La Asamblea diocesana y la preparación del Año Jubilar marcan las prioridades pastorales para este curso

por redaccion,

abrazo catedral_11

 

El inicio de la Asamblea diocesana y la preparación del Año Jubilar con motivo del VIII Centenario de la Catedral marcan las prioridades pastorales para el curso 2019-2020, en el cuarto año de vigencia del Plan Diocesano de Pastoral «Discípulos misioneros». Y es que la Asamblea no puede considerarse una actividad más, sino el ejercicio de comunión y corresponsabilidad que debe centrar e incorporar el resto de las actividades pastorales. Por esa razón, su puesta en marcha es la primera de las prioridades para el curso, procurando una buena sensibilización en una primera etapa (de septiembre a diciembre) aprovechando momentos importantes como la IV Jornada de diocesana de Formación, que tendrá lugar el 27 de septiembre, y el XII Encuentro Pastoral Diocesano, el 9 de noviembre. Entre enero y junio, se pondrá el acento en la creación de los grupos de asamblea y en complementar las reflexiones de los grupos con diversas actividades y celebraciones animadas por los arciprestazgos y delegaciones.

 

También la celebración del VIII Centenario de la Catedral va a ser determinante en los próximos meses. Junto con la preparación del Año Jubilar (formación de voluntariado, acogida a peregrinos, celebraciones jubilares, materiales pedagógicos y litúrgicos), se continuará con la puesta en práctica del Plan pastoral elaborado con motivo de dicha efeméride y desarrollar las acciones previstas para este año bajo el lema «Convocados. Jesús te invita».

 

La tercera de las prioridades es continuar avanzando en los procesos de iniciación y madurez en la fe. Así, se proponen acciones para continuar la animación y articulación diocesana de grupos parroquiales de formación y vida y la puesta en marcha del Plan diocesano de Pastoral Juvenil 2019-2022. Por último, también se pretende consolidar el proceso de reorganización diocesana, avanzando en el contenido y la operatividad de los arciprestazgos y de las unidades pastorales, y continuar la mentalización y puesta en práctica de las actuaciones previstas para una mejor celebración del domingo en las diversas comunidades cristianas.

Inician su andadura los nuevos arciprestazgos de San Juan de Ortega y Santo Domingo de Guzmán

por redaccion,

San Juan de Ortega

 

Los dos nuevos arciprestazgos de nuestra diócesis, San Juan de Ortega y Santo Domingo de Guzmán, que ya existen oficialmente desde el pasado 1 de septiembre, han iniciado su andadura esta semana con la celebración de sus primeras reuniones. Así, el Seminario de San José acogía ayer el encuentro de una treintena de sacerdotes (prácticamente la totalidad de los convocados) de las parroquias del cinturón de la ciudad, antes repartidas entre los arciprestazgos de San Juan de Ortega y Ubierna-Urbel. En el caso del arciprestazgo en el que se fusionan los de la Ribera (Aranda, Roa y Santo Domingo de Guzmán), la reunión, en la que participaron también prácticamente todos los sacerdotes de la zona, se celebró el martes en el monasterio de Benedictinas de Aranda de Duero.

 

En ambas citas se formalizó la elección de arciprestes, que ya han sido ratificados por el arzobispo: Eduardo Miguel Cámara Navarro, que hasta este momento era arcipreste de Ubierna-Urbel, estará al frente del arciprestazgo de San Juan de Ortega, mientras que Antonio Moral Nebreda, que lo era del de Aranda, ha sido elegido para el de la zona sur. Además, en esta primera toma de contacto se presentó la próxima Asamblea Diocesana y se abordaron las implicaciones para los arciprestazgos y para las parroquias. Igualmente se dialogó sobre la dinámica que se seguirá para empezar a caminar con esta nueva estructura territorial: propuestas acerca de las reuniones de sacerdotes, constitución de los consejos arciprestales, cuyos estatutos ya están aprobados, comisiones arciprestales existentes y convenientes y programación del curso, entre otras cuestiones.

