La parroquia de San Pablo inicia la celebración de su 50 aniversario

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La parroquia de San Pablo inició el pasado jueves la conmemoración de sus bodas de oro, y lo hizo con una eucaristía que comenzó con la lectura del decreto que hace 50 años firmó don Segundo García de Sierra y Méndez, arzobispo de Burgos, para erigir la incipiente parroquia dedicada a San Pablo apóstol. Tras la misa, una proyección de fotografías sirvió para que los asistentes recordaran tantos buenos momentos vividos, tanto en el colegio de las Hijas de Jesús, Blanca de Castilla, donde la parroquia dio sus primeros pasos, como en el complejo parroquial del que se disfruta en la actualidad.

 

Al día siguiente, el viernes 26, el arzobispo, don Fidel Herraéz Vegas, presidió la eucaristía, en la que confirmó a 17 adolescentes. En dicha celebración, el pastor de la diócesis alentó a vivir la comunión, «pues sólo así es posible percibir al resucitado», participar de la fracción del pan, «como Jesús les invita a los apóstoles al pan y al pescado –símbolo este último de la fe–» y a continuar siendo fermento en el barrio, como lo han sido el resto de fieles asistentes a la celebración.

 

Tras estas dos eucaristías, se sucederán diversas actividades hasta el próximo 25 de enero, la Conversión de San Pablo, fiesta de la parroquia. Diferentes encuentros, alguna exposición, renovación de la puerta parroquial, celebración con sacerdotes, religiosas/os y laicos comprometidos que han pasado por la parroquia o cuya vocación ha surgido allí y excursiones figuran entre las actividades programadas para ayudar a esta parroquia a seguir creciendo como hogar y comunidad, mirar a su barrio y al mundo y ponerse en marcha, como reza su lema anual, hacia niños, jóvenes, familias y mayores que habitan en torno a ella.

El arzobispo comienza su visita a la unidad de atención pastoral de Medina de Pomar

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El arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, se desplazó durante el pasado fin de semana hasta el norte de la provincia para proseguir su visita pastoral a la diócesis, esta vez conociendo algunas de las comunidades parroquiales que componen la unidad de atención pastoral de Medina de Pomar. Durante la jornada del sábado, el pastor de la Iglesia en Burgos mantuvo contacto directo con los fieles de las localidades de Miñón, Rosío, Castrobarto, Santurde, Villacomparada y Torres de Medina. Además, en Medina de Pomar mantuvo encuentros con el Consejo de Pastoral y Economía y con los grupos de parroquia. El mensaje común que el arzobispo trasladó a los fieles fue el de «servir a Dios haciendo felices a los demás».

 

En cada de las comunidades parroquiales, los vecinos congregados mantuvieron un momento de oración seguido de la intervención de varios portavoces, que trasladaron al arzobispo la alegría por su presencia y le informaron sobre las tradiciones de sus respectivas poblaciones, el estado físico de sus respectivas iglesias y algunas de sus preocupaciones, como la despoblación de la zona rural, la merma de sacerdotes para atender los pueblos y las dificultades para vivir su ser cristianos en una sociedad donde se valora poco lo religioso.

 

Don Fidel, por su parte, explicó a los fieles el motivo de su presencia, el sentido de la visita pastoral y su deseo de conocer de primera mano a los fieles y sus iglesias. Con el propósito de dar continuidad al culto, les propuso la celebración de la Palabra animada por algún laico y felicitó a las personas encargadas del mantenimiento de los templos y correspondió a cuantas consultas le transmitieron. También pidió a las familias que animaran a los jóvenes para el sacerdocio. En su despedida tuvo un recuerdo hacia los difuntos, que para él, dieron vida a los pueblos visitados.

 

«Pueblo de Dios en camino»

 

A través de los encuentros con el consejo pastoral y con los grupos, mantenidos en la Fundación Juan del Campo de Medina de Pomar, el arzobispo conoció de primera mano las actividades y objetivos que tratan de hacer que la comunidad cristiana camine como iglesia misionera en la comunión, la formación, la celebración y el compromiso. Felicitó a ambos consejos y les animó a seguir avanzando, señalando que «son Pueblo de Dios en Camino» e invitó a «poner la economía al servicio de la Buena Noticia».

 

La visita pastoral a los pueblos de la comarca continuará los próximos días 3 y 5 de mayo.

El Evangelio del trabajo

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trabajo decente

 

El próximo miércoles, 1 de mayo, celebramos el Día del Trabajo, fiesta que la Iglesia ha puesto bajo la advocación de San José. San José Obrero, San José Artesano, un hombre del pueblo, un trabajador como tantos otros en un lugar de Israel. En ese ambiente nació y fue educado Jesús. Conocido como «el hijo del carpintero» (Mt 13,55), compartió desde su infancia las dificultades y las expectativas de la gente humilde y sencilla, de quienes sólo gracias al esfuerzo de su trabajo podían sobrevivir.

