25 años de Mazorca: Parroquia, Ayuntamiento y Cáritas, unidos para consolidar el futuro en Villarcayo

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Castores, lobatos, rangers, pioneros… cada sábado, decenas de chavales de entre 6 y 16 años –80 durante este curso– se dan cita en el centro juvenil de Villarcayo para participar en las actividades de Mazorca, la asociación de metodología Scout vinculada a la parroquia de Santa Marina. Cuentos, yincanas, talleres, manualidades, campamentos, salidas de senderismo e incluso tareas de recuperación del patrimonio cultural conforman la amplia oferta de ocio y tiempo libre con la que pretenden cuidar la educación e inquietudes de futuro de los chicos, poniendo especial atención al trabajo en valores humanos, la preocupación por el cuidado del medio ambiente y la importancia del entorno y de los pueblos de la comarca. 

 

Aitor Gallo Martínez lidera un equipo de 25 monitores –la rama «Kraal», en terminología escultista– que se afana por ofrecer una alternativa de ocio y tiempo libre para los niños y adolescentes del pueblo. Su trabajo consiste en estar «alerta para servir», que se traduce en planificar, organizar y gestionar las actividades que realizan. Aunque su servicio pasa también por «atender a las necesidades que van surgiendo en los chavales y en el equipo de monitores», y «cultivar la creatividad e innovar, descubrir que vale la pena lo que hacemos, entregar nuestro tiempo, desvelos y esfuerzos por el bien de los demás». En definitiva, «mantener la ilusión y las ganas de trabajar en equipo, de salir de nuestras rutinas».

 

Esa ilusión mantenida en el tiempo es la que ha posibilitado que Mazorca cumpla este año su 25 aniversario, permitiendo que «varios cientos de niños» hayan disfrutado de sus actividades y guarden un afecto especial por el grupo, que ha contribuido de forma significativa a la vida social del pueblo. «Son muchas personas que, de una u otra forma, han mantenido alguna relación con el grupo y que sin duda ha marcado la trayectoria e historia personal de mucha gente», comenta Aitor, que se sumó al proyecto cuando contaba con 16 años y ha sido testigo en primera persona de los beneficios de Mazorca. 

 

Trabajo en equipo

 

En 2013, el Consistorio villarcayense y Cáritas diocesana promovieron la creación de un centro joven, ampliando de esta manera el público al que acompañar desde esta asociación: «Atendemos las necesidades de chavales y familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad social. Se ofrece protección y acompañamiento a través del apoyo escolar diario y con actividades de ocio y tiempo libre como derecho de todos, independientemente de la situación económica o personal». Para ello cuentan con el apoyo de dos trabajadoras sociales de Cáritas (Eva y Almudena) que se desviven, junto a los voluntarios, por cuantos chavales y familias acuden cada día al Centro Joven. «La buena sintonía y coordinación que existe con el Ayuntamiento de Villarcayo también se manifiesta en el reconocimiento de la labor diaria, en la que existe un apoyo a todos los niveles», explica Aitor, quien también agradece el trabajo del párroco y de los demás sacerdotes implicados en el proyecto. Y es que, para él, el éxito de Mazorca se debe al trabajo coral que existe entre las tres instituciones: «Las sinergias que se producen con la participación de todos los agentes redunda en el beneficio de los niños y jóvenes de Villarcayo y alrededores y sus familias», explica.

 

Una jornada lúdica, con la celebración de la misa incluida, sirvió el pasado sábado para recordar los primeros cinco lustros de vida de Mazorca, si bien sus orígenes (el llamado grupo «Arcay») son aún anteriores. Los chavales y sus familias, sacerdotes y monitores antiguos y actuales «celebramos, compartimos y dimos gracias por tanto bien que Mazorca ha logrado en la vida de tanta gente y del pueblo», resume Aitor. Años de entrega –«¡Y los que nos quedan!», apostilla el joven– para impedir que Villarcayo se sume a la lista de la España Vaciada, y que sus jóvenes tengan un futuro y un lugar donde crecer y convivir.