 

El nuevo arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán consta de cinco unidades pastorales urbanas (Santa Catalina, Santa María, Vera Cruz, Santo Domingo y San José junto con San Pedro Regalado), otras tres rurales con posible conexión a varias parroquias de Aranda en un futuro (Fuentespina, Caleruega y Gumiel de Izán) y otras tres rurales sin referencia directa a la capital ribereña (Peñaranda de Duero, Torresandino y Roa de Duero). En cuanto al nuevo arciprestazgo de San Juan de Ortega, lo componen 12 unidades pastorales: Villalbilla-Tardajos, Buniel-Cavia-Estépar, Villagonzalo-Arcos, Sarracín-Cogollos, Cardeña, Juarros-Arlanzón, Encuentro de Caminos, Los Balbases-Pampliega, La Cuadra, Ubierna, Mercedes-La Vega y Sedano.

Imagen del mes de septiembre: El nacimiento de la Virgen María

por redaccion,

<
>

 

El retablo inmaculista de la Capilla de Santa Ana de la Catedral de Burgos es una de las obras cumbres de la escultura tardogótica europea. El abrazo jubiloso de Ana y Joaquín ante la Puerta Dorada de Jerusalem, en el centro del retablo, es un símbolo de la Concepción inmaculada de María. Por otra parte, sólo Ana está nimbada y en el relieve del nacimiento de la Niña, Joaquín no aparece. Realizado por Gil de Siloé en los años 1483-1486, es el primer gran retablo totalmente escultórico castellano. El policromador del conjunto fue su habitual colaborador Diego de la Cruz. El obispo Luis de Acuña fue el comitente que encargó este retablo para su capilla funeraria.

 

Obedeciendo las indicaciones angélicas, Joaquín y Ana se reencuentran ante la Puerta Dorada de Jerusalem, escena que se halla en el centro del retablo. Después, llega el tiempo del nacimiento de la Niña. Es un acontecimiento con abundante representación en el arte. Isabel de Villena relata este hecho en su Vita Christi. Se trata de un nacimiento importante, en el que puede estar Joaquín, generalmente en un lugar apartado como suele suceder con José en el nacimiento del Señor, o no aparecer. La importancia se concentra en Ana, lo cual expresa veladamente la falta de participación de Joaquín en el nacimiento de María.

 

Estamos ante una obra maestra de Gil de Siloé, una de las más singulares por los procedimientos utilizados. El escenario parece más propio de una pintura que de un relieve. Para el grupo de las seis escenas que aparecen en este retablo, entre ellas la que estamos contemplando, debió tomar como modelos pinturas contemporáneas, sobre todo flamencas. En principio puede considerarse que es una obra deudora de la pintura. Para conseguir la fuerza de la profundidad, el artista hace que la parte más saliente avance como si fueran las caras de un diedro; de esta forma el dosel que cobija la cama resalta porque es real, las cortinas cuelgan. Ana está real y no ficticiamente, bajo el dosel.

 

En la escena hay siete mujeres exclusivamente. La mayor densidad de las figuras se concentra en la parte derecha donde dos mujeres atienden a Ana, aunque no parece que necesite ayuda, ya que está leyendo tranquilamente recostada en el lecho. Se trata de una actitud infrecuente en las mujeres de aquella época, pero quizás se pretende resaltar la fama de mujer sabia que posteriormente enseña a leer a su hija. Esta actitud de madre y maestra de María crea un modelo iconográfico nuevo, en el que Ana lleva en su regazo o sostiene en sus brazos a su hija, mientras le muestra un libro abierto, indicando con su dedo que le está enseñando a leer. Sólo Ana y María están nimbadas.

 

De estas dos mujeres que asisten a Ana, la de la izquierda ha perdido las manos y ahora sostiene una bandeja que no es la original, quizás la original fuese algo similar. Va vestida con lujo y con un tocado de origen morisco. La que extiende la mano con un plato lleva en la cabeza una cofia de trenzado.

