«Los escritores hablamos hoy de muchos valores que son cristianos»
Amaya Muñoz Vicario nació en Bilbao hace 47 años. Allí vivió hasta los cuatro años cuando su familia se trasladó a vivir a Burgos. Estudio EGB en el Colegio de Jesuitinas y luego Arquitectura Técnica en la Universidad de Burgos. Está casada y tiene dos hijos. Pertenece a la parroquia de la Inmaculada donde ha sido catequista dos cursos. Es militante de la HOAC y delegada diocesana de Pastoral Obrera. También es concejala de la Junta Vecinal de Cubillejo de Lara y colaboradora de diversas ONGS. Otra de sus facetas es la de escritora en la que cuenta con dos libros publicados: uno de relatos sobre la sociedad actual «El mundo a rayas» y una novela de misterio, «Donde sopla el Norte». Además colabora con la publicación Noticias Obreras, de ámbito nacional.
Desde temprana edad Amaya se aficionó a la escritura, cogiendo papeles que había por su casa y plasmando en ellos historias que se inventaba, «siempre he sentido la necesidad de contar historias, bien escribiendo o haciendo comics, me gustaba expresarme», cuenta. Para ella escribir lo que le pasaba o sus pensamientos era una forma de desahogarse y de poder entenderse a si misma, por lo que «ha sido algo muy importante» en su vida.
También desde joven tuvo una estrecha relación con la Iglesia, en concreto estando en un grupo de jóvenes cristianos de la parroquia de San Juan Evangelista, donde realizaban actividades y poco a poco se iban comprometiendo sin darse cuenta. «Me di cuenta de lo importante que era el compromiso para vivir aquello en lo que creíamos», relata la escritora.
Con el paso de los años Amaya fue buscando y definiendo su camino de vida, y para ello decidió entrar en el grupo de jóvenes de Acción Católica, hasta que, junto con otros 4 compañeros, decidió ingresar en la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), donde «además de la espiritualidad propia de nuestra fe, también se habla del compromiso sociopolítico como servicio a la sociedad».
En cuanto a su vocación como escritora ha experimentado que «cuando se vive un compromiso hay que expresarlo, en los libros el escritor refleja lo que es, de una manera o de otra», cuenta en relación con su participación en la defensa del mundo laboral. Sin embargo, a pesar de tratar temas actuales la escritora advierte que «el libro no busca adoctrinar, sino provocar una reflexión sobre diversos temas sociales que vivimos en el día a día en nuestra sociedad.»
Respecto a la presencia que tiene Dios en sus obras, la autora destaca que en ellos no habla de si es cristiana o no, sino que «se ve reflejada mi visión de la realidad y mis valores». Cuenta que los escritores deben expresar sus valores, pero que no es necesario exponer las creencias que tiene cada uno. «Se trata de que el mensaje llegue limpio, sin estereotipos, sin condicionantes», relata Amaya asociando su punto de vista con las parábolas de Cristo, en las cuales se explicaba el amor de Dios sin obstáculos, llegando así a toda la gente.
Por último la escritora cuenta que «falta un mayor compromiso social en los escritores católicos del momento», puesto que a la hora de crear historias y transmitir valores no solo hay que hacerlo de forma individual, sino que «hace falta que ese compromiso pase al ámbito social, que implique a toda la sociedad». También destaca la dificultad que tiene y el reto que supone, pero que para eso están los movimientos y grupos católicos, para no caminar solo, «vas con otros y eso facilita el camino».