Esta vez sí: el Santísimo Cristo de Burgos recorre las calles en vertical

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Los nervios se palpaban en el ambiente. Las numerosas personas congregadas para presenciar el acto contenían la respiración mientras los costaleros de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores izaban con delicadeza y temblor la venerada imagen. «Despacio, despacio». Eran las únicas palabras que se escuchaban a los pies de la escalinata de acceso a la iglesia de San Gil. Nadie quería que volviera a ocurrir como hace tres años. Y finalmente, la talla –después de un trabajo de rehabilitación– ha sido elevada según lo previsto sobre el trono modificado de Saturnino Calvo y el público, aliviado, ha prorrumpido en un gran aplauso. «¡Viva el Santísimo Cristo de Burgos!», ha resonado con devoción antes de que se entonara una saeta y comenzara la procesión.

 

El de hoy ha sido, por tanto, un Domingo de Ramos especial en Burgos, en el que por primera vez el Santo Cristo de las Gotas –como también se conoce popularmente a esta talla– ha salido en procesión en vertical después del intento fallido de 2019. Quizás, uno más de los numerosos milagros que se atribuyen a esta histórica imagen. Representantes de otras cofradías y hermandades y miles de burgaleses lo han acompañado con recogimiento a lo largo del itinerario, que ha recorrido con aplomo las estrechas calles de San Lorenzo, San Carlos, Almirante Bonifaz y Avellanos gracias a la maestría de sus costaleros, a los que el público ha respondido con aplausos y vivas.

 

La imagen del Santísimo Cristo, de autor desconocido, está vinculada a san Juan de Mata, fundador de la Orden de los Trinitarios, que da color al hábito y al emblema de la cofradía, y al convento de la orden que fundó en 1207 en un solar contiguo al arco de San Gil. Según la tradición, en 1366, en plena guerra de sucesión entre Pedro I y Enrique II, el convento se vino abajo, golpeando la cabeza del Cristo, de la que manaron gotas de sangre que se recogieron en un sudario conservado en un relicario. Tras la desamortización de Mendizábal, la imagen y la reliquia se veneran desde 1836 en la parroquia de San Gil.

 

La talla original (la que procesiona es una copia) destaca por la cantidad de heridas que presenta. Todo el cuerpo está salpicado de laceraciones de las que manan abundantes gotas de sangre, especialmente de los clavos y el costado. Cuenta con corona de espinas y paño de pureza. La cruz es un madero tosco y pesado sin adornos.

¡Viva Cristo Rey!

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Al grito de «¡Viva Cristo rey!» la imagen de Jesús en la borriquilla ha recorrido esta mañana el centro de la ciudad arrancando los aplausos de miles de burgaleses que han salido en masa a las calles para celebrar el primer Domingo de Ramos después de dos años de pandemia. El arzobispo, don Mario Iceta, ha calificado la estampa como «desconcertante», pues «nunca imaginamos la figura de un rey» desprovisto de «trompetas y solemnidades». «La de hoy es una figura paradójica, la de un rey que no viene con espadas, yelmo o escudos, sino bendiciendo sobre un pollino, porque él es un rey de paz, de servicio y de humildad» que ha venido «poner fin al sufrimiento del mundo» a través de su pasión, muerte y resurrección.

 

A su paso, la imagen de Jesús en la borriquilla no ha dejado indiferente a nadie y las diversas respuestas del público han dado pie al arzobispo para explicar los modos de acoger a ese rey humilde. «Algunos no son capaces de mirar, quizás vengan de una noche ajetreada, con los ojos perdidos, anestesiando dolores y sufrimientos; están encerrados en sus propios problemas y angustias y no cabe la esperanza para que reine el rey de amor». Otros, ha descrito, «se hacen selfies a su paso; son los que viven en un mundo virtual, en los aparatos, donde no se disfruta el presente ni el amor de los que me rodean ni del amor de Dios». Por último, hay otros que «lo acogen con gozo y esperanza». «Jesús te dice que quiere entrar en tu casa para curar tus heridas, para abrir los sepulcros de tu corazón para que reine la vida. Ábrele la puerta», ha invitado. «Es lo que hemos hecho nosotros hoy, le hemos abierto las puertas de la Catedral, las luces estaban encendidas y las campanas sonando porque queríamos acoger al Rey de reyes».

