Jesús es la Puerta

por administrador,

«Hermanos, ¿qué debemos hacer?» Esa es la pregunta que se hacen las gentes de Jerusalén, tras escuchar la predicación de Pedro sobre la crucifixión de Jesús. Esa pregunta es también la que debe surgir de nuestros corazones después de escuchar la Palabra de Dios.

Pero es también la pregunta que deberíamos hacernos al contemplar el panorama de nuestro mundo. Este mundo nuestro, acribillado por tantos dolores y por tantos errores humanos, hace sufrir a las personas y dificulta el entendimiento social.

Es interesante ver cómo los medios de comunicación airean las noticias de los cambios que va poniendo en marcha el Papa Francisco. Muchos esperan cambios más radicales en los órganos supremos de gobierno de la Iglesia. Y con razón. Pero pocos nos hacemos esa pregunta sobre los cambios que Dios espera de nosotros: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?».

UNA REVELACIÓN

Recordamos los versos de T.S. Elliot en Los Cuatro Cuartetos: “En nuestra memoria se oye el eco de unas pisadas, que bajan por el atajo que no hemos tomado hacia la puerta que nunca hemos abierto…” ¿Por qué se habrá aplicado Jesús a sí mismo la imagen de la puerta?.

Jesús se presenta a sí mismo como el buen pastor que conoce a sus ovejas. En el mismo contexto, también se aplica a sí mismo la imagen de la puerta, por la que entra el rebaño (Jn 10, 1-10). “Yo soy la puerta”. ¿Qué significa esta imagen? Bien sabemos que la puerta cierra la casa y su intimidad. Pero también la abre al encuentro con las gentes.

Al revelarse como la puerta, Jesús se presenta como un lugar de encuentro. En Jesús toda persona puede encontrarse con Dios. En Jesús, Dios se nos abre y manifiesta, nos sale al encuentro y nos abre, nos acoge y nos perdona. Con esa pretensión denuncia a tantos falsos redentores que no merecen nuestra confianza y, por eso, no logran franquear la entrada.

Con unas preguntas inolvidables, San Agustín comenta que Jesús se abre como una puerta: “¿Quién es la puerta? – Cristo. ¿Y qué es Cristo? – La verdad. ¿Quién abre la puerta sino el que enseña toda la verdad?” Así pues, los citados versos de Elliot nos advierten del riesgo de perder el encuentro con el que es la Verdad.

UNA INVITACIÓN

Pero Jesús no se limita a revelarse a sí mismo como “la puerta”. Nos indica un itinerario y nos invita a recorrerlo para poder acercarnos a él:

  • “Quien entre por mí se salvará”. Jesús es la vida y la paz, la fuente de la reconciliación y la raíz de la esperanza. En el mundo hay otras vías y otras puertas posibles, pero algunas de ellas nos desvían del camino hacia la verdad.
  • “Quien entre por mí se salvará”. Jesús es la puerta. Quien entra por él podrá entrar y salir y encontrará pastos abundantes. Algunas veces pensamos que Jesús impide nuestra libertad, cuando en realidad es el acceso a la verdadera vida.
  • “Quien entre por mí se salvará”. Jesús es una puerta que no tiene cerrojos. Podemos acercarnos a él o ignorarlos. Pero sólo la puerta de la verdad, que es Jesús resucitado, nos abre al camino que nos lleva al banquete de la vida.

Señor Jesús, tú eres la puerta que nos abre al misterio de Dios. Tú nos abres la posibilidad del encuentro con nuestros hermanos. Y tú nos abres a la esperanza de nuestra propia realización. Bendito seas por siempre, Señor. Amén.

José-Román Flecha Andrés

¿Quiénes fueron Juan XXIII y Juan Pablo II?

por administrador,

20140511 mensaje del arzobispo pdf

El pasado 27 de abril Roma era una inmensa plataforma festiva. Plazas, calles y paseos estaban atestados de gente venida de todas las partes del mundo. No era para menos, porque era la primera vez en la historia en que dos Papas eran declarados santos por la Iglesia. Yo tuve la inmensa suerte de estar allí presente y palpar la alegría y el entusiasmo de hombres y mujeres de todas las clases y edades, muchos de ellos jóvenes.

Mucho se ha escrito y mucho se seguirá escribiendo en torno a los dos nuevos santos: Juan XXIII y Juan Pablo II. Entre otros motivos, porque todavía viven muchas personas  que les conocieron, especialmente a san Juan Pablo II. Y, sobre todo, porque han sido dos Pontífices muy queridos por el pueblo cristiano. Juan XXIII es conocido, sobre todo, porque convocó el Concilio Vaticano II apenas fue elegido Papa. Juan Pablo II pasará a la historia como el gran defensor de la vida del no-nacido y de la familia, y el Papa de los jóvenes. Sin embargo, ninguno de los dos se agota en esas características, pues su personalidad humana, cristiana, sacerdotal y episcopal tiene muchas facetas. Señalemos alguna

