La urgente necesidad de cuidar «la casa de todos»

El convento de las madres Clarisas de Burgos acogió ayer una vigilia de oración coincidiendo con la clausura del «tiempo de la Creación».
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«Una casa para todos» fue el lema que ayer dio cuerpo a la vigilia de oración diocesana con la que se clausuraba el «tiempo de la creación» impulsado por el papa Francisco. El acto, en el que participó el arzobispo, don Mario Iceta, se celebró en la iglesia de las Clarisas de Burgos, coincidiendo con la fiesta de San Francisco de Asís.

 

Tres momentos, con tres símbolos, jalonaron el encuentro de oración. El primero de ellos hacía referencia a la tierra como lugar de la casa común. Al hilo de una lectura del libro del Génesis, se presentó la realidad de la Huerta Molinillo, donde un pequeño grupo de campesinos trata de cultivar la tierra de un modo respetuoso y sostenible. Se invitó a los asistentes a hacer una oración, mirando a los cuatro puntos cardinales.

 

En segundo lugar, una tienda de campaña ubicó la reflexión en torno a la tienda del encuentro, como hogar abierto a todos. En este caso, la lectura bíblica fue comentada desde la realidad que se vive en la Casa de Acogida de las Hijas de la Caridad.

 

Y en un tercer momento, se encendió un farol, que recordaba a los asistentes que Jesús puso su tienda entre nosotros. En este caso, fue el arzobispo quien reflexionó en voz alta. Frente a lo que nos ofrece el espíritu del mundo (manipular, apropiarse, explotar y egoísmo) una correcta ecología «nos invita a contemplar, agradecer, ser responsables y ser generosos».

 

El acto concluyó con la entrega de unas semillas de calabaza, que cada uno se llevó a casa, como recordatorio de la jornada y como empeño por seguir cuidando de «la casa de todos». Por su parte, el arzobispo aprovechó la jornada para celebrar también la eucaristía con la comunidad de Clarisas y una pequeña tertulia con ellas en el día en que celebraban su santo patrón.

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