La Delegación de Laicado de Burgos participa en el Encuentro de Laicos sobre Primer anuncio

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La Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida ha organizado el Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio con el lema Pueblo de Dios unido en la Misión. Este evento ha reunido, del 16 al 18 de febrero, en la Fundación Pablo VI, en Madrid, a representantes de las diócesis españolas, de la vida consagrada y de los distintos movimientos y asociaciones de laicos. En total, más de 700 participantes y, junto a ellos, cerca de 40 obispos.

 

Más de 700 voces han llenado el auditorio de la Fundación Pablo VI coreando juntas Id por todo el mundo y predicad el Evangelio. Así comenzaba, el pasado viernes, 16 de febrero, este evento, que se ha celebrado justo cuando se cumplen 4 años de la clausura del Congreso de laicos Pueblo de Dios en Salida.

 

La archidiócesis de Burgos ha estado representada en este Encuentro de Laicos por la delegada episcopal de Laicado, Lucía Ferreras, que ha acudido junto a Trini Varona, Paula Mena, Guillermo Pérez y el sacerdote Julián Palencia, coordinador del Secretariado para el Primer Anuncio de la archidiócesis.

 

Como ha explicado Dolores García Pi, del Consejo Asesor de Laicos, en la presentación del Encuentro, el viernes se ha dedicado «al camino recorrido en estos 4 años, a identificar el momento en el que ahora estamos, descubriendo los retos que tenemos por delante y las oportunidades que nos ofrece el Primer Anuncio, en las que hemos profundizado durante este bienio».

 

Ya en la segunda jornada del Encuentro, el sábado, el programa se ha pensado en clave de ‘paradas en el camino’ para «dar sentido a lo que estamos haciendo, redescubrir la meta a la que queremos llegar, focalizarnos en el mejor modo de hacerlo, en función de las circunstancias de cada momento», ha explicado García Pi. Así, ese recorrido de ha dividido en cuatro tiempos, denominados ‘paradas’: sobre vida cotidiana, comunidad, acompañamiento y procesos formativos.

 

El domingo, para concluir el Encuentro de Laicos sobre el Primer anuncio, se ha presentado la ponencia final. En ella, se asegura que «la condición primordial para poder anunciar a Jesucristo es, en primer lugar, tener experiencia de Él, habernos encontrado con el Señor, habernos dejado mirar a los ojos y sentir su amor incondicional. Y es que solo se puede compartir lo que se vive».

 

Otra de las claves fundamentales a las que se ha llegado en este encuentro es «que el anuncio ha de ser personal, con obras y palabras, pero siempre desde la cercanía, la amistada y el testimonio de vida en lo cotidiano». Tras la misa, presidida por el arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, los participantes han recibido un sencillo ‘gesto de envío’ que ha realizado el director del Secretariado de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, Luis Manuel Romero.

 

El arzobispo continúa su visita pastoral en la parroquia de San Juan de Ortega

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Con el objetivo de revitalizar nuestra vida cristiana como servidores de la Buena Noticia de Jesús dentro de la familia diocesana, la parroquia de San Juan de Ortega, en el arciprestazgo de Burgos-Gamonal, acogió al arzobispo el viernes, 16 de febrero a las puertas del Hogar de Ancianos Santa Teresa Jornet. En torno a un café, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa recordó su tiempo de capellán en Córdoba con la comunidad religiosa, a la que invitó a redoblar la pastoral vocacional y a seguir siendo prolongación del abrazo cariñoso del Padre con los ancianos. Posteriormente, con los residentes, mantuvo un coloquio en el que insistió en la necesidad de estar atentos y acompañarse. Más tarde, con los trabajadores, tuvo palabras de agradecimiento y aliento en su difícil tarea.

 

Durante la segunda parte de la mañana, el arzobispo visitaba el colegio del Sagrado Corazón. Fue recibido primeramente por los profesores, que compartieron con él los proyectos del centro, especialmente su dedicación al refuerzo de los escolares con discapacidad. En la capilla, mantuvo una improvisada catequesis en torno al lema que preside la institución, Deus Caritas est, y visitó algunas aulas, conociendo las aspiraciones y aficiones de niños y adolescentes, invitando a algunos de ellos a plantearse la confirmación. La mañana finalizó con la comunidad religiosa, que compartió con él los cambios sociales del barrio y las estrecheces económicas para dar respuesta educativa a los mismos.

