Con una oración en la capilla de la Casa de la Iglesia presidida por el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, concluía ayer la celebración de la III Semana del Cofrade que, del 25 al 28 de noviembre, ha tenido como eje transversal la Asamblea Diocesana, haciendo una llamada a miembros de hermandades y cofradías de la provincia a participar en el proceso sinodal puesto en marcha. Organizada por la delegación diocesana de Religiosidad Popular y Cofradías, a lo largo de la semana varias conferencias han abordado los tres bloques sobre los que se estructurará la Asamblea.
La primera de las ponencias –«La alegría de creer hoy»– contó con la participación de Eloy Bueno. En su alocución, el profesor de Teología animó a los cofrades a participar en la Asamblea, pues, dijo, «hay que caminar todos juntos como comunidad cristiana diocesana, en sinodalidad, que implica reconocer que el otro tiene algo que yo no tengo». Así, «si adoptamos una actitud de escucha, de descubrir lo que el otro tiene, conseguiremos poner en común lo que puede servir mejor a la misión de la Iglesia. En una diócesis hay cofrades, catequistas, padres de familia…, situaciones y circunstancias distintas… Lo bueno es que todos nos escuchemos para ponerlo en común, y de este modo poder caminar en el cumplimiento de la misión”.
Por su parte, el secretario general de Cáritas diocesana, Ignacio Ruiz, invitó a los cofrades a «vivir con gozo, como Iglesia, reflexionando sobre el mundo que nos toca vivir hoy, nos guste más o menos». En su alocución –titulada «El gozo de vivir como Iglesia»– este padre de familia y catequista planteó cómo el proceso sinodal puede servir para «afrontar el cambio de época» en el que estamos inmersos, asegurando que «nuestra respuesta debe fundamentarse en la confianza en Dios». «o tenemos fe en Dios o nuestra respuesta no será creyente», sentenció.
Por último, el decano de la Facultad de Teología, José Luis Cabria, reflexionó sobre «El júbilo de compartir la fe», trasladando a los cofrades la idea de que su misión está en «compartir la alegría de la fe en la sociedad en que vivimos». Cabria invitó a estar «cerca de las personas, al estilo del Maestro, que se hizo cercano de todos». «La Iglesia, nosotros, –dijo– estamos al servicio del Reino, por eso“nos tenemos que sentir llamados a humanizar nuestro mundo, y hacerlo con alegría, es decir, con optimismo, evitando antisignos y poniendo en práctica la ley de ese Reinado de Dios, que es el amor».
Oración de clausura
La clausura de la Semana corrió a cargo del arzobispo, que presidió una liturgia de la Palabra. Junto a él, estuvieron presentes Lucinio Ramos, delegado de Religiosidad popular y Cofradías, y Saturnino López, abad de la Junta de la Semana Santa burgalesa. En su homilía invitó a los cofrades a que también ellos fueran para los demás «los mediadores que Dios ha puesto en el camino de otros con el fin de acercarles al amor de Jesús».