 

En otras ocasiones os he hablado de cuestiones relacionadas con el mundo laboral, de los problemas que deben afrontar los trabajadores, especialmente en tiempos de crisis. La Doctrina Social de la Iglesia nos ha servido siempre de guía y de criterio para defender los derechos y la dignidad de quienes viven de su salario, amenazado muchas veces por causas diversas, particularmente cuando los poderes económicos buscan ante todo su propio beneficio.

 

En esta ocasión deseo ofreceros una sencilla reflexión sobre lo que san Juan Pablo II denominaba «el evangelio del trabajo», doctrina expuesta especialmente en su Encíclica Laborem Exercens (1981), que trata de la concepción del hombre y del trabajo, llegando al corazón mismo del trabajo humano. La Encíclica, en coherencia con la doctrina de la Iglesia, desarrolla el sentido, la nobleza y la dignidad del trabajo. Aunque en ocasiones sea duro y pueda provocar fatiga y cansancio, el trabajo es realmente un evangelio, una buena noticia: por su dimensión divina, por ser una realidad profundamente humana, porque hace posible una vida más plena tanto a nivel personal como colectivo. «Con su trabajo, comienza diciendo la Encíclica, el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo progreso de las ciencias y la técnica, y sobre todo a la incesante elevación cultural y moral de la sociedad en la que vive en comunidad con sus hermanos» (LE,1).

 

El trabajo forma parte del proyecto de Dios para la humanidad que se inició con la creación. Adán (es decir, la familia humana) ha sido creado a imagen de Dios, y le ha encargado el cuidado de la creación. De este modo el ser humano es colaborador de Dios, es co-creador como dicen algunos teólogos. Gracias a ello podemos admirar las obras magníficas que la familia humana ha ido produciendo a lo largo del tiempo y de la historia: el desarrollo de la agricultura y la ganadería, avances científicos y producciones artísticas sublimes, el progreso industrial o las maravillas de las nuevas tecnologías… Con su trabajo las sucesivas generaciones han contribuido a la dignificación, a la felicidad y al bienestar de la humanidad.

 

La experiencia del trabajador fue asumida por el mismo Hijo de Dios encarnado, porque, como nos dice el Concilio Vaticano II, «trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre» (GS 22). De este modo el trabajo alcanza una dignidad insuperable, que cada uno de nosotros debe asumir con responsabilidad.

 

El trabajo es, además, una característica singular de los seres humanos, algo que nos diferencia de los animales y nos constituye como personas. La actividad humana puede ser vivida como vocación, pues contribuye a la realización de nuestro ser más profundo y auténtico. Por eso el trabajo, un trabajo digno y humano, es un derecho fundamental, que nunca puede ser reducido a mercancía. La persona del trabajador está siempre por encima del capital y de los egoístas intereses económicos.

 

El trabajo encierra también una dimensión social, pues se realiza en favor de los otros y con los otros, pudiendo poner las capacidades de cada uno al servicio de los demás. El objetivo es que la existencia humana sea más lograda y haga posible la felicidad de todos. Pero ello solo se conseguirá cuando las relaciones laborales estén regidas por la justicia y la solidaridad.

 

Pido hoy a San José que nos ayude a vivir «el evangelio del trabajo», su sentido profundo y la mayor conciencia de que el trabajo humano, aun en los quehaceres más sencillos, es una participación en la obra del Creador, que contribuye al bien de las personas y de la sociedad y que ayuda de modo personal a que se cumplan los designios de Dios en la historia de la humanidad.

Iglesia por el trabajo decente urge priorizar a la persona frente a la precariedad laboral

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Dia del Trabajo 2

 

Las organizaciones que integran la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente (en nuestra diócesis Cáritas, Confer, HOAC, Justicia y Paz, JOC, Acción Católica General y Pastoral Obrera) han unido un año más sus fuerzas ante el próximo 1 de Mayo, Día del Trabajo y fiesta de San José Obrero, para reivindicar «la urgente necesidad de poner fin a la lacra de la precariedad laboral que caracteriza el actual sistema de relaciones laborales y que lesiona los derechos de las personas trabajadoras y de sus familias».

 

Con un manifiesto que lleva por lema «Priorizando a las personas descartamos la indecente precariedad», las organizaciones subrayan la importancia del «trabajo decente como elemento imprescindible para la justicia social y la cohesión de toda la humanidad».

