Las cofradías burgalesas se acercan al magisterio del papa Francisco

por redaccion,

semana cofrade_1

El magisterio del papa Francisco será el objeto de reflexión de la IV Semana del Cofrade que comienza hoy y en la que se reflexionará sobre dos encíclicas y una exhortación pastoral del pontífice. La primera sesión estará dedicada a la encíclica Fratelli Tutti (Todos hermanos), que trata sobre la fraternidad y la amistad social y será impartida por el profesor de la Facultad de Teología Fernando Susaeta Montoya.

 

En la sesión de mañana martes, el profesor José Manuel Santos abordará la encíclica Laudato Si. Sobre el cuidado de la casa común, y el miércoles los delegados de Familia y Vida, Jorge Lara y Laura, acercarán a los cofrades a la exhortación apostólica Amoris Laetitia. La Alegría del Amor, tema especialmente importante en este Año de la Familia convocado por el papa Francisco el 19 de marzo de 2021. Las cofradías culminarán esta semana con una oración compartida en la capilla el jueves, 19 de febrero.

 

Todos los actos se celebrarán en la Casa de la Iglesia a las 19:30 h, con entrada libre y cumpliendo los requisitos sanitarios que marque la ley en vigor. La Semana del Cofrade es una de las ofertas formativas que promueve la delegación de Religiosidad Popular y Cofradías, que busca a través de sus acciones cuidar la piedad popular, «verdadero tesoro del pueblo de Dios» y «animar la manifestación pública de la fe».

Despiden a un docente por «conversaciones online inadecuadas» con un alumno

por redaccion,

docente

 

El colegio Nuestra Señora de Lourdes, conocido popularmente con el nombre de «El Zapatito», despidió el curso pasado a uno de sus profesores tras detectar que habría realizado «una serie de conversaciones online inadecuadas» con un alumno, tal como ha dado a conocer el propio colegio a través de un comunicado emitido en la tarde de ayer.

 

Tras conocerse los hechos, acaecidos durante el curso 2020-2021, la dirección del centro puso en marcha el protocolo de actuación correspondiente y organizó una comisión de investigación que permitió «con celeridad, discreción y total confidencialidad proteger al único menor afectado». De manera cautelar e inmediata, el colegio decidió apartar al docente –laico– de su puesto de trabajo y, posteriormente, proceder a su despido disciplinario.

 

Los hechos fueron notificados a la Fiscalía de Burgos y a las autoridades competentes en materia de Educación. Actualmente, el proceso está en manos de la Justicia y tanto la familia como el centro educativo se han personado como acusación particular.

 

Desde el centro, bajo la dirección titular de las Franciscanas Misioneras de María, y dado que la investigación judicial sigue en marcha, prefieren «guardar el debido respeto y discreción de todas las partes afectadas, especialmente cuando hay un menor afectado». El colegio –prosigue el comunicado– «continúa siendo un espacio seguro y de protección. El cuidado del menor está por encima de todo» y ese es su «irrenunciable compromiso», concluyen.

 

Este es uno de los tres casos de abusos a menores de los que la archidiócesis tiene conocimiento y ante los que el arzobispo, don Mario Iceta, ha señalado sentir «dolor y vergüenza». Tal como él mismo ha reiterado, el compromiso de la Iglesia en Burgos será siempre prestar atención debida a las víctimas, colaborar con la justicia en el esclarecimiento de los hechos que se denuncien y establecer protocolos de actuación para que estos hechos no se repitan.

Jornada Mundial del Enfermo: donde Cristo muere y resucita cada día

por redaccion,

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

«La misericordia es el nombre de Dios por excelencia». Hoy decido permanecer ahí, a la luz de estas palabras que el Papa Francisco expresa en su mensaje para la XXX Jornada Mundial del Enfermo (que celebramos el 11 de febrero).

 

Cada vez que se acerca esta jornada, instituida hace 30 años por el Papa san Juan Pablo II para sensibilizar sobre la necesidad de acompañar a los enfermos, a sus familias y a quienes los cuidan, me interpelan las manos, los ojos y el corazón de quienes son capaces de reconocer en los que sufren el rostro de Cristo. Su desbordante compromiso por hacer, del amor, el primer mandamiento, entreteje el amor mismo de Dios.

