«La soledad es la peor enfermedad y está en nuestra mano combatirla»

por redaccion,

JUANJO 2

 

Juan José Jiménez Díaz nació en Ávila en 1957. Estudió medicina en Salamanca e hizo la Especialidad en Medicina Familiar y Comunitaria en Burgos, donde ha vivido desarrollado toda su profesión. Tras dos años en la localidad de Huerta del Rey y otros dos en Miranda de Ebro lleva 27 años en la capital, concretamente en el Centro de Salud Los Cubos de la capital burgalesa. Pertenece a la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos y durante tres años fue miembro del Consejo Pastoral Diocesano. Casado y con tres hijos, también ha realizado un Master en Mediación y Orientación Familiar. Además, pertenece al sindicato de Médicos de Castilla y León Simecal-Usae.

 

Es médico por vocación, aunque reconoce que ha tenido «hasta tres vocaciones, de cura, de maestro y de médico, e incluso de organista, porque desde muy pequeño he sentido una atracción especial por el órgano. Al final he terminado de médico porque la vida me llevó a ello y tengo que decir que me siento realizado como persona en mi profesión, que es una de las profesiones más dignas, donde se puede y se debe practicar el altruismo y una profesión muy humanitaria, cercana al dolor y a las necesidades de muchas personas».

 

La suya es una profesión en la que nunca se termina de aprender. Sobre todo, dice, sobre el comportamiento humano. «Si algo tengo claro es la frase “no juzguéis y no seréis juzgados”, ya que he tenido la oportunidad de comprobar la situación real de muchos comportamientos, que no podemos comprender desde fuera, pero cuando les vemos desde dentro, con sus detalles y desde la intimidad de la persona, se llegan a entender muy bien. La mayoría de las veces corremos el riesgo de juzgar a los demás sin tener ni idea de lo que realmente ha provocado su comportamiento».

 

La palabra es terapéutica

 

Uno de los momentos más especiales de toda su trayectoria profesional fue el encuentro con la madre de uno de sus pacientes: «Un día, cuando salía del hospital, vino una mujer corriendo hacia mi para darme un abrazo y cuando le pregunté el porqué me dijo que había salvado la vida de su hijo, al que atendí cuando estaba de guardia como médico residente. Sentí algo especial, porque yo me asusté mucho cuando aquel joven estaba lleno de dolores y no sabíamos lo que realmente le pasaba, y era una hernia estrangulada, de la que estuvo a punto de morir.  El abrazo de aquella madre fue un momento muy especial para mí».

 

Y es que para Juan José, ser médico es mucho más que ser un administrador de medicamentos para recuperar la salud. «En mi profesión como médico de familia pasamos por todas las especialidades de forma rotatoria y tenemos formación en psiquiatría porque es muy importante y nos encontramos con casos de todo tipo. Es una pena el poco tiempo que tenemos en la consulta para atender a cada paciente, estamos muy limitados en este aspecto, porque una mayoría de los enfermos necesita sobre todo ser escuchado, atendido, y sentirse comprendido por el médico. La palabra es terapéutica, es el primero de los medicamentos y, a veces, el principal», asegura. «En los hospitales también el paciente debe ser lo primero. Tenemos la costumbre los médicos de echar a todas las personas de la habitación cuando vamos a atenderlos y no nos damos cuenta de que la habitación del paciente es su casa, y creo que se debería dejar estar a los familiares más allegados cuando el médico pasa consulta», asegura.