 

En efecto, la celebración de la eucaristía ha sido el punto central de una liturgia que comenzaba en la iglesia de San Lorenzo con la bendición de ramos y que ha llevado la imagen de los talleres de Arte Sacro de Olot (1948) hasta la Seo portada a hombros por los costaleros de la Coronación de Espinas y Cristo Rey. Y es que, como también ha invitado el arzobispo, «el Maestro te necesita para llevarlo a tantas personas y sufrimientos, a los lugares de oscuridad, para llevar esperanza y luz. ¡Qué acción tan bella», ha concluido.

 

Tras la misa, la procesión ha continuado con su recorrido por la plaza del Rey San Fernando, el paseo del Espolón, calle Carnicerías, travesía del Mercado, Plaza Mayor, Almirante Bonifaz, San Carlos y San Lorenzo, concluyendo el desfile en su iglesia. El acto ha contado, además, con la participación de los miembros de todas las Hermandades y Cofradías de la ciudad.

Domingo de Ramos: acoger al Rey humilde y servidor

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Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy, con la festividad del Domingo de Ramos, nos sumergimos en el misterio del amor de Dios, que es la Semana Santa. Un año más, Jesús entra en Jerusalén, en medio de una multitud que alfombra el camino por el que pasa y que lo aclama como Mesías. Y entra de un modo sorprendente: montado en un pollino, como Rey humilde y servidor, como Rey que viene a entregar la vida.

 

La historia nos recuerda que Dios nos salvó sirviéndonos, y nos sirvió dando por entero su vida por nosotros. Servir y darse, sin reservas y por amor, hasta la última gota de su sangre. Así fue, de principio a fin, el camino que recorrió el Señor; desde un día como el de hoy, pasando por la estremecedora Pasión, hasta alcanzar la tan anhelada Resurrección.

 

La entrada de Jesús en Jerusalén, a lomos de un pollino, abre un camino de vida en abundancia. En lo más profundo de ese humilde gesto, hay un detalle muy especial que deseo resaltar, porque marca –a mi parecer– el curso de lo que vendría después. Cuando Jesús ordena a dos discípulos que le traigan el borrico, les dice cómo deben responder a quienes los pregunten por qué hacen eso: «El Señor tiene necesidad de él» (Lc 19, 31). Una respuesta suficiente, capaz de dar sentido a todo lo que vendría después…

 

¿Cuántos de nosotros, en medio de nuestras tareas, responsabilidades y ocupaciones, no tenemos necesidad de estar cerca del Señor? ¿Cómo de grande es nuestra necesidad de abrazar Su presencia y de acompañar Su soledad en estas horas tan importantes de Su vida? Y al mismo tiempo, Él necesita del borrico, y quiere necesitar de nosotros para llevar adelante su tarea de salvación.

 

Ante estas preguntas, una vez más, hemos de cuestionarnos qué gestos de amor y de entrega somos capaces de darle a Jesús. ¿Seremos capaces de velar con Él, de entregar lo que necesita de nosotros para llevar adelante la edificación del Reino de Dios en nuestro mundo?

 

A veces se hace complicado, sobre todo cuando sobrevienen la necesidad y la angustia y parece que todo calla alrededor. Sin embargo, cuando el Señor toma finalmente el cáliz para que se cumpla la voluntad del Padre, hasta las piedras gritan (cf. Lc 19, 39-40) que el amor de Dios es más fuerte que la muerte.

 

La lectura de la Pasión que meditaremos durante estos días de la Semana Santa nos sitúa ante Cristo vivo en la Iglesia. «El misterio pascual es siempre actual», porque nosotros «somos los contemporáneos del Señor y, como la gente de Jerusalén, como los discípulos y las mujeres, estamos llamados a decidir si estamos con Él o escapamos o somos simples espectadores de su muerte», tal y como señalaba el Papa san Juan Pablo II, tal día como hoy, en su homilía de 2002.

