La pandemia y las consecuencias sociales y económicas que ha traído consigo son más que evidentes para Cáritas diocesana de Burgos, que ha dado a conocer su memoria de actividades con motivo de la fiesta del Corpus Christi [descargar aquí]. «Somos lo que damos, somos amor» es el lema con el que Cáritas Burgos quiere resumir su actividad. «El amor es lo único que da sentido a nuestra existencia humana», ha dicho esta mañana el arzobispo. Para don Mario Iceta, «el amor es el motor que nos hace evolucionar y avanzar, descubrir y proyectar el bien común para esta Humanidad a la que estamos vinculados a través de esta Tierra, que se ofrece para ser casa y hogar de todas las personas». «Cáritas no existe solo para paliar las carencias del estado del bienestar. En su horizonte está la integración de los más desfavorecidos», ha recordado el arzobispo. De ahí su llamada a «acoger, proteger, promover e integrar», como un recuerdo de que «la universalidad católica es incompatible con la exclusión por cualquier motivo».
En 2021, realizaron un total de 78.584 intervenciones, beneficiando a 9.185 personas y 5.888 hogares en toda la provincia. Aunque el número de actuaciones se mantiene estable (ha aumentado un 26% el número de personas que acudían por primera vez solicitando ayuda), constatan cómo el grado de exclusión al que se ven sometidas las personas que llaman a las puertas de la entidad ha crecido en el último año. De hecho, la mayoría de las intervenciones (14.586) están relacionadas con la ayuda, pero también hay 4.186 que tienen que ver con el apoyo y la escucha.
La coordinadora de Acción Social de Cáritas, María Gutiérrez, ha descrito el perfil de usuarios con los que trabaja la entidad, que se mantiene estable, estando prácticamente equilibrada la balanza entre mujeres (el 51,1%) y hombres (48,9). El grueso de la acción de Cáritas se vuelca en la población que tiene entre 36 y 65 años y la gran mayoría de ellos solo han tenido acceso a los estudios básicos. El 44% de las personas atendidas tienen nacionalidad española, seguidos de ciudadanos extracomunitarios (46%) y europeos (10%). Sin embargo, señalan cómo en los últimos años, debido a la situación en sus países, se ha incrementado el número de los que llegan desde Colombia, Venezuela e Hispanoamérica en general, en muchas ocasiones acompañados de sus familias, y sin una red de apoyo que les permita comenzar aquí un proyecto de vida. Además, la legislación actual les empuja aún más a la precariedad, ya que deben residir de forma irregular. De las personas en activo, 865 trabajan sin estar inscritos en la Seguridad Social. La precariedad a la que viven sometidas muchas familias y la desbocada inflación han hecho que Cáritas aumente sus ayudas económicas hasta un 16,8% respecto al mismo periodo de 2020, alcanzando prácticamente los 478.000 euros. Los pagos como adelanto a ayudas de la administración sumaron casi 317.000 euros, sin olvidar las 9.878 ayudas realizadas en especie.
Muchos problemas, vías de solución
La acogida parroquial es la puerta de acceso a Cáritas, donde trabajadores y voluntarios derivan a los distintos servicios que ofrece la entidad para ayudarles a superar sus problemas y donde han acudido en el último año 875 nuevas familias.
Cáritas pone el foco de forma especial en los 221 menores que han acudido por primera vez a algunos de sus cinco centros en la provincia, que se han convertido en un lugar de referencia –especialmente en el mundo rural– para los menores y sus familias y un enlace efectivo con sus colegios (en total han atendido a 811 niños). Constatan cómo se enfrentan a grandes obstáculos para acceder al mercado laboral. El idioma, la falta de homologación de sus títulos o la situación administrativa irregular les cierran casi todas las puertas, y desde Cáritas se ha apostado por buscar con ellos la integración mediante el voluntariado, la participación en asociaciones culturales o deportivas o la formación prelaboral.
El otro gran drama social que dibuja la entidad tiene que ver con el empleo. El 75% de las personas en activo a las que acompaña están desempleadas y el 61% no tienen una formación superior a la primaria. La falta de formación o de habilidades sociales y el desconocimiento del idioma son las dos dificultades más habituales a la hora de encontrar empleo. En 2021 se han impartido 14 cursos homologados con los que Cáritas ha formado a 609 personas, 1.391 han recibido orientación en su búsqueda de empleo y se ha apoyado a 1.041 con el servicio de intermediación. En total, 555 personas han logrado insertarse laboralmente. Además, EMBICO, la empresa de inserción de Cáritas, ha dado empleo de forma directa a 32 pesonas en dificultades de acceso al mercado laboral.
El drama del acceso a la vivienda es otra de las preocupaciones sobre las que Cáritas quiere poner el foco. En 2021, atendieron a 1.005 personas en su programa de Personas sin Hogar, notando un aumento consolidado en los últimos años entre los usuarios de 19 a 39 años. Sus viviendas propias han dado cobijo a 39 personas en exclusión severa, y su red de albergue han supuesto un refugio digno para personas sin hogar que ha evitado contagios de coronavirus.
El programa de Mayores ha sido también una de las grandes apuestas de Cáritas. Frente a la soledad no deseada, pero también frente a la despoblación y la falta de servicios en el mundo rural, han acompañado a 75 mayores en Ibeas, Belorado, Pradoluengo y Espinosa, desarrollando actividades de estimulación cognitiva, autocuidado, hábitos saludables o de uso de nuevas tecnologías. También han tenido un gran peso las actividades culturales y lúdicas, y el acercamiento intergeneracional. Los programas de cooperación internacional y atención a la mujer completan la lista de proyectos de la entidad.
El «gran activo» de Cáritas
Para atender todas estas necesidades, Cáritas ha contado en el último año con la incorporación de 61 nuevos voluntarios (el total es de 703) y también con el respaldo de sus 1.323 socios. Pese a las dificultades económicas que afectan a toda la sociedad, particulares, empresas e instituciones siguen confiando en el buen hacer de la entidad y colaboran económicamente con sus programas, si bien Cáritas hace un ejercicio cada vez más grande por sostener sus proyectos con fondos propios, tal como ha indicado su director, Jorge Simón.
En total, han invertido en sus programas 3.799.275,83 euros. El programa de acogida es en el que más presupuesto se destina, seguidos de los de Empleo y Personas sin Hogar. El compromiso con la cooperación internacional, y más en un momento de crisis mundial, se ha mantenido con una aportación de 273.717,70 euros que ha servido para respaldar proyectos en Zambia, Burkina Faso, Perú, Bolivia, Ecuador y, en España, La Palma. Los siguientes programas que más recursos reciben son el de Infancia y los servicios generales.