Carta navideña a los misioneros de la diócesis
2015 12 27 mensaje arzobispo de Burgos pdf
Queridos misioneros diocesanos:
Me alegra mucho poder dirigirme a vosotros con motivo de la Navidad, a las pocas semanas de haber iniciado mi ministerio episcopal en esta querida archidiócesis de Burgos, para que me sintáis unido de corazón a vuestra misión, a vuestra entrega y a vuestra tarea, que desde aquí consideramos una bendición que el Señor ha concedido a nuestra diócesis.
En la Misa con la que daba comienzo a mi ministerio episcopal en Burgos, el pasado 28 de noviembre, decía que Dios me ha enviado aquí, en su providencia amorosa, para estar con vosotros y para vosotros. Con vosotros como un discípulo más de Jesucristo, y para vosotros como Obispo, que os acompaña, alienta y confirma en la fe de la Iglesia.
Hoy quiero haceros llegar también a todos y cada uno de vosotros estas palabras de una manera especial. Deseo que los misioneros diocesanos, tan numerosos, me sintáis también muy cercano y a vuestro servicio. En esa primera homilía os recordaba como una riqueza de nuestra diócesis, por la que tenemos que dar muchas gracias a Dios. Vuestra vida y vuestra entrega son un signo de la vitalidad de nuestra Iglesia diocesana, y también un estímulo para que abandonemos nuestras comodidades y nuestra pereza, que tantas veces nos acechan, y no tengamos miedo de salir al encuentro de nuestros hermanos necesitados, para caminar con ellos hacia el Señor. Nos dice el Papa Francisco que toda la Iglesia en nuestros días está llamada a una transformación misionera, y vosotros sois para nuestra diócesis un recuerdo permanente de esa llamada y de esa exigencia.
Que paséis unos muy felices días de Navidad. Que el nacimiento de Nuestro Señor os alegre en vuestra entrega y os fortalezca en vuestras dificultades. El Hijo de Dios, hecho hombre, camina siempre a nuestro lado, con su bondad y misericordia. Él es el rostro de la misericordia del Padre que llega a través de vosotros a cualquier lugar donde estéis. Que nos dejemos acompañar por Él y que lo hagamos presente en todos caminos de los hombres, especialmente en aquellas situaciones de sufrimiento y de pobreza que necesitan la luz del Evangelio.
En esta mi primera carta de Navidad como Arzobispo de Burgos, os quiero pedir también que recéis por mí. Al llegar a esta diócesis siento un profundo respeto y me veo indigno y pequeño, pero cada día experimento que el Señor me sostiene, gracias a la oración de tantos hermanos de nuestra diócesis, para que podamos seguir anunciando a Jesucristo y llevar al mundo la fuerza transformadora y sanadora del Evangelio.
Yo rezo también cada día por vosotros y estoy a vuestra disposición para lo que necesitéis.