San Juan XXIII era el cuarto hijo de una modesta familia de trece hermanos. A los 11 años fue al seminario y cuando tenía catorce comenzó a escribir unos apuntes espirituales que no interrumpiría nunca, y que han sido publicados en “Diario de un alma”. Cuando tenía 24 años fue ordenado sacerdote y tuvo como primer destino ser secretario del obispo de Bérgamo, y profesor de Historia, Patrología y Apologética en el Seminario. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial fue movilizado como sargento de sanidad y luego nombrado capellán castrense en hospitales militares de retaguardia y coordinador de la asistencia espiritual y moral a los soldados. En 1921 fue llamado a Roma por el Papa Benedicto XV y, unos años después, el Papa Pío XI lo nombró Visitador Apostólico para Bulgaria y, más tarde, Delegado Apostólico en Turquía y Grecia. Pío XII le nombró Nuncio en París y luego Cardenal Patriarca de Venecia. Tras la muerte de este Pontífice fue elegido Papa. Su pontificado apenas duró cinco años, pero fueron suficientes para demostrar que el que se pone completamente en las manos de Dios, hace cosas grandes. Incluso excepcionales y del todo desproporcionadas. El Concilio Vaticano II, convocado cuando tenía 78 años, es la mejor prueba.

San Juan Pablo II ha roto todos los esquemas. Su pontificado fue el tercero más largo de la historia, el primer pontífice que recorrió el mundo entero y se hizo presente en todos los ambientes y situaciones, el papa que revalorizó el papel de la mujer en la sociedad y en el mundo, el defensor intrépido de la vida y de la familia, el impulsor sin igual del amor y devoción a la Virgen, el baluarte inexpugnable contra el comunismo marxista, el que fue elegido papa cuando todavía no tenía sesenta años y no siendo romano, cosa que no ocurría desde hacía varios siglos, el renovador de la Iglesia, el hombre a quien Dios le pidió todo: su madre cuando era un niño, y su hermano y su padre en plena juventud, quedándose en esta vida sin nadie de la familia. Por si fuera poco, fue herido mortalmente por un asesino a sueldo y salvado milagrosamente por la Virgen de Fátima. Con razón se habla de san Juan Pablo II el Magno.

Los burgaleses tenemos una deuda de gratitud especial con estos dos Papas, que nos obliga a ser muy amantes e imitadores suyos. Juan XXIII, “el Papa Bueno”, tiene un busto junto a la parroquia de Fátima; Juan Pablo II, a la entrada de la Facultad de Teología por la calle Martínez del Campo.

Si tuviera que recomendar una faceta en la que destacar en nuestra imitación a estos dos nuevos santos sería la del amor a la Virgen. Uno y otro fueron devotísimos de nuestra Señora. Recojamos su herencia.

San Juan de Ávila vuelve a reunir al clero de la diócesis en una jornada de fiesta

por administrador,

El cardenal Antonio Cañizares impartió una conferencia titulada "ser sacerdote hoy".

El cardenal Antonio Cañizares impartió una conferencia titulada «ser sacerdote hoy».

Sesenta, cincuenta y veinticinco años de servicio sacerdotal. Lustros de entrega generosa y silenciosa dignos de ser celebrados y aplaudidos por el resto del clero de la diócesis. Y un año más, san Juan de Ávila ha servido de excusa para que algo más de dos centenares de sacerdotes diocesanos se dieran cita en el Seminario de San José y rindieran homenaje a los veintidós sacerdotes que hoy celebraban el aniversario de su ordenación sacerdotal.

Sacerdocio y eucaristía

La jornada comenzó con una conferencia a cargo de Antonio Cañizares, cardenal prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Bajo el título «ser sacerdote hoy», Cañizares centró su conferencia en la importancia del sacramento de la eucaristía para la vida de la Iglesia y de los sacerdotes, intentado ayudarles a «participar más y mejor en el misterio que ellos celebran cada día». Una eucaristía que, vivida «con intensidad», ayudará a los sacerdotes a «superar las divisiones y lograr la unidad dentro de la Iglesia» y prolongar en sus vidas «la entrega generosa a los más necesitados».

Al finalizar su exposición también indicó a los presentes -«a modo de titular»- que para el próximo mes de diciembre ya estará disponible un nuevo misal romano y los leccionarios para la celebración de la misa. También ha adelantado que la Congregación vaticana de la que es responsable está preparando una catequesis para «reconducir el actual rito de la paz en la misa», eliminando el «innecesario» canto que se ha introducido con el paso de los años.

Homenaje
En la eucaristía participó un numeroso grupo de sacerdotes.

En la eucaristía participó un numeroso grupo de sacerdotes.

Tras la conferencia, la celebración de la misa. En ella han cobrado especial protagonismo los sacerdotes homenajeados. Entre ellos, el más veterano ha sido Feliciano Martínez Archaga, ordenado sacerdote en 1954. El más joven de entre los que cumplían 25 años de servicio ministerial ha sido José Luis Barriocanal Gómez. También el arzobispo, Francisco Gil Hellín, estaba de aniversario: el próximo 21 de junio se cumplirán los 50 años de su ordenación sacerdotal. [Listado completo de los sacerdotes homenajeados]

La jornada ha concluido con una comida de hermandad entre recuerdos pastorales y diversas felicitaciones.

