
De izquierda a derecha, Nuño, Jeannette y Miguel, con el arzobispo don Fidel Herráez en el centro.
El pasado Sábado Santo, la capilla de Santa Tecla acogió la ceremonia del bautismo de tres jóvenes en el marco de la celebración de la Vigilia Pascual, y que presidió el arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas. Ellos son Beanie Jeannette Kovame, originaria de Costa de Marfil, Nuño Bol Quindós y Miguel Aleksandre Grijelmo Pacheco, ambos de Burgos. Para los tres, el bautizo ha supuesto la culminación de una intensa etapa de preparación para decirle «sí» a Cristo, y el comienzo de una vida como seguidores suyos y de coherencia con su fe.
Jeannette explica que necesitaba dar este paso para sentirse «más cerca de Dios, y tomar más confianza para seguir este camino por el que me he decidido». Además, cuenta que quiere implicarse más en la vida de la Iglesia, bien participando en un coro o atendiendo a niños, aunque «de momento no he tenido tiempo de hacer nada de esto».
En el caso de Nuño, comenta que él, huérfano de madre, siempre tuvo la sensación y el convencimiento de que ella le protegía. En 2º de Bachillerato, «un curso con bastante presión», sentía una ayuda «muy fuerte, que venía de fuera de mí». «Hablando con mi abuela, que aún vivía, y me animaba a preguntar y a buscar qué había detrás. Así que recurrí a una profesora del instituto, que me puso en contacto con Daniel Sanz, que era el profesor de religión». «Decidí que quería bautizarme, así que empecé a prepararme con catequesis y charlas». Incluso aunque se marchase a Madrid a estudiar, mantuvo el ritmo «perfectamente».
Vivir de acuerdo con la fe
La ceremonia ha sido para Nuño una de las «vivencias más bonitas» que ha experimentado, «supongo que porque para mí era algo muy importante». «Fue espectacular, ya que la capilla de Santa Tecla es preciosa, pero sobre todo fue muy emotiva». Acompañando a los tres estuvieron los familiares y amigos. «Conmigo estuvieron mis abuelos, mis tíos, mis primos, mi padre, amigos de mi padre, también amigos del instituto de toda la vida. Hubo amigos que no quisieron venir, ya que hay un poco de rechazo hacia la Iglesia entre muchos jóvenes, pero tampoco están obligados, entiendo que son libres de acompañarme si quieren».
Ahora que «está oficializado» su compromiso hacia la Iglesia, tratarán de ser «coherentes» con lo que piensan y «tratar de estar para los demás». «Viviré de acuerdo a mi fe, participando en las celebraciones, y me guiaré según los valores cristianos», afirma Nuño.