El COF cumple 25 años: un cuarto de siglo «fortaleciendo el amor» y «sanando las heridas» en casi 2.000 familias

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Casi 2.000 familias han pasado por el Centro de Orientación Familiar (COF) de la archidiócesis de Burgos en los 25 años de historia de este organismo. Algunas, buscando orientación y ayuda, pero muchas también buscando formación y prevención desde la antropología cristiana y el magisterio de la Iglesia sobre el amor conyugal. Este miércoles, el arzobispo de Burgos ha presentado la Memoria de Actividades en la que se recogen los datos y las cifras de este primer cuarto de siglo.

 

Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa ha comenzado narrando su vinculación con la orientación familiar, que nació siendo párroco en la diócesis de Córdoba, y ha continuado explicando la historia del COF de Burgos, nacido hace un cuarto de siglo y que ha ido evolucionando y creciendo en los servicios que oferta, siempre de forma gratuita. «Ofrece orientación y ayuda para afrontar situaciones difíciles en la vida personal, matrimonial o familiar», ha destacado el arzobispo.

 

Dos áreas de actuación

Por su parte, la directora del COF, Laura Pérez, ha explicado cuáles son los principales servicios que ofrece el COF. La atención a las familias está dividida en dos áreas diferenciadas. Por una parte, está el área de intervención, que se encarga de ofrecer cuestiones como la terapia familiar, la orientación familiar o la orientación familiar, que se llevan el grueso del trabajo.

 

Por otro lado, está el área de formación-prevención, en el que los agentes del COF trabajan en la prevención de problemas familiares a través de programas educativos y talleres, en materias tan diversas como la educación afectivo-sexual, la formación a formadores, los proyectos de apoyo –como pueden ser el Proyecto Raquel y el Proyecto Ángel– y en la formación a parejas y familias.

 

1.927 familias atendidas en 25 años

En la rueda de prensa también ha intervenido Javier Arribas, que ejerce como psicólogo y participa en muchas de las intervenciones que ha realizado el COF. Él ha señalado cuáles han sido los principales datos de estos 25 años de historia. Por ejemplo, ha señalado que el área de intervención del COF ha atendido a 1.927 familias en 8.033 entrevistas. La mayoría de las personas que acuden son matrimonios que pasan por problemas (54 %), aunque han detectado un incremento en los últimos cinco años en las solicitudes de asistencia por parte de personas solteras y en pareja. Y es que la gran mayoría de las personas que demandan los servicios del área de intervención del COF lo hacen por problemas de pareja (41 %), aunque también se atienden otras causas de índole familiar (39 %), personal (11 %), de separación o divorcio (3 %) o de conocimiento de la fertilidad (5 %).

 

Entre esas consultas por otras causas de índole familiar, Arribas ha destacado el aumento de consultas motivadas por problemas con los hijos, que en los últimos cinco años han crecido, comparativamente. Aunque en la mayoría de las ocasiones, estos problemas vienen derivados de la «ausencia de límites», también ha atendido algún caso de agresiones a los padres por parte de los hijos.

 

Por otra parte, se estima que el área de formación-prevención ha ofrecido sus servicios a cerca de 33.000 personas. Más de la mitad (19.927) son beneficiarios de los programas de educación afectivo-sexual, aunque también hay beneficiarios de los cursos de habilidades parentales, de pareja o los destinados a educadores.

 

Una obra de teatro, misa y dos conferencias completan el programa de actos

La directora del COF, Laura Pérez, también ha comentado el programa de actos que se van a organizar para celebrar este aniversario. El próximo viernes, 25 de octubre, Ronco Teatro ofrecerá en el Teatro Principal su obra Los García. Humor fino día a día, que aborda los problemas de la vida marital «en clave de humor», señalaba. Los actos se completarán con una misa de acción de gracias por los 25 años del COF, que presidirá Mons. Iceta el próximo domingo, 17 de noviembre en la Catedral, así como dos conferencias: la primera, titulada Género, jóvenes, Iglesia, a cargo de Marta Rodríguez, profesora en la Facultad de Filosofía del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum y exresponsable del sector ‘Mujer’ del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida de la Santa Sede, tendrá lugar el próximo 15 de noviembre. La segunda correrá a cargo de José Errasti y lleva por título Nadie nace en un cuerpo equivocado, basado en su libro homónimo.

