
Los pobres siempre han estado en el centro de la Iglesia, y es por ello que se merecen un día de oración y acción hacia sus necesidades. Con este motivo, se se celebra hoy la II Jornada Mundial de los Pobres, convocada por el papa Francisco para toda la Iglesia Universal. Esta Jornada, sobre la cual podría decirse que es un eco del Año de la Misericordia, tiene varios objetivos, pero se pueden resumir en dos: Por una parte, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro, y por otro lado, que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados. Haciendo referencia a las palabras del salmo «Este pobre gritó y el Señor lo escuchó», el papa Francisco señala que la Jornada Mundial de los Pobres pretende ser una pequeña respuesta que la Iglesia entera, extendida por el mundo, dirige a los pobres de todo tipo y de toda región para que no piensen que su grito se ha perdido en el vacío.
Es ante jornadas como esta cuando toma especial relieve el trabajo de la Iglesia a favor de los más necesitados, y en esto Cáritas va a la cabeza y abriendo camino. Son muchos los beneficiados por la labor de esta institución, como Lucía da Silva, quien no tiene problema en relatar la gran ayuda que ha recibido en el momento más duro de su vida.
Brasileña y residente en Burgos desde hace cinco años, los problemas empezaron cuando a su marido, Mario, le diagnostican un cáncer de pulmón cuya evolución presagiaba el peor de los desenlaces. Por si fuera poco, durante el tiempo en que está en tratamiento, sufre una caída en la calle que le deja en coma, lo que obliga a Lucía a dejar su trabajo para cuidar de él a tiempo completo, ya que no podían contar con ayuda de ningún familiar y solo se tenían el uno al otro. Una situación que se volvió absorbente, dadas las necesidades de cuidados continuos que necesitaba Mario En su piso las cosas no van mejor: La caldera deja de funcionar y la casera le acusa de haberla roto a propósito, por lo que no está dispuesta a repararla.
«Entonces conocía a don Javier, párroco de San Juan de Ortega, que nos ha ayudado mucho estando con nosotros en esta fase tan difícil. Gracias a él recurrí a Cáritas para buscar apoyo, y lo encontré. Ellos han sido todo el respaldo que hemos tenido». A partir de entonces, a Lucía se le ofrece ayuda jurídica, psicológica y económica; toda la que pueda necesitar para superar este bache en el que se encuentra. Y desde luego, la intervención de Cáritas llega a tiempo, porque al poco Lucía tiene que enfrentarse a una orden de desahucio que presenta su casera por sorpresa.
Respaldo para empezar de nuevo
El cáncer de pulmón que padecía su marido terminó empeorando y finalmente acabó con su vida. Lucia en esos momentos se veía viuda, sin trabajo y a las puertas de quedarse sin casa, pero a pesar de todo, podía contar con que no se la iba a abandonar y ras mucho trabajo por parte del personal de Cáritas, en la actualidad ha logrado acceder a un piso de alquiler social y puede empezar a reconstruir su vida.
Todo lo que tiene Lucía son buenas palabras para quienes han estado a su lado ayudándole a afrontar esta etapa tan difícil: «Son maravillosos, se ocupan de las personas sin mirar ni sus orígenes ni nada. Solo puedo decir cosas buenas de ellos y el gran trabajo que desarrollan». En sus palabras de agradecimiento salen numerosos nombres, como Almudena o Alfredo, quienes la han acompañado en todo momento y aún siguen a su lado, además de sacerdotes como don Javier, anteriormente mencionado, o don Rafael, de la parroquia de El Rosario, entre otros. Pero Lucia, que es católica y se confiesa «muy mariana», no sólo se queda en agradecimientos hacia las personas que han estado su lado, sino que también extiende su gratitud a quien sabe que no la ha abandonado jamás: «Frecuento la capilla de Adoración Perpetua de la parroquia de San José para rezar», y reconoce que aunque este año complicado no le ha dejado participar en la parroquia todo lo que le gustaría, tiene a la vista recuperar también la actividad en este entorno.