Reconciliaos con Dios

por redaccion,

El arzobispo, confesando en el transcurso de una celebración penitencial.

El arzobispo, confesando en el transcurso de una celebración penitencial.

 

Vamos recorriendo el camino hacia la Pascua y, en la liturgia de este IV domingo de Cuaresma, la 2ª Carta de San Pablo a los fieles de Corinto nos llama a la reconciliación. «Si alguno está en Cristo, dice el Apóstol, es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo. Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y que nos encargó el ministerio de la reconciliación… Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5,17-20). Y en la misma carta insiste: «Os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios… Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación» (2Co 6, 1-2). De hecho, en la visión cristiana de la vida habría que decir que cada momento es favorable y cada día es día de salvación, pero la liturgia de la Iglesia refiere estas palabras de un modo especial al tiempo de Cuaresma. Así se entiende en la llamada que el austero rito de la imposición de la ceniza nos dirige al comienzo de este camino de preparación para la Pascua: «Convertíos y creed en el Evangelio».

 

Reconciliación y penitencia son temas de los que hablamos poco entre nosotros. San Juan Pablo II, en su Exhortación Reconciliación y penitencia (1984), ya tomaba nota de ello y nos quería introducir en su verdadero sentido: «hablar de reconciliación y penitencia es, para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, una invitación a volver a encontrar –traducidas al propio lenguaje– las mismas palabras con las que nuestro Salvador y Maestro Jesucristo quiso inaugurar su predicación: ‘Convertíos y creed en el Evangelio’ (Mc 1,15), esto es, acoged la Buena Nueva del amor, de la adopción como hijos de Dios y, en consecuencia, de la fraternidad» (RP,1).

 

El bautismo fue considerado en las comunidades cristianas nacientes como el lugar principal de la conversión primera y fundamental. Ahora, la llamada a la conversión se nos dirige permanentemente a los bautizados. El gozoso anuncio del Evangelio por parte de Jesús –rostro misericordioso de Dios– va unido a la invitación a la conversión. Jesús nos llama a cambiar el corazón, a hacer un cambio radical en el camino de nuestra vida, para emprender con firmeza el camino del Evangelio. El júbilo del Evangelio sólo puede ser experimentado en la medida en que va transformando a quien lo recibe, a la vez que se deja seducir y atraer por él. Convertirse y creer en el Evangelio no son dos cosas distintas, sino que expresan la misma realidad. Conversión es ir contracorriente, donde la «corriente» es el estilo de vida superficial, incoherente e ilusorio que a menudo nos arrastra, nos domina y nos hace esclavos del mal, o en cualquier caso prisioneros de la mediocridad moral. Con la conversión, en cambio, aspiramos a vivir en serio la vida cristiana, y nos adherimos al Evangelio vivo y personal, que es Jesucristo, Aquél que se nos ha ofrecido como Camino, Verdad y Vida.

 

La Iglesia sigue llamando a la conversión y proclamando la necesidad de la reconciliación con Dios, que consiste en descubrirle como Padre misericordioso, y acogerse a su amor que es paciente, benigno (cf. 1Cor 13,4) y compasivo. Y lo hace mediante el sacramento del perdón, de la penitencia o reconciliación, acontecimiento de gracia por el que cada bautizado puede experimentar de manera singular que la grandeza del perdón de Dios es más fuerte que el pecado y es para quien lo recibe fuente de gozo y de verdadera paz interior.

 

La Cuaresma es un tiempo fuerte de gracia que se nos ofrece como ocasión de revisión y de salvación. Por ello, quiero invitaros a que en estos días nos reconciliemos con Dios, acercándonos al sacramento del perdón y acogiendo agradecidos el amor misericordioso que Él nos regala. Escribe el apóstol Juan: «Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Pero, si confesamos nuestros pecados, Él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia» (1Jn 1, 8-9).

 

Sigamos caminando hacia la Pascua del Señor, acogiendo de corazón las palabras del Papa en su mensaje para esta Cuaresma: «No dejemos transcurrir en vano este tiempo favorable. Pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora sobre toda la creación».

«La Iglesia actual necesita un impulso para adaptarse a los nuevos tiempos»

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FRANCISCO CABRERIZO 2

 

Francisco Cabrerizo de León nació en Tudela (Navarra) en 1960. Desde 1992 vive en Burgos con su esposa y sus tres hijas. Es analista químico de profesión y pertenece a la parroquia de la Inmaculada, donde colabora en lo que le piden. También ha participado como miembro de la Iniciación de la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y desarrolla actividades en diversas asociaciones, como la Plataforma para el Desarrollo de Burgos, de la que es portavoz, Asociación Heras de Gamonal, en la que ejerce como secretario, y es miembro de la Plataforma por la Sanidad Pública de Burgos y de la Asociación Saltando Charcos. Además, es delegado de Comisiones Obreras en la empresa en la que trabaja.