 

En la tarde, tras el encuentro personal con Francisco Javier García Cadiñanos, el párroco, Mons. Iceta mantuvo una asamblea con los agentes de pastoral de la parroquia que le hicieron llegar la programación pastoral, la vida de los distintos grupos y la experiencia que se va teniendo en torno al lema de este curso: «Ama2, libera2, alenta2». El arzobispo reaccionó desarrollando las claves del Primer Anuncio y de las unidades de pastoral.

 

En la mañana del domingo, 18, las familias en catequesis, acogieron a don Mario en una de sus sesiones, en esta ocasión dedicada a la necesidad de Parar y Silenciar para escuchar al Dios que nos habla. La visita pastoral concluyó con la celebración eucarística del I Domingo de Cuaresma, en la que se presentaron algunos de los símbolos del proceso de fe de esta comunidad parroquial. El arzobispo, en torno al Evangelio, desarrolló el significado de la Alianza, del Agua, del Desierto y de la Tentación. Con un sencillo aperitivo se concluían estas jornadas, con los saludos y fotos de familia. Una visita que ha servido para ensanchar la experiencia eclesial y ahondar en la misericordia y lealtad del Dios que acompaña los pasos de la comunidad parroquial de San Juan de Ortega.

Las relaciones de pareja centran el último curso del Centro Diocesano de Escucha

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El Centro Diocesano de la Escucha ha completado sus cursos específicos del año con la celebración de una jornada dedicada a las relaciones de pareja. La iniciativa ha contado con la colaboración de la delegación de Familia y Vida y responde a la detección de un numero relevante de personas que acuden a este recurso con dificultades en su matrimonio o noviazgo. Impartido por el psicólogo burgalés Alfonso Salgado, catedrático de la Universidad Pontificia de Salamanca, el objetivo se centró en comprender los mecanismos, factores y situaciones que influyen en las relaciones de pareja y qué herramientas se pueden emplear para facilitar su mejora o sanación.

 

Comprender que el amor no es la causa sino la consecuencia de los vínculos entre una pareja, que el enamoramiento es una primera etapa necesaria pero insuficiente, que además del sentimiento y la atracción son imprescindibles factores como la intimidad y el compromiso fueron el punto de partida para adentrarse después en algunos factores fundamentales en la interacción entre las dos personas de la pareja, en la que influyen las biografías de ambos, sus formas de percibir, pensar, sentir y actuar, sus historias personales previas y todo un contexto de condicionantes tanto personales como sociales. Un entramado delicado de factores que tiene consecuencias y en este caso no sólo para las dos personas sino para la propia relación. Y partiendo de que, a priori, ningún factor condicionante está por encima del resto, la importancia está en las interacciones entre todos ellos, lo que permite múltiples formas de actuar a quienes quieren mejorar su relación de pareja. En este contexto, el papel de las personas consejeras o escuchas es facilitar esas herramientas.

 

En el curso se ofrecieron distintas estrategias facilitadoras de avances como la forma de hacer preguntas que inducen a pensar, el uso de «mensajes yo» (desde la persona que habla en lugar de cargar las tintas en la que escucha), la detección de creencias irracionales sobre la pareja que condicionan decisiones y tienen consecuencias, o formas de detener escaladas del conflicto o del daño, así como la «externalización» del problema para propiciar que la pareja perciba que pueden combatirlo como equipo.

 

El curso ha contado con más de cuarenta asistentes, muchos de los cuales forman parte del voluntariado del centro de Escucha y de otros servicios de atención a personas en diversas situaciones vulnerables.

Visitas mutuas entre parroquias y mezquitas vecinas

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Dentro de las actividades impulsadas por el Grupo de conocimiento y diálogo cristiano-musulmán están las visitas mutuas entre parroquias y mezquitas vecinas. Una forma de descubrir de primera mano la realidad celebrativa de ambas religiones y el modo en que están construidos sus templos. El propio arzobispo, don Mario Iceta, ha participado en estos encuentros, visitando mezquitas y recibiendo a representantes del mundo musulmán en su propio despacho.

