La oración compartida en torno al Sínodo inaugura los retiros de verano de la diócesis

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Con la intención de profundizar desde la oración y en presencia del Espíritu en el proceso sinodal que vive toda la Iglesia, este sábado se celebraba el primero de los retiros organizados este verano por la Vicaría de Pastoral. El Monasterio de las Madres Benedictinas de Palacios de Benaver acogió a una docena de participantes que pudieron reflexionar y compartir en un clima de oración en torno a la síntesis nacional del Sínodo, convocado por el papa Francisco.

 

Partiendo de una exposición sencilla del documento en el que la Conferencia Episcopal ha plasmado el trabajo de las 70 diócesis españolas, a cargo de Lucía Ferreras, correferente del Sínodo en la diócesis, la tarde permitió compartir intuiciones, esperanzas y preocupaciones acerca de a la situación de la Iglesia y su futuro. Eloy Bueno, miembro de la comisión teológica vaticana que asesora a la Secretaría del Sínodo, contextualizó los rasgos de la Iglesia que está poniendo de manifiesto este proceso y paralelamente las dificultades que están aflorando y los retos a los que apuntan. Se repitieron a lo largo de la tarde palabras como «proceso», «escucha», «corresponsabilidad», «Pueblo de Dios» o «toma de decisiones». En la segunda parte de la tarde los participantes fueron invitados, a la luz de la Carta de San Pablo a los Corintios, a rezar y evaluar la experiencia personal y comunitaria de Iglesia, con sus gozos y caídas, ilusiones y desafíos. Las vísperas fueron el colofón en el que compartir el fruto de la oración individual.

 

Un verano para la oración compartida

 

Tras esta primera sesión de los encuentros de oración de este verano, la Vicaría de Pastoral continúa invitando a participar en los cinco que aún quedan por celebrar a lo largo de los próximos sábados: el día 16, la residencia de Maristas de Miraflores acogerá el encuentro «Encontrar el descanso», dirigido por la religiosa franciscana Ana María del Val Melfi, desde las 10:30 hasta las 18:30 h. (incluye comida).

 

El día 23, en la iglesia de San Nicolás de Pancorbo, el carmelita José Alberto Manso animará, de 10 a 16 h, «La experiencia de Jesús desde algunas canciones de San Juan de la Cruz”, mientras que el sacerdote diocesano José Baldomero Fernández de Pinedo dirigirá en la residencia de las Franciscanas de Villímar el retiro titulado «Despertad y descansad». Será de 10 a 18 h. e incluye comida.

 

«Carismas para seguir soñando juntos. La fuerza configuradora del encuentro» es el tema del retiro del 30 de julio, que tendrá lugar en el monasterio cisterciense de San Pedro de Cardeña de 10 a 15:30 h. y estará animado por el sacerdote jesuita Manuel Plaza.

 

Por último, el 30 de julio, de 10 a 15:30 h., la profesora de Teología Claire Mª Stubbemann dirigirá el retiro «Orad siempre y en toda ocasión» en el monasterio de Benedictinas de Palacios de Benaver, de 10 a 15:30 h. (incluye comida).

Yo estoy entre vosotros como el que sirve

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Queridos hermanos y hermanas:

 

Con estas palabras de Jesús, «Yo estoy entre vosotros como el que sirve» (Lc22, 27), quiero agradecer a Dios los dos nuevos sacerdotes que ayer regaló a nuestra Iglesia burgalesa. De este modo, una vez más constatamos que el amor vence al egoísmo, y la vida rompe los esquemas mundanos. Efectivamente, quizás hoy ser sacerdote no esté de moda a los ojos del mundo, pero es el gran don que Dios nos hace, porque ellos son portadores del pan que da la vida y llena el mundo de amor, alegría y esperanza.

 

La misión del sacerdote es una entrega desmedida que implica ser configurado por las manos creadoras de Dios para servirle en los hermanos: en la vida ordinaria que pastorea los márgenes de las ovejas cansadas, heridas o perdidas, y en el Sacrificio admirable del Altar. En todos y para todos. Sin distinción.