Comienza la Campaña Diocesana sobre Economía del Bien Común: «El dinero no es el centro de la vida»

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Este curso pastoral, la campaña diocesana está dedicada a la Economía del Bien Común. La campaña ha dado comienzo este jueves con la primera de sus actividades, el Curso de Doctrina Social de la Iglesia, dentro de la Cátedra Francisco de Vitoria de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, en el que colaboran la propia Facultad de Teología, la Vicaría de Pastoral, Cáritas Diocesana de Burgos, la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), el Departamento de Formación Sociopolítica de la archidiócesis y Promoción Solidaria, y cuenta con el apoyo de la Fundación Círculo. La conferencia inaugural ha corrido a cargo del doctor Enrique Lluch Frechina, profesor de Economía en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia, donde dirige el Departamento de Economía y Empresa y es director del Máster Universitario MBA.

 

Tras la introducción del profesor Fernando Susaeta, representando a la Facultad, y la presentación del ponente por parte de María Gutiérrez Pulgar, codirectora del Curso de Doctrina Social de la Iglesia y coordinadora de Acción Social de Cáritas Diocesana de Burgos, ha comenzado la conferencia. El profesor Lluch ha abordado la transformación antropológica que marca el espíritu de la época y la sociedad en la que nos ha tocado vivir, en la que el deseo ha pasado a ocupar el centro de nuestras vidas. Un cambio de paradigma que no es menor y que tiene profundas implicaciones tanto en nuestra forma de vivir como en la manera en la que concebimos el progreso y el éxito.

 

De ser a tener: la deshumanización del individuo

Tradicionalmente, la identidad de una persona se construía en torno a su esencia, a lo que era y a lo que hacía por los demás. En su conferencia, el profesor Lluch señala que antiguamente uno era «rubio, moreno, calvo, casado, panadero o sacristán», es decir, lo que definía a una persona estaba basado en sus características físicas, familiares o en su oficio. «Somos lo que hacemos, no lo que compramos», afirma, subrayando una verdad olvidada en nuestra cultura contemporánea.

 

Este cambio hacia una sociedad donde «eres lo que compras» ha generado una crisis de identidad y un profundo sentimiento de insatisfacción en quienes lo adoptan. Las personas se ven empujadas a adquirir bienes y servicios para llenar vacíos que, en realidad, no son materiales, y a menudo se quedan atrapadas en un ciclo sin fin de consumismo que nunca les aporta verdadera plenitud.

 

Deseos ilimitados, recursos limitados: la competencia perpetua

Uno de los puntos más reveladores de la conferencia es la relación entre el deseo ilimitado y la escasez de recursos. El economista advierte que, cuando los deseos no tienen límites, los recursos, que son finitos, comienzan a parecer escasos. Esto lleva a una competencia feroz entre individuos para acumular más y más, bajo la falsa creencia de que cuanto más posean, más satisfechos estarán.

 

Esta lógica crea una paradoja: aunque los recursos sean limitados, el deseo de poseer nunca lo es. «No podemos cubrir deseos ilimitados con recursos limitados», afirma Lluch. Esta contradicción no solo afecta el bienestar individual, sino también el colectivo, porque al competir por los recursos, las personas comienzan a vivir como pobres, aun cuando no lo son.

 

La sociedad del ‘yo’: autorreferencia y economicismo

Una de las consecuencias más devastadoras del consumismo es la autorreferencia, una característica de lo que Lluch denomina el «espíritu del economicismo». Este término describe la tendencia de la sociedad actual a centrarse exclusivamente en los propios deseos, objetivos y metas. En lugar de pensar en lo que podemos ofrecer a los demás, nos enfocamos en cumplir con nuestras aspiraciones personales, lo que nos lleva a una visión egocéntrica y solitaria de la vida.