 

Una cofia similar también la utiliza la muchacha arrodillada en primer término. Su compañera lleva la toca que corresponde más comúnmente a una mujer de cierta edad. Estas dos mujeres sostienen en sus brazos el cuerpo desnudo de la recién nacida y parece que van a cubrirlo con el paño blanco. Bajo ellas se encuentra una especie de brasero. En otras obras, como el Misal Rico de Cisneros, se ve a una mujer que seca o calienta un paño también blanco al calor de unos carbones encendidos, que están esperando Ana y la otra sirvienta para envolver a María.

 

La fiesta de la Natividad de María tuvo su origen en Oriente, y su génesis se remonta al siglo V: la dedicación en Jerusalem, de una basílica en el lugar en donde se supone que nació la Virgen, hoy basílica de Santa Ana. Coincide esta celebración con el principio del año litúrgico bizantino y está considerada como la raíz de todas las fiestas, ya que con el nacimiento de la Virgen comienza a cumplirse la historia de salvación. El número ocho simboliza el renacimiento por el Bautismo, la Resurrección. Ocho son asimismo los lados de la pila bautismal y octogonal es la planta de los baptisterios. El número ocho representa lo intermedio entre la materia y el espíritu: es el número de los ángeles.

 

Descargar documento

2019 09 04 miércoles: Resumen de Prensa

por redaccion,

Sucesos

 

 

Las Edades del Hombre

 

 

Burgos

 

 

Sociedad

 

Aranda se prepara para homenajear a la Virgen de las Viñas

por redaccion,

Aranda_de_Duero_-_Santuario_de_la_Virgen_de_las_Viñas_23.jpg

 

Aranda de Duero se prepara para celebrar la fiesta de su patrona, Nuestra Señora de las Viñas, con una novena que se desarrollará desde mañana, jueves, hasta el día 13, en la ermita, todas las mañanas, a las 8:00 y a las 9:00 h (misa y novena), a las 19:00 h (rosario y novena) y a las 20:00 h (misa y novena). El domingo día 8 y el viernes 13, después de las novenas, se podrá besar el manto de la Virgen. Ya el sábado 14 se celebrarán dos eucaristías, una a las 8:30 h. y otra a las 20:15 h, esta última seguida del canto de la Salve Popular.

 

La fiesta principal se celebrará el día 15, con una misa a las 11:00 h, presidida por el cardenal Aquilino Bocos Merino y en la que la parte litúrgica musical correrá a cargo del Orfeón Corazón de María. Tras la eucaristía, saldrá la procesión con la imagen de la Virgen. Además, el lunes 16, a las 12:00 del mediodía, tendrá lugar una celebración eucarística en sufragio de los cofrades fallecidos en el transcurso del último año.

 

Según una antigua tradición, en el siglo XII se encontró en el monte Costaján una imagen de la Virgen procedente del monasterio de Santa María de Lara que había sido escondida para protegerla de las incursiones árabes. La leyenda asegura que la Virgen se apareció a un labrador para decirle dónde habían escondido dicha imagen y señalarle el lugar donde debía construirse una ermita. Ante la prueba de los racimos de uvas maduras que mostró el labrador a las autoridades, fue exhumada la imagen y se le comenzó a dar culto en una pequeña ermita levantada, se cree, en el lugar de la aparición. Se desconoce a ciencia cierta si el nombre de Virgen de las Viñas ya lo tenía la imagen cuando se la veneraba en el monasterio de la Peña de Lara, según mantienen algunos historiadores, o se la rebautizó popularmente por haberse aparecido en una viña.

 

Posiblemente la imagen original (que debía de ser de los siglos VII u VIII), se deterioró con el paso del tiempo y, por este motivo, se realizó una nueva que recordaba a la anterior, aunque siguiendo la estética del momento. La que se venera en la actualidad es una talla policromada de aproximadamente el siglo XIV. A sus pies se sitúa la figura de un niño, conocida como «El Mediquín», que rememora uno de los milagros de la Virgen: cuenta la tradición que en época de la peste que asoló la ciudad, Nuestra Señora de las Viñas hizo aparecer a un médico que curó a los enfermos.