 

Respuestas en una sociedad deshumanizada

 

Confiesa que ser médico y católico practicante a veces crea contradicciones: «para un cristiano hay normas y leyes que son inmorales, que no podemos compartirlas, pero también es cierto que tenemos nuestros derechos y la objeción de conciencia es uno de ellos». Con respecto a cuestiones como la eutanasia, mantiene que los médicos están para la vida y para calmar los dolores. «Hoy hay muchos fármacos para controlar el dolor. El problema es que no solo existe un dolor físico, hay un dolor más allá, provocado por la soledad y por las situaciones especiales que cada paciente puede atravesar. Pero vivimos en una sociedad deshumanizada que no sabe dar respuestas. Y respecto al aborto, es muy triste el síndrome postaborto, de mujeres que se han visto abocadas a lo peor, un síndrome que oficialmente no existe, pero real, porque la mujer se siente muy mal y necesita la comprensión, el apoyo y el cariño de todos, aunque la situación parezca irrecuperable».

 

En ese tipo de situaciones, el doctor sostiene que los cristianos podemos hacer «mucho más de lo que hacemos, porque hay mucho trabajo por delante, para dar testimonio de Jesús y cumplir lo que nos encomendó amando a los demás. Creo que sería conveniente, casi imprescindible, volcarnos en crear grupos de voluntarios para acompañar a los enfermos en los hospitales y en sus propias casas. La soledad es la peor enfermedad y está en nuestra mano poder combatirla y estar al lado de quienes nos necesitan».

 

Este médico abulense reconoce la mano de Dios en muchos momentos de su ejercicio de su profesión: «En el camino de la medicina a Dios se le encuentra muchas veces, está presente en todo lo que hacemos, pero se nos escapa, y no siempre le detectamos porque puede pasar desapercibido. Nuestro cuerpo es pura biología y las leyes biológicas son muy complicadas de interpretar y corremos el peligro de considerar un milagro algo que biológicamente es normal. Particularmente pienso que los milagros en la medicina son mucho más numerosos por lo que no nos pasa que por lo que realmente nos pasa. El milagro y Dios están casi siempre donde menos se nota», concluye.

Celebrado en Toledo el 50 aniversario del Movimiento Familiar Cristiano

por redaccion,

<
>

 

Toledo ha acogido a lo largo del último fin de semana un encuentro de miembros del Movimiento Familiar Cristiano, que se han desplazado hasta la localidad manchega para celebrar el 50 aniversario de la primera asamblea nacional del movimiento, acontecida en Mahadahonda (Madrid), los días 24 y 25 de febrero de 1968. Entre los participantes al evento se encontraba una nutrida representación de familias procedentes de la diócesis de Burgos.

 

El punto culminante del fin de semana fue la celebración de una eucaristía en la catedral presidida por el arzobispo de Toledo, don Braulio Rodríguez Plaza, y concelebrada por obispos y sacerdotes de las diócesis donde el Movimiento tiene equipos. La misa estuvo precedida de una peregrinación por las calles de la ciudad. El encuentro también ha contado con reuniones por equipos, distintas celebraciones litúrgicas y otras festivas, complementadas con visitas turísticas por la ciudad.

 

Para los presidentes del Movimiento Familiar Cristiano en la diócesis Burgos, Ana María Nuñez y Luis Lorenzo, este encuentro ha servido para «agradecer al Señor todos los dones recibidos y pedir gracia, ilusión y fuerza para seguir sirviendo a la Familia dentro de la Iglesia».

 

El Movimiento Familiar Cristiano surgió en España en 1966 de la fusión de «Los Equipos Pío XII», la «Obra Apostólica Familiar» y otros movimientos familiares. Este movimiento pretende descubrir, vivir y transmitir los valores cristianos fundamentales de la familia, tales como la vocación del laico casado, la fuerza salvadora del sacramento del matrimonio, la vivencia de la fe cristiana en el marco de la familia, la prioridad de la familia como Iglesia doméstica y transmisora de la fe. Además, «ofrece una espiritualidad y una mística que arranca del evangelio de Jesús y se vivencia en el sacramento del matrimonio», tal como se lee en su propio ideario.

San Pedro de la Fuente recibe la visita del arzobispo

por redaccion,

<
>

 

El arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, visitó en la jornada de ayer la parroquia de San Pedro de la Fuente, en el arciprestazgo de Burgos-Vena. La visita pastoral fue así el punto culminante a las celebraciones de la parroquia, que ha celebrado a lo largo de estos días las fiestas en honor de la Cátedra del Apóstol San Pedro.