 

A la vista de sus numerosas actividades, no hay duda de que es un ejemplo de cristiano activo dentro del asociacionismo. «Es parte de mis convicciones que el cristiano debe estar implicado en la sociedad en la que vive y participar de sus problemas y colaborar en las soluciones», sostiene. «El cristianismo no puede convertirse en un mero cumplimiento de normas, porque Jesús nos enseñó que debemos amar al prójimo como a nosotros mismos y eso implica ponerse al lado de quienes nos necesitan. El cristiano debe vivir su vida junto a quienes le rodean, formando parte activa de la sociedad en la que vive. No podemos ser cristianos desde el individualismo, porque entonces no podemos quejarnos cuando hablamos de una sociedad egoísta en la que solo cuenta uno mismo».

 

En ese compromiso, asegura, es imposible prescindir de la política, «porque la política interactúa en nuestra manera de vivir», argumenta. «Hablo de la política en general, en la que se deciden aspectos tan importantes como un salario digno, el acceso a la vivienda y los derechos de la gente y el bienestar social, de esa política no se puede prescindir, aunque eso no quiere decir que haya que pertenecer a algún partido político, porque es posible implicarse en la política sin estar necesariamente en algún partido».

 

Francisco tiene claro que el compromiso del cristiano debe estar en la defensa de los intereses de los ciudadanos «y especialmente de los más débiles, de quienes menos tienen. No es nada nuevo, el Evangelio nos pide estar al lado de los pobres, y además el cristiano cuenta con la Doctrina Social de la Iglesia, de la que se habla poco, pero que es muy importante y nos demuestra que es compatible la implicación política, incluso desde los partidos, con la fe que profesamos los cristianos».

 

Perder el miedo

 

Reconoce que, aunque se han dado algunos pasos para facilitar ese compromiso de los cristianos con la política, aún falta mucho: «El principal problema que tiene la Iglesia actual es que no ha sabido conectar con los jóvenes y con sectores amplios de la sociedad y eso es muy grave. Existe un desarraigo social de la Iglesia provocado en parte porque la sociedad se ha ido alejando de Dios y la Iglesia no ha puesto en valor su Doctrina Social, que no excluye a nadie, porque Jesús jamás excluyó a nadie. Es necesario un acercamiento a la realidad social y a los no creyentes, a la sociedad en general y especialmente a los jóvenes. Eso implica en muchos casos perder el miedo».

 

A esto añade que existe «un miedo muy particular, que parte de los propios cristianos, a reconocer que lo son. Hay muchos cristianos en los distintos ámbitos de la sociedad que están haciendo una gran labor y cuyo esfuerzo es reconocido por todos, pero existe un cierto temor en ellos a decir que son cristianos, porque se ha vinculado a la Iglesia con ideas conservadoras, a veces retrógradas, y no beneficia a la imagen de nadie decir que es cristiano. Esa es una realidad muy triste, porque el cristiano tiene que comenzar a reconocerse como tal y no esconder su condición de creyente. Particularmente me esfuerzo por decir allí donde estoy que soy cristiano y reconocer que asociaciones de vecinos como Eras de Gamonal nacieron de una reunión en la parroquia. No tenemos que avergonzarnos de nada y destacar que la Iglesia y los cristianos estamos ahí».

 

La Iglesia debe emprender un proceso de renovación que suponga un acercamiento a toda la sociedad y a la gente no creyente, una iglesia de puertas abiertas y de brazos extendidos, capaz de acoger a todos sin excluir a nadie.

 

Este cristiano comprometido con la realidad social considera que la Iglesia necesita un impulso importante desde dentro, «y yo diría que es fundamental que venga desde las altas esferas, un impulso como el que supuso el Concilio Vaticano II, que no ha terminado de desarrollarse todavía y que fue una gran esperanza para toda la Iglesia. La Iglesia debe emprender un proceso de renovación que suponga un acercamiento a toda la sociedad y a la gente no creyente, una iglesia de puertas abiertas y de brazos extendidos, capaz de acoger a todos sin excluir a nadie. Y esto no supone en absoluto cambiar aspectos doctrinales que son la base de nuestra fe, sino adaptarse a los nuevos tiempos y aportar luz en el camino a muchas personas que han prescindido de Dios en sus vidas y a las que debemos llegar desde el respeto a todas las opiniones y maneras de entender la vida, porque Dios no excluye a nadie».

 

«La parroquia es parte muy importante, pero el impulso que necesita la Iglesia va mucho más allá de las parroquias», advierte, «afecta a toda la Iglesia y el Papa se está esforzando en marcar una nueva imagen de la Iglesia, alejada de la que muchas personas tienen, de cercanía con el poder, y próxima a la que necesita nuestro mundo y reclaman las nuevas generaciones, al lado de quienes viven la pobreza, la guerra y han tenido que abandonar su país».

