Por primera vez en muchos años, Cáritas Burgos ha visto disminuir la cifra de personas que colaboran en sus programas. Si en el año 2019 contó con más de 750, en 2020 se redujeron hasta poco más de 600. Esta situación ha llevado a la entidad a lanzar una campaña de incorporación con la que espera reforzar su presencia en los programas de empleo, infancia, administración, personas sin hogar y en las acogidas parroquiales.
Las restricciones impuestas a raíz de la pandemia obligaron a Cáritas Burgos a limitar, al menos temporalmente, la impagable participación de sus voluntarios. Entre los meses de marzo y octubre de 2020, y a pesar de que fueron muy habituales los casos en los que deseaban seguir prestando ayuda, más de la mitad de ellos no pudieron acudir a sus respectivos programas. Con el retorno a la normalidad han sido muchos los que se han reincorporado, pero otros no han podido hacerlo por encontrarse en el grupo de edad más vulnerable, por tener que cuidar de sus familiares u otras obligaciones.
Esta campaña de incorporación se difundirá a través de redes sociales, en medios de comunicación y por medio de carteles informativos en parroquias y otros lugares. Los únicos requisitos que se solicitan es ser mayor de 16 años, contar con una disponibilidad de al menos dos horas semanales y mantener una actitud de compromiso y aprendizaje durante el voluntariado.
En este sentido, no se requieren unas habilidades o conocimientos específicos. La entidad se encarga de formar a los nuevos voluntarios, y también de buscar la tarea más adecuada en la que puedan colaborar, según sus intereses y capacidades. Para Mario Vivanco, delegado de Cáritas Burgos, «hay que romper el concepto de distancia social; aunque tiene su sentido sanitario y de prevención, no puede llevarnos a que nos alejemos de los demás, y sobre todo de los más necesitados». Desde la institución eclesial se plantea el voluntariado como una forma de colaborar, «pero también como una herramienta de transformación social. Darse a los demás nos cambia a nosotros, y también acaba por cambiar la sociedad». Además, en este llamamiento se ha incidido especialmente en la necesidad de incorporar a más jóvenes, «tanto por lo que pueden aportar como por lo que pueden aprender en esa etapa tan formativa de sus vidas».
Don Joaquín Cidad lleva 50 años siendo el sacerdote de Sargentes y todos los pueblos de la Lora. Medio siglo de entrega, generosidad y trabajo en una comarca que le vio nacer. El pasado sábado 11 de septiembre le rindieron un emotivo homenaje en el que estuvo acompañado por el arzobispo de Burgos, don Mario Iceta y el alcalde del ayuntamiento de Sargentes de la Lora, Carlos Gallo.
El acto comenzó en el edificio de las escuelas fundadas por don Andrés Manjón, sacerdote natural de Sargentes de la Lora que impulsó la fundación de una institución educativa propia. Numerosos habitantes de la comarca aguardaban en la plaza del ayuntamiento para honrar a don Joaquín por su dedicación durante tantos años al pueblo. Allí descubrieron una placa que desde ahora llevará el nombre del sacerdote.
Tras este emotivo acto, monseñor Iceta presidió la misa de acción de gracias en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de las Nieves. El prelado destacó en su homilía que como don Joaquín muchos sacerdotes entregan su vida de una manera sencilla y encarnada con la gente. Cientos de vecinos de la Lora le acompañaron y mostraron su agradecimiento, definiéndole como un párroco sencillo, ejemplar, trabajador y entregado.
Al finalizar la eucaristía, el alcalde de la localidad le dedicó unas emotivas palabras de gratitud y le hizo entrega del diploma que le acredita como hijo adoptivo de la villa de Sargentes de la Lora, acuerdo que todo el ayuntamiento refrendó en pleno. Un emotivo homenaje que finalizó con la poesía «A un pastor de almas» recitada por una vecina del pueblo y dedicada al sacerdote.
En el año 1964 se descubrió petróleo en este páramo, que durante medio siglo tuvo el único yacimiento petrolífero de tierra de toda España. Ahora, la localidad conserva en el museo del petróleo toda la historia del campo de ayoluengo y lo que supuso para la localidad. Don Mario Iceta visitó este museo y conoció a través de una exposición didáctica todo el proceso de extracción.
Seis de cada diez burgaleses respaldan la labor que la Iglesia católica realiza en la provincia. Así lo sostiene el estudio sociológico [descargar aquí] realizado por Ikerfel, empresa de investigación de mercado y marketing estratégico, en base a 726 encuestas telefónicas llevadas a cabo entre la población burgalesa durante los meses de junio y julio con un cuestionario basado en 34 preguntas. El muestreo analiza distintas variables como la edad, el sexo, el lugar de residencia y las propias creencias religiosas y tiene una fiabilidad del 95,5% y un margen de error de +/- un 3,71%. El objetivo de la encuesta es analizar la percepción de la población de Burgos sobre diversas cuestiones referentes a la Iglesia en la provincia y a su situación actual en base a criterios objetivos y mensurables estadísticamente.
