Coincidiendo con la fiesta de santa Josefina Bakhita, mañana martes el secretariado diocesano de Trata organiza una vigilia de oración dedicada a las personas víctimas de la trata a las 18.00 horas en la parroquia del Hermano San Rafael. Una vigilia que tendrá también su eco en Miranda de Ebro (martes 8 a las 20:00 horas en la iglesia del Espíritu Santo) y Aranda de Duero (el jueves 10, a las 18:30 horas en la iglesia de Santo Domingo). A la cabeza de este departamento se encuentra Consuelo Rojo, religiosa adoratriz, quien explica el marco de esta realidad.
Abordando números, Consuelo comenta que es difícil saber cuántas son las mujeres sometidas a trata y prostitución, pues no hay datos oficiales y cada organismo tiene sus criterios para contabilizar. «Sin embargo, las Adora-trices podemos hablar de la realidad que conocemos en nuestro trabajo diario de orientación, información y acompañamiento a las mujeres, y sí que hemos llegado a más de ellas en ejercicio de prostitución, al igual que hemos notado un aumento de mujeres víctimas de trata». En las primeras, mujeres en ejercicio de prostitución, Consuelo señala que aunque ahora el equipo ha aumentado, es mucho más difícil llegar a las mujeres, ya que cada vez los lugares de prostitución están más ocultos. «En cuanto a las víctimas de trata, también atendemos y acompañamos a más mujeres, esto es debido a que la sociedad y los diferentes agentes sociales están aprendiendo a ver esta realidad y descubrir dónde se dan situaciones de trata, por ello, se reconocen e identifican a más víctimas de este delito. Pero en ambos casos, no podemos decir que haya más, sino que nosotras conocemos y llegamos a más, decir lo contrario podría ser un poco atrevido por nuestra parte. Nosotras decimos que esto es la punta del iceberg, porque nunca parece que llegamos al fondo».
El influjo de la pornografía
Desde diferentes instituciones se está tratando de concienciar mediante campañas a los ciudadanos de su responsabilidad ante esta lacra, aunque Consuelo considera que aún es pronto para valorar su impacto. «Creemos que es importante que la realidad se sepa y se hable de ello, que no se vea normal que se pueda utilizar mujeres como objetos, cuando quieras y como quieras. Hace años, la violencia de género era lo normal y casi, por no decir siempre, estaba permitida y justificada. Ahora es impensable creer que es normal que tu pareja te pegue. Pues con esta realidad tenemos que llegar a este punto: no podemos creer que es normal que las mujeres estén para nuestro uso y placer. A nosotras nos toca sembrar, ¿Quién recogerá? Solo Dios sabe».
Y es aquí cuando toca hablar de otra realidad ligada al mundo de la trata y la prostitución: la pornografía. Psicólogos y educadores ya están dando la alarma del enorme daño que está causando al desarrollo afectivo de los jóvenes, algo que a las Adoratrices tampoco se les escapa: «La pornografía muestra una realidad sexual que no es sana, lo que en pornografía se ve son relaciones violentas y humillantes, casi siempre hacia las mujeres. No es la realidad sexual que como hombres y mujeres estamos llamados a vivir y experimentar. Cuando el modelo y la educación sexual es este, y no hay un modelo real de cariño, de respeto y de relaciones sexuales sanas, los jóvenes creen que esto es lo que toca hacer y reproducen este modelo. ¿Y con quién podemos mantener relaciones de este tipo? Pues con personas a las que pagamos y a quienes podemos humillar y violentar, con mujeres que pasan a ser objetos, porque a quien se quiere, se cuida, acompaña, respeta, no se trata así».
«Nosotras –prosigue Rojo– siempre que podemos compartirnos con la población en general o con colectivos concretos en particular (jóvenes, matrimonios, sacerdotes, vida religiosa…) la realidad que viven las mujeres en contextos de prostitución y trata, pero la sensibilización es una carrera de fondo, y en esta sociedad actual, donde todo está muy polarizado y politizado, hablar de esto no siempre encaja bien. Pero como dice San Pablo, «a tiempo y a destiempo tenemos que hablar del Reino de Dios y su justicia», y para nosotras, nuestro Reino es el de la igualdad y el de las relaciones sanas, donde todas las personas tengamos lugar y sitio en la mesa compartida».