 

«Estamos en una sociedad de personas enmimismadas», apunta el profesor. Esta visión economicista del ser humano nos empuja a creer que la clave de la vida está en acumular más y más bienes, lo que resulta en una obsesión con el dinero y lo material. Incluso aquellos que tienen lo suficiente para vivir, y mucho más, siguen enfocados únicamente en lo económico, viviendo como si fueran pobres porque no logran satisfacer todos sus deseos.

 

¿Progreso económico o bien común?

Enrique Lluch también subraya la necesidad de repensar nuestra concepción del progreso. La economía actual se basa en el concepto de «bien agregado», es decir, la suma de las riquezas individuales que cada uno de nosotros posee. Esta visión de la economía promueve la idea de que, si todos aumentamos nuestros bienes, la sociedad en su conjunto progresa.

 

Sin embargo, este modelo no toma en cuenta las limitaciones del medioambiente ni la distribución justa de los recursos. La búsqueda del crecimiento económico ilimitado —que se mide a través del Producto Interior Bruto (PIB)— no es sostenible y, según el economista, tampoco es sinónimo de bienestar. El verdadero progreso, asegura, debería enfocarse en el «bien común», es decir, en cómo la economía puede servir a la humanidad, en lugar de servirse a sí misma.

 

Un cambio de paradigma necesario

El mensaje final de la conferencia es una llamada urgente a repensar nuestras prioridades. «El dinero no es el centro de la vida, sino un soporte para ella», concluye Enrique. La clave está en reorientar nuestros esfuerzos, no en acumular más bienes, sino en construir una sociedad basada en la colaboración, el compartir y la solidaridad. Una economía que sirva al bien común, no a la competencia individual.

 

Habrá dos sesiones más en abierto

El Curso de Doctrina Social de la Iglesia está compuesto por doce sesiones. Dos de ellas, además de la inaugural, serán lecciones magistrales impartidas en abierto. La segunda se celebrará el próximo 14 de noviembre en el mismo lugar y horario, y será a cargo del profesor de Economía y licenciado en Teología Pedro José Gómez Serrano, cuya ponencia se titula ¿Cómo la Doctrina Social de la Iglesia puede iluminar la economía actual?. La tercera y última será el día 21 de noviembre y se centrará en La economía de Francisco, con Marta Pedrajas y Yoselin Rodrigues, miembros del equipo coordinador de este movimiento en España. Ambas serán de acceso libre sin inscripción previa, hasta completar el aforo, retransmitidas además en directo por el canal de YouTube de la Facultad de Teología.

 

‘Expedición 4.0 al Medievo’: Un hito para dar a conocer el patrimonio religioso

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Tras varios meses de meticulosa planificación y preparación, el proyecto de promoción turística del patrimonio religioso titulado ‘Expedición 4.0 al Medievo’ ha obtenido una subvención de 700.000 euros del Ministerio de Turismo, Industria y Comercio. Este logro representa un hito significativo, ya que se trata de una iniciativa interdiocesana –participan 8 diócesis en total– que ha conseguido financiación en un proceso de concurrencia competitiva. Además, el proyecto ha sido reconocido recientemente con el Premio Iglesia Sostenible, otorgado por la Oficina de Sostenibilidad de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española.

 

Coordinado por la diócesis de Bilbao, el proyecto incluye a las archidiócesis de Toledo, Granada, Burgos y Pamplona-Tudela, y a las diócesis de Plasencia, Jaca y Barbastro-Monzón. Será desarrollado en un total de 13 enclaves en 13 municipios de siete comunidades autónomas. Este ambicioso plan se centra en el estudio y la promoción del patrimonio religioso, abordando la época de la Edad Media y la transición al Renacimiento.

 

Un proyecto interdiocesano innovador

‘Expedición 4.0 al Medievo’ es un proyecto innovador que, además de realzar el valor histórico y cultural de los templos, catedrales, ermitas y conventos, busca hacer las visitas más didácticas y accesibles para todos los públicos. Utilizando tecnología sostenible, el plan se plantea como un puzle, que integra diversos aspectos de la época medieval, explorando la espiritualidad, la identidad, la configuración del espacio urbano y rural, así como el arte, los oficios, las fiestas, las costumbres y la vida cotidiana.