Los resultados del sondeo se han presentado esta mañana en rueda de prensa por el arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa, la profesora de la facultad de Educación de la Universidad de Burgos Beatriz Núñez Angulo, y el vicario de pastoral de la archidiócesis, José Luis Lastra Palacios. El prelado ha señalado que esta encuesta es «una radiografía de la Iglesia en Burgos» y se ha encargado con el fin de «examinar cuál es nuestra realidad eclesial y el camino que queremos seguir en el futuro». Ha destacado que este estudio «es un ejercicio de objetividad, transparencia y coherencia, para saber cómo se nos ve y qué se nos pide para servir a la sociedad burgalesa».
Según el estudio, la Iglesia católica se sitúa en la provincia como la séptima institución más influyente, después de la familia, las amistades, los centros de enseñanza públicos y religiosos, las oenegés y las instituciones culturales y antes que sindicatos, medios de comunicación, los gobiernos, líderes de opinión y los partidos políticos. De esta manera, el 59% de los encuestados valora de forma positiva la misión de la Iglesia, siendo la labor social y el apoyo a los colectivos más vulnerables el principal factor que avala su influencia positiva en la sociedad, por encima de las creencias personales y los valores y enseñanzas que transmite. Don Mario ensalza que «la diócesis de Burgos es muy solidaria» si la comparamos con otras. «Estamos todos a una en ayudar a los más desfavorecidos».
Entre las acciones eclesiales más valoradas destacan el trabajo de los misioneros (75%), Cáritas (70%) o las celebraciones del VIII Centenario de la Catedral (61%), seguidas del cuidado de las personas mayores, el trabajo educativo, el trabajo con niños y jóvenes, los sacerdotes, el cuidado del patrimonio y la atención pastoral en el mundo rural.
En líneas generales se reclama mayor transparencia e información, aun siendo una de las diócesis más transparentes de España, así como más coherencia entre los mensajes que transmite y el modo de comportarse, una mayor modernización, flexibilidad y más cercanía. Un 31% de los encuestados inciden más en aspectos negativos de la institución, argumentado para ello la falta de coherencia o su poca aportación al bien de la sociedad. También piden una Iglesia más acorde con los tiempos, que evolucione, a lo que monseñor Iceta ha mostrado su predisposición a hacerlo posible para seguir creciendo.
La profesora de Estadística Aplicada de la Universidad de Burgos, Beatriz Núñez, ha expresado su sorpresa por la sinceridad de los burgaleses a la hora de responder a la encuesta. «El tiempo se ha invertido de manera positiva porque la sinceridad de la gente nos deja resultados fiables».
Católicos practicantes
Según el estudio, el 67% de los burgaleses se consideran católicos. De ellos, el 21% se declara «no practicante», mientras que los practicantes ascienden hasta el 46%. El 33% de la población se declara creyente de otra religión, agnóstica, atea o indiferente.
Han dado a conocer también que debido a la pandemia el 49% de los burgaleses se considera más solidario y cercano a los demás, el 27% confía más en Dios y el 25% se siente más parte de la Iglesia. Además, el 16% reza más en familia. Aunque no poder asistir presencialmente a las celebraciones ha sido el principal obstáculo, muchos consideran que su fe se ha visto fortalecida con la crisis sanitaria y la práctica totalidad de los católicos practicantes ha mantenido o incluso intensificado los hábitos relacionados con la fe.
Entre los practicantes, el 52% asegura asistir a misa al menos una vez a la semana, y el 12% reconoce que participa en acciones de voluntariado eclesial o en actividades organizadas por las parroquias u otras instituciones eclesiales. El vicario de pastoral de la archidiócesis, José Luis Lastra, ha destacado que únicamente el 21% de los practicantes tienen otra actividad mensual en la Iglesia además de la misa. Entre los que acuden semanalmente a la iglesia, en torno al 30% participa en grupos de formación y oración, movimientos o cofradías. Para el 80% de los que se consideran creyentes, el hecho religioso es valorado como un factor bastante o muy importante en sus vidas. Los católicos practicantes reclaman a la Iglesia una mayor cercanía (el 49%), mejor atención a colectivos específicos (18%), mayor información y transparencia (el 9%) y modernización (el 4%).
La encuesta se enmarca en el proceso de reflexión emprendido en la archidiócesis de Burgos en septiembre de 2019 y que tiene como objetivo discernir los pasos a seguir en la pastoral de los próximos años. Los resultados de este estudio serán objeto de análisis en la Asamblea Diocesana, que comienza ahora su fase intermedia con las vistas puestas en su recta final, que se desarrollará a partir del mes de febrero.
Seis de cada diez burgaleses respaldan la labor que la Iglesia católica realiza en la provincia. Así lo sostiene el estudio sociológico realizado por Ikerfel, empresa de investigación de mercado y marketing estratégico, en base a 726 encuestas telefónicas llevadas a cabo entre la población burgalesa durante los meses de junio y julio con un cuestionario basado en 34 preguntas. El objetivo de la encuesta es analizar la percepción de la población de Burgos sobre diversas cuestiones referentes a la Iglesia en la provincia y a su situación actual en base a criterios objetivos y mensurables estadísticamente. El muestreo analiza distintas variables como la edad, el sexo, el lugar de residencia y las propias creencias religiosas; tiene una fiabilidad del 95,5% y un margen de error de +/- un 3,71%.
