El Seminario de San José estrena el curso con nuevo rector
Diecinueve jóvenes se forman este curso en los muros del Seminario diocesano de San José con el deseo de ser sacerdotes. Diez de ellos son de Burgos; el resto proceden de las diócesis de Osma-Soria (con cuatro), La Rioja (con uno), Monterrey, en México (con dos) y Gitega, en Burundi (con otros dos). La comunidad educativa la conforman también otros cinco adolescentes, que se forman en el Seminario Menor.
Capitaneando esta comunidad, «semilla de futuros sacerdotes», se encuentra Javier Pérez Illera. La pasada semana hacía profesión de fe y juraba fidelidad ante el arzobispo, don Mario Iceta, que lo ha colocado al frente del Seminario. El nuevo rector deja de servir a las comunidades cristianas de la zona de Salas de los Infantes, donde era párroco, para dedicarse al cuidado de los seminaristas. «Todos los sacerdotes hemos pasado por el Seminario, pero eso es muy diferente de hacerse cargo del mismo», asegura tras las primeras semanas en el edificio del Paseo del Empecinado.
Después de los primeros compases al lado de los seminaristas, en su corazón se mezcla un doble sentimiento. Por un lado, «una sensación de no llegar», pues además de la formación de los seminaristas ha de hacerse cargo de las zonas del edificio que prestan servicios diocesanos, como el espacio de encuentro Valentín Palencia. Junto a ello, vive este momento con «ilusión y alegría», con el deseo de que los futuros sacerdotes salgan de allí «bien preparados y formados».
Para ello, Javier apuesta, siguiendo las directrices que marca la Santa Sede en la formación de los seminaristas, por lograr en los jóvenes «cualidades humanas que los capaciten para llegar a todos» cuando sean un día sacerdotes. Todo ello sin olvidar una «experiencia fuerte de Dios»: «Tenemos que ofrecer a Jesús al mundo». De ahí su apuesta por conocer iniciativas de primer anuncio: «Hemos de volver continuamente al Señor para saber ofrecerlo a los demás», insiste.
Con «paciencia»
El papel de los seminaristas está siendo vital en la acogida del nuevo rector. Ellos, junto al formador Diego Luis Díez, y el administrador, José Manuel Villarán, le están metiendo poco a poco en la dinámica de la casa «con mucha paciencia», señala el rector, que estrena cargo junto al director espiritual, Juan Mariano de Lucio. Para éste, la suya es una tarea «más oculta, casi en la sombra», «ayudando en el camino a quien se siente llamado a entregar la vida de forma valiente por el Señor». Como explica, a través del acompañamiento y la dirección espiritual, «ayudará a los seminaristas a descubrir la espiritualidad del sacerdote y a discernir su vocación, fundamentada en su bautismo».