Más de 30.000 personas visitan el belén monumental de la Catedral

por redaccion,

Las colas han sido constantes durante las fiestas navideñas.

Las colas han sido constantes durante las fiestas navideñas.

 

Es, sin duda, el montaje belenístico más visitado en la ciudad. Desde que abriera sus puertas el pasado 12 de diciembre y clausurara la exposición el domingo 6 de enero, un total de 30.034 personas han pasado por el belén que ha instalado en el claustro bajo de la Catedral el regimiento de transmisiones número 22, con sede en Castrillo del Val. De ellos, 23.415 eran adultos y 6.619 niños.

 

Solidaridad

 

El dinero recaudado con los las entradas, irá destinado a varias entidades y se entregarán en el palacio de Capitanía a las 12:30 horas de este viernes 11 de enero. 7.023 euros se destinarán a los programas de rehabilitación de la Catedral; 4.682 euros ayudarán a paliar las necesidades de las familias que atienden Cáritas Castrense. Además Fedisfibur y Anvo Africam recibirán 4.682 euros respectivamente, y Asociación Las Calzadas, por su parte, 2.341 euros.

2019 01 07 martes: Resumen de Prensa

por redaccion,

Burgos

 

 

Provincia

 

La ermita de la Virgen de las Viñas ya cuenta con un columbario para poder depositar las cenizas de los difuntos en el emblemático edificio.

Títeres y juegos para promover la cultura de paz en Ecuador

por redaccion,

José Antonio (i), junto a un colaborador y Pazita.

José Antonio (i), junto a un colaborador y Pazita.

 

José Antonio Maeso es burgalés, sacerdote diocesano y misionero en Ecuador desde 2001, primero durante cinco años en Puyo y ahora en la provincia de Esmeraldas, una de las zonas más violentas del país, fronteriza con Colombia. Su labor fundamental es promover la cultura y educación para la paz empezando por los propios docentes, a través del proyecto social Nación de Paz, una iniciativa del Vicariato Apostólico de Esmeraldas que pretende dar respuesta a los desafíos de la niñez, adolescencia y juventud víctimas de la violencia. Además, es capellán de la cárcel.

 

El equipo de José Antonio no está formado por personal contratado, sino por muchachos que vienen del mundo de las pandillas y que han sido víctimas de violencia. «Todos saben qué es una balacera, cómo es un motín en la cárcel, todos han sido víctimas, han mamado la violencia y se han convertido en constructores de cultura de paz. Es gente que sabe a lo que juega», advierte. Y es que el juego (títeres, fútbol callejero, arte urbano) es la herramienta que utilizan para construir esa cultura de paz, una metodología admitida e integrada en el sistema nacional de educación. «El juego nos relaja, nos da mucha libertad y a la vez quita mucha peligrosidad a nuestro trabajo», asegura. «No se nos ve como una amenaza».

 

«Yo creo que nuestra misión fundamental no es cambiar el mundo, porque está bien complicado, pero sí hacer personas resilientes, personas supervivientes y sobrevivientes que, en medio de las dificultades, vean motivos de esperanza. Nosotros decimos que trabajamos en la prevención, que es como el jarabe para la tos, y la provención, que es como una mochila de herramientas que nos ayuda, cuando estalle el conflicto, a tener las habilidades suficientes para que sea de menor intensidad».

 

«También nos hemos convertido un poco en los bomberos de las emergencias educativas». El Estado acude a ellos para intervenir directamente con los profesores, con los niños, con toda la comunidad, y ofrecer atención psicosocial ante sucesos graves como secuestros, abuso sexual, incluso suicidios. «Acabamos siendo un instrumento de mediación».

 

Cuando comenzó a trabajar en el proyecto hace más de diez años hubo ciertos recelos por ser cura, reconoce. «Son países que generalmente, en cuanto a la educación, quieren ser muy laicos, para nosotros ha sido una dificultad». No obstante, aclara, «si a veces no podemos anunciar explícitamente el evangelio, anunciar a Jesús, sí lo hacemos implícitamente. Ahora que estamos en Navidad, cuando decimos que el nacimiento de Jesús se anunció como ‘gloria Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres’ o que cuando resucita dice ‘la paz esté con ustedes’, al trabajar en educación para la paz estamos transmitiendo los valores del evangelio. Al fin y al cabo, no creo que ser misionero sea tanto hacerlo de una forma explícita sino anunciar los valores del Reino de forma implícita».

 

De hecho, en su último proyecto educativo, «El tesoro de Pazita» (Pazita es un títere, mujer y afro, para más señas, que se ha convertido en todo un referente), José Antonio se encarga de poner en boca de este personaje los mensajes del papa Francisco, el Magisterio de la Iglesia sobre la violencia, la movilidad humana… «Cuando escuchan el mensaje, dicen: qué bonito, qué bien escribe, padre… «No lo digo yo, lo dice Pazita», respondo. Quizá esto sirva un poco también para eliminar prejuicios, para dar una visión de la Iglesia diferente. Creo que también con nuestra presencia rompemos estereotipos. «¿Por qué haces eso?» Porque es de derecho. Porque esto viene de mi Iglesia, de mi casa, y os lo compartimos. Esto también es Iglesia, Iglesia no es solo la que sale en los escándalos y en las noticias».

Epifanía, una fiesta misionera

por redaccion,

epifania

 

Celebramos este domingo la solemnidad de la Epifanía del Señor, la popular fiesta de Reyes que llena de alegría e ilusión a todos nuestros pequeños. Hoy evocamos aquel acontecimiento, tan singular y significativo, en el que unos magos venidos de Oriente fueron guiados por la estrella hasta Belén para adorar a Jesús recién nacido y ofrecerle como regalo oro, incienso y mirra.

 

Esta fiesta concluye, y podemos decir que consuma, el ciclo de Navidad, porque pone de manifiesto –Epifanía quiere decir manifestación–, el sentido profundo de la Encarnación y del Nacimiento de Jesús: ofrecer el don de la revelación y de la salvación a la humanidad entera, sin ningún tipo de limitaciones y de fronteras. En aquellos tres misteriosos personajes se condensa la esperanza de tantos pueblos y razas por encontrar una palabra reveladora y un don sin condiciones. Aquellos magos, llegados de lejanos lugares de la tierra, se nos presentan como vigilantes y valientes buscadores de Dios. Y sus dones son una respuesta al don que Dios hace de sí mismo a toda la humanidad.

 

La práctica del intercambio de regalos, un acto tan sencillo y profundamente humano, refleja el hondo sentido de la fiesta litúrgica. Los niños lo viven con una ilusión y una ingenuidad especialmente conmovedoras en sus hogares, con sus familias. Pero también los adultos participan de la misma experiencia fundamental: el regalo es un signo del corazón abierto, de la comunicación generosa, del cariño a las personas queridas, del deseo de compartir con los otros la alegría y la felicidad… Con el regalo, de alguna manera, aportamos algo de nosotros mismos. Los cristianos, debemos vivirlo como reflejo de la iniciativa divina de comunicar a la humanidad entera los dones de su gracia y de su misericordia.

 

En la Epifanía del Señor, Jesús se da a conocer, manifestando que viene para todos. La Epifanía despliega así el dinamismo misionero y la apertura a la experiencia del amor incondicional de Dios por el ser humano, la filantropía divina, según la hermosa expresión de los Santos Padres. Por eso la Iglesia celebra hoy la Jornada de los Catequistas Nativos y del Instituto Español de Misiones Extranjeras (el IEME). Este año la Jornada tiene un lema que nos toca muy de cerca: «Iglesia local en misión». Es decir, que la dimensión misionera de la Epifanía debe impulsar el latido vital de cada diócesis; y pienso especialmente en la nuestra, porque Burgos tiene un corazón eminentemente misionero, comprometido con la tarea de tantos misioneros hijos de esta tierra.

 

Los catequistas nativos son los laicos que en numerosas iglesias jóvenes asumen trabajos y funciones esenciales en la vida eclesial, especialmente cuando no hay sacerdotes. Su actividad es más amplia de lo que normalmente hacen los catequistas entre nosotros. A veces se les denomina «delegados de la Palabra» o «líderes de la comunidad». Más allá de la designación concreta, lo importante es que realizan un auténtico «ministerio de la comunidad». Apoyados en una fuerte espiritualidad bautismal y en un profundo sentido de pertenencia eclesial, son los que cuidan la formación de los catecúmenos, los que atienden a los enfermos y necesitados, los que convocan a la asamblea eclesial, los que intervienen en los conflictos, los que anuncian y proclaman la Palabra… Su servicio ha llevado a muchos de ellos hasta el martirio. Por eso son considerados con razón como «creadores de comunidad».

 

Asimismo merece una mención el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), que está a punto de celebrar su primer centenario. La institución surgió para facilitar que el clero diocesano pudiera realizar su vocación misionera ad gentes, llevando el Evangelio de Jesucristo a los pueblos y grupos humanos donde aún no lo conocen. Desde sus orígenes tuvo una relación especial con Burgos. En nuestra ciudad plantó la primera semilla el canónigo de nuestra catedral D. Gerardo Villota, y aquí se instaló el Seminario de Misiones Extranjeras durante unos decenios. Numerosos sacerdotes de nuestra diócesis han realizado (y siguen realizando) su vocación misionera en el IEME. Renovemos pues hoy nuestro apoyo y nuestro reconocimiento a los catequistas nativos y a los sacerdotes del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME).

 

Termino deseándoos un feliz día de reyes en vuestras casas, los niños y los adultos, estrechando entre todos lazos de convivencia y de familia. Que Jesús nos ayude a descubrir que solo Él es el gran regalo, y el único, que puede colmar de verdad todas nuestras esperanzas.