 

Desde esa mirada nace el lema que el Santo Padre propone para este año: «Sed misericordiosos así como vuestro Padre es misericordioso» (Lc 6,36). Estar al lado de los que sufren en un camino de caridad. Es tan necesario, en estos momentos, el amor que se hace carne en el cuidado, en la delicadeza y en la compasión, que no podemos andar por la vida sin tocar la carne sufriente de Cristo en los hermanos.

 

Recuerdo, en este sendero amurallado de caridad, a tantos santos y santas que –con su ejemplo– han dejado una huella imborrable en la Iglesia por su asombroso y ejemplar cuidado a los más débiles. Camilo de Lelis, Teresa de Calcuta, Juan de Dios, Damian de Molokai,… Estos, como tantos otros, a ejemplo del Maestro, también recorrieron las calles, proclamaron la Buena noticia del Reino y sanaron las enfermedades y las dolencias de la gente (Mt 4, 23). Su inabarcable legado en pro de los sufrientes se resume en una preciosa frase de la Madre Teresa de Calcuta: «La mayor miseria consiste en no saber amar».

 

El Señor, con su inagotable amor, bordó la primera huella. Nosotros, ahora, hemos de seguir cada trazo de su andar, siendo conscientes de que «solo un Dios que nos ama hasta tomar sobre sí nuestras heridas y nuestro dolor, es digno de fe» (Benedicto XVI).

 

El testigo supremo del amor misericordioso del Padre a los enfermos es su Hijo unigénito, Jesús, recuerda el Papa Francisco en su mensaje para este año. Detalle primordial que nos revela que «cuando una persona experimenta en su propia carne la fragilidad y el sufrimiento a causa de la enfermedad, también su corazón se entristece, el miedo crece y los interrogantes se multiplican».

 

Y, desde ese trascendental misterio, hago memoria de todos y cada uno de los agentes y centros sanitarios y asistenciales que, bañados de misericordia, ofrecen a los enfermos y a sus familias los cuidados, la cercanía y los detalles necesarios para estar en paz. A vosotros os dedico todo mi cariño y admiración, y os ofrezco humildemente mi mano para todo cuanto yo pudiera aportar.

 

Los cristianos estamos llamados, de manera especial, a amar al prójimo, a curar sus heridas, a acompañar su dolor, a custodiar su dignidad. Somos una comunidad de consolación, un ministerio que se pone en práctica con la parábola del Buen Samaritano: ese modelo de cuidado que nace de las manos de Jesús es la hoja de ruta que debemos seguir quienes confiamos en que, en la enfermedad, está presente Cristo crucificado y resucitado.

 

A vosotros, queridos enfermos y a los custodios de la salud, os encomiendo en el corazón de la Virgen María. Con Ella, la Madre de Cristo, «que estaba junto a la cruz, nos detenemos ante todas las cruces del hombre de hoy» (Salvifici doloris, 31). Ella, Salud de los enfermos, a quien llamamos bienaventurada todas las generaciones (Lc, 1.28; 42-43; 48), intercede para que sepamos reconocer en los que sufren el rostro mismo de Cristo.

 

Que este santo apostolado de la caridad –que celebramos, de manera especial, el día de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes– sea el hogar donde nuestro corazón repose, hasta que abrace –al atardecer de la vida– el corazón misericordioso del Padre.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

La Iglesia en Burgos busca el consenso para decidir su futuro

por redaccion,

<
>
Más: galería fotográfica de la primera sesión

 

El Seminario de San José ha acogido hoy la primera sesión de trabajo de la fase final de la Asamblea Diocesana, un proceso de consulta y reflexión con el que la archidiócesis de Burgos quiere dibujar sus líneas de actuación para el futuro. A lo largo de cinco sábados de febrero a abril, 183 personas (109 laicos, 55 sacerdotes y 19 religiosos y religiosas), en representación de todo el Pueblo de Dios, serán los responsables de reflexionar, a través de sesiones plenarias y diversas mesas de trabajo, sobre cuestiones que atañen a la vivencia personal de la fe, a las estructuras y modos de organización eclesial y a la presencia de la Iglesia en medio del mundo.

 

La sesión de este sábado ha centrado el debate en la importancia de «renovar el encuentro con Jesús», basando su reflexión en cuestiones como la importancia de la oración personal y comunitaria, la Palabra de Dios, la celebración de la eucaristía, el primer anuncio o los procesos formativos en la vida de los cristianos. También se ha presentado la dinámica de trabajo, que buscará siempre el consenso y donde cada participante podrá plantear en todo momento enmiendas y sugerencias. Se requerirá la votación favorable de dos tercios de los asistentes para poner en marcha las próximas líneas de actuación diocesanas.