 

En cuanto a si el cristiano debe o no integrarse en partidos políticos, opina que «el cristiano sí debe implicarse en la política, pero no la Iglesia, que creo que debe mantener su independencia». Además, dice, «el cristiano debe ser muy cauto en los partidos políticos, porque su objetivo es obtener votos, ganar elecciones, y no les importa muchas veces cambiar su programa político con tal de ganar votos. Por supuesto, el cristiano debe valorar mucho en qué partido está y a quién otorga su voto. Es fundamental que existan unos valores de integración social, aceptación de las personas vengan de donde vengan, y el respeto profundo a los valores religiosos y morales», concluye.

Bridgestone dona 180.000 euros al VIII Centenario de la Catedral

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La Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 y Bridgestone Hispania Manufacturing S.L., han firmado esa mañana un acuerdo de donación por el que el fabricante de neumáticos participará en la conmemoración de los ochocientos años de la seo burgalesa. La aportación de la multinacional será de 60.000 anuales durante los años 2019, 2020 y 2021. Además, Bridgestone formará parte de la Junta de Protectores de la Fundación.

 

Al acto, celebrado en la capilla de los Condestables de la Catedral, han asistido el vicepresidente de Manufacturing de Bridgestone EMEA, Adolfo Llorens, el director de la planta que la multinacional tiene en Burgos desde hace más de medio siglo, Fernando del Cerro, y en representación de la Fundación VIII Centenario de la Catedral, el vicepresidente ejecutivo, Antonio Miguel Méndez Pozo, el presidente del Cabildo, Pablo González Cámara, el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, y el presidente de la Diputación Provincial, César Rico.

 

En su intervención, el presidente del Cabildo Metropolitano ha recordado las recientes palabras del presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, en la inauguración de la exposición «Burgos, tierra de orígenes», en cuanto que «las catedrales son autopistas hacia el cielo», y en ese sentido, la Fundación, como vehículo para articular la conmemoración del VIII Centenario de la Catedral, contará, gracias al compromiso contraído hoy por Bridgestone, «con unas ruedas ligeras y seguras para caminar en esta autopista hacia el cielo». Al mismo símil ha recurrido el director de la planta en Burgos, quien tras asegurar que comparten el orgullo de participar en este acontecimiento todos los empleados de la planta en Burgos, ha asegurado que la empresa intentará que todas las actividades que se desarrollen con motivo de la efeméride «vayan sobre ruedas». Por su parte, Llorens ha anunciado el compromiso de difundir los eventos que se celebren a través de los órganos de comunicación interna de la compañía.

 

Tanto el alcalde de la ciudad como el vicepresidente ejecutivo de la Fundación han subrayado el compromiso que la empresa ha mantenido con Burgos y con los burgaleses como generadora de empleo y motor económico, compromiso que hoy se ratifica con su implicación en el proyecto del VIII Centenario de la Seo.

Cope Burgos: «Medio siglo y una década» informando con rigor a los burgaleses

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«Sesenta años. Medio siglo y una década». Es la edad que cumple Cope Burgos, un cumpleaños especial al que ha querido sumarse el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, que esta mañana ha acudido a los estudios para bendecir una imagen de Santa María La Mayor y que presidirá desde hoy las instalaciones de la emisora. El arzobispo, que ha sido recibido por el director de cadena en Burgos, Fidel López, y arropado por trabajadores del medio, ha estado acompañado por el alcalde de la ciudad, Javier Lacalle, y el delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Baudilio Fernández Mardomingo.

 

El pastor de la Iglesia burgalesa ha querido tener un «recuerdo agradecido» con «quienes iniciaron la tarea de la Cadena Cope en Burgos», así como a quienes, a lo largo de estos sesenta años «han hecho y hacen posible día a día su labor» y a los «miles, incluso millones de oyentes», que a lo largo de seis décadas han sintonizado su dial.

 

Para el arzobispo, Cope «sigue siendo un medio de comunicación con consistencia» que «sigue haciendo el bien que una emisora puede hacer: informar y ayudar a innumerables personas que cada día se benefician de sus contenidos». Al mismo tiempo, y como representante en la diócesis del accionista mayoritario de la cadena, la Conferencia Episcopal, don Fidel ha manifestado su deseo de que «Cope siga avanzando, creciendo y consolidándose» como un medio de comunicación de referencia «y siga haciendo el bien a la sociedad» junto con el resto de medios locales.

 

Información cercana

 

Tras la visita a las instalaciones de Cope, el arzobispo ha visitado la muestra conmemorativa que, ubicada en el espacio expositivo de la Fundación Caja Círculo de la plaza de España, exhibe parte de los sesenta años de historia de la emisora.

 

Una exposición que podrá verse hasta el próximo 2 de abril y que da cuenta del trabajo realizado por este medio de comunicación, que se afana cada día en informar a los burgaleses de la actualidad social, cultural y política de la ciudad y provincia. Además, es el único medio de comunicación generalista de la provincia que se esfuerza por informar sobre la actualidad sociorreligiosa a través de sus programas semanales de «El Espejo» e «Iglesia Noticia».