 

A lo largo de la jornada de ayer, el pastor de la diócesis mantuvo un encuentro padres, niños y catequistas que dio paso a la celebración de la misa estacional. Tras la misa, tuvo lugar un momento de charla distendida en los salones parroquiales con algunos de los feligreses que se acercaron a saludar al arzobispo.

 

Don Fidel Herráez también tuvo tiempo para visitar en sus casas algunos enfermos y visitar las sedes de las peñas y asociaciones del barrio. Ya por la tarde, los actos de la jornada se resumieron en un encuentro con los grupos de la pastoral parroquial y la firma de libros.

Los niños protagonizarán la primera procesión de la Semana Santa

por redaccion,

procesion niños

 

Burgos vivirá el próximo 24 de marzo, Sábado de Pasión, la primera procesión infantil de la historia de su Semana Santa, denominada Procesión del Amor y de la Esperanza. La iniciativa ha partido de la Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores y la parroquia de San Gil, de la que saldrán los pequeños protagonistas (niños, niñas y jóvenes de hasta 18 años) para realizar un corto itinerario: San Gil-Avellanos-Laín Calvo-Arco de San Gil y regreso a la parroquia. Serán ellos mismos quienes actúen como costaleros, portando la imagen de la Virgen del Socorro, protectora de los niños, que data del siglo XV y ha sido restaurada recientemente. También la música correrá por cuenta de los pequeños, concretamente por la banda infantil de cornetas y tambores de la Hermandad.

 

Esta procesión para niños está abierta no solo a la participación de los pequeños pertenecientes a cualquier cofradía (estos deberán ir ataviados con su hábito completo, medalla y velón pero sin capirote), sino a los grupos infantiles de todas las parroquias, a los que solo les exigirá vestimenta formal y adecuada para el acto.

 

Conociendo las cofradías y los pasos

 

La procesión infantil no es la única novedad que la Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores pone en marcha este año. El pasado sábado estrenaron una nueva iniciativa, la Marcha Urbana Cofrade, que consiste en un itinerario por las iglesias donde se alojan todo el año los pasos que procesionan en Semana Santa. En esta primera ruta, medio centenar de personas se sumaron a la actividad.

 

El recorrido comenzó en la iglesia de San Nicolás de Bari, donde un integrante de la Cofradía de la Alegría y la Flagelación explicó la historia de dicha agrupación y el paso de la Virgen con Niño. Posteriormente se visitaron el Cristo de Burgos en la Catedral y la iglesia de Santa Águeda, en la que conocieron las particularidades de la Virgen de la Soledad de la mano de un integrante de la Cofradía de la Soledad y de Santiago. Ya en la Iglesia de San Cosme, sede de la Cofradía del Santísimo Sacramento y la Cruz a Cuestas, visitaron el paso de Cristo con la Cruz de camino al Gólgota. Las siguientes paradas fueron la parroquia de San Lesmes, para conocer el paso de Cristo crucificado, y la de San Lorenzo, donde los visitantes fueron recibidos por un integrante de la Cofradía de la Coronación de Espinas y Cristo Rey que le explicó la historia del paso de La coronación de Espinas y la imagen de Nuestra Señora del Amor Hermoso. La ruta concluyó en la parroquia de San Gil, sede de la hermandad organizadora, que procesiona los pasos del Santo Cristo de Burgos y  Nuestra Señora de los Dolores.

 

El objetivo de la Hermandad es organizar periódicamente (cada dos o tres meses) diferentes rutas e ir ampliando el recorrido hasta realizar una visita completa a todos los pasos que integran la Semana Santa Burgalesa. La próxima está prevista para después de Semana Santa.

2018 02 26 lunes: Resumen de prensa

por redaccion,

Local

 

Iglesia en España