«La buena noticia, la comunicación, están en el ADN de la Iglesia»
El periodista burgalés Faustino Catalina abrió ayer la Semana Santa burgalesa con un pregón en el que auguró un futuro viable «siempre que no se pierda de vista su última razón de ser de celebración de una fe, de unas creencias, de una piedad popular más allá de algunas tendencias que cada día ganan terreno en nuestra sociedad en la que se confunden laicidad y laicismo».
Según el director de Linterna de la Iglesia e Iglesia Noticia de la Cadena Cope, «no es hora de lamentaciones sino de mirar hacia adelante porque su revitalización y renovación, emprendida con éxito desde hace algunos años, se podrá conseguir si se lleva a cabo a partir del entorno familiar con la transmisión insustituible de sus mejores esencias de padres a hijos, amigos, vecinos o visitantes. Y hacerlo sin caer en el error de compararse con las celebraciones de otras ciudades porque lo importante es cuidar y potenciar lo que tenemos».
Una mal entendida laicidad
«Jesucristo sigue crucificado hoy, de alguna manera, cuando algunos sectores sociales y políticos se empeñan en suprimir o marginar de la vida pública su huella y su mensaje. Es una mal entendida laicidad que pretende recluir a la iglesia en las sacristías y construir un mundo y una religiosidad a medida, a la carta, en el que no tienen cabida ni lugar no ya solo el cristianismo, sino la historia y la experiencia religiosa. En el mundo de la educación, más de lo mismo, con la pretensión de hacer desaparecer de los planes de estudio la referencia al hecho religioso sin el cual no se puede entender ni comprender la historia y la cultura», denunció el pregonero.
Jesucristo sigue crucificado hoy, de alguna manera, cuando algunos sectores sociales y políticos se empeñan en suprimir o marginar de la vida pública su huella y su mensaje.
En este contexto, mantuvo Catalina, «la Semana Santa que vamos a celebrar nos interpela. Nos habla de esfuerzo, de entrega, de sacrificio, de algunos términos y planteamientos de vida que parecen abocados a la extinción o el olvido en una sociedad que se ha acomodado a la ley del mínimo esfuerzo, de un mal entendido bienestar social donde sólo hay espacio para los derechos y no para las obligaciones. Una sociedad en la que el consumismo sin límites ahoga la iniciativa y la creatividad mientras, de cara al futuro, no parece haber lugar para la renuncia, para el silencio, para la soledad, para la cruz, que también tiene sus momentos y su lugar en la vida de cada uno».
La buena noticia
Catalina aludió también al especial compromiso de los profesionales del periodismo con la buena noticia de Jesucristo, «que es fuente de vida, misericordia y perdón y nos propone trabajar por la justicia para construir un mundo más humano, cercano y pendiente de quienes están oprimidos o marginados; nos anima a superar momentos de oscuridad y a ser luz en medio de la noche; nos trae alegría y esperanza para caminar hacia un futuro esperanzador».
«La buena noticia, la comunicación, está en el ADN de la Iglesia. El papa Francisco es un excelente comunicador porque habla claro y en cristiano. Nos anima a salir a las calles y periferias; a convertir la iglesia en un hospital de campaña; a construir una iglesia pobre y para los pobres desde una verdadera revolución de la ternura y a comunicar la buena nueva con alegría».
El acto, que se celebró en la Catedral con la participación de las dieciséis cofradías y hermandades de la ciudad, se cerró con la intervención de la Coral de Cámara de la Universidad Isabel I que, bajo la dirección de Enrique Yuste, interpretó obras de Mendelssohn, Rheinberger y Bruckner.