 

En este contexto, el pasado sábado 17 de febrero, un grupo de feligreses de la parroquia de la Santa Cruz visitaron el centro islámico Attaqwa de Burgos. Fueron recibidos por el presidente, el secretario y el imam. A lo largo de más de una hora pudieron escuchar algunas explicaciones acerca de la vida de los musulmanes y en concreto de esta pequeña comunidad situada en la zona sur de la capital burgalesa.

 

Tras el rezo de la oración a la puesta del sol, el encuentro terminó con la degustación de un sabroso té con pastas. Para el próximo sábado 9 de marzo está previsto que miembros de esta comunidad musulmana devuelvan la visita a la parroquia.

«Cuaresma: el camino de vuelta a casa»

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«Cuaresma: el camino de vuelta a casa»

 

Escucha aquí el mensaje de Mons. Iceta

 

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

La Cuaresma es volver a descubrir que «estamos hechos para el fuego que siempre arde, para Dios, para la eternidad del Cielo, no para el mundo». El Papa Francisco, desde esta mirada compasiva que pronunció un día como hoy hace cinco años, nos invita a reflexionar sobre todas las sendas que recorremos a diario en nuestra vida para encontrar el camino de vuelta a casa y nos recuerda que hoy es el momento de regresar a Dios.

 

Adentrados en este tiempo de espera, penitencia y perdón, el Espíritu vuelve a soplar su aliento sobre el barro de nuestras vidas para adentrarse en esos rincones donde más nos cuesta estar.

 

Con el Miércoles de Ceniza comienzan cuarenta días de limosna, oración y ayuno, como sendero de preparación para la Semana Santa. Un nuevo comienzo que nos llevará a un destino seguro: la Resurrección de Cristo, su indudable promesa y nuestra eterna victoria.

 

No es un tiempo para las renuncias sin sentido, sino para descender hasta las profundidades de nuestro interior, recorrer cada una de sus espinas, acogerlas y amarlas como Dios las ama. Solo así, podremos volver al Padre, salir a recorrer sus caminos y allanar sus sendas con la entrega generosa hacia quienes más nos necesitan.

 

La ceniza sobre nuestra cabeza simboliza el camino para volver al Señor, pero no de cualquier manera, porque Dios infunde su espíritu de vida sobre ese polvo enamorado que nos habita para hacernos libres, resucitados y alegres.

 

«Es tiempo de conversión y de libertad. Jesús mismo fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado». El Papa, en su mensaje para esta Cuaresma, nos invita a entrar en el desierto para resurgir con Cristo y renovar nuestra identidad cristiana. Asimismo, nos recuerda que «el desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud». En Cuaresma, insiste, «encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido».

 

Vivamos este tiempo penitencial y de gracia siendo conscientes de que tenemos un Padre que nos espera con el alma y los brazos totalmente abiertos. «Es tiempo de actuar», y «en Cuaresma actuar es también detenerse: detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido.

 

El amor a Dios y al prójimo es un único amor», señala el Papa, porque «delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud».

 

Durante esta Cuaresma, detengámonos en la carne del prójimo, cuidemos la dimensión contemplativa de la vida, abracemos el riesgo de darnos sin esperar nada a cambio, vayamos a lo esencial, ayunemos de lo superfluo, ahoguemos las vanidades, seamos plenamente humanos, avivemos las cenizas de nuestra fragilidad dormida y hagamos nuevas, de una vez y para siempre, todas las cosas (cf. Ap 21, 1-6).

 

Comencemos este tiempo de gracia de la mano de la Virgen María. Ella nos enseña a tomar el camino de la entrega (ese que llega hasta el corazón de Dios), hasta el encuentro con Cristo vivo. La limosna, la oración y el ayuno son el camino, pero la meta de este viaje es el encuentro con Cristo en el desierto: el lugar, como anuncia el profeta Oseas, del primer (cf. Os 2, 16-17) y definitivo amor.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos