2018 04 12 jueves: Resumen de Prensa

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«Creo que la clave de ‘Gaudete et exsultate’ es la interpelación personal»

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jose luis cabria 2

 

El uso del tú es una  de las notas características de Gaudete et exsultate, la última exhortación del papa Francisco, publicada este lunes, y la más directa de las tres de su pontificado. La interpelación personal es, en opinión del decano de la Facultad de Teología, José Luis Cabria, la clave de este documento. «En Amoris Laetitia, por ejemplo, es más genérico: hay que hacer, se debe… Sin embargo aquí se actualiza el mensaje de manera que cada uno se sienta interpelado». No obstante, observa el teólogo, el tono va en la misma línea que Evangelii Gaudium y Amoris Laetitia, un lenguaje directo y con ejemplos muy cercanos, expresiones muy del papa Francisco, muy coloquiales, que se entienden muy bien, incluso conceptos de Teología un poco más complicados, porque baja mucho al terreno de lo concreto, por eso alguna expresión curiosa, como por ejemplo «santos de la puerta de al lado»».

 

En esta exhortación, Francisco «habla del santo de a pie, cercano. Hay una frase que dice: no hace falta ser obispo, ni cura, ni religioso, ni fundador, para ser santo. A nivel general esta no es una teoría nueva, es una cuestión que nace del Vaticano II y que antes ya forma parte de la espiritualidad del siglo XX y de la Iglesia, que la santidad es para todos. Pero de algún modo ha ido diciendo: bueno, esa mentalidad que tiene la gente (los curas y las monjas son más santos, recen más…). No, qué va, baja a detalles muy concretos, un señor que atiende su trabajo y que responde, puede ser santo; un señor que es capaz de escuchar a otro sus miserias también… es decir, nos habla de la santidad cercana». Esa vocación universal a la santidad estaba ya en el capítulo V de Lumen Gentium, recuerda Cabria, «pero  parece que esa invitación a la santidad de todos los miembros de la Iglesia se había perdido o se había quedado solo en ciertos movimientos, así que está bien que el Papa lo recuerde».

 

Casi un tratado clásico de la santidad

 

Ese lenguaje directo habitual en el pontífice no es óbice para considerar esta exhortación «casi un tratado clásico de la santidad», añade el decano, un tratado teológico, porque recuerda los grandes concilios que hablaban de la santidad y la gracia, del pecado, del diablo, de la necesidad de la vigilancia y del combate. Es decir, concluye con cuestiones clásicas de la espiritualidad cristiana. Solo hay que leer el título del último capítulo: Combate, vigilancia y discernimiento. ¡Qué tres palabras! Eso es lo clásico de la teología de la santidad», añade.

 

Le llama la atención que el Papa haya incluido dos temas que acaban de aparecer en Placuit Deo, un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigido a obispos y teólogos, que vio la luz en el mes de marzo. En él se habla de los enemigos de la salvación: el gnosticismo y el pelagianismo actuales. «En Gaudete et Exsultate el Papa explica los mismos conceptos pero más rumiados y creo que lo explica muy bien. Hay notas sobre el debate de la gracia muy interesantes: cómo entender el mérito, las buenas obras, que no son mérito sino la explicitación de la gracia».

 

A Cabria le resulta especialmente interesante el capítulo tercero, «la lectura que hace Francisco de las bienaventuranzas en clave de santidad. Me parece precioso cómo va diciendo: ser pobre de corazón es santidad, reaccionar con humildad y mansedumbre es santidad… No solo es felicidad sino santidad» y en el capítulo cuarto, los consejos para ser santos hoy dichos con un lenguaje muy actual: aguante, paciencia y mansedumbre; alegría y sentido del humor; audacia y fervor, en comunidad o con otros y en oración constante. Hablar del buen humor como santidad también tiene su mérito».

 

Para el decano, no es casualidad que la exhortación esté firmada el día de la solemnidad de San José. Es una fecha muy curiosa, simbólica. La del santo desconocido, el que pasa en silencio pero es tan importante… Aunque no le cite, firmarlo ese día es significativo… el santo que hace, que obedece, que se santifica con su vida de trabajo…».

Los monaguillos, llamados a «servir con alegría»

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Fotografía del encuentro de monaguillos de 2016.

 

El Seminario de San José acogerá este sábado el Encuentro de Monaguillos, una jornada a la que están convocados los pequeños acólitos que participan en las celebraciones eucarísticas de las parroquias de la diócesis. Con el lema «Servid al Señor con alegría», perteneciente al Salmo 99, la jornada comenzará a las 10:30 horas con una dinámica y catequesis, para a continuación celebrar una eucaristía. Los chavales comerán en el Seminario y podrán participar en una serie de juegos y una yincana, tras los cuales se procederá a una entrega de premios. Después de este momento lúdico, los monaguillos asistirán a una formación específica, antes de despedirse hasta el encuentro del año que viene.

 

Desde la delegación de Vocaciones, que organiza este evento, se explica que «no se trata de un encuentro multitudinario», ya que éste está destinado «a los monaguillos que participan de forma constante y habitual en las misas, y no a los chicos y chicas que echan una mano en las celebraciones de manera puntual», aunque estos también están invitados a asistir si lo desean. El objetivo de este encuentro es que los monaguillos reciban durante esta jornada la formación propia de sus funciones.

2018 04 11 miércoles: Resumen de Prensa

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  • Burgos Noticias: CIVITAS DEI: La catedral soñada, el libro que «desnuda» nuestra Catedral

 

Castilla y León

«La caridad tiene un precio: recibimos golpes de todos»

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Jesús Ruiz Molina es obispo auxiliar de Baangassou desde noviembre de 2017.

Jesús Ruiz Molina es obispo auxiliar de Bangassou desde noviembre de 2017.

 

A la gran mayoría de ciudadanos de Occidente, la guerra que vive la República Centroafricana ni les suena. Por algo se la empieza a considerar como una de las más olvidadas del mundo. Desde que tuvo lugar el golpe de Estado en 2013, todo se ha ido desmoronando hasta llegar al punto en que ya no hay ni ejército, ni policía, ni juzgados, ni una administración pública. «Los señores de la guerra imponen su ley y las ONG tratan de mantener al país en una especie de coma. Estamos bajo custodia de la ONU, y los cascos azules no controlan la situación, incluso pensamos que no les interesa la paz aquí. La pobreza es inimaginable y el sufrimiento de este pueblo olvidado por todos es una ofensa contra el hombre y contra Dios». Quien pronuncia estas palabras es don Jesús Ruiz Molina, misionero comboniano burgalés y que desde noviembre de 2017 ejerce como obispo auxiliar de Bangassou. Ha pasado unos días en Europa, donde ha ofrecido su testimonio para hacer conscientes a varias instituciones internacionales que parecen mirar a otro lado de la situación tan terrible en la que se desenvuelve cada día y la falta de implicación por parte del resto del mundo.

 

«La dificultad más grande es la violencia y el odio que se ha instaurado en este pueblo entre musulmanes y no musulmanes. Desde hace casi un año, en la catedral, hemos dado refugio a dos mil musulmanes que el grupo antibalaka –a los que la prensa considera cristianos– quería exterminar. En estos momentos la convivencia entre nuestros huéspedes –que sufren y por eso se han radicalizado– y nosotros es un verdadero calvario: no podemos celebrar la Eucaristía ni tener ninguna actividad en un radio de un kilómetro a la redonda; han destruido nuestras casas, han saqueado nuestros bienes; han secuestrado a uno de los sacerdotes que vive conmigo… Por una parte los musulmanes nos agreden, y por otra los antibalaka nos persiguen por haberlos albergado. La caridad tiene un precio, y recibimos golpes de todos».

 

Momentos de alegría

 

El clima de peligro afecta a su tarea pastoral, tal y como relata: «Hasta ahora he visitado ocho de las doce parroquias que tenemos. En las otras es imposible hoy entrar. Todas las parroquias están en manos de los guerrilleros de un bando o del otro. Cuando voy en visita me quedo al menos cinco o seis días y allí la gente es muy cariñosa. Vivo con los curas y todos los grupos cristianos me buscan para explicarme sus dificultades y sufrimientos. De una manera especial, la acogida de los Aita Kwe, el grupo de niños, es especialmente simpática y llena de afecto». «En una parroquia –añade– los rebeldes antibalakas me recibieron con insultos por haber acogido a los musulmanes. Luego pegaron dos tiros al aire previniéndome de que eran para mí». Y es que los religiosos y laicos cristianos se van quedando cada vez más solos, lo que dibuja un panorama nada alentador para Jesús Ruiz y la diócesis en la que sirve como obispo: «Los líderes religiosos que alzan la voz son eliminados. De veinticinco religiosas que había en mi diócesis solo nos quedan seis; las otras han tenido que huir. Lo mismo con los sacerdotes amenazados, heridos, insultados… De una treintena de sacerdotes para una diócesis que equivale a una quinta parte del territorio español, solo veinte permanecen hoy presentes en ella».

 

«La pobreza es inimaginable y el sufrimiento de este pueblo olvidado por todos es una ofensa contra el hombre y contra Dios». «Por una parte los musulmanes nos agreden, y por otra los antibalaka nos persiguen por haberlos albergado. La caridad tiene un precio, y recibimos golpes de todos»

 

Pese a todo, hay momentos de gran alegría, como cuando Jesús fue ordenado obispo: «Cuando aterricé, un puñado de cristianos vinieron a recibirme al aeródromo y desde allí caminaron cantando tras el coche los tres kilómetros hasta la catedral. La gente fue uniéndose a la comitiva y al llegar éramos unos 250 que pudimos entrar en el templo, cerrado desde hacía seis meses. Fue una explosión de alegría y la gente lo vivió como un signo de ese Dios con nosotros». Esto supone un pequeño lugar para la esperanza  tras cinco años «en este camino cuaresmal». «Seguimos avanzando en la noche mas absurda a tientas y a trompicones, y continuaremos adelante sabiendo que nuestra meta es la Pascua del Señor, la Vida para este pueblo».