 

«La indecente precariedad del trabajo está afectando duramente a la juventud hundida en una pobreza crónica que les imposibilita un proyecto de vida; a familias cuyas necesidades básicas quedan sin asegurar o sin cubrir, como son el techo, luz, comida, ropa o medicamentos; y a personas mayores que sufren una vejez sin calidad a causa de unas pensiones indignas. Se trata de situaciones provocadas por un sistema capitalista injusto que sitúa el trabajo no como fuente de vida y dignidad, sino como recurso al servicio imperioso del capital a costa de la precariedad latente de las personas trabajadoras y de la exclusión de todos a los que el papa Francisco define como “descartados”», sostienen.

 

Indecente precariedad

 

Por todo ello, reclaman, en primer lugar, «que se sitúe a la persona en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo, a fin de abordar la indecente precariedad que descarta a millones de personas al acceso “a un trabajo decente y no de cualquier modo”, en palabras del papa Francisco, y de facilitar el diálogo social entre los gobiernos y las organizaciones de trabajadores y trabajadoras, empresariado y agentes sociales».

 

Igualmente, reivindican que se haga efectivo por parte de los poderes públicos el derecho a un trabajo digno para todas las personas y que se reconozca social y jurídicamente el trabajo de cuidados, lo que exigiría un planteamiento nuevo de políticas sociales, de género y educativas que facilite una prestación de los cuidados compartida por hombres y mujeres. Asimismo, instan a que el trabajo se desarrolle en unas condiciones que garanticen la integridad física y psíquica de la persona y su protección social.

 

Vigilia y gesto público

 

Con motivo de la celebración del Día del Trabajo, la delegación de Pastoral Obrera ha convocado para el martes, día 30, un gesto público que tendrá lugar a las 20:00 h. en el parque Santiago de Gamonal. Seguidamente, en torno a las 20:30, la parroquia de San Pablo acogerá una vigilia de oración.

 

Por su parte, la asociación Promoción Solidaria también ha organizado algunos actos. El lunes, a las 19:30 h., se proyectará en el salón de actos del Centro Cívico San Agustín el cortometraje ¿Decre qué?. Para el miércoles llaman a participar en una eucaristía, a las 10:00 h., en la parroquia de San Pedro y San Felices, y a las 13:00 h., en un acto reivindicativo en el Paseo del Espolón con estatuas humanas, al que han llamado «Museo del reparto».

 

También la comisión arciprestal de Pastoral Obrera del arciprestazgo de Aranda se une a la celebración del Día del Trabajo con una eucaristía que se celebrará el miércoles, a las 12:00 h., en la parroquia de Santo Domingo. Al finalizar la misa se repartirá el comunicado elaborado por la plataforma Iglesia por el Trabajo Decente.

 

Leer manifiesto completo

Cáritas Burgos recauda 22.865 euros para Mozambique

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Mozambique

 

 

Un mes después de que activara su campaña de ayuda humanitaria a Monzambique, Cáritas Burgos ha recaudado 22.865 euros, de los cuales 10.292 euros son donaciones de particulares y comunidades religiosas y 12.573 proceden de colectas en diferentes parroquias de la diócesis. Dicha contribución se destinará a Cáritas Mozambique para el Plan de Respuesta a las personas damnificadas y que prevé garantizar ayuda básica de emergencia a 27.500 personas (unos 5.500 hogares) durante los tres próximos meses en Beira, Quelimane y Chimoio.

 

Las necesidades más urgentes a las que la red Cáritas va a dar respuesta de forma prioritaria dentro de este plan de emergencia son: suministro de agua potable y alimentos, distribución de material de refugio y ropa de abrigo y garantizar unas condiciones de saneamiento e higiene básicas. De esta manera se pretende prevenir algunos de los mayores riesgos sanitarios a los que se enfrenta la población de las zona siniestradas, como son los brotes de cólera, malaria y disentería.

 

Desde octubre de 2018 a marzo del presente año, las provincias del centro y norte del país africano fueron azotadas por lluvias torrenciales y vientos huracanados. La situación se vio agravada por el paso de una depresión tropical los pasados 14 y 15 de marzo a lo largo del canal de Mozambique. Las fuertes lluvias y los vientos de hasta 220 km/hora arrasaron amplias zonas del país, destruyendo infraestructuras y comunicaciones e inundando poblaciones enteras dejando como resultado, según datos aportados por la ONU, 1.850.000 personas afectadas, 109.000 personas desplazadas, 36.747 viviendas destruidas y 500.000 hectáreas de terreno anegadas.

 

Cáritas quiere agradecer sinceramente la solidaridad de los burgaleses y recuerda que mantiene activa la campaña para que aquellos que lo deseen pueda hacer sus aportaciones en las cuentas de Cáritas Diocesana de Burgos, haciendo constar el concepto «Cáritas con Mozambique»:

 

  • Fiare Banca Ética: ES38 1550 0001 28   0001579721
  • La Caixa: ES87 2100 0097 37 2200203772
  • Ibercaja: ES15 2085 4801 20 0330341736