 

Proceso participativo

 

Comienza así el final de un proceso iniciado en septiembre de 2019 y en el que, a pesar de las dificultades de la pandemia, más de 3.000 personas de toda la provincia han presentado sugerencias de mejora para la pastoral diocesana y en el que también se ha tenido en cuenta el resultado de varias encuestas de opinión. Sus reflexiones conforman «un mosaico» que, con las próximas sesiones de trabajo, deberán completarse «buscando la armonía dentro de las diferencias», tal como ha subrayado Eloy Bueno, relator de la Asamblea y coordinador de los documentos de trabajo.

 

Después de varias vigilias de oración celebradas en la tarde de ayer en distintos arciprestazgos, la fase final de la Asamblea ha sido inaugurada esta mañana con una solemne eucaristía presidida por el arzobispo en la Catedral. Don Mario Iceta afronta con «emoción, profundidad y agradecimiento» este proceso sinodal, al que ha calificado como «la gran fiesta del Espíritu Santo». El pastor de la archidiócesis desea que la Asamblea ayude a los cristianos de la provincia a ser «personas cántaro que sacien la sed de este mundo» y buscando «conocer los deseos del Espíritu Santo» para la Iglesia en Burgos «y no lo que nosotros queremos».

 

La próxima sesión de trabajo tendrá lugar el 19 de febrero y reflexionará sobre el modo de hacer más misioneras las comunidades cristianas. Los participantes en el plenario de hoy tienen una semana para presentar enmiendas, que serán recogidas en un documento que se enviará a los participantes días antes del próximo plenario, que votará las propuestas y abordará las siguientes reflexiones acerca de la iniciación cristiana, la pluralidad de vocaciones, la presencia femenina en la Iglesia, la práctica sinodal, la pastoral urbana y rural y las delegaciones y servicios pastorales de la archidiócesis.

Comienza la fase final de la Asamblea, «la gran fiesta del Espíritu Santo»

por redaccion,

<
>
Más: galería fotográfica de la misa de apertura

 

La fase final de la Asamblea Diocesana ha comenzado su andadura. Una eucaristía solemne presidida por el arzobispo en la Catedral ha servido para «conocer los deseos del Espíritu Santo» para la Iglesia en Burgos en esta etapa concreta de la historia, tal como ha subrayado don Mario Iceta en su homilía. «Lo nuestro no es un choco, es la asamblea de los convocados, la Iglesia de Jesús», ha bromeado, para recordar que la labor de la Asamblea Diocesana será descubrir «la Iglesia que Dios quiere y no lo que nosotros queremos».

 

El arzobispo ha recordado que la sinodalidad es una característica propia de la Iglesia, que la ha practicado en concilios, capítulos en las congregaciones religiosas, consejos, asambleas y otros organismos similares. Lo importante en ellos es «la participación, no la democracia», pues no se trata «de sumar voluntades, sino escuchar a Dios y no nuestros prejuicios». Una tarea que exige, por ende, «humildad», «una conversión personal y eclesial», «quitarme yo para que el don del Espíritu hable en mí». Una actitud que habrá de buscarse, incluso, más allá de las fronteras eclesiales, pues «el Espíritu se derrama hasta los confines de la tierra y abarca el universo y todo lo renueva», ha recordado.

 

A lo largo de los próximos cinco sábados, 183 personas, en representación de todo el Pueblo de Dios, decidirán los caminos que habrá de seguir la archidiócesis de Burgos en el futuro, que no será otro que «buscar ser cántaros que sacien la sed» de este mundo, de nuestro Burgos, donde la mitad de los jóvenes se declara no creyente. «La vida cristiana no consiste en hacer, es recibir el don del Espíritu para que fructifique en nosotros», ha animado a los presentes, a la par que ha revelado sumarse al proceso sinodal «con emoción, profundidad y agradecimiento» a los que lo han puesto en marcha y las personas implicadas en el mismo.

 

Tras la misa, ha dado comienzo en el Seminario de San José la primera de las sesiones de trabajo, en la que se han presentado los objetivos y la metodología que articulará el proceso y se ha reflexionado en las primeras mesas temáticas, relativas en esta ocasión a la vivencia persona de la fe, con cuestiones como la oración, la Palabra de Dios, la eucaristía, el primer anuncio y los procesos formativos en la vida de la Iglesia.