San Juan de Ávila 2014

por administrador,

El tiempo, ese existencial vivido más que conocido, con el sucederse de los años, nos envuelve, asedia y, al final, parece vencernos. Así, lo que ayer parecía un sueño, un futuro imposible, hoy, es pasado huido que, no obstante, ha dejado sus huellas en nosotros y es vivible en el recuerdo que, a su vez, nos proyecta al futuro esperanzador y sólo vivible en la esperanza.

Esta mañana nos hemos unido a la acción de gracias de unos hermanos cuyos 60, 50, 25 años de sacerdocio nos hablan del Amor de Dios al hombre y al mundo que se sirve a hombres para hacer patente ese Amor.
60, 50, 25 años de fidelidad recíproca son muchos años en un mundo donde lo que priva es la temporalidad, el presente deleitoso y fugaz, el afán de novedad y de nuevas experiencias.

60, 50, 25 años que, en nuestra historia persona,l nos hablan de Guerras, un Concilio, Revueltas estudiantiles, abandonos del ministerio, Crisis, pesimismo ambiental… También del realismo de la esperanza.

D. Antonio Cañizares abre la jornada resaltando la importancia de la Eucaristía para la el cristiano, para el sacerdote, para la Iglesia y para el mundo. Imposible la vida cristiana y sacerdotal que no se alimenta con y de la Eucaristía; imposible transformar el mundo según los criterios del evangelio si antes uno no ha sido transformado, evangelizado por la experiencia eucarística. En y de la Eucaristía nace la fuerza y energía para transformar la realidad. Hoy y siempre, en la historia de la iglesia, es inconcebible un profeta sin la Eucaristía.

También nos preside la Concelebración, a su lado D. Francisco que, este año, celebra su Cincuenta aniversario sacerdotal y todos los jubilares quienes, en sus intervenciones, a veces muy bien trabajadas pero superando los límites indicados por las rúbricas, nos hicieron participes de sus años de sacerdocio y lo que para ellos han supuesto. Nos acompaña el Abad de Cardeña y el P. Rufino Ezquerro OSB en nombre del Abad de Silos. También se unen todos los monasterios de Clausura y la CONFER que han enviado un mensaje garantizando su unidad y oración por todos nosotros a la vez que felicitan a los Jubilares. En el Ofertorio, éstos, hacen un donativo, 2.620€ a Jorge López Martínez, sacerdote de nuestro presbiterio, misionero en Zambia, que casualmente se encontraba entre nosotros.

La comida, como siempre, sirve para intercambiar las últimas vivencias personales y las convividas en aquellos años en esta casa que hoy nos acoge.

Ángel del Campo obsequia a los jubilares, como él, sus últimas grabaciones discográficas: Cancionero épico burgalés y Cancionero polifónico castellano. Igualmente, la Diócesis, a todos ellos, les hizo entrega de una bandeja conmemorativa.

Reiterando las felicitaciones nos despedimos. El tiempo nuevamente nos asedia e inexorablemente ya nos hace pensar en el próximo San Juan de Ávila del que hablaremos mañana.

Jesús Yusta Sainz

Sacerdotes de la diócesis celebran el aniversario de su ordenación

por administrador,

San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia universal, es el patrono del clero secular español.

San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia universal, es el patrono del clero secular español.

Mañana, 10 de mayo, y como sucede cada año, la fiesta de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español, vuelve a reunir en el Seminario de San José a los sacerdotes de la diócesis que cumplen los aniversarios de su ordenación sacerdotal. En compañía de muchos de sus compañeros, veintidós curas celebrarán sus sesenta, cincuenta y veinticinco años al servicio de la pastoral diocesana en una eucaristía presidida por el arzobispo, Francisco Gil Hellín. De ellos, el más veterano es Feliciano Martínez Archaga, nacido el 2 de febrero de 1927 y ordenado sacerdote el 11 de julio de 1954. También Gil Hellín estuvo entre los homenajeados, ya que en 2014 se cumplen 50 años de su ordenación sacerdotal.

Antes de la celebración, el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede, impartirá al clero de la diócesis una conferencia titulada «Ser sacerdote hoy». Tras la eucaristía, los sacerdotes asistentes al acto compartirán una comida fraterna entre recuerdos pastorales y diversas felicitaciones.

 Servicio sacerdotal

La Iglesia de Burgos cuenta en la actualidad con 433 sacerdotes diocesanos. De ellos, el 20% tienen menos de 50 años y sólo hay cuatro por debajo de los 30. Pero todos ellos viven «ilusionados por su ministerio», en una diócesis difícil por el número elevado de parroquias –1.003– y la distancia entre ellas, tal como señala Jesús Yusta, delegado diocesano del clero.