estatutos del Cabildo obligaban también a elegir vicepresidente, puesto que ha recaído en Félix José Castro Lara. Por su parte, González Cámara, en su calidad de canónigo doctoral, pasará a ser secretario de este colegio de presbíteros.
Rebollo Mozos asume el cargo «con honra y honor». Es consciente de la «responsabilidad» de su nueva misión, pero se siente «confiado y respaldado» por su compañeros del cabildo.
Rebollo será el presidente de esta institución durante los próximos cuatros años y en un periodo especialmente intenso para la Catedral, inmersa en los actos celebrativos de su octavo centenario y a las puertas de la inauguración de la exposición de las Edades del Hombre. «El reto es doble: de un lado la situación socioeconómica nos hace apoyar todas las iniciativas que ayuden a la recuperación de la ciudad, pero por otro queremos que el octavo centenario sea también un revulsivo para la evangelización y un lugar de encuentro para toda la archidiócesis».
Quien hasta ahora ostentaba la portavocía del Cabildo en el tema de la sustitución de las puertas de la fachada principal asegura que este tema es «una carrera de fondo» y, aunque «seguimos apostando por el proyecto», reconoce que «su final es por ahora incierto».
La crisis del clima y su repercusión en los países más pobres protagonizó el último Círculo de Silencio, celebrado ayer en el Paseo de Atapuerca. A diferencia de la pandemia COVID-19, que ha llegado repentinamente, afectándonos a todos a la vez, la crisis climática que empezó a partir de la Revolución Industrial se ha venido multiplicando sigilosamente hasta convertirse en uno de los principales problemas que afrontamos como humanidad, pues sus repercusiones se manifiestan, además, de manera desigual.
Aunque está afectando a todo el mundo, se constata que quienes menos han contribuido al cambio climático son los que más sufren sus consecuencias negativas, como la migración forzosa. Por ejemplo, en 2019 se produjeron casi 25 millones de desplazamientos internos en 140 países y territorios provocados por desastres naturales, según el Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno, cifra que triplica el número de desplazamientos por conflicto y violencia.
Por otro lado, la degradación medioambiental conduce a una escasez de recursos que genera mayores enfrentamientos entre grupos de población, de manera que aumenta el posible estallido de conflictos armados. «En este sentido, al igual que todos somos conscientes de la crisis generada por la pandemia COVID-19 y de la necesaria respuesta mundial, del mismo modo el número cada vez mayor de personas desplazadas a causa de la crisis climática se está convirtiendo rápidamente en una gran emergencia de nuestra época, y exige también una respuesta global». rezaba el manifiesto que se leyó al concluir el Círculo.
«Convencidos de que la solución a la crisis ambiental pasa por la desmilitarización y desarme internacionales, porque hay que poner la seguridad humana en el centro, las personas que han sido expulsadas de sus hogares por causas climáticas también necesitan ser acogidas, protegidas, promovidas e integradas para que puedan tener un nuevo futuro. Como pedía el papa Francisco en Laudato si, “quienes huyen de la miseria empeorada por la degradación ambiental deben ser reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales”. Quitemos esos escollos que bloquean el camino de los desplazados, aquello que les reprime y margina, lo que les convierte en invisibles y les niega su dignidad. Y cuidemos entre todos el planeta, seguros de que así contribuiremos a evitar las migraciones forzosas».
El pasado viernes 7 de mayo, se llevó a cabo la XVI Marcha Solidaria organizada por la Pastoral Universitaria y la Asociación Limes DP. Participaron un total de 104 personas, la mayoría alumnos de 3º de Educación Infantil y de 2º de Educación Social, y se consiguieron recaudar 374€. Todo el beneficio ha sido destinado al Centro Nest Project de Bangalore, en India, con la finalidad de financiar becas de estudio a los niños huérfanos que residen allí.
Este año, la edición tuvo un carácter fotográfico. En pequeños grupos, los participantes realizaron el recorrido al mismo tiempo que captaron fotografías en distintos puntos del camino. Dentro del itinerario, las paradas obligatorias fueron: la Puerta Romeros, en el Hospital del Rey; la estatua del peregrino, en el Hospital del Rey; el puente Malatos; el arco de San Martín; la Catedral; el arco de San Juan; la estatua del Papa Juan XXIII, en la calle Vitoria y la iglesia de la Real y Antigua de Gamonal. Una vez finalizada la actividad, cada grupo envió un collage con las ocho fotografías realizadas y el nombre de los participantes.
Los coordinadores del proyecto revisarán todas las instantáneas y seleccionarán aquella que consideren como la mejor fotografía. Será premiada con una foto del proyecto UBU-Bangalore en gran formato.