 

El sacerdote «es un don del Corazón de Cristo: un don para la Iglesia y para el mundo», recordaba el Papa emérito Benedicto XVI, durante el Ángelus pronunciado en 2010, en la conclusión del Año Sacerdotal. Así, «plasmado por la misma caridad de Cristo y por el amor que lo impulsó a dar la vida por sus amigos y a perdonar a sus enemigos, el sacerdote es el primer obrero de la civilización del amor».

 

Ayer, José Ángel y Stefano fueron transformados por la gracia ministerial para ser presencia sacramental de Cristo buen pastor: una mística de brazos abiertos que, nacida de la llaga del Costado del Señor, ha de alcanzar todos los rincones de la humanidad. Es verdad que llevamos el ministerio en vasijas de barro, para que, como dice San Pablo, se vea que esta fuerza que portamos no proviene de nosotros, sino de Dios (cfr. 2 Co 4,7).

 

Pero también es cierto que el Señor envió el Espíritu Santo sobre los apóstoles para que en su nombre sanaran plena y profundamente todas nuestras heridas. Así mismo, en la última cena, les confió la Eucaristía para que sea alimento en el camino de la vida, presencia amorosa, consuelo y fortaleza para vivir con pasión y esperanza. Y este ministerio de sanación y de distribución generosa del pan que da la vida, la realizan los sacerdotes con generosidad y entrega.

 

Por eso, qué importante es orar por las vocaciones y ayudar a nuestros jóvenes a percibir la llamada de Dios y a responder con generosidad. La pastoral vocacional se revela hoy en día como una dimensión verdaderamente urgente para la Iglesia. Sois conscientes de que el número de sacerdotes va disminuyendo y cada vez cada uno tiene que atender más parroquias. Quisieran llegar a todo y a todos, pero muchas veces no pueden porque nuestra Iglesia es extensa con tantas parroquias y comunidades. Pero, como dice el Papa Francisco, ha llegado la hora de afrontar “una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación (EG, 27), Necesitamos ser audaces y creativos en implantar esta realidad.

 

El Reino de Dios, como nos enseña el Evangelio, llega sin hacer ruido y sin llamar la atención (cf. Lc 17, 21). Y así debe hacerse presente todo el Pueblo de Dios en medio de las vocaciones, con la escucha, la presencia y la palabra amiga. Estando dispuestos y disponibles, para que ellos sigan construyendo en todas las partes del mundo la civilización del amor.

 

En este día, ponemos a todos los sacerdotes de nuestra archidiócesis de Burgos y, de manera especial, a José Ángel y Stefano, en el corazón de la Virgen María. Ella, modelo de toda vocación, acogió, custodió y vivió hasta el fondo de su alma la presencia de la Palabra de Dios hecha carne. Le pedimos, pues, que con nosotros ruegue al Dueño de la mies para que mande obreros a su mies (Lc 10, 2) y que conserve la misericordia del Padre en nuestros ojos, para que nunca olvidemos –en palabras del Santo Cura de Ars– que «el sacerdocio es el amor del corazón de Jesús».

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Nuevos sacerdotes para una Iglesia de enviados

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La archidiócesis de Burgos cuenta desde hoy con dos nuevos sacerdotes. Stefano Malerba y José Ángel Zamorano han recibido esta mañana el segundo grado del sacramento del orden en una eucaristía presidida por el arzobispo, don Mario Iceta, quien ha pedido a los nuevos presbíteros «manifestar la misericordia de Dios» en la nueva misión que comienzan a vivir.

 

«La misión no es nuestra, es del Señor», ha trasladado en su homilía. «Vuestra tarea es estar en medio del pueblo con olor a oveja para trasladarles el olor de Cristo». «Tenemos que salir y enterarnos de lo que realmente ocurre al mundo para llevarles su salvación y su misericordia, para ser personas cántaro que saciemos su sed de felicidad», ha dicho mientras revelaba cómo le gusta «salir de camuflaje» a bares y oficinas para escuchar, conocer y palpar las dificultades de los burgaleses. «Tenemos que conocer el cuerpo llagado de Cristo», ha indicado. «La gran batalla cristiana no es el mundo más o menos favorable, sino que la batalla está en el interior de cada persona, en la voluntad, en aceptar la voluntad de Dios. Y la de Cristo es entregarse en la cruz por nosotros», ha indicado.