 

El objetivo es proporcionar a los visitantes una experiencia única, donde puedan entender el sentido y el propósito de las diversas manifestaciones del patrimonio religioso. El proyecto está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y los Objetivos Laudato Si’ (OLS), buscando no solo la sostenibilidad económica, social y medioambiental, sino también la revitalización de estos enclaves patrimoniales como centros de articulación territorial y desarrollo local.

 

La creación de una red interdisciplinar ha sido clave para el diseño de esta propuesta, que involucra a abogados, teólogos, historiadores, directores de archivos y museos, así como a responsables de patrimonio y de pastoral de turismo. Esta colaboración ha dado lugar a la creación de una agrupación sin personalidad jurídica que establece un acuerdo de cooperación entre las diversas entidades involucradas en la promoción y gestión del patrimonio.

 

En el caso específico de la archidiócesis de Burgos, la empresa encargada de pilotar la parte tecnológica en estos cuatro templos es JG DELVAL S.L., que deberá crear una ruta turística multisensorial, inmersiva, sostenible, eficiente energéticamente, amena y accesible a todas las personas que visiten la colegiata de San Cosme y San Damián (Covarrubias); Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Villahoz; Iglesia de San Miguel (Mahamud); y la colegiata de Nuestra Señora de la Asunción (Santa María del Campo).

 

‘Expedición 4.0 al Medievo’ es una iniciativa con la que se pretende crear una red de experiencias en las que el patrimonio cultural religioso sea el protagonista, además de realizar ofertas culturales y turísticas con otras entidades locales, destinadas a distintos tipos de público, respetando la función pastoral y patrimonial de los bienes culturales de naturaleza religiosa. Y así, vincular estas ofertas con rutas ya creadas y crear rutas nuevas que den coherencia al proyecto. En definitiva, favoreciendo la sostenibilidad social, económica y medioambiental en la gestión del proyecto y ofreciendo oportunidades para el desarrollo local, la cohesión social y territorial.

Burgos ya tiene un nuevo santo: el Papa ha canonizado este domingo a san Manuel Ruiz

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Desde esta mañana, Burgos cuenta en su calendario con un nuevo santo. San Manuel Ruiz López ha sido canonizado este domingo, 20 de octubre, por el papa Francisco junto a otros siete franciscanos que, como él, fueron asesinados en Damasco en 1860 durante la persecución que los drusos emprendieron contra los cristianos. En total, en esta celebración la Iglesia ha canonizado a catorce nuevos santos.

 

A la ceremonia ha asistido un pequeño grupo de burgaleses, en un viaje organizado por el Departamento de Peregrinaciones de la archidiócesis de Burgos, acompañados por el delegado para las Causas de los Santos, Cecilio Adrián Haro y encabezados por el arzobispo, Mons. Mario Iceta Gavicagogeascoa, quien ha concelebrado la misa.

 

Francisco: «Vivieron según el estilo de Jesús: el servicio»

En su homilía, el papa Francisco ha dedicado unas palabras a los nuevos santos, de los que ha dicho que «a lo largo de la agitada historia de la humanidad, ellos fueron siervos fieles, hombres y mujeres que sirvieron en el martirio y en la alegría, como el hermano Manuel Ruiz López y sus compañeros».

 

Francisco ha recordado además que estos nuevos santos vivieron según el estilo de Jesús, que es «el servicio. La fe y el apostolado que llevaron a cabo no alimentaron en ellos deseos mundanos ni ansias de poder, sino que, por el contrario, se hicieron servidores de sus hermanos, creativos para hacer el bien, firmes en las dificultades, generosos hasta el final», ha destacado.

 

El Papa ha señalado que, al igual que los discípulos y los nuevos catorce santos, también nosotros podemos aprender el estilo de Dios, que es el servicio. «¿Cómo? Siguiéndolo a Él, caminando tras sus huellas y acogiendo el don de su amor que transforma nuestra manera de pensar», ha aclarado.

