La lucha contra la violencia de género fue el tema de la asamblea del Departamento de Formación Sociopolítica, celebrada ayer. Contó con la presencia de Julia Almansa López, de la comisión Por una vida libre de violencia contra las mujeres, institución creada por el obispado de Madrid hace poco más de un año. La asamblea tuvo lugar en la sede de Cáritas Burgos y se desarrolló tras una presentación sobre la violencia contra las mujeres en la sociedad burgalesa. Según datos recogidos por el propio departamento, emanados desde varias asociaciones, en 2017 hubo 145 casos de violencia de género, de los cuales 139 fueron contra mujeres y 6 contra hombres.
Tras la presentación del informe y las conclusiones, Julia Almansa López, madrileña con mas de 30 años en la acción social, insistió en que «es imprescindible la implicación de todos porque si no es así no cambiará nada». Desde la doctrina de la Iglesia recordó palabras de las exhortaciones papales Evangelii Gaudium y de Amoris Laetitia, así como la declaración de la Conferencia Episcopal Española en 2015, que define la violencia contra la mujer como «una nueva pobreza». Constató que la actitud de la Iglesia ha sido la de acompañar en silencio a las víctimas, pero no se ha actuado para denunciar y para erradicar el problema.
Sorprendió a los asistentes la insistencia en superar los mitos de la violencia contra la mujer como los de «casos aislados», «ubicación en las clases sociales más bajas», «culpabilidad de la mujer» o pensar que el maltratador es una persona desequilibrada o bajo los efectos del alcohol. Esta nueva pobreza «invisibilizada» afecta a todas las mujeres, siendo más del 35% de las mismas las que están en riesgo de falta de respeto o agresión. Curiosamente, las etapas más vulnerables están siento la adolescencia, a pesar de tanta formación, y la de mayores de 65 años, en muchos casos por la presión de los propios hijos que incitan a aguantar hasta el final y por la falta total de ayuda social. En la charla fueron analizadas algunas de la consecuencias de una agresión: aislamiento, abandono del puesto de trabajo, la incomunicación o la pérdida de asertividad.
Julia Almansa López, ingeniera agrónoma y madre de 4 hijos, presentó también la actividad de la Comisión Por una vida libre de violencia contra las mujeres de la diócesis de Madrid, creada en 2017, en la que participan ocho expertas. Su actividad consiste en la sensibilización para erradicar la violencia en las diferentes comunidades, dotar de espacios seguros en estas mismas comunidades donde mujeres e hijos son respetados, y el empoderamiento para poder tomar decisiones en libertad. También contemplan el trabajo para la eliminación de lenguajes, prácticas y conductas discriminatorias, así como la denuncia social con otros colectivos civiles desde iniciativas legales y movilizaciones, entre otras acciones.
Imagen de un encuentro de catequistas en Miranda de Ebro.
El primer anuncio marcó la reflexión de los catequistas del arciprestazgo de Miranda de Ebro durante la semana pasada, como es habitual cada año por estas fechas. Tuvieron dos jornadas de formación en las que contaron con ayuda de Serafín Tapia, antiguo delegado diocesano de Infancia y Juventud.
Se subrayó la necesidad de favorecer un auténtico encuentro con Cristo, después de haberlo experimentado en primera persona. Ante la situación del generalizado desconocimiento de Dios, urge plantearse si los métodos que estamos utilizando para darlo a conocer son eficaces o no. Se impone una necesidad de ser creativos, partiendo de las experiencias positivas que ya se estén realizando.
En este sentido, el ponente planteó una serie de preguntas a los asistentes sobre el modo en que, en sus respectivas parroquias, se está abordando la cuestión del primer anuncio. Se trabajó en grupos y después hubo una puesta en común. Y en una segunda jornada, Jesús María Calvo, responsable de la comisión arciprestal de Catequesis, glosó las respuestas; por su parte, los catequistas trataron de apoyarse en ellas a la hora de concretar las posibles acciones a realizar.
El Movimiento de Vida Ascendente diocesano celebró el pasado viernes un retiro en la Casa de la Iglesia, preparatorio del Adviento. Fue impartido por el obispo emérito de Jaén, don Ramón del Hoyo López, quien habló sobre el significado del Adviento para los cristianos en general y para las personas mayores en particular. El retiro concluyó con una Eucaristía presidida por don Ramón.
Vida Ascendente es un movimiento de jubilados y mayores, reconocido y aprobado por la Conferencia Episcopal Española. Se trata además de un movimiento de seglares, dirigido por seglares. Tienen como objetivo llevar el mensaje evangélico a los mayores, para que aporten a la sociedad y a la Iglesia su fe, su experiencia y su tiempo disponible. Actualmente cuenta con cerca de 30.000 miembros en España repartidos en 1.800 grupos en parroquias, tanto urbanas como rurales; y en residencias.
El pastor de la diócesis, don Fidel Herraéz Vegas, concluyó ayer su visita pastoral a la zona de Juarros, que ha estado realizando en las dos últimas semanas. El arzobispo visitó por la mañana la localidad de Espinosa de Juarros y mantuvo un encuentro con los vecinos de San Millán. Posteriormente celebró la misa estacional en Ibeas, tras la cual bendijo el nuevo centro parroquial que dará servicio no solo religioso, sino social y cultural, a toda la comarca. La diócesis ha invertido más de 540.000 euros en esta nueva dotación, que cuenta en su planta baja con una planta baja con una superficie superior a los 200 metros destinados a usos múltiples.
Por la tarde, don Fidel visitó Villamorico, Galarde, Zalduendo y Cuzcurrita de Juarros. El sábado anterior, día 24, el arzobispo ya había visitado la localidad de Tinieblas y tuvo varios encuentros con los vecinos de Villamiel, Cueva de Juarros e Ibeas, mientras que el domingo 25 celebró la eucaristía en Palazuelos de la Sierra y administró el sacramento de la confirmación a un grupo de adolescentes en Ibeas, desde donde se atiende a los pueblos que componen esta unidad pastoral.