 

Por ello, el pastor diocesano ha perdido a los nuevos presbíteros «una profunda espiritualidad de desierto» para afrontar las dificultades que encontrarán en el ejercicio de su ministerio. «La tarea es ardua y recogemos poco y podemos desilusionarnos. Es entonces cuando podrás volver al cenáculo y escuchar cómo Jesús te dice como a santo Tomás: ‘no seas incrédulo que soy yo, estoy en medio de vosotros y vuelvo a daros mi paz’».

 

La ceremonia, que se ha desarrollado en la Catedral ante la presencia de numerosos sacerdotes y amigos y familiares de los ordenandos (pertenecientes a los seminarios de San José y Redemptoris Mater), ha contado con momentos clave, como la imposición de manos sobre las cabezas de los nuevos sacerdotes, el canto de las letanías postrados en el suelo o la unción de las manos con el santo crisma, la vestición con la casulla o la entrega del cáliz y la patena para la celebración de la eucaristía.

 

Iglesia de enviados

 

Al finalizar la eucaristía, el arzobispo ha enviado al sacerdote Henry Osvaldo Gómez a ejercer su ministerio como misionero a Chile en nombre de la Iglesia burgalesa, como harán en el futuro los sacerdotes que se han formado en el seminario Redemptoris Mater. Además, ha hecho entrega al obispo electo de Tarazona, Vicente Rebollo, de una cruz pectoral, regalo de la archidiócesis de Burgos.

 

Los nuevos sacerdotes celebrarán mañana domingo sus primeras misas de acción de gracias. Stefano lo hará a las 12:30 del mediodía en la parroquia de San Martín de Mecerreyes, donde ha ejercido su diaconado. Jose Ángel, por su parte, hará lo propio, a las 13:00 horas en San José Obrero de la capital, su parroquia.

 

Fallece el sacerdote Mariano del Álamo Alonso

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Mariano del Álamo Alonso

 

Hoy día 7 de julio ha fallecido a los 84 años el sacerdote diocesano Mariano del Álamo Alonso. Nació el 6 de enero de 1938 y recibió la ordenación sacerdotal el 22 de octubre de 1961, marchando como misionero a Lumumbasi, en la República Democrática del Congo. Ya de regreso en la archidiócesis de Burgos fue nombrado adscrito a San Juan Evangelista. También fue vicario parroquial y capellán de las madres Clarisas de Belorado y párroco de San Pedro del Monte y Viloria de Rioja, Quintanar de la Sierra y Neila, capellán de las Religiosas de María Inmaculada, adscrito a la parroquia San José de Burgos y párroco in sólidum de Guadilla de Villamar y servicios. También ha ejercido como capellán del tanatorio San José de Burgos y apoyó los domingos en Pedrosa del Páramo y servicios. Consiliario de la Frater.

 

El funeral por su eterno descanso se celebrará mañana 8 de julio a las 18:00 horas en la parroquia de San Juan Evangelista de la capital, efectuándose después el traslado del difunto a Quintanilla del Coco, su localidad natal, donde recibirá la sepultura. La sala velatoria se ha instalado en la funeraria de San José.

 

La archidiócesis y su presbiterio se unen al dolor de sus hermanos Natividad, Teresa, Victoriano, Gregorio y Alfonso y al de toda su familia.

Concluye la Semana de Misionología con la intervención de Fernando García Cadiñanos

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El último día de la Semana Española de Misionología ha contado con la intervención del burgalés Fernando García Cadiñanos, obispo de Mondoñedo-Ferrol, que ha disertado sobre «Amistad social y fronteras sociales». El obispo burgalés ha mostrado cómo la insistencia del papa Francisco en la «fraternidad y amistad social» son la mejor expresión para «romper tantos círculos que imposibilitan el encuentro y, por consiguiente, el testimonio y el anuncio».