 

Mons. Iceta: «Son campeones en la fe, en la esperanza y en el amor»

Por su parte, el arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta, que ha participado «con emoción» en la ceremonia, concelebrando la misa junto al Papa, ha asegurado que «estos mártires son campeones en la fe, en la esperanza y en el amor. En la fe porque dieron la vida por Cristo, por confesarle a Él; en la esperanza porque aguardaban la eternidad, la plenitud; y en el amor porque perdonaron a aquellos que les decapitaron, que les martirizaron».

 

«Hoy nuestra querida archidiócesis se gloría de tener un santo más inscrito en el Libro de los Santos. También nuestro seminario, donde el ‘padre Paciencia fue durante 10 años profesor de Hebreo y Griego en él», ha recordado el prelado.

 

«Pedimos la intercesión de los nuevos mártires, que nos ayuden en el camino de la vida. Queremos imitarles en esa ardiente fe, que Cristo sea el centro de nuestra vida y quien siempre nos mueva. La gran esperanza es Él, que nos sostiene en las tribulaciones y las dificultades. El gran amor de nuestra vida, que nos ayuda a amar a los demás, como estos mártires. Ellos marcharon a Tierra Santa para proclamar a Cristo. Que siempre podamos dar este testimonio del Señor que nos acompaña en el camino de la vida. Nos felicitamos hoy como burgaleses y nos encomendamos hoy a los nuevos mártires, especialmente al nuevo santo, san Manuel Ruiz».

 

Misionero que murió en nombre de Cristo

Manuel Ruiz nació en San Martín de las Ollas en 1804. Ingresó en el convento franciscano de San Miguel de las Victorias de Priego (Cuenca) en 1825 y fue ordenado sacerdote en 1830. Fue entonces destinado con otros diecinueve compañeros a las misiones de Tierra Santa, desembarcando en Jaffa (Israel) el 3 de agosto de 1831 y trasladándose pronto a Damasco para estudiar el árabe. Nombrado párroco de la iglesia de la Conversión de San Pablo, enfermó al poco, por lo que sus superiores lo enviaron al convento de Luca (Italia) para restablecerse. Como no lo consiguió, regresó a Burgos, donde en 1847 fue nombrado profesor de Hebreo y Griego en el Seminario Diocesano y donde empezaron a llamarle «el padre Paciencia».

 

Deseando volver a la actividad parroquial, fue nombrado párroco de Para, al norte de la provincia, desde donde regresó a Damasco en 1856. Al año siguiente fue nombrado superior de la comunidad franciscana de aquella ciudad, pero la situación había cambiado mucho en sus años de ausencia.

 

Los cristianos del Líbano y Siria eran objeto de persecución violenta por parte de los drusos y en 1860 fueron destruidas muchas aldeas maronitas y asesinados sus habitantes. La violencia llegó también a Damasco; el 9 de julio el barrio cristiano, donde vivían unas treinta mil personas, fue asaltado y miles de cristianos degollados. Muchos se refugiaron en el convento franciscano, donde acompañaban al padre Manuel otros siete religiosos. El padre Manuel, que había acudido a la iglesia a vaciar el sagrario, fue obligado a colocar su cabeza sobre la mesa del altar y así fue decapitado. Su cuerpo pudo ser recuperado por los cristianos supervivientes doce días después de la masacre.

«Domund: salid a los caminos e invitad al banquete»

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Escucha aquí el mensaje de Mons. Iceta

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

Con el lema Id e invitad a todos al banquete (cf. Mt 22,9), hoy celebramos la 98ª Jornada Mundial de las Misiones. Mediante una proposición clara a salir a los cruces de los caminos para invitar a todos a la gran fiesta del Señor, el papa Francisco ha escogido la parábola evangélica del banquete de bodas para conmemorar este Domingo Mundial de las Misiones, el Domund.