La encuesta ha sido presentada esta mañana en rueda de prensa por el arzobispo de Burgos, monseñor Mario Iceta Gavicagogeascoa, la profesora de la facultad de Educación de la Universidad de Burgos Beatriz Núñez Angulo, y el vicario de pastoral de la archidiócesis, José Luis Lastra Palacios.
Según el estudio, la Iglesia católica se sitúa en la provincia como la séptima institución más influyente, después de la familia, las amistades, los centros de enseñanza públicos y religiosos, las oenegés y las instituciones culturales y antes que sindicatos, medios de comunicación, los gobiernos, líderes de opinión y los partidos políticos. De esta manera, el 59% de los encuestados valora de forma positiva la misión de la Iglesia, siendo la labor social y el apoyo a los colectivos más vulnerables el principal factor que avala su influencia positiva en la sociedad, por encima de las creencias personales y los valores y enseñanzas que transmite. Por el contrario, un 31% de los encuestados inciden más en aspectos negativos de la institución, argumentado para ello la falta de coherencia o su poca aportación al bien de la sociedad.
Entre las acciones eclesiales más valoradas destacan el trabajo de los misioneros (75%), Cáritas (70%) o las celebraciones del VIII Centenario de la Catedral (61%), seguidas del cuidado de las personas mayores, el trabajo educativo, el trabajo con niños y jóvenes, los sacerdotes, el cuidado del patrimonio y la atención pastoral en el mundo rural.
En líneas generales se reclama mayor transparencia e información, más coherencia entre los mensajes que transmite y el modo de comportarse, una mayor modernización, flexibilidad y más cercanía.
Católicos practicantes
Según el estudio, el 67% de los burgaleses se consideran católicos. De ellos, el 21% se declara «no practicante», mientras que los practicantes ascienden hasta el 46%. El 33% de la población se declara creyente de otra religión, agnóstica, atea o indiferente.
Entre los practicantes, el 52% asegura asistir a misa al menos una vez a la semana, y el 12% reconoce que participa en acciones de voluntariado eclesial o en actividades organizadas por las parroquias u otras instituciones eclesiales. Entre los que acuden semanalmente a la iglesia, en torno al 30% participa en grupos de formación y oración, movimientos o cofradías. Para el 80% de los que se consideran creyentes, el hecho religioso es valorado como un factor bastante o muy importante en sus vidas. Los católicos practicantes reclaman a la Iglesia una mayor cercanía (el 49%), mejor atención a colectivos específicos (18%), mayor información y transparencia (el 9%) y modernización (el 4%).
La encuesta también analiza el influjo de la pandemia en la vida de los creyentes, de los que uno de cada tres ha visto modificados sus hábitos religiosos. Aunque no poder asistir presencialmente a las celebraciones ha sido el principal obstáculo, muchos consideran que su fe se ha visto fortalecida con la crisis sanitaria y la práctica totalidad de los católicos practicantes ha mantenido o incluso intensificado los hábitos relacionados con la fe.
Asamblea Diocesana y futuro pastoral
La encuesta se enmarca en el proceso de reflexión emprendido en la archidiócesis de Burgos en septiembre de 2019 y que tiene como objetivo discernir los pasos a seguir en la pastoral de los próximos años. Los resultados de este estudio serán objeto de análisis en la Asamblea Diocesana, que comienza ahora su fase intermedia con las vistas puestas en su recta final, que se desarrollará a partir del mes de febrero.
El sacerdote Donato Miguel Gómez Arce ha jurado esta mañana su cargo como vicario judicial de la diócesis en un sencillo acto celebrado en la Casa de la Iglesia. Sustituye en el cargo a Pablo González Cámara, quien recientemente presentó su renuncia por motivos de edad. Gómez Arce, además de ser actualmente el párroco de la Sagrada Familia (Burgos), ha trabajado durante los últimos veintitrés años en el Tribunal diocesano, como notario y como vicario judicial adjunto.
El arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, ha destacado entre las virtudes del nuevo vicario judicial no solo su capacitación y experiencia en el ámbito jurídico, sino también la delicadeza y vena creativa que le unen a su predecesor. Por su parte, González Cámara, que seguirá colaborando con el Tribunal Eclesiástico, ha resaltado la sintonía que ha habido en dicho organismo, así como con el Centro de Orientación Familiar y la Delegación de Familia.
Gómez Arce asume su nombramiento con responsabilidad y gratitud, ya que que «es un verdadero compromiso apostar por los más débiles y sufrientes dentro del ámbito familiar». También lo considera «una apuesta por acercar a las personas a la justicia, a la misericordia, a la comprensión, pero sobre todo al Señor, para que él pueda sanar sus heridas».
Conforme a lo dispuesto en el Código de Derecho Canónico, el vicario judicial ejerce la potestad judicial en nombre del obispo. Su misión más conocida es juzgar en los procesos de nulidad matrimonial, pero actúa también como juez en otro tipo de procesos. Además, asesora de manera directa al obispo en cuestiones técnicas de Derecho Canónico.