 

Glosando a Miguel Hernández, García Cadiñanos ha subrayado que la amistad consigue en «querer con alguien», en cultivar el nosotros para «interesarnos apasionadamente por las mismas cosas». Vivimos en una sociedad con una cultura marcada por el individualismo. Este signo de identidad tiene como riesgo el «circulo vicioso de un enfrentamiento sin fin». El Evangelio tiene un marcado carácter comunitario. Por tanto, la apuesta por el bien común puede ser el mejor antídoto frente al círculo vicioso. Para ello, ha sugerido el obispo de Mondoñedo-Ferrol, hay que «acercarse a la realidad, no presuponerla; convertir el pensamiento y cultivar la espiritualidad. Si todos estamos en la misma barca, la realidad tiene que superar a la idea y tiene que desinstalarnos. Para ello, es urgente tocar la carne, es decir, el dolor y el sufrimiento de los hermanos». Citando a Fratelli Tutti, «se debe hacer desde abajo, de uno en uno. Es lo que conocemos como caridad política», ha concluido. Sus palabras han suscitado cuestiones como la necesidad de la inculturación para hacer posible la amistad social en países de misión. Es el caso del mundo africano o asiático.

 

Por su parte, la misionera laica Rosa Ortega Esteban ha sido la encargada de concluir la Semana con una ponencia para abrir horizonte: «¿La Misión está aquí?» La burgalesa ha insistido en que la misión es siempre para toda la vida. La misión es una identidad, no un lugar. «De mis 40 años de misionera, tan sólo he estado 9 en Africa. El resto ha sido en Europa. Yo soy misionera. La misión no es una profesión ni una actividad, es mi identidad profunda. Me gusta repetir con el Papa: Yo soy una misión en esta tierra». Por otra parte, ha reconocido que en España vivimos un tiempo privilegiado. Estamos llamados a ayudar a nuestras comunidades cristianas a pasar de una fe sociológica a una fe fruto de la experiencia personal  de encuentro con el Señor.

 

Asimismo, ha reconocido la importancia de acercarse a los jóvenes y adolescentes, «no sólo porque son el futuro, sino porque son un verdadero campo de misión. Viven una profunda soledad interior y tienen una gran necesidad de ser escuchados, acogidos, acompañados y aguantados. La misión entre ellos tiene el nombre de paciencia, gratuidad y espera en el Espíritu». También ha denunciado los protagonismos en las estructuras pastorales. «A veces ese protagonismo es la inercia del ¨siempre se ha hecho así`. Es momento de abrir los círculos cerrados. La pastoral misionera en la parroquia es el termómetro de su autenticidad evangélica. Basta de oficialismos y de cintas de casette. En ella está la renovación».

 

La jornada de ayer tuvo como protagonista al Secretario General de la Pontificia Unión Misional, el franciscano vietnamita P. Dinh Anh Nhue Nguyen.  Su ponencia versó sobre la Obras Misionales Pontificias y su acción en todo el mundo. De inicio recordó que en su fe cristiana «hay algo de español». Su abuela vivió en las tierras evangelizadas por el dominico vasco san Valentín Berriochoa, martirizado en 1864 en la antigua Indochina Francesa, hoy Vietnam. Destacó la naturaleza y fin de las OMPs iniciadas por Pauline Jaricot hace 200 años en Lyon. Esta laica francesa vio la necesidad de la oración y de la recaudación para ayudar a la evangelización en los lugares más recónditos. Se trata de un origen carismático que se ratificará después con el lema ‘mon clotre c’est tout le mond’. Jaricot fue una mujer atenta a los cambios, abierta al mundo y preocupada por la difusión el Evangelio por todo el mundo. Tras la conferencia del sacerdote franciscano, Mª del Mar Cugat (Tarragona) y Montserrat Prada (Zamora) destacaron la animación misionera en sus diócesis. La tarde continuó con testimonios de animación misionera desde OMP España y desde las Misioneras de Jesús en Pamplona.