 

La Iglesia «seguirá yendo más allá de toda frontera, seguirá saliendo una y otra vez sin cansarse o desanimarse ante las dificultades y los obstáculos, para cumplir fielmente la misión recibida del Señor», recuerda el Papa en su carta para esta jornada. Y agradece la tarea incansable, valiente y tenaz de quienes, respondiendo a la llamada de Cristo, lo dejan todo «para ir lejos de su patria y llevar la Buena Noticia allí donde la gente todavía no la ha recibido o la ha acogido recientemente».

 

Como en los albores del cristianismo, todos los bautizados hemos de salir a los caminos, allanar las tristezas y, empapados de compasión y humildad de corazón, proclamar al mundo «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Evangelii gaudium, 36).

 

El banquete de la Eucaristía es el punto de partida que nos convierte en discípulos misioneros que irradian luz y prenden el mundo de esperanza; porque llevan cada palabra del Evangelio tatuada en sus entrañas, porque invitan a la Cena sagrada de donde brota la vida verdadera (cf. Jn 10, 10).

 

En este momento hay 1.126 territorios de misión, que representan un tercio de las diócesis del mundo. En ellos se encuentran el 44 % de las escuelas de la Iglesia católica y el 30 % de sus instituciones sociales (hospitales, orfanatos, residencias …). Merced a los donativos del Domund, Obras Misionales Pontificias ayuda cada año a todos y cada uno de los territorios de misión en nombre del Papa.

 

Esta jornada trae a nuestra memoria el recuerdo de esas personas que un día dijeron ‘sí’ a dejarse hacer a la medida de Dios y, desde entonces, revestidos con el traje de fiesta de la misión, llevan el amor y la felicidad del Reino a cualquier lugar donde haya un solo resquicio de dolor que necesite ser acompañado.

 

Entre tantos nombres propios, hoy quisiera hacer mención del beato burgalés Manuel Ruiz y otros siete frailes franciscanos, seis de ellos españoles, así como tres laicos, martirizados en Damasco (Siria) en 1860. Los cristianos del Líbano y Siria eran objeto de persecución violenta por parte de los drusos y, en 1860, destruyeron infinidad de aldeas cristianas y asesinaron a muchos de sus habitantes. La violencia llegó a Damasco, y el 9 de julio asaltaron el barrio donde vivían unos treinta mil cristianos que fueron martirizados. Muchos se refugiaron en el convento franciscano, confiando en la solidez de sus muros. Estos hermanos, que hoy serán canonizados, tras ser atacados y amenazados de muerte, declinaron abandonar a sus feligreses y fueron asesinados sobre el altar de su iglesia. El padre Manuel, que había acudido a la iglesia a vaciar el sagrario, fue obligado a colocar su cabeza sobre la mesa del altar y así fue decapitado. Su cuerpo pudo ser recuperado por los cristianos supervivientes doce días después de la masacre.

 

El 10 de octubre de 1926 los ocho franciscanos y tres católicos maronitas seglares, víctimas de la misma persecución, fueron beatificados en la basílica vaticana por el Papa Pío XI. Hoy me encuentro en Roma, junto a un grupo de peregrinos burgaleses, participando en la Misa de canonización presidida por el Papa Francisco y, de esta manera, serán inscritos en el libro de los santos.

 

Fray Manuel Ruiz, que abre la causa, nació el 5 de mayo de 1804 en San Martín de las Ollas, una pequeña localidad en el norte de la provincia de Burgos, en el arciprestazgo de Merindades. Durante diez años fue profesor de latín y hebreo en nuestro seminario conciliar. Su testimonio nos recuerda que «el Reino de Dios está cerca» (cf. Mc 1, 15) y, por tanto, urge ser portavoces del Evangelio y semillas vivas que difundan pacientemente (era conocido como Padre Paciencia) el mandamiento del amor. Hemos de serlo desde el servicio, teniendo a Dios como faro y destino: Él entregó a su Hijo único «para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna» (Jn 3,16).

 

Pedimos a la Virgen María, madre de las misiones y madre nuestra, que interceda por quienes hoy consagran su vida a la misión y por todos nosotros, que somos enviados a anunciar el Evangelio «como quien comparte una alegría, señala un horizonte bello y ofrece un banquete deseable» (Evangelii gaudium, 14).

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos