El paso de Jesús en la Borriquilla abre las grandes procesiones de la Semana Santa

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borriquilla burgos

La Borriquilla a su paso por el arco de Santa María.

 

El sol y las primeras temperaturas primaverales en la ciudad han favorecido que miles de burgaleses hayan salido esta mañana a las calles para batir sus ramos al paso de Jesús sobre la borriquilla en la primera de las grandes procesiones de la Semana Santa. Una procesión que, a pesar del debate generado a lo largo de los últimos días, ha concluido en la catedral, tal como marca la liturgia de la Iglesia, con una solemne eucaristía presidida por el arzobispo, Francisco Gil Hellín.

 

Antes de la misa, el paso de la Borriquilla -una talla de mediados de siglo, obra de los talleres de arte sacro de Olot- ha salido pasadas las once de la mañana de la parroquia San Lorenzo el Real para recorrer las calles de San Lorenzo, San Carlos Borromeo y Almirante Bonifaz y unirse a otras cofradías en la plaza Mayor, lugar en el que el arzobispo ha bendecido las palmas y ramos de las numerosas personas allí congregadas. Portado a hombros por miembros de la cofradía de la Coronación de Espinas y Cristo Rey, el paso ha continuado después su recorrido hasta llegar a la seo, donde ha tenido lugar la solemne eucaristía de la Pasión del Señor con la intervención de la escolanía de los Pueri Cantores de la catedral.

 

En su homilía, el arzobispo ha señalado que la Pasión que marca la liturgia hoy y en los sucesivos días de la Semana Santa no son un hecho aislado del pasado, sino que «continúa en los discípulos de Jesús que son asesinados en Pakistán, India o África sin que el mundo civilizado reaccione; esos discípulos que están incluidos en las listas negras de los excluidos sociales, para que no puedan influir en los destinos de los pueblos; esos discípulos que son perseguidos por el laicismo militante de una Europa que ha traicionado sus orígenes cristianos y malgastado su rica herencia cultural y religiosa; esos discípulos –en fin- que no pueden llegar a serlo visiblemente, porque son eliminados antes de ver la luz». De ahí que, al comenzar la Semana Santa burgalesa, el pastor de la diócesis haya invitado a todos los cristianos a «despertar del letargo en que nos ha sumido esta sociedad del bienestar» y «salir a todas las encrucijadas del dolor de nuestros hermanos».

Otras procesiones

Con el acto de hoy han quedado abiertas las grandes procesiones de la Semana Santa burgalesa, declarada de interés turístico nacional. Esta misma tarde será el turno de la procesión del Santo Cristo de Burgos, también conocido como el “Cristo de las Santas Gotas”. El paso saldrá de la parroquia de San Gil Abad para recorrer las calles de San Gil, Arco del Pilar, Laín Calvo, Cardenal Segura, plaza Mayor, calle Entremercados, calle Moneda, calle San Juan, Avellanos y calle San Gil.

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

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Homilía del arzobispo de Burgos, en el Domingo de Ramos · Catedral, domingo 29 marzo 2015

 

Acabamos de escuchar el relato impresionante de la Pasión. En él han ido desfilando las pasiones más viles de los hombres: el odio de los dirigentes político-religiosos judíos; la cobardía interesada del político Pilato; la despersonalización de las masas, manipuladas por los agitadores de turno; la blasfemia del no creyente, que increpa a Jesús desde la cruz; la traición de los amigos más íntimos: Pedro y Judas; el abandono de los que huyen cuando han de dar la cara; la burla blasfema de los enemigos; la injusticia de unos jueces que llegan a condenar a muerte no sólo al que es inocente e indefenso, sino la misma justicia.

 

Pero en la Pasión no sólo se dan cita los peores sentimientos de los hombres. También aparecen sus sentimientos más grandes y más dignos: la fe incipiente de un condenado a muerte que pide a Cristo que se acuerde de él cuando llegue a su reino; y, sobre todo, la confesión de fe del centurión romano que certifica la verdad de quién es el que está clavado en la Cruz: “Realmente éste era hijo de Dios”.

 

Pero la Pasión no tiene como protagonistas las vilezas y grandezas de los hombres. El gran protagonista es el amor de Dios Padre y el amor de Dios Hijo. De Dios Padre, que ama tanto al mundo que no duda en entregar a su propio y único Hijo para que lo salve. Y el amor del Hijo, que pone su vida en las manos del Padre para ser el instrumento para redimir y salvar a los hombres. Por eso, el gran teólogo de la Cruz de Cristo -que fue san Pablo-, compendió toda la Pasión  en una frase que todos nosotros hemos de repetir muchas veces durante estos días y a lo largo de nuestra vida: “Me amó y se entregó a la muerte por mí”; se entregó a la muerte por mis pecados, se entregó a la muerte para hacerme hijo de Dios, se entregó a la muerte para librarme de la muerte eterna y abrirme las puertas del cielo.

 

Pero la Pasión de Cristo no termina con la lectura del relato de san Marcos que la liturgia nos ha ofrecido hoy. Hay otra historia de la Pasión y otro relato que continúa en los discípulos de Jesús. Esos discípulos que son asesinados en Pakistán, India o África sin que el mundo civilizado reaccione; esos discípulos que están incluidos en las listas negras de los excluidos sociales, para que no puedan influir en los destinos de los pueblos; esos discípulos que son perseguidos por el laicismo militante de una Europa que ha traicionado sus orígenes cristianos y malgastado su rica herencia cultural y religiosa; esos discípulos –en fin- que no pueden llegar a serlo visiblemente, porque son eliminados antes de ver la luz.

 

La Pasión de Cristo –la que tuvo lugar hace dos mil años y la que está teniendo lugar en nuestros días- es, por tanto, una fuerte llamada a nuestro corazón, para que nos abramos a la misericordia y al amor de Dios, lloremos nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia y emprendamos una vida que sea cristiana de verdad. Es también una llamada imperiosa a despertar del letargo en que nos ha sumido esta sociedad del bienestar y una invitación apremiante a salir a todas las encrucijadas del dolor de nuestros hermanos. Vosotros, queridos niños, habéis aclamado con vuestra presencia los vítores y cantos de los niños hebreos. Seguid acompañando a Jesús yendo a las misas y procesiones de estos días de Semana Santa y ayudando a algún niño que esté enfermo, triste o abandonado.

 

Hermanos: salgamos de esta celebración con estos dos propósitos: acercarnos al sacramento de la Penitencia, para que lleguen hasta nosotros los frutos de la Pasión; y repitiendo despacio y con confianza: ¡Dios mío, cuánto me amas, cuánto has hecho por mí: gracias, perdón y ayúdame todavía más para que sea un verdadero discípulo tuyo.

Figuras de la pasión de Jesús

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2015 03 29 mensaje arzobispo de Burgos pdf

 

Hoy comienza la Semana Santa. Con ella, damos paso a la celebración de los misterios primordiales de nuestra religión: la Pasión, Muerte, Sepultura y Resurrección de Jesucristo.

Impresiona el número, la cualidad y las respuestas de las figuras que aparecen en la Pasión del Señor. Hasta un profano advierte con facilidad que estamos ante un gran drama, en el que se dan cita las grandes pasiones de los hombres. Hay figuras repelentes, como el soberbio Caifás, el lujurioso Herodes y el cobarde político Pilato. Otras inspiran compasión, como Pedro, el negador, y los miedosos discípulos. Alguna da pena, como el miserable Judas o la turba manipulada por los agitadores de turno. Las hay que producen envidia, como Simón Cireneo que, aunque a la fuerza, ayudó a Jesús a llevar la Cruz, y el Buen Ladrón, que tuvo la sagacidad de robar el Cielo con un acto de arrepentimiento sincero.

No faltan las que son ejemplares, como Nicodemo y José de Arimatea, que dieron la cara cuando todos se escondían y avergonzaban de ser discípulos de Jesús; las piadosas mujeres que lloraban contemplando impotentes su pasión y muerte; y, sobre todo, su Madre, María, que estaba allí con su Hijo, conmuriendo, espiritual y místicamente, con él.

Hay una figura que cada día se agiganta más: la del centurión, el primer gran creyente procedente del paganismo. Él estaba al pie de la Cruz para asegurar el orden y el exacto cumplimiento de la sentencia. Sin embargo, en su hombría de bien iba calando el profundo misterio que contemplaban sus ojos. Al fin, cuando Cristo ya había muerto, hizo ante él esta gran confesión de fe: “Realmente este hombre era Hijo de Dios”.

Sin embargo, la Pasión tiene dos figuras señeras. La primera es fácil de notar: Jesús. La segunda puede pasar más inadvertida: Dios Padre. Efectivamente, quien ha llevado a Cristo a la Cruz no fue la venta traidora de Judas ni la soberbia altanera de Caifás ni la injusta y cobarde sentencia de Pilato. Detrás de todo el drama está el Padre. Mejor, el amor infinito de Dios Padre, que “tanto amó al mundo, que le entregó a su Hijo único”. Y el amor, no menos infinito del Hijo, que aceptó con amorosa obediencia el designio salvador del Padre y se dejó apresar, ajusticiar y matar. El gran protagonista es, por tanto, el amor de Dios al hombre.

El gran doctor de la Cruz, el apóstol san Pablo, lo captó en toda su hondura y nos dejó esta síntesis lapidaria: “Me amó y se entregó a la muerte por mí”. Aquí está todo. Este es el núcleo.

Nuestros grandes imagineros han entendido este mensaje con tanta precisión, que genios como Berruguete o Gregorio Fernández, antes de ponerse a plasmar en la madera un paso de la Pasión, hacían por su cuenta una especie de ejercicios espirituales para conectar interiormente con el misterio. Así se explica que cuando ahora miramos sus esculturas, si dejamos que nos interpelen, nuestros sentimientos más profundos quedan removidos.

Estos días vamos a tener la posibilidad de celebrar en nuestras iglesias los misterios de nuestra redención: Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Las celebraciones litúrgicas son el ámbito privilegiado en el que esto se conmemora y reactualiza. Pero también los actos de piedad popular, como las Procesiones y Vía crucis, rememoran de alguna manera el misterio y nos ayudan a comprenderlo mejor. Por eso, además de participar en las acciones litúrgicas de estos días, no dejemos de hacernos presentes en alguna de nuestras grandes procesiones. Os invito de modo especial a participar en el Descendimiento de Cristo de la Cruz el Viernes Santo a las 13:00 horas en la plaza de Santa María. ¡Santa y provechosa Semana Santa!

Los adolescentes de la diócesis felicitan a santa Teresa el día de su cumpleaños

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Coincidiendo con el 500 cumpleaños de santa Teresa de Jesús, más de doscientos adolescentes de entre 12 y 16 años han participado en la jornada de hoy en el encuentro que para ellos organiza cada año la delegación diocesana de infancia y juventud. A través de esta iniciativa, la diócesis ha querido que «los adolescentes conozcan quién era Teresa y cuál fue su presencia en nuestra ciudad», tal como detalla Agustín Burgos, delegado de juventud. Para ello, y siguiendo las pruebas de una yincana, los adolescentes han recorrido varios rincones de la ciudad por los que pasó la santa abulense y han podido descubrir algunos secretos sobre su historia y figura.

 

Así, los padres Gracián y Julián de Ávila -los dos sacerdotes que acompañaban siempre a la santa en sus fundaciones-, el que fue por aquel entonces el secretario del arzobispo de Burgos, Catalina de Tolosa -una mujer que vivía en la plaza de la Flora y respaldó a Teresa en su fundación en la ciudad- y la propia Teresa han pedido a los chicos participar en diversas pruebas a fin de conocer en mayor profundidad la vida de la santa y cómo las pruebas por las que ella pasó siguen siendo actuales para muchos jóvenes cristianos. Tras las pruebas por el centro de la ciudad, los adolescentes se han trasladado hasta el colegio Jesús María para comer y continuar allí su convivencia.

Amigos fuertes de Dios

Aunque sin duda alguna el punto álgido de la jornada ha llegado tras la comida. Los adolescentes han participado en el monasterio de las madres Carmelitas -el último convento fundado por la santa- en un rato de oración y han podido visitar la habitación donde vivió Teresa gracias a un permiso especial de la abadesa del monasterio. Una gran tarta de chocolate y el canto del cumpleaños feliz han puesto el punto y final a una intensa jornada de convivencia que «se enmarca dentro de las actividades que mensualmente programa la delegación de juventud en torno a santa Teresa y que culminarán el próximo verano con una peregrinación a Ávila junto con jóvenes de toda Europa», comenta Agustín.

 

Esta jornada, en la que han participado adolescentes de Burgos, Aranda, Miranda y otros pueblos de la provincia, tenía como objetivo «que los adolescentes tengan una experiencia de Iglesia, que profundicen en su vida de fe a través de los cuatro testimonios que han escuchado en las pruebas de la yincana y conocer a una mujer ejemplar y maestra de oración».

 

La HOAC recuerda de nuevo a las víctimas del mundo obrero

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La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Burgos, con motivo del fallecimiento de un trabajador el pasado 12 de marzo, convocó ayer una concentración ante el teatro principal para recordar, no sólo a este trabajador, sino a todas las víctimas del mundo obrero, «y  solidarizarse con ellas y con sus familias».

 

Concentracion 2014_10_02

La HOAC se ha manifestado en varias ocasiones contra la siniestralidad laboral.

 

En un comunicado emitido por la hermandad, declara su deseo de reafirmar su compromiso «en la lucha por unas mejores condiciones de trabajo y por la defensa de la salud laboral en todos los centros y para todos los trabajadores, temporales y fijos, nacionales y extranjeros, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, de la gran y pequeña empresa.  Porque la salud y la seguridad en el trabajo son un derecho de todos y para todos que no admite excepciones ni exclusiones. La falta de control en las medidas de seguridad, la escasa formación que propicia el empleo precario, la subcontratación o la economía sumergida son algunas de las causas que están detrás de algunos accidentes laborales, circunstancias que se acentúan con la actual crisis económica».

Reducir la siniestralidad laboral

Ramón García, de 54 años, falleció el pasado jueves 12 de marzo, al quedar atrapado entre las ruedas de su propio tractor, en la localidad de Coruña del Conde (Burgos). «Nuestra sociedad todavía no ha tomado conciencia de la gravedad de estos hechos que generan un enorme sufrimiento a trabajadores y familias. Al contrario de lo que ocurre con otro tipo de episodios violentos de dramáticas consecuencias como son los accidentes de tráfico o la violencia de género, la siniestralidad laboral pasa en muchas ocasiones desapercibida ante la opinión pública, como si fueran sucesos contra los que nada se puede hacer», continua el comunicado.

 

Por todo ello , la HOAC reivindica unas mejores condiciones laborales que garanticen una mayor seguridad en los trabajos, una implicación más activa de las instituciones que controlen el cumplimiento de la ley y promuevan una mayor conciencia social y empresarial; y la atención de todas y todos los trabajadores para que no se resignen ante las situaciones que generan la siniestralidad laboral y se solidaricen con quienes más la padecen.