 

Ciertamente, la Pasión «pone de relieve la fidelidad de Cristo, en contraste con la infidelidad humana». En la hora de la prueba, cuando casi todos abandonan a Jesús, y también nosotros somos a menudo abandonados, Él permanece fiel, «dispuesto a derramar su sangre para cumplir la misión que el Padre le confió», insistía el Santo Padre. Y ya nunca estaremos solos ni abandonados.

 

El Señor, por nosotros, experimentó las situaciones más dolorosas de quien ofrece su vida por amor: la traición y el abandono. Y, como sucedió con el pollino, Él quiere tener necesidad de nosotros y de cada una de nuestras vidas; de tu compañía, de tu comprensión, de tu bondad y de tu fidelidad. Aunque por momentos nos acechen la duda, el sinsentido y la incomprensión, el Padre nos llama a seguirle por el camino de cada día, como «sal de la tierra» y «luz del mundo» (Mt 5, 13-14), para que encontremos en la cruz la escuela de sabiduría que nos une a su Amor.

 

Del dolor de la Pasión nace el secreto de la alegría pascual, que viviremos dentro de unos días. Y lo haremos con María, la Madre del Verbo encarnado, Aquella que permanece junto a Él, silenciosa y sufriente, al pie de la Cruz.

 

Que este cortejo triunfal que hoy celebramos, en el que el Señor nos vuelve a mostrar que es «obediente hasta la muerte» y «una muerte de cruz» (Flp 2, 8), nos anime a acompañar a Cristo con toda nuestra vida a cuestas, hasta que entendamos que es Dios quien carga el peso de nuestra cruz para guiarnos a la paz y la esperanza de la alegría de la vida en la resurrección.

 

Con gran afecto, os deseo una feliz Semana Santa.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Aplausos y vivas para paliar la angustia de la Madre

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La iglesia de San Cosme y San Damián ha vuelto esta noche a abrir sus puertas para dar salida a una nueva procesión. En esta ocasión, dieciséis mujeres, pertenecientes a diferentes cofradías de la ciudad, han portado a hombros la imagen de la Virgen de las Angustias, la última talla de vestir en sumarse a la Semana Santa burgalesa y que destaca por su realismo, obra del escultor sevillano Juan Manuel Montaño Fernández.

 

Pasadas las diez y media de la noche, al son del himno nacional y bajo una lluvia de pétalos de rosas, las costaleras han iniciado el recorrido, que ha transcurrido por las calles de de San Cosme, plaza Vega, puente de Santa María, Paseo del Espolón y plaza del Rey San Fernando para enfilar de nuevo el puente de Santa María hasta la parroquia de origen. A su paso, la Virgen ha conquistado aplausos y «vivas» del numeroso público que móvil en mano no ha querido perderse esta procesión, que salía a la calle por tercera vez desde que se pusiera en marcha en 2018. «Madre, tu dolor es tan intenso que produce en ti angustia», ha proclamado el párroco de San Cosme, Máximo Barbero, mientras ha pedido a la Virgen no olvidarse de tantas madres que viven angustiadas ante el futuro de sus hijos, especialmente en Ucrania.

 

En el acto han participado, además, miembros de la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y Jesús con la Cruz a Cuestas y su banda de cornetas y tambores, así como representantes de otras cofradías y hermandades de la ciudad.

 

Ha sido una de las tres procesiones del Sábado de Pasión en Burgos, además de la infantil del Amor y la Esperanza, celebrada esta mañana desde la iglesia de San Gil, y la penitencial que ha recorrido las calles de la barriada Juan XXIII, con salida desde la parroquia de Fátima. Los desfiles continuarán mañana, Domingo de Ramos, con las procesiones de la Borriquilla (9:45, con salida de San Lorenzo) y el Cristo de las Santas Gotas, que saldrá en vertical entrada la tarde desde la iglesia parroquial de San Gil (a las 20:00 